"Sonriente, del bajo mundo, de la escuela y arte callejero, de valores inquebrantables y de un corazón inmenso. Amigo y padre, sereno y ansioso. Vestía de rojo cuando lo crucé por vez primera, allá por Brazo Oriental, zona de arrabales y guapos de antaño, barrio de laburantes y de poetas en el presente; ese, mi barrio.
Inexplicable como el enamoramiento, como la pasión, incontrolable como los latidos incesantes de nuestros corazones, así describo este sentir, este acompañamiento desde el alma a nuestro amigo, que ha sabido dar luz, a una entidad que lo reconoce, lo admira y lo aclama.
Es para mí, un enviado de Dios, alguien que iluminó no solo mi camino sino que su pasaje por esta vida, por esta entidad que le pertenece, no ha sido en vano. Creo que nos debemos esa pausa, de recordación, de plegaria, esa que le vaticinará a nuestro querido Pedro, ese espaldarazo final en este, su último viaje.
...
Dicen, que la alegría es más profunda que la pena.
Que esta amargura reinante, no opaque jamás la alegría inmensa de haberlo conocido.
Buen viaje querido amigo.
Edgardo Ramos Verde
Presidente A.A.U.
Así se despidió el Presidente de nuestra Agrupación, de este amigo. Una lucha desigual contra el cáncer, se lo llevó con apenas 51 años. Tuve el privilegio de conocerlo hace poco tiempo, cuando se integró con pasión y una enorme alegría a las carreras de calle. Como dijo Edgardo, del bajo mundo, de la escuela y arte callejero, de valores inquebrantables y un corazón inmenso. Materialmente tenía muy poco para ofrecer, pero espiritualmente fue un verdadero maestro en la vida, al extremo que los más chicos, esos que no miden costos ni hacen cálculos, lo reconocían como "Tío Pedro". No recuerdo cuando me lo crucé por primera vez, pero puedo decir que pudimos cultivar una amistad franca, profunda.
Fui parte de su primera aventura cuando debutó en la "distancia reina" en la Maratón de Rosario 2010, junto al menor de sus tres hijos con sus 18 años recién cumplidos. También fui privilegiado compañero de viaje en ocasión de la Maratón de Santiago 2011, cuando presencié con una mezcla de humor e incredulidad como el "Diputado Rodríguez" (como lo bautizó el Molékula Costa, por su fina estampa de caballero, quizás emulando a Don Luis Fernández Fariña), saludaba al Presidente Piñera en la previa de la carrera. Ni que hablar cuando lo ví llegar a la meta, después de haber regalado muchas banderas uruguayas durante el recorrido, con su sombrero "tanguero".
En ese 2011, fui uno de los impulsores de su elección y triunfo en el premio "Luis Fernández Fariña" que comenzó a otorgar la AAU (mediante voto secreto de los asociados) a quien se destacara por cultivar la amistad. La "frutilla de la torta" se cumplió cuando se puso al hombro la organización del viaje -con apoyo de la AAU- de más de 70 corredores a la Maratón de Santiago 2012, distribuidos en tres vuelos de Pluna. Sí, casi llenó un avión (en muchos casos, con gente que nunca había hecho un vuelo), y no lo hizo pues creo que la incomprensión de la empresa no le facilitó las cosas.
Fue uno entre diez hermanos, y un buen día terminó "en la calle", yendo a parar al INAU hasta que una familia adoptiva lo rescató. Nunca preguntó por qué, simplemente aceptó lo que le tocó y peleó con todas sus fuerzas, con la mayor de las alegrías. "No te imaginás lo que pasé en la vida", me decía. Humilde, viviendo en un asentamiento junto a sus tres hijos en una construcción levantada con sus manos, cargando cajones en un camión de Coca Cola y vendiendo café en el estadio, disfrutando a pleno del carnaval uruguayo y sus cuerdas de tambores, cultivando la amistad más allá de cualquier distinción, fue un referente para todos los que encaramos esta pasión por las carreras. Mi hija, en ocasión de un trabajo con motivo de sus estudios (Lic. en Comunicaciones), le hizo una entrevista y ahí pude conocer bastante a este amigo: "tengo una varita mágica", decía, que me abre todas las puertas. ... Mis hijos crecieron, punto, esto es para ellos y para vos -dijo, dirigiéndose a mi hija-, si a vos te sirve, estás estudiando, vamos adelante".
A mediados del año pasado, nos enteramos que se había operado. A partir de allí, comenzó una lucha desigual. Pese a todo, nunca perdió la sonrisa ni dejó de soñar. Recuerdo cuando en ocasión de la Media Maratón de Montevideo 2013, lo encontré caminando con dificultad por la zona de llegada y lo arrimé hasta un puesto en una feria vecinal, donde otros amigos lo esperaban para almorzar. Ahí me puso al día sobre su enfermedad y perspectivas. En contra de todas las indicaciones, había ido a ver a los amigos -que extrañaba-, a su hijo Emiliano que corría y también al de José Fernández (Olimpia). Con lágrimas en los ojos, me dijo: "No sabés cómo extraño todo esto".
El sábado lo despedimos, y ayer domingo corrimos una nueva fecha del campeonato de la AAU en Canelones, esta vez en su homenaje. En la foto, José Fernández (Olimpia, con la camiseta de Goes), Gerardo Basignani (Supersónicos) y su "hermana de la vida" Nelly Niebla (que corrió con la camiseta de Pedro), muestran la preciosa imagen que testimonia la palabra con la que este amigo siempre se despedía.
En la previa, además del minuto de silencio, los más cercanos salimos caminando al igual que sus compañeros de equipo de Goes. Su hermana e hijos también fueron parte del homenaje.
Después de caminar durante unos 500 mts., me puse a trotar muy suavemente junto a la artiguense Andrea Ayala. Físicamente vengo saliendo de un muy fuerte resfrío que me tuvo a mal traer, así que me abrigué bastante para la ocasión.
Al final, el tiempo fue lo que menos importó en esta fecha. Recibimos una preciosa medalla con una dedicatoria muy oportuna a nuestro amigo, que muestra la sensibilidad de la Agrupación de Atletas del Uruguay y su directiva. "Un mar de atletas te saludan, una luz puntual te iluminará siempre".
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