domingo, 29 de mayo de 2011

6a Fecha Camp. 10K AAU - PANDO

Ayer por la tarde, volvimos a disputar una nueva fecha del campeonato de 10K de la Agrupación de Atletas del Uruguay. Correr un sábado por la tarde, tiene un particular atractivo: nos deja el domingo libre, para disfrutar en familia y ...¡ver una carrera completa de F1! Es verdad que hay algunos que no pueden participar cuando se corre un sábado por razones laborales, pero no puedo dejar de señalar que -en lo personal- prefiero correr en la tarde.
En la ocasión, dado que Maite -mi hija- está algo engripada y por obvias razones no me acompañó a correr, finalmente me llevó Víctor Trillas, junto a los compañeros de Atletas del Sur Manuel y Milton. Apenas llegamos, encontramos al Profe Juan, Andrea y Kike, con quienes comparto entrenamientos en el Gimnasio de Sayago.
 Un enorme placer fue encontrar al Gran "Corredor Libre" Carlitos Perdomo, recién llegado de su visita al viejo continente, donde participó en la Maratón de Praga, luciendo orgulloso su camiseta y medalla. También estuvimos conversando bastante con Pedro Rodríguez, con su recién recibida nueva mascota, que con seguridad va a acompañarlo en esas "conversaciones" consigo mismo, cubriendo el vacío que le dejó la pérdida de su "Felipe".
Hicimos un breve calentamiento junto a los compañeros de equipo, y nos encolumnamos para largar exactamente a las 16:30. En la previa, ya estuvimos intercambiando información con amigos sobre los nuevos desafíos (Maratón de la Bandera -Rosario-, Ultra Trail del Champaquí -Córdoba-, Columbia Cruce de los Andes), además de las felicitaciones a la numerosa delegación de uruguayos que compitió en la Maratón de Porto Alegre el pasado domingo.
Un capítulo especial fue el reencuentro con Antonio "Pelado" Peña, que está tratando de retornar a las competencias pese a las lesiones que lo tienen a mal traer. ¡Vamos Pelado, que se puede! Con su presencia, ya nos alegra la jornada viéndolo sonreir y disfrutar de tantas anécdotas.
 Salimos a un buen ritmo por un recorrido casi exclusivamente urbano, con algunas calles en mal estado, al extremo de que debíamos ir prácticamente mirando siempre hacia abajo tratando de esquivar algunos pozos. Completé el primer kilómetro en 4:35, y casi enseguida me superó Víctor Trillas. ¡Salí más rápido que Vic! Dejé atrás también a Leandro y al Tiki (compañeros de Atletas del Sur), para llegar a los 2K en 9:05. A partir de allí, comenzaba una larga subida con el terreno algo desparejo, que hacía sufrir bastante. Llegué a los 3K en 14:00 y casi enseguida estaba el puesto de hidratación. Después de una bajadita, cruzamos la vía y volvimos a subir levemente, cuando percibí que un corredor llevaba una radio donde escuchaba el partido de Nacional y Defensor, precisamente cuando estaba terminando el primer tiempo. Completé los 4.900 mts de la primera vuelta en 23:25" (promedio de 4:47"/K). El Tiki Olivera me había superado aprox. un kilómetro antes, y lo tenía a unos 30 metros.
Emprendimos la 2a vuelta, donde me sentí razonablemente bien, pues podía mantener el ritmo. A los 8.5K me superó Leandro, que con sus zancadas cortitas se fue un poco adelante, para superar también al Tiki casi enseguida. También me superó el Abeja Castro junto a Edu Medina. A falta de 500 metros, aprovechando la bajadita, apuré el paso y volví a superarlos, para pasar también al Tiki. Las "tomadas de pelo" al pasar fueron motivo de sonrisas ... hasta que, doblando a falta de 50 metros, el "pique matador" del Tiki me dejó por el camino en un instante que relató Edgardo Ramos Verde.
En la categoría 50-54 años, Leandro llegó en la posición 29, el Tiki en la 30 y yo en la 31. Completé así los 9.8K del recorrido en un tiempo neto de 47:38" (prom. 4:52"), en lo que ha sido mi mejor tiempo en la distancia. Por equipos, los Atletas del Sur pasamos a la 9a posición en la categoría "+ de 50 años". ¿Qué más se puede pedir?
El próximo domingo, me espera la Salomon Running Race en Sierra de las Ánimas.

jueves, 26 de mayo de 2011

A propósito de una maratón distinta: lectura de “El Quijote”

Me escapo de la temática que normalmente me inspira a escribir –correr- para ocuparme hoy de otra pasión, que a veces queda algo relegada: la lectura de libros. Es que hoy se conmemora el Día del Libro, y con ese motivo se desarrollan algunas actividades interesantes. Por ejemplo, en el Auditorio Adela Reta, en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia uruguaya, se cumple una “maratón de lectura” de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” durante 24 horas.

