miércoles, 28 de septiembre de 2011

Madrid Corre por Madrid - 25.09.2011


En la mañana de hoy domingo 25, participé en mi primera carrera fuera de América del Sur: la 4ª. Edición de “Madrid Corre por Madrid”, sobre 10K con un recorrido por los principales puntos de la capital española.

El pasado viernes, fuimos a almorzar a un restaurante ubicado en el Estadio Santiago Bernabeu (del Real Madrid), y a la vuelta el compañero Walter Morales me acompañó a retirar el número y la camiseta conmemorativa hasta la Instalación Deportiva Canal de Isabel II. Me correspondió el No. 1140.

Esta mañana a las 8:30, después de vestirme con la camiseta del equipo Atletas del Sur, salí rumbo a la zona de largada, ubicada en el Parque del Retiro en pleno centro de Madrid, con entrada frente a la famosa Puerta de Alcalá. La temperatura era algo baja (unos 14 grados) pero estaba particularmente agradable para correr. Ya en el camino fui encontrando otros corredores que se dirigían al evento.

Apenas llegué, encontré una infraestructura de muy buen nivel y un montón de gente que se preparaba para correr. Eso sí, noté menos mujeres que en las carreras en Uruguay, y prácticamente nadie lleva su nombre o apodo impreso a la espalda.

Se parecía a una carrera de Nike o Reebok de las que se disputan en nuestro país. Saqué algunas fotos e hice un calentamiento suave por uno de los caminos del precioso parque, para encolumnarme en la zona de largada a las 9:15.

Con una puntualidad “inglesa”, la carrera largó a las 9:30 desde el Paseo del Duque Fernán Núñez, para salir rumbo a la calle Alcalá por la Puerta de Madrid. La cantidad de gente era impresionante (llegaron 8008 corredores a la meta), razón por la cual era prácticamente imposible superar a alguien. Apenas salimos, tomamos a la derecha por la calle O’Donnell, donde transitamos un par de cuadras hasta Menéndez Pelayo, para doblar a la izquierda y tomar Príncipe de Vergara por unas tres cuadras. Nuevamente doblamos a la izquierda por Alcalá, con una leve bajada, con rumbo a la Puerta de Alcalá.

En este tramo –donde se cumplió el primer kilómetro-, corrí por encima del césped junto a otro montón de corredores … estaba bastante mojado como consecuencia de que lo riegan temprano, así que anduvimos chapoteando un poco. Seguimos rumbo a la Plaza de Cibeles –lugar de festejo de los triunfos deportivos en Madrid (frente al Ayundamiento)-, la bordeamos y emprendimos la leve subida que lleva hasta la calle Gran Vía. Cruzamos frente al Banco de España, los Edificios Metrópolis y Telefónica en pleno centro de Madrid. La gente –en su gran mayoría, turistas- alentaba desde las veredas. Completamos los 2K en este tramo.

Seguimos por Gran Vía hasta llegar a Plaza Callao, ya en la parte antigua de Madrid, para doblar a la izquierda e ingresar por calle Preciados con rumbo a la Puerta del Sol. Aquí el camino se angostaba bastante, así que los corredores nos fuimos “apretando” … me superó uno que me preguntó si era hermano del de la televisión … supongo que debe haber algún Xavier por España en la TV.

Completamos los 3K, bordeamos la Puerta del Sol y doblamos a la derecha por calle Arenal hasta el edificio de la Ópera y Teatro Real. Llegamos a los 4K en la calle Bailén, donde llevaba 20’40”. Doblamos a la izquierda por la calle Mayor, para completar los 5K en 25’50” a la altura de la Puerta del Sol. Enseguida estaba el primer puesto de hidratación.

Seguimos unas cuadras por Carrera de San Jerónimo, hasta tomar Sevilla y salir enseguida a la calle Alcalá, donde tomamos una leve bajada con rumbo nuevamente a la Plaza de Cibeles. Bordeamos la plaza, tomando a la derecha por Paseo del Prado, en una zona espectacular llena de árboles y museos, donde completamos los 6K. Cruzamos frente al Museo Thyssen Bornemisza, la Fuente de Neptuno, el Ministerio de Sanidad, hasta llegar a la Plaza del Emperador Carlos V, frente a la Estación de Atocha muy cerca del Museo Reina Sofía, donde alcanzamos los 7K.

Doblamos en U, cruzamos frente al Jardín Botánico y el Museo del Prado, para cumplir los 8K casi al final de esa calle. Doblamos a la derecha al llegar al edificio del Ayuntamiento, para tomar nuevamente por calle Alcalá con una leve subida. Disfrutaba enormemente del recorrido, sacando fotos a cuanto edificio encontraba, además de los corredores y las inscripciones en sus camisetas.