Esta mañana, escuchando “En Perspectiva” en Radio El Espectador, comentó Cotelo que en varias capitales departamentales del país no hay librerías. Entrevistó al Director de la Biblioteca Nacional Carlos Liscano, lo que generó un muy interesante intercambio a propósito de la vigencia del libro tal como lo conocemos –en papel- y la creciente presencia de los libros digitales. Recordé entonces la maravillosa sensación que me generó la lectura de un precioso libro que me regaló Maite –mi hija- titulado “Nadie acabará con los libros”, con entrevistas a Umberto Eco y Jean-Claude Carrière, donde se plantea un debate similar, del cual en algún momento comenté pasajes que considero destacables. Uno de ellos dice algo así: “La creencia siempre es más fuerte que la razón; nos guste o no, pero es así”.

Citando a los grandes inventos de la humanidad, Eco dice que ninguno de ellos ha desaparecido: la rueda, las agujas, las escaleras, los libros ... evolucionan tecnológicamente, pero en esencia, se mantienen a lo largo de los siglos. Es interesante el planteo en relación con las evoluciones tecnológicas que afectan a los libros “de papel” (discos duros, CDs, pen drives ...), al extremo de que hoy en día es posible cargar en un dispositivo de muy escaso tamaño, prácticamente el contenido de una biblioteca. Y hacerlo de un modo “ecológico”, sin necesidad de cortar árboles para producir papel e imprimirlo. Pero no todo es tan simple. Si se pretende resguardar el saber, el conocimiento, la memoria de cara a las generaciones futuras ... nada como los libros en papel. ¿Imaginan el daño de un virus informático sobre los soportes tecnológicos actuales? ¿O la dependencia de la energía para su funcionamiento?

Carrière cuenta que un amigo suyo tiene almacenados distintos aparatos de lectura informática, para poder “leer” los diferentes soportes en los que ha ido almacenando información, imágenes y sonidos. Y es así. ¿Cuántos de nosotros tenemos por ahí diskettes (se acuerdan) con información que no podemos recuperar? ¿Y cassettes o videos con lo mejor de nuestros recuerdos? ¿Tienen idea las “nuevas generaciones” de lo que significa “revelar fotos”? ¿Tener que esperar una hora para verlas? No, el mundo “digital” nos ha cambiado radicalmente. Cada “avance” en la tecnología pone en riesgo los soportes que antes utilizábamos para conservar nuestros tesoros más preciados, así que debemos “reconvertirlos” y “reconvertirnos” rápidamente para no perderlos.

Así que, amigos, uno de los objetos más preciados en un futuro (¿cercano?) serán los libros en papel, que funcionan con “energía humana” (las ganas de leerlos). Se pueden “anotar” con comentarios que surjan durante su lectura, destacar párrafos, subrayar ... en fin, se pueden “humanizar”. ¿Me estoy poniendo viejo, no?

Permítanme compartir textualmente un párrafo del libro, a propósito de la imbecilidad.

Umberto Eco: En uno de mis libros hacía yo una distinción entre el imbécil, el cretino y el estúpido. El cretino no nos interesa porque es un individuo que en lugar de llevarse la cuchara a la boca se la lleva a la frente; no nos interesa porque es aquel sujeto que no entiende lo que le estás diciendo. Su caso es sencillo. Por el contrario, la imbecilidad es una cualidad social y, en lo que a mí respecta, también puedes llamarla de otro modo, dado que para algunos “estúpido” e “imbécil” son términos que se refieren a la misma cosa. El imbécil es aquel que siempre, llegado el momento, se le ocurrirá decir exactamente lo que no debería decir. Es el autor de metidas de pata involuntarias. Por el contrario, el estúpido es diferente; su déficit no es social sino lógico. A primera vista, tal parece que razona de una manera correcta; y resulta muy difícil darse cuenta, de inmediato, que esto no es así. Por eso es peligroso. (...) Te pongo un ejemplo. El estúpido dirá: “Todos los habitantes del Pireo son atenienses. Todos los atenienses son griegos. Por lo tanto, todos los griegos son habitantes del Pireo”. Te asalta la duda de que algo no está funcionando bien porque sabes que existen griegos de Esparta, por ejemplo. Pero eres incapaz de explicar, expeditamente, en dónde y por qué el estúpido se ha equivocado. Tendrías que conocer muy bien las reglas de la lógica formal. Eso es, creo que deberíamos ocuparnos específicamente del estúpido.


Jean-Claude Carrière: Yo creo que al estúpido no le basta con equivocarse. Afirma claro y fuerte su error, lo proclama a los cuatro vientos, quiere que todos lo escuchen. Es sorprendente ver lo estridente que es la estupidez. “Ahora sabemos por fuentes fidedignas que...”. Y le sigue una garrafal sarta de estupideces.

¡Con cuánta facilidad caemos en cualquiera de esas categorías! Es que ... somos humanos. Me he sentido "imbécil", "cretino" y "estúpido", pero trato de que no se me transforme en un "sello distintivo". Para ello, los libros son una muy buena ayuda. Siempre tengo alguno en mi mesa de luz, aunque a veces me cueste terminarlo.

Si tienen la posibilidad, les sugiero que inviertan parte de su tiempo a la lectura de esta maravilla. Y prometo que haré esfuerzos para dedicarme a escribir solamente sobre carreras ... ¿O no? Pues, pensándolo bien, se puede correr y también leer. Incluso algunos escriben y lo hacen muy bien; miren el ejemplo de nuestro querido Marciano Durán ("El Código Blanes", "La cuestión es darse maña", "Esos locos que corren"), actualmente Director de Cultura de la Intendencia de Maldonado.

sábado, 14 de mayo de 2011

Duatlón Rústico Tranco Largo (San José)

Hoy por la tarde, finalmente fui a participar del duatlón rústico organizado por Tranco Largo, con largada en el K93 de la Ruta 3 (San José), en la Parrillada El Ombú. Me acompañó Carlitos Ruiz Zorrilla, y además llevamos a sus abuelos.
Ayer, después del entrenamiento en el gimnasio, me sentí dolorido en las piernas, así que tenía dudas de mi participación, pero me decidí y allá fuimos. Salimos a las 14:00 horas, para llegar al destino a las 15:00, lugar donde encontramos a algunos amigos de aventuras: Dardo Segurola y Analhía Pugliese, Ruben (el mozo del restaurante Viejo Barrio de Colonia). La disciplina constaba de 5K de running al inicio y 17K de MTB. Había un número interesante de corredores; algo más de 100 según comentó el organizador. Preparamos las bicicletas y las dejamos ubicadas en el lugar de largada, junto a los cascos y zapatillas. Con Carlitos habíamos previsto correrla al mismo ritmo, para evitar fundirnos.
A las 16:00 horas puntualmente, nos encolumnamos bajo el arco y largamos. Salimos por un camino de balasto a la izquierda, para doblar aproximadamente al K1 a la derecha y enfrentar una larga recta con una leve subida. Llegamos al barrio Picada Varela, donde nos metimos por sus callecitas. Carlitos iba un par de metros adelante, "llevándome" a su ritmo, hasta que doblamos al costado de la Ruta, casi bajo el puente que está enseguida del cuartel del Ejército donde se hace la largada y llegada de la carrera de 10K de la AAU. Ahí me dijo "me freno" (o algo parecido), ante lo cual le dije que aflojábamos el ritmo, pues íbamos muy fuerte. Casi enseguida, se nos pegó otro joven, que fue con nosotros hasta completar esa disciplina. Llegamos bajo el arco en 24'30", así que llevábamos un buen promedio. Nos hidratamos rápidamente, nos cambiamos las zapatillas y nos pusimos los cascos, para salir trotando con la bici al lado por unos 150 metros, hasta llegar al camino de balasto. Ahí noté que Carlitos se iba quedando atrás. Emprendí el camino y me sentí muy bien.
Rápidamente empecé a superar a otros competidores. Salvo alguna subida no muy pronunciada, en general el recorrido era bastante rápido. De esa manera, llegué a los 8.5K donde girábamos en U, en unos 21'30". El retorno fue un poquito más duro, ya que -además del cansancio lógico- había algo de viento en contra y el recorrido tenía una leve subida. Seguí superando competidores, salvo uno solo que me pasó sobre el final y que llegó unos 5 metros antes que yo. Con un tiempo de 45'20" para los 17.3K, completé el recorrido de MTB. Carlitos llegó un par de minutos después.