Bordeamos la Puerta de Alcalá, para alcanzar casi enseguida los 9K. Unos metros más adelante, ingresamos nuevamente al Parque del Buen Retiro. Ya está, hora de disfrutar con la bandera uruguaya. Saqué las últimas fotos, desplegué la bandera y crucé la meta en un tiempo neto de 51’16”, ocupando la posición 2954 en la general (entre 8008). En Caballeros, quedé en la posición 2857 (entre 6696), y en Veteranos D ocupé el lugar 242 (entre 717). El tiempo podría haber sido mejor pero no me quejo, pues comparativamente quedé en buena posición, llegué entero, disfruté de todo el recorrido y me ocupé de sacar fotos para recordar esta experiencia de correr en el viejo continente.

Un dato: no dan medallas al final. Recibimos una botella de Powerade y otra de agua. Emprendí el retorno y –dentro del parque- identifiqué a un corredor con la camiseta de la selección uruguaya de fútbol … un uruguayo radicado en Madrid, con quien me saqué una foto recordatoria con la bandera de nuestro paisito.

Apenas llegué al hotel, me bañé y me preparé para enviar noticias a casa … pero me tuve que controlar, pues tenemos 5 horas de diferencia. Mañana lunes emprendo el retorno a la noche. Nos vemos en la próxima.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Ultra Maratón de Montaña – Half Mision Champaquí – San Javier y Yacanto, Córdoba

Los orígenes

No tengo muy claro cuándo comenzó esta historia, pero creo que el “bichito” de correr una ultra maratón se prendió a mediados del año pasado, cuando Pablo Lapaz me comentó sobre sus carreras de aventura. “El día que hagas una, vas a ver como se te va la locura por las carreras de calle y te pasás a los desafíos de aventura”, me dijo más o menos así. Después de su participación en la edición de 2010 del Ultra Trail del Champaquí, me mostró algunas fotos y me “incentivó” diciéndome que “algunos más veteranos que vos (yo) corren ... y llegan; tenés que ir”.

Después de haber corrido 11 maratones de calle, me sentí tentado a probar la experiencia de una ultra de montaña. En la Aventura Lobos Columbia de enero/2011 (que compartí con Víctor Trillas), me tocó abandonar por primera vez (y espero que única). Pero me quedó “la sangre en el ojo”. En oportunidad de la maratón de Santiago (3/4/2011), fuimos conversando con el Abeja Castro sobre la idea de hacer esta carrera de la Serie “La Misión”, ya que la “short” disputada en Potrero de los Funes (San Luis) sobre 40K se corrió en mayo, precisamente cuando me corresponde el período de exámenes en Facultad y no puedo faltar. Y para la “Misión” completa (160K en 72 hs) que se corre en diciembre (San Martín de los Andes), “no nos da el cuero” ... (por ahora).

En oportunidad de la ida a la Maratón de Rosario, en las conversaciones previas me encargué de terminar de convencer al Abeja para correr los 80K. Me costó muy poco. A Pablo alcanzó con comentarle sobre la idea, en oportunidad de las largas conversaciones cuando compartimos el viaje al Desafío al Río Pinto (La Cumbre, Córdoba), 84K de MTB disputados el 01.05.11. A partir de allí, quedaba pendiente la inscripción y el entrenamiento.

El entrenamiento

El aporte de conocimientos y experiencias de Pablo, resultó fundamental. A ello, se sumaron las instrucciones de los profesores del Gimnasio Sayago (Juan Bosco y Rodolfo), quienes me hicieron “el aguante” en las sesiones en sala, aunque no siempre hiciera caso de sus aportes.

Fondos largos, prácticamente no hice salvo algunos entrenamientos con mochila y bastones por el Prado, con la compañía de Pablo y sus permanentes instrucciones sobre cada uno de los detalles que iba a encontrar, en particular en la parte de cuestas y recuperación posterior, tratando de mejorar la capacidad aeróbica. En las últimas tres semanas, traté de completar unos 65K en cada una. En uno de esos entrenamientos, nos cruzamos con Rubito, que nos preguntó qué estábamos entrenando. Entre la respuesta, la invitación a que nos acompañara y su decisión, hubo no más de 3 horas … el equipo quedó completo.

Dadas las actividades que diariamente tengo –entre el Banco y Facultad-, incorporé la ida y vuelta trotando a trabajar al menos tres veces por semana, con lo cual me aseguraba al menos 12k diarios, y ya en la última semana –en “descanso activo”- el uso de la bicicleta. Pero nada se compara con la realidad que finalmente encontramos allá.