Mi tiempo total de carrera fue 1h 10'27". Llegada la entrega de premios, en mi categoría (50-59) llamaron al 4o puesto. Dije "a éste le gané"; llamaron al 3o y me pareció que también le había ganado. Cuando llegaron al 2do., dijeron "Jorge Xavier" ... no lo podía creer. ¡Y pensar que dudé hasta último momento si iba!

lunes, 9 de mayo de 2011

7a Media Maratón de Punta del Este - Crónica breve de un resultado inesperado

Mi participación en la 7a Media Maratón de Punta del Este, el pasado domingo 8 de mayo, se cumplió en contra de todas las indicaciones "lógicas", pues vengo de un esfuerzo físico bastante importante, ya que corrí el 03/04 la maratón de Santiago (Chile) y el domingo 01/05 los 82K de MTB del Desafío al Valle del Río Pinto (La Cumbre, Córdoba).
Dado que soporto el esfuerzo sin mayores consecuencias, finalmente me decidí a participar, con la intención de "cumplir" llegando en no más de 2 horas. Maite, mi hija, me acompañó a correr los 8K. Hacia allá estábamos saliendo, cuando Maite recibió un mensaje de Jacqueline (Atletas del Sur) que le comunicaba que con Laura Paipó (atleta ciega) habían perdido el ómnibus de la AAU como consecuencia del paro del transporte. Combinamos, y las pasamos a buscar para poner rumbo a Punta del Este con poco tiempo para llegar. Pero allá estuvimos, 10 minutos antes de la largada.
Tan justos llegamos, que casi no tuve tiempo de saludar a los amigos. Arrancamos a ritmo controlado desde la Parada 2 de la Brava, rumbo al puerto. Me olvidé de largar el cronómetro ... Fui corriendo un rato al lado del Abeja Castro, Jorge Dovat y Ana da Rosa, comentando sobre la carrera de MTB. Lentamente me fui adelante allá por el costado del Puerto, cuando alcancé a Robert Sendoya. Casi enseguida, encontramos a Willy de Armas, que venía con una leve molestia en una pierna. Decidimos ir juntos, hasta que llegamos -allá por los 9K- a la altura de la Parada 15 de la Mansa, donde pasamos a Asdrúbal Gandolfi y Fernando López Bianchi (Sayago Running). Después de la "foto de rigor" y las bromas, alcanzamos a Leandro Barrella y Daniel Clavijo (compañeros de Atletas de Sur). Doblamos en la Parada 15, a la derecha, para tomar la leve subida que lleva casi enseguida a Avda. Francia, por donde volvimos a doblar a la derecha. Ingerí el sobre de carbohidratos en gel que llevaba, para reponer energías. Cruzamos los 10K en 53'41" (prom. 5'18"/K), junto a Leandro y Willy.
Continuamos a buen ritmo, para seguir consumiendo kilómetros. La larga subida, allá por los 14K en Avda. Pedragosa Sierra, la hicimos sosteniendo el paso. Doblamos a la derecha, para poner rumbo a la rambla, a la altura de la Parada 17 de la Brava. ¡Cuánto viento! Nos quedaban 4K para hacer rumbo a la meta, y teníamos viento en contra ... pero la fortaleza del equipo puede más!
De esa manera, superando a muchos competidores en ese tramo, junto a Leandro y Willy completamos el recorrido en un tiempo neto total de 1h 51'10" (5'16"/K de promedio en la distancia), en lo que constituye mi nuevo record personal. ¡Pensar que había ido a cumplir! Los últimos 11,1K los hicimos a un promedio de 5'15", y completé el recorrido en 2'20" menos que el año pasado.
Maite había completado sus 8K en 1h 05' y se trajo una preciosa medalla de recuerdo.
¿Qué más puedo pedir? 