El asesoramiento médico y los preparativos

También fue un componente importante. Es más, mi participación en la Maratón de Rosario en junio, fue como consecuencia de la “sugerencia” del deportólogo Dr. Daniel Berasain, quien me dijo que mi cuerpo se recupera rápido y que me iba a servir como entrenamiento …

En relación con la alimentación, me recomendó que usara los mismos elementos que en ocasión de una maratón, pero que fundamentalmente me preocupara por la hidratación. Unos días antes, me hizo una última revisión y me ordenó una ecografía de la parte posterior de mi pierna izquierda, ya que sentía una leve molestia, que finalmente era consecuencia del esfuerzo (fatiga), que se iba en cuanto el músculo calentaba.

El jueves, pasé por la Agrupación de Atletas del Uruguay a retirar 5 fundas de Gatorade, gentilmente aportadas para los “aventureros” por decisión del Presidente Edgardo Ramos Verde, demostrando una vez más el compromiso con los corredores que participamos en el campeonato de 10K. Un caballero, con un gesto digno de destaque.

El viaje

Salimos en el auto de Pablo, el jueves 8 a las 22:15. En cuanto llegamos al Puente Internacional en Fray Bentos, poco después de la 01:00 de la madrugada … Pablo se había olvidado de llevar la “tarjeta verde” del seguro del auto, y no podíamos ingresar a Argentina … Ya nos imaginábamos retornando a Montevideo, o haciendo gestiones ante alguna oficina de la Cía. de Seguros el viernes de mañana en Fray Bentos. Pablo llamó a su casa, y gracias a Claudia (¡ídola, nos salvó el viaje!) pudo encontrar el comprobante, escanearlo y enviarlo a la casilla de correo. Nos prestaron una PC en la Aduana, Pablo lo imprimió y asunto arreglado … Apenas perdimos una hora y pudimos seguir viaje.

“Verdes” también quedamos de tanto tomar mate ... A las 10:00 estábamos en la Av. Circunvalación de Córdoba, para poner destino a San Javier y Yacanto. En la subida de la sierra, me sentí absolutamente mareado , cosa que fue motivo de broma de mis compañeros. Finalmente, a las 13:00 horas llegamos a nuestro destino: el Hotel Yacanto. Antes de instalarnos, fuimos a retirar el kit de la carrera, correspondiéndonos los Nos. 60, 61, 62 y 63. Ahí nos enteramos sobre las dudas en relación con el recorrido definitivo, como consecuencia de los incendios en las sierras. Nos alojamos en la habitación 211.


La previa


Una vez instalados, ¡Pablo encontró a Jose! (el bombero, compañero de Pablo en la carrera de 2010). Fuimos a almorzar a San Javier (ñoquis caseros con salsa mixta). Retornamos al hotel, momento para una buena siesta reparadora después de tan largo viaje. A la cena, fue la hora de muzzarellas con cerveza.

El sábado 10 amaneció precioso, con un sol radiante. Llegó el gran día. En el desayuno, encontramos un montón de corredores. Después de terminar de acomodar todo el equipamiento para la carrera, salimos rumbo a la largada en la plaza de San Javier, con la ansiedad en el rostro. Apenas llegamos, notamos el espíritu de plena fiesta que se vivía, con los habitantes (escasos) del pueblo volcados a presenciar a tantos locos (en total fuimos 237) que desafiaban a la naturaleza.

Pablo se había olvidado de sus lentes de sol, así que le pidió al dueño del hotel (que estaba en la plaza) si sabía de alguien que fuera hasta allá … Julio (así se llama) ¡le prestó su camioneta! Y allá se fue el loco Lapaz a traerse los lentes, llegando justo a tiempo antes de la largada.

Junto al “Koala” Rubito, disfrutamos a pleno de la fiesta que se vivía en esa plaza, conversando con cuanto corredor había dispuesto a una charla. Las banderas uruguayas que llevamos colgadas, ayudaban a que nos identificaran, en general diciéndonos “charrúas”.


El Ultra Trail


Largamos a las 12:05, optando la organización finalmente por el recorrido identificado como “opción A”, a 850 msnm (metros sobre el nivel del mar). Apenas habíamos hecho unos 500 mts, aún sobre asfalto, cuando el Abeja se tropieza en un lomo de burro en la calle, y se lastima la rodilla … sin comentarios!

Desde la largada, seguimos al auto de la organización hasta dejar el pueblo. Seguimos por una calle de tierra, con rumbo a las sierras. Un poco más adelante, ya decidimos parar para que el Abeja se curara la herida, buscando evitar cualquier complicación posterior. Llegamos al “Puesto de Ferreira” (9k de competencia, a 1450 msnm), donde don Hernán nos brindaba agua con una manguera. Completé las dos caramañolas y subimos hacia el filo de la izquierda de la Cuesta de los Cercos. ¡Qué duro el camino! Pero, comparado con lo que se vendría después, era suave … A lo lejos se divisaba una larga hilera de puntos blancos … corredores que iban ascendiendo hasta llegar a 2600 msnm.

En la cima, encontramos un camino ancho (eran las 16:05), donde tomamos a la izquierda. A dos kilómetros de allí, justo frente a la altura de un cartel que dice “subida de 10%”, había una vertiente de agua a 50 mts. a la izquierda, donde pudimos reaprovisionarnos. Retomamos el camino, con rumbo al punto más alto –el Cerro Champaquí- con 2800 msnm, después de trepar unas rocas enormes. En la cima, estaba un puesto de control. Nos registramos y fue la hora de empezar a abrigarnos, ya que eran las 17:35 y soplaba un vientito fuerte y frío. También fue la hora para sacar algunas fotos de ese momento. En el celular, encontré un mensaje de Adriana con noticias deportivas. Intenté llamarla, pero no tenía señal.

Comenzamos la bajada hacia el Este, con un recorrido sobre enormes rocas. Cruzamos por varios arroyitos, y casi llegando al valle fuimos intercambiando posiciones con dos chicas. Finalmente, ya casi sin luz solar, llegamos al “Puesto de González” (2100 msnm), donde compramos milanesas de carne de cabra, Coca Cola, comimos chocolates y terminamos de abrigarnos (en mi caso, chaleco polar, campera cortafrío, guantes, gorro micropolar, buff). Después de un leve descanso y de intercambio de comentarios con otros corredores, salimos a continuar nuestra marcha, ya con la oscuridad de la noche, con rumbo Sur hacia el puesto “Tres Árboles”.

El Abeja me dijo: “cargaste las pilas y saliste con toda la energía”, cuanto notó que trotaba decidido encabezando una fila de competidores. Es que trataba de aprovechar la escasa luminosidad para tratar de ubicarme en el recorrido marcado con cintas, alguna iluminación química tenue, pircas (piedras amontonadas) y alguna señal pintada sobre rocas. No era fácil, pero no nos perdimos mayormente. La luna brillaba a pleno. Al rato, mi compañero me pide para descansar 15 minutos … Estuvimos unos 10 m, cuando le dije de seguir … Me sugirió que continuara, en tanto el quedaba a descansar, ya que se sentía fundido. “Largamos juntos, y llegaremos juntos”, fue mi respuesta. Volví a sentarme y esperamos que nos superara una pareja de padre e hija, para casi enseguida seguirlos. Llegamos al PC2, donde uno de la organización registraba el paso de los competidores.

De allí, seguimos rumbo al puesto de “Tres Árboles”, casi enseguida de salir a un camino ancho, donde estaba el PC3. Un muy amable para-médico estaba alentando a los corredores, preguntándoles como venían y dando instrucciones sobre la forma de calentar el cuerpo. Allí tomamos Sprite, café y comimos algo, nos lavamos las manos y … ¡casi se nos congelan! Registramos nuestro paso a las 22:15, en tanto Rubito había pasado 2 horas antes, según la planilla de control.

Apenas salimos, me dice el Abeja que no sentía los dedos. Yo tampoco los sentía, al extremo que me saqué los guantes y los tenía morados. Decidimos guardar los bastones y fregarnos los dedos, tratando de generar un poco de calor, cosa que nos permitió recuperarnos un poco. Entre la altura de la montaña, el frío de la noche y la brisa que soplaba, la organización calculó unos 10º bajo cero de sensación térmica.

En ese tramo, en lo más oscuro de la noche y con el único ruido generado por los corredores, también pude escuchar un extraño sonido ... el de los cables de alta tensión que atravesaban la montaña. La verdad es que daba un poco de temor pasar por debajo. Cada tanto, se escuchaba alguna música, proveniente de algún corredor que iba con auriculares, además de las voces con quienes nos cruzábamos y por un rato compartíamos el camino. El padre e hija que comenté antes, eran de Tres Arroyos (Provincia de Buenos Aires), 57 y 27 años, lo que me llevó a comentarles sobre el placer que he sentido en las ocasiones en que mis hijos me acompañan en alguna de estas aventuras. El Abeja se me fue un poquito adelante en este tramo, una vez recuperado.

La última escala


Alcancé el mismo punto por donde habíamos salido al camino en ocasión de la subida por la Cuesta de los Cercos, y seguí un poco más hacia el Cerro Los Linderos repitiendo esa parte del recorrido, con rumbo Norte. Llegamos al mismo Puesto de Control (donde estaba el cartel “Subida de 10%), donde había una carpa de la organización que protegía del viento y frío.