domingo, 8 de mayo de 2011

7a Media Maratón de Punta del Este


A cuenta de mayor detalle: marqué mi nuevo PR en la distancia! Fui a "llegar", considerando el "palo" que le vengo dando a mi físico, y terminé llegando en 1h 51'10" de tiempo neto (5'16"/K). Pero además, el promedio durante toda la carrera fue el mismo que llevaba en los 10K ... Gracias a los amigos con quienes fui "tirando": Abeja Castro, Robert Sendoya, William de Armas y Leandro Barrella.
Me acompañó Maite, que corrió los 8K en 1:05:35.

jueves, 5 de mayo de 2011

XVI Desafío Río Pinto - 01.05.11 - La Cumbre, Córdoba (82K de puro MTB)

 Después de mi participación en la Maratón de Santiago 2011 (03.04.11), el gran desafío que seguía era –valga la redundancia- el Desafío al Valle del Río Pinto, carrera de MTB que se disputa anualmente en La Cumbre (Córdoba, Argentina), con un recorrido total de 82K. Ya el año pasado había tenido la preciosa oportunidad de correr esta carrera, cuando también fueron los amigos Víctor Trillas, Raúl Caetano y Pablo Lapaz.


“Así soy yo”

En esta oportunidad, hasta unos días antes me acompañaba Víctor, que no iba a correr pues no consiguió cupo, pero se prestaba para “hacerme el aguante” y ayudarme en la conducción. Pablo no estaba muy decidido a ir –pese a que estaba inscripto- pues está entrenando para la Azimut Expedition Race el próximo 22.05.11.

“Breve descripción de mi persona”

“Mido un metro ochenta y uno, tengo un sillón azul, en mi cuarto hay un baúl y me gusta el almendrado ... “ No, falso, eso es de la canción. En realidad esta parte debería tener que ver con la pasión por practicar deportes; en este caso, el MTB. Como dije, corrí mi 10ª maratón a principios de abril, así que el entrenamiento para la carrera de MTB fue bastante escaso, limitándome a “rodar” por zonas poco parecidas a las que iba a encontrar en la carrera. Y ... es que “así soy yo”, corro cuanta cosa se me mete por delante, salvo que implique tirarme al agua a nadar ... ahí, con suerte, “floto”.

En los entrenamientos previos –y escasos- por el Prado, me encontré en un par de oportunidades con Pablo. El domingo anterior me dijo que si íbamos con Víctor, de repente también se sumaba. Me dediqué a hacer algunas salidas por la rambla durante la Semana de Turismo, después de pintar el apartamento … Mi “entrenamiento” nunca pasó de las 2 horas de bicicleta por la rambla o por el Prado, “haciéndome tiempo” en las mañanas (nunca más de 45 minutos) después de dejar a mis hijos en sus lugares de estudio y antes de irme a trabajar.

Finalmente, el miércoles 27 Víctor me planteó sus dificultades, ante lo cual llamé a Pablo … “Medio manijazo” bastó para sumarlo. Decidimos salir el viernes 29 a las 7.30, con las bicicletas semi-desarmadas dentro de la camioneta.


“Yendo a la casa de Damián”


El viaje de ida nos llevó 13 horas, sin mayores dificultades, donde fuimos turnándonos en el manejo. La “sobredosis” de música nos permitió escuchar hasta tangos … obviamente, “El Cuarteto de Nos” nos acompañó un buen rato, en particular en esa parte donde dice: “… por qué me cuesta tanto llegar”.

Encontramos algo de lluvia a la altura de Rosario (Argentina), donde incluso vimos un par de camiones volcados al costado de la ruta. Obviamente, en esa parte fuimos con bastante precaución para evitar problemas.

A las 20:30 estábamos en La Cumbre, donde entramos para ir hasta la Expo para encontrar a los uruguayos que habían ido en las excursiones y habían llegado a primera hora de la tarde. Después, nos fuimos hasta Capilla del Monte, donde teníamos alojamiento en el Hotel Montecassino.


“Sólo quería comer dos canelones”


A la hora de la cena, las pastas fueron la opción elegida: ñoquis rellenos acompañados con una cerveza. Verlo comer a mi compañero es todo un desafío … ¡qué capacidad!

El sábado a primera hora, después del desayuno, pusimos rumbo a La Cumbre. En la entrada, doblamos a la derecha para ingresar al camino a Cuchicorral, donde algunos uruguayos iban a ir temprano en bicicleta hasta la zona donde se hacen vuelos en parapente. El camino es solamente para 4x4 … así que después de hacer unos 9K, decidimos volver.




“Somos muchos más que vos”


Llegamos al hotel donde se retiraba el kit. Se estaba haciendo la carrera de los niños, donde había un montón de chiquilines disfrutando de su momento de gloria. Después de sacar algunas fotos, retiramos el kit, correspondiéndome el No. 2826 en la Categoría C1.

El total de inscriptos era de 4200 personas en las 16 categorías, de los cuales 390 correspondían a la mía. Sí, más que en todas las categorías en una muy numerosa carrera que pueda disputarse en Uruguay y en el verano. Estuvimos un muy buen rato en la Expo, donde me compré un casco, una camiseta manga larga para ciclismo y algunos regalos.

A la hora del almuerzo, encontramos a otros uruguayos. Una vez más, correspondió pastas: tallarines con tuco acompañados con otra cerveza.



“Vino en mi jeringa”


Volvimos al hotel a preparar las bicicletas, en particular a instalar las jeringas con lubricante que habíamos comprado para las cadenas, buscando evitar el terrible roce y desgaste que se genera como consecuencia de la gran cantidad de polvo que se levanta en el recorrido. Todo quedó preparado, así que decidimos salir a rodar un rato por la ruta. Hicimos un total de 20 kilómetros, donde cruzamos por la capilla que le da nombre a la Villa, justo en el momento en que llegaba una procesión. Después de ello, preparamos el mate y nos quedamos en el hotel a descansar un rato.

“Cuando ya no importe”


Durante el descanso, estuvimos conversando bastante sobre temas “trascendentes” (casi diría metafísicos …), la razón de esta pasión casi demencial por el deporte que nos lleva a viajar tantos kilómetros para participar de una carrera durante un rato, el tiempo “robado” a las familias y a otras actividades para poder entrenar, todo por la sensación de “quedarse sin aliento” durante un buen rato. Incluso Pablo hacía referencia a la inscripción que pretendería en su “lápida”, pidiéndome que fuera a recordarlo (si es que lo sobrevivo) haciendo referencia a sus “locuras”.

“El gordo y el alfajor”

Volvimos a la expo para hacer las compras de último momento, y después fuimos a cenar al mismo lugar de la noche anterior, en Capilla del Monte. Al pasar frente a un local de venta de alfajores donde habíamos comprado el año anterior, la dueña nos reconoció … y nos dio a probar un alfajorcito. Prometimos volver al día siguiente, después de la carrera, cosa que no hicimos ... ¿será un motivo para volver?

“Hay que comer”

En esta ocasión, la cena fue más fuerte: una buena pizza con muzzarella, acompañada con una Pepsi, buscando reforzar la generación de energía. El lugar estaba lleno de ciclistas con sus familias, así que nos sentimos “acompañados” por ese montón de locos que comparten la misma pasión.

Nos fuimos a intentar dormir … pero es mentira que se puede descansar en la noche previa a una gran fiesta como la que nos esperaba. Alrededor de las 3:00 mi compañero estaba conectado con su netbook, en tanto yo intentaba quedarme quietito buscando “pegar los ojos” … Sentimos llover, así que temimos encontrar un terreno muy barroso.

A las 7:00 estábamos desayunando, gracias a la amabilidad de la gente del hotel que nos preparó el desayuno más temprano de lo habitual. Cargamos todo y emprendimos rumbo a la zona de largada, en La Cumbre.


“Cómo ha cambiado mi barrio”


La ciudad hervía de gente … los vecinos aprovechaban para armar zonas de estacionamiento, cuidar autos, preparar comidas, ofrecer servicios de lavado de bicicletas, etc. Como dijo Pablo, nos hacía recordar la película “El baño del Papa”.

Pablo largó a las 8:45, en tanto yo largué a las 9:15 (la mía fue la 6ª categoría en largar). Me encolumné bastante al final de la fila, junto a un par de corredores argentinos (uno de ellos, un cordobés que debutaba en la carrera), con quienes estuvimos conversando sobre el recorrido. Me sentía un “experto” dando consejos sobre los diferentes tramos. Ante la pregunta del cordobés sobre dónde entrenaba en Uruguay para una carrera como esa, tuve que decirle que no tenemos grandes elevaciones que nos permitan entrenar como correspondería.