Ya hacía rato que había desistido de usar la linterna del casco, pues se había aflojado y caía sobre mis ojos, complicando la visión. Por tanto, me iluminaba con la luna llena y con la linterna manual. En esa parte del recorrido, no había mayor problema pues el camino era bastante firme. Pero llegamos a la carpa ... el Abeja me esperaba dentro, junto a otros corredores. Cambié las baterías de la linterna manual, en cuanto llegaron dos chicas que habíamos encontrado en el Puesto Tres Árboles. Una de ellas venía bastante mal, al extremo que –después de dudarlo- decidió quedarse en la camioneta de la organización a fin de que la pasaran a buscar al día siguiente. Su compañera decidió también acompañarla.

Nos quedaba la Cuesta de las Cabras (2300 msnm), bajando hasta los 850 msnm, para ingresar a San Javier y seguir hasta la meta en Yacanto. Salimos con el Abeja algo perdidos, pues estábamos bastante solos y nos costó un poco encontrar las señales del camino. Al ratito, se nos juntaron otros corredores, con lo cual mi déficit lumínico se vio compensado con la compañía de otros. Fui abriendo camino entre piedras en la bajada por el filo de la montaña, contra un profundo precipicio, sin posibilidades de usar los bastones dado que tenía la mano ocupada con la linterna ... ¿Sobrevivencia del más apto?

Un camino dificilísimo, piedras sueltas, casi sin luz, y bajando “torcido” hacia la derecha para evitar el peligro de caerme, me llevaron a alguna consecuencia no deseada. ¡Qué dura estaba la piedra que me llevé por delante! Los dedos del pié derecho empezaron a dolerme, como señal de las ampollas que me estaba provocando, pese a que los había protegido uno a uno. Encontramos algún resto de incendio, que ayudamos a terminar de apagar, hasta que el Abeja me sugirió descansar en medio de la bajada. En cuanto me senté, le comenté sobre el dolor en la espalda, a la altura de las lumbares, que estaba sintiendo ... “Máxima precaución en la bajada”, decían las instrucciones escritas. “No cortar las curvas en zigzag, seguir siempre por el sendero”.

Finalmente, con mucho sufrimiento, llegamos al punto más bajo para encontrar –dentro del monte- un cartel que decía “San Javier”. Pese a ello, nos perdimos un poquito, hasta que volvimos y encontramos la senda que atravesaba un arroyo y nos llevaba al camino que cruza frente a la Estancia La Constancia, ingresando a San Javier por una senda vehicular. Ya empezamos a sentir el cantar de los gallos anunciando el amanecer.

Nos superaron dos corredores (un uruguayo, de Colonia, y un chileno). El “yorugua” me preguntó si venía lesionado en la pierna derecha, ya que me veía torcido. Se ofreció a llevarme la mochila. Le agradecí, pero pude seguir un poco más, aunque no pudimos acompañar su paso. Un poco más adelante, el Abeja decidió cargar con mi mochila, así yo podía “sostener” mi espalda. Ante mi comentario sobre si podríamos llegar “trotando” y la prueba que hice –lamentable-, el Abeja me convenció de hacerlo caminando. Ingresando al pueblo, una señora –que había vivido en Montevideo- esperaba el cruce de su hijo.

La llegada


Doblamos en la Plaza de San Javier y caminamos los últimos 3 km que nos separaban de la meta. El reloj marcaba poco más de 19 hs de carrera. Aunque podría haber sido mucho mejor, sin dudas el resultado era digno y nos sentíamos plenos. En cuanto ingresamos al sendero final –en la entrada del Hotel- sentimos la campana que sonaba anunciando nuestra llegada. Entre aplausos y con la foto “oficial”, nos dimos un fuerte abrazo con mi compañero de aventuras y recibimos nuestra medalla, tras haber completado la carrera en 19 h 12’, en las posiciones 151 y 152 (entre los 227 que llegaron).

En cuanto llegué, me ofrecieron un inyectable para curar el dolor de la espalda, cosa a la que accedí en el acto en la propia sala del Hotel. Subimos a la habitación, donde nuestros compañeros estaban descansando. Sacarme las medias fue una “tortura”, ya que las tenía pegadas por las ampollas, en particular el pié derecho “hecho bolsa”. Después de un corto descanso, bajamos cerca de mediodía a ver la premiación. El dueño del hotel me vio y me dijo: “Así que vos sos el que venía torcido. Me dijo un paramédico que cruzó en camioneta, que venía uno que casi seguramente no iba a llegar”. ¿Cuál fue el secreto para conseguirlo? Constancia, compromiso, solidaridad sobre todo en los momentos más duros, confianza en el compañero.

Siguieron llegando competidores hasta cerca de las 13:00 horas, con más de 25 horas de carrera. Cada arribo era motivo de una profunda emoción, con muchos llegando entre lágrimas. Vino la entrega de premios, la “choripaneada” con cerveza, y una buena siesta. En la tarde, bajamos a tomar mate al parque del hotel, donde vimos a muchos que ya retornaban a sus ciudades. Con Pablo estuvimos “desafiándonos” y hasta me mandé un par de piques “en chancletas” para demostrarle que estaba recuperado.

El festejo


A la noche, fuimos a cenar hasta el único lugar abierto que encontramos, sobre la ruta: La Fonda de Buca, donde descubrimos la fama que acompaña a Pablo en el pueblo, fruto de sus llegadas con Jose, el bombero, en las dos últimas ediciones. Trucha al queso azul, ensalada, vino “Cosecha Tardía” de Norton ... más los comentarios y las fotos de rigor con el dueño. La sencillez y calidez de la gente de este pueblo resulta emocionante, haciéndome recordar algunas situaciones que viví en mi niñez en Artigas, hace ya muchos años. Son esas recompensas que la vida nos pone por delante, que nos hacen sentir humanos, en un verdadero regalo para el alma.

Con la satisfacción de haber conseguido una meta que en lo previo tenía mucho de “imposible”, nos fuimos a dormir. A las 4:20 estábamos en pié, para salir rumbo a Montevideo a las 5:15, llegando a destino a las 18:45.

Consultando los resultados oficiales, encontramos:

- Pablo Lapaz (“Secretos en la Montaña”): 10h 51’ (16º , un carrerón!)
- Rubito Beledo (“Koala”): 13h 25’ (55º , pese a que el amigo Lapaz “lo dejó tirado”).
- Luis Castro (“Abeja”) y yo: 19h 12’ (151º y 152º , 23º y 24º en la categoría “veteranos” entre un total de 45).



Las frases

No puedo menos que transcribir algunas frases célebres, que creo resumen bien estas sensaciones:

- “Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo” (Oscar Wilde)

- “Tanto si crees que no lo conseguirás, como si piensas que sí, casi seguramente tengas razón” (Henry Ford)

- “Hay locuras que son poesía, hay locuras de un raro lugar, hay locuras sin nombre, sin fecha, sin cura, que no vale la pena curar” (Silvio Rodríguez)

Leyendo el libro “Nacidos para correr” (Christopher Mc Dougall), terminé de convencerme que es posible enfrentar cualquier desafío, con determinación y un adecuado entrenamiento. "Llegar es ganar", reza la camiseta de La Misión.

Los agradecimientos

A mis compañeros de aventura, verdaderos “monstruos”, que con sus condiciones humanas son la mejor demostración de la calidad de gente que es posible encontrar en cualquier rincón de este país. Estos cuatro días vividos a pleno, compartiendo ilusiones y realidades, fueron un verdadero regalo que la vida me dio. “Hermanos de la vida”, me gusta catalogarlos.

A los profesores del Gimnasio Sayago, que son un apoyo fundamental en los entrenamientos. A los compañeros de “Atletas del Sur”, (en particular, Víctor Trillas) con quienes comparto carreras y aventuras, siempre pendientes de estos desafíos.

A Adriana, que todavía estoy por averiguar cómo me soporta, con este ritmo. Encima de eso, a cada rato me enviaba un mensaje al celular reportando alguna noticia. A mis hijos –Maite y Gonza, los adoro- con quienes he tenido el placer de compartir algunas carreras. A Vivi, que aunque me “tire mala onda”, en el fondo está orgullosa de su Jorge.

A mi padre, a quien le debo la pasión por las carreras. “¿Vos estás bien, Jorge?”, me preguntó cuando le conté sobre este desafío. “Por favor, avisame en cuanto llegues, así me quedo tranquilo”, me pidió. Con sus 81 años, vive pendiente de su hijo que –algo tarde- también se decidió a correr.

¿Qué sigue?

El amigo Fernando Martínez (el “Doc”), neurólogo, me invitó a hacer el “Cruce de los Andes”, entre el 10 y el 12/02/2012, en “postas” (12 x 42K), en apoyo a la Fundación Livestrong (creada por Lance Armstrong) y el Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas. La idea es hacerla junto a un grupo de médicos (no todos corren habitualmente ... ) con ese fin social. Obviamente, le dije que sí.