“Horas de vuelo”

La largada simbólica se hizo exactamente a las 9:15 frente a la Dirección de Turismo de La Cumbre, cuando anunciaron por parlantes que los punteros –que habían largado a las 8:00- ya iban llegando al K50 … Salimos a ritmo controlado por dentro de la ciudad, para llegar a la zona de largada cronometrada, de donde salimos a las 9:30. Dado que el año pasado puse 5h 23’, me había fijado como objetivo, tratar de hacer menos de 5hs.

Apenas largamos, el cuentakilómetros dejó de funcionar … intenté corregirlo moviéndolo un poco, pero no hubo caso, así que decidí guiarme por el reloj y las indicaciones en el recorrido. Hacía mucho frío pero no llovía, y como consecuencia de la lluvia de la noche, el terreno estaba bastante firme (no se levantaba polvo). Los primeros 4K se hacen por caminos de tierra, hasta llegar a la entrada a Cuchi Corral. Entre la Ruta 38 y la tranquera de ingreso, soplaba un viento de costado bastante fuerte, que molestaba el avance y me tiraba sobre la derecha. La subida es leve pero pronunciada, hasta que llegamos a la doble tranquera de ingreso a Cuchi, donde alcanzamos los 1.130 msnm. Por aquí superé a Miguelito Rivadavia, de RochAventura.

Enseguida, comienza una bajada a la izquierda, complicada por lo peligrosa ya que se dobla a alta velocidad en terreno muy feo, con verdaderos precipicios a los costados. Se sienten ruidos que parecen quejidos de la bicicleta, que aguanta el terrible “palo” que le vamos dando, en tanto los dedos muchas veces nos duelen de tanto presionar frenos y hacer cambios, tratando de no caernos y aprovechando al máximo la fuerza de la bajada.

Llegamos a los 16K, donde cruzamos un vado con poco agua. Esta última parte es la más complicada, ya que tenemos el famoso “empedrado” peligroso de no más de 500 metros, donde una caída te puede hacer quedar fuera de carrera o romper la bicicleta. A los 18K cruzamos el Vado del Río Pinto, que le da nombre a la carrera. Llegué a los 20K en un tiempo muy bueno: 54’, bastante menos de lo que pongo habitualmente en mis entrenamientos.

En el K20 entramos al valle, donde se puede rodar a buena velocidad ya que en general el recorrido se hace en una leve bajada. Cruzamos por una iglesia al costado del camino y por una escuela rural, hasta que alcanzamos el K26 donde volvimos a cruzar un vado sobre el Río Pinto. El sol había salido a pleno y ya se empezaba a sentir, aunque la velocidad nos permitía seguir disfrutando del frío de la mañana. Seguía una larga bajada, hasta alcanzar el K40. Llevaba 1h 41’, un promedio de velocidad impresionante para mí. Por allí está el Camping Quilpo, y casi enseguida comienza la parte más dura de la carrera, donde uno en general se arrepiente de no haber ahorrado más energías.

“No sé qué hacer conmigo”

Comenzaba una larga subida hasta el K53, con un desnivel total de 500 metros. Es la famosa subida de San Marcos Sierras. El paisaje es impresionante para donde se mire, con ciclistas en toda la extensión cual una enorme serpiente que se despliega en el recorrido. En esta zona, no tuve más remedio que poner pie a tierra en tres ocasiones y subir caminando, ya que las piernas ya no me aguantaban … Aprovechaba para ingerir carbohidratos en gel, barritas de cereales, ticholos, y tomar Gatorade y agua. A los 52K llegamos al mirador, donde estaba un puesto de hidratación y frutas. Casi enseguida, comenzaba una bajada, pero que continuaban en dos repechos más cortos, que me “destrozaron” anímicamente. Llegué a los 60K en 3h15’, es decir que los últimos 20K los hice en 1h 34’ …

A partir de allí, en general se seguía subiendo aunque de un modo no muy pronunciado. A los 65K cruzamos por la zona denominada El Cajón, para alcanzar casi enseguida el costado de Capilla del Monte y poner rumbo a La Cumbre. El terreno cambiaba bastante, ya que abandonamos el camino de tierra para encontrar partes rodeados de monte, con senderos con algo de barro, agua y huellas profundas. A los 73K cruzamos al lado de San Esteban, salimos al costado de la ruta y alcanzamos la alcantarilla que cruza por debajo, para pasar hacia nuestra izquierda. Un cartel indicaba que quedaban 4K … ¡ya estamos ahí! El reloj indicaba que podía llegar en menos de 5h. Era la hora de apelar a las últimas reservas de energía. Ya nos sentíamos en La Cumbre, sintiendo el sonido de los parlantes de la zona de llegada. No era la música de “Carros de Fuego”, pero parecía …