Hasta pronto.

martes, 13 de septiembre de 2011

Hay locuras (Silvio Rodríguez)

A cuenta de la crónica que aún les debo, va este recuerdo de un fin de semana inolvidable, en el que -como dijera Pablo- "me recibí de ultramaratonista de montaña". La letra de esa canción de Silvio Rodríguez, resume mucho de esta "locura". En la foto, Luis "Abeja" Castro, yo, Pablo Lapaz y "Rubito" Beledo.


Hay locuras para la esperanza,
hay locuras también del dolor.
Y hay locuras de allá,
donde el cuerdo no alcanza,
locuras de otro color.

Hay locuras que son poesía,
hay locuras de un raro lugar.
Hay locuras sin nombre,
sin fecha, sin cura,
que no vale la pena curar.

Hay locuras que son
como brazos de mal:
te sorprenden, te arrastran,
te pierden y ya.

Hay locuras de ley,
pero no de buscar.
Hay locuras que son la locura:
personales locuras de dos.

Hay locuras que imprimen
dulces quemaduras,
locuras de Diosa y de Dios.
Hay locuras que hicieron el día,
hay locuras que están por venir.

Hay locuras tan vivas,
tan sanas, tan puras,
que una de ellas será mi morir.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ultra Trail del Champaquí 80K - Cambios al recorrido

Ultimas noticias desde San Javier!!!

Ya estamos instalados aqui desde hace varios dias, estamos ultimando los detalles de esta gran carrera. Los días estan a pleno sol y algo frescos. Hemos hecho una modificación al recorrido que ya figura en el mapa. Debido a un incendio producido la semana pasada en la Cuesta de los Cerros hemos anulado esta subida ya que hay mucha ceniza en el sendero y hemos habilitado la que se conoce como Cuesta de los Cercos y que pasa por el Puesto de Ferreira.
Entonces ahora desde la Largada en el centro de San Javier se deberán dirigir hacia el Puesto de Ferreira que está a 1500 msnm. Desde allí hacia arriba por la Cuesta de los Cercos hasta el filo que está a 2600 msnm. Allí llegarán al camino que va al Cerro Los Linedreos y al Cerro Champaquí. Deberan continuar por este camino hasta la cumbre del cerro Champaquí de 2778 msnm. Desde alli deberán bajar hasta el Puesto 2 (Puesto de Gonzalez) 2100 msnm. Alli podrán comprar comida y bebidas. Desde el Puesto 2 la carrera continúa con el recorrido original es decir que deberán ir hacia el Puesto 3 (Tres Arboles) donde también podrán reaprovisionarse. Desde alli subirán por el camino hasta la entrada a la Cuesta de las Cabras. Bajarán por esta Cuesta hasta salir al camino de la Estancia La Constancia y desde alli continuarán por el camino hasta San Javier y la llegada en el Hotel Yacanto.
El recorrido estará todo marcado con cintas blancas y amarillas. También haremos un gran despliegue de Patrulleros que estarán distribuidos por todo el recorrido. Durante la noche se marcará con luces químicas.
Recomendamos traer al menos dos caramañolas grandes para llevar agua especialmente antes de encarar la subida por la Cuesta de los Cercos, antes podrán juntar agua en el Puesto de Ferreira. Luego arriba en los filos hay un par de arroyitos donde podrán tomar agua.
Esta haciendo mucho frío por las noches asi que deben traer abrigo. Recuerden que durante la noche especilamente para bajar por la Cuesta de las Cabras es fundamental una buena linterna que alumbre muy bien.
Todo el pueblo de San Javier y Yacanto y nosotros los estamos esperando
para vivir una auténtica aventura!!!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Nueva etapa Camp. 2011 de la AAU - 9.3K ACJ

Leyendo "Nacidos para correr" (Christopher McDougall) encontré un pasaje que me parece es un buen resumen de la 13a. fecha del Campeonato de 10K de la AAU disputado en la jornada de hoy. Dice así: "Había comprendido el cuerpo, así que ahora se concentraba en el cerebro. En concreto: ¿Cómo se consigue que alguien quiera en realidad hacer todo esto? ¿Cómo se activa el interrumptor interno que nos convierte de nuevo en los Corredores por Naturaleza que alguna vez fuimos? No solo históricamente hablando, sino en nuestras propias vidas. ¿Se acuerdan? ¿Cuando éramos niños y tenían que gritarnos para que bajáramos la velocidad, corriendo como locos mientras jugábamos a policías y ladrones, liberando a nuestros compañeros y atacando la base enemiga en el patio de los vecinos. La mitad de la diversión a la hora de hacer cualquier cosa pasaba por hacerla a velocidad récord, y fue probablemente entonces la última vez en nuestras vidas en que alguien nos echó la bronca por correr demasiado rápido."

Sin dudas que estoy muy lejos de las experiencias que se cuentan en ese libro -cuya lectura recomiendo calurosamente-, pero por momentos me siento muy identificado. Esta mañana, después de desayunar y mirando hacia el cielo, percibí que finalmente hoy íbamos a tener una fecha del campeonato bajo agua, después de algunos "amagues". Lo tomé como una oportunidad para disfrutar chapoteando en los charcos, como hacíamos en nuestra niñez, sin preocuparnos por el clima. Es que creo que de alguna manera tenemos algo de eso, una especie de "locura" o inconsciencia propia de niños, aunque tengamos más de 50 ... Allá nos encontramos con los compañeros de Atletas del Sur, y -en broma- dije que los iba a retratar ya que el próximo fin de semana me esperan los 80K del Ultra Trail del Champaquí ... y no estaba seguro de volver ...

En la foto, aparecen. el Pollito Marcos Medina, Julito Curbelo, Pedro Rodríguez y otro compañero de River Plate. Mientras esperábamos calentando, el tiempo se ponía cada vez más amenazante, al extremo que ya prontos para largar, decidí ponerme la protección de nailon que me obsequiaron en oportunidad de la Maratón de Rosario en el año 2008.
Los compañeros de trabajo en el Banco -Fernando Zimet, su cuñado, Pablo Pintos y Jorge Georgieff- también se dieron cita, demostrando que tenemos funcionarios de excelente nivel profesional y que también comparten la misma pasión por las carreras de calle. ¡Porque miren que estaba feo el tiempo!
Apenas se dio inicio a la carrera, se desató una lluvia fuerte con gotas que parecían piedras de tan fuerte que caían. Salimos a buen ritmo, desde el Museo Oceanográfico en la Rambla de Montevideo. No pude hacer el cálculo del ritmo, pero hasta el primer puesto de hidratación -calculo unos 3.5K- fui junto al compañero Víctor Trillas. Allí, al intentar tomar agua, me ahogué y casi termino vomitando (perdón ...), lo que me llevó a parar un ratito para recuperar el aire. Ahí Víctor se me fue un poco adelante. A la mitad de la competencia, sobre la rambla casi llegando a Bv. Artigas, donde estaba el arco inflable de Ancap, llevaba 21'50". Casi enseguida, alcancé nuevamente a Víctor, pero en cuanto divisó a Kike Franklin (que iba unos 200 mts más adelante) trató de "llevarme" para alcanzarlo, pero decidí no apurar, ya que ayer estuve haciendo 1h 15' de trote con cuestas por el Prado y sentía el cansancio.
Llegamos a Edo. Acevedo y doblamos a la derecha. A esa altura, iba Piero Pinotti y Eduardo Medina (Olimpia), y un poco más adelante Ariel Imken (otro compañero del Banco). En la subida, pensé que iba a sufrir un poco por el esfuerzo de ayer, pero la verdad es que pude mantener el ritmo sin mayores dificultades. El chapoteo por los charcos de agua era parte de la diversión. A la altura de Rodó, alcancé y superé a Ariel, para tomar la última parte del recorrido -esos 300 mts finales- con una leve bajada. Ahí apuré el paso, para completar el recorrido en un tiempo neto de 44'40" (4'48"/K).
La leve molestia en la pierna izquierda no se sintió en ningún momento. De cualquier manera, el próximo martes tengo una ecografía de esa zona para descartar cualquier lesión, ya que el sábado-domingo tengo el tremendo esfuerzo de mi primera ultra maratón de montaña.
En la llegada, estamos con el compañero Víctor Trillas y el gran Willy de Armas, que el próximo domingo disputará su primera maratón en Punta del Este. Bienvenido al grupo de locos maratonistas, Willy. No hay marcha atrás.
¡Bueno! Mientras escribo esta crónica, veo en ESPN el programa ESPN Run, con imágenes de queridísimos compañeros corriendo la Half Maratón de Montevideo el pasado 14/8/2011. ¡Qué emoción ver esas caras de alegría frente a las cámaras!
En lo personal, me espera el próximo fin de semana el Ultra Trail del Champaquí, 80K de pura montaña con gran parte del recorrido a 2700 mts sobre el nivel del mar, con 24 horas para completarla. En representación del país, vamos junto a Pablo Lapaz (el experiente del grupo), Rubito Beledo y el Abeja Luis Castro. Prometemos fotos y crónicas a más no poder. Obviamente, el primer objetivo es llegar todos y bien. Con el Abeja la haremos juntos, pensando en llegar en no más de 20 horas (alrededor de las 8:00 AM del domingo 11).
Hasta pronto.