Finalmente, con un tiempo neto total de 4h 57’53”, completé el recorrido de 82K. En relación con el año pasado, bajé mi tiempo en 25’29” y alcancé el objetivo trazado antes de largar. No sufrí ningún percance, y me sentía entero, salvo las molestias normales sobre las piernas y articulaciones. ¿Qué más se puede pedir?

El compañero Pablo, había llegado en un excelente tiempo de 4h10’, aunque no se siente plenamente satisfecho ya que pretendía hacer no más de 4hs. Se olvida que el año pasado hizo 4h27’, y que está entrenando para correr la Azimut en un par de semanas …


“Hoy estoy raro”


La sensación después de tamaño desafío, es bastante extraña. Uno se queda “desganado”, como buscando un nuevo motivo para seguir corriendo, o incluso cuestionándose sobre lo que acaba de conquistar. Algunos buscamos alguna razón para quejarnos, hasta cuando todo nos sale bien: que el viento en contra, el frío, la cantidad de gente que corría más lento, lo fuerte de la subida, lo peligroso de la bajada, cualquier cosa sirve para encontrar una razón más para sentirnos orgullosos (aunque digamos lo contrario).

“Mírenme”

Me colgué la bandera uruguaya al cuello. Un cordobés me gritó “uruguayo”, me pidió para sacarse una foto conmigo “ya que me recordaba del año pasado”, pues había leído la entrevista que publicó Ciclismo XXI … es más, me dijo “sos profesor universitario y trabajás en un banco”. En enero estuvo con su familia veraneando en La Paloma, y cuando pasaron por Montevideo estuvo tratando de localizarme … sin comentarios. Y pensar que todo esto se generó porque escribí una crónica y publiqué fotos en este blog, que fueron leídos por Leandro Murciego, periodista de Ciclismo XXI, que me pidió para publicar una entrevista.

“Comer solo un pastel”

Después de mucho esperar a Pablo (estuvimos desencontrados como una hora y media), hicimos lavar las bicis y volvimos al hotel. Llamé a casa para reportar el resultado, nos dimos un buen baño y nos tiramos a descansar un buen rato.

A la noche, fuimos a cenar. Como suele sucederme, me quedo con poco apetito después de tamaño esfuerzo, así que en esta ocasión nos comimos tres empanadas cada uno, acompañadas con Pepsi.

“No quiero ser normal”


¿Qué sigue después de esta carrera? Por lo pronto, en el horizonte está la media maratón de Punta del Este el próximo domingo, las carreras de 10K de la AAU, la Salomon Running Race en Sierra de las Ánimas el 05.06 … y posiblemente la Half Mision en San Javier y Yacanto (Córdoba) denominada “Ultra Trail del Champaquí, sobre 80K.

El  viaje de vuelta fue muy placentero, con comentarios y recuerdos de lo vivido en esas horas en Córdoba. Nos llevó un total de 12 horas (llegamos a las 19:30), pese a que "nos metimos" a la ciudad de Rosario (Argentina), sin querer, pues le erré a la salida hacia Santa Fé. Perdimos cerca de 45' dando vueltas por el centro, el Parque Independencia, el Monumento a la Bandera ... todos los lugares por donde transcurre la Maratón de Rosario.

"Mi lista negra"

No podía faltar en esta crónica. ¿A quiénes incorporar? A los que “te pasan como parado” en la carrera, a los que te ganan “parándose en los pedales” en los últimos 100 metros, a los que “te tiran mala onda”. Pero no, por suerte son muy pocos; la gran mayoría muestra una solidaridad impresionante. La medallita recordatoria también podría ser mejor ... fíjense que es media "chuminga"; la del año pasado era mucho más vistosa.

Hoy, ya a jueves 5, debería poner en la lista a los organizadores, ya que por problemas en la toma de tiempos (el sistema electrónico no funcionó), están armando las planillas de resultados mirando las filmaciones y anotaciones manuales …



(Por si no lo percibieron, los subtítulos responden a canciones de El Cuarteto de Nos)