domingo, 31 de agosto de 2014

Fin de semana lleno de emociones. Ultra Trail del Mont Blanc y Zapadores


Durante esta semana, tuve el enorme privilegio de seguir a la distancia, el desempeño de los amigos uruguayos que fueron a disputar las diferentes carreras que conforman el Ultra Trail del Mont Blanc, con base en la coqueta Chamonix (Francia), sede de los primeros Juegos Olímpicos de Invierno. Este año no pude estar presente pese a tener los puntos que me clasificaban, ya que quedé fuera en el sorteo... Pero allí se dieron cita un grupo de uruguayos -de nacimiento o de adopción-, en sus diferentes carreras. En la mítica UTMB sobre 168 Km, participaron John Tidd, Luciana Moretti, Diego Rodríguez, Daniel Pérez y Pablo Lapaz. En la CCC sobre 101 Km, lo hizo Wilson Guillén; en la TDS sobre 119 Km corrió Berni Frau y en la OCC sobre 52 Km lo hizo Nicolás González.
El primer resultado fue el de Nico González, quien completó su recorrido en un tiempo total de 12:08:42, ocupando la posición 890 en la general de la OCC (225 en su categoría). Después, fue el turno de la emoción de ver fotos de la llegada de Berni Frau en la TDS con un tiempo total de 32:18:59, ocupando la posición 987 en la general de esta durísima prueba, y la 129 en su categoría. Ya ayer sábado, pude seguir paso a paso la evolución del "hermano de la montaña" Wilson Guillén, quien pudo completar -después de una noche de lluvia- los 101 Km de la CCC en un tiempo total de 26:16:02 ocupando la posición 1372 en la general y la 158 en la categoría.

Después de eso, fue el turno de seguir el desempeño de los representantes uruguayos en la UTMB. ¡Cuánta expectativa! John Tidd -como era previsible- culminó los 168 Km y casi 10.000 mts de desnivel acumulado en un tiempo total de 23:44:00 ocupando la posición 16 en la general y la 1a. en su categoría (un fuera de serie). Diego Rodríguez y Luciana Moretti corrieron juntos, ya que arribaron en 31:03:58 y 31:04:00, ocupando las posiciones 136 y 137 en la general, 73 y 9a. en sus categorías. Sin dudas, lo de Diego y Luciana también es "fuera de serie". Lamentablemente, Daniel Pérez quedó en Trient después de 139.7 Km y un tiempo de carrera de 31:44:18 (no tengo información, aunque supongo que habrá abandonado por algún problema físico).
 
En la tarde y noche de ayer, fue el turno de seguir atentamente el excelente desempeño de Pablo Lapaz, compañero de entrenamientos, hermano de la vida. Andaba por el lugar 682 a falta de 18.5 kilómetros, cuando le quedaba la subida a la Téte aux Vents y la bajada a Chamonix. La página oficial estimaba que llegaba alrededor de las 9:15 de la mañana de Chamonix (4:15 de Uruguay), pero en mi caso calculé que lo hacía en media hora menos. Es que recuerdo lo que fue su descenso del año pasado... Así que -la mente y el cuerpo tienen memoria- me desperté a las 3:20 de la madrugada sin necesidad de despertador.


Esto fue lo que escribí en Facebook:

"¡Cuánta satisfacción! Despertarte en la madrugada y estar pendiente de la llegada de un hermano de la vida, no tiene precio. Pablo Lapaz, finisher del UTMB, posición 611 (mejoró más de 600 posiciones en relación con el año pasado), Clas. 248 en su categoría, llegando a las 08:56 (3:56 de Uruguay) a Chamonix, Tiempo de carrera, 39:24:21. Velocidad 4,28 km/h. Además, pude verlo en la cámara de la Family Zone."

Berni Frau me escribió: "Marciano. Extraterrestre. Animal. Máquina. Robocop. Así se dice Lapaz en francés". Pasó a 70 en los últimos 18.5 Km, su promedio de carrera fue 4:28 Km/h, y en los últimos 7.2 Km corrió a un promedio de casi 7 km/h, con 160 kilómetros y 10.000 mts de desnivel en las patas... Un monstruito.Ya tempranito en la mañana, me llamó Pablo, donde me comentaba -pletórico de alegría- sobre esta tremenda experiencia. El año pasado ocupó la posición 1235 (501 en la categoría), con un tiempo total de 43:38:03. Es mi amigo, mi hermano de la vida, con quien voy a correr 300 Km el año próximo. ¿Cómo no estar orgulloso?

 Hoy fue mi turno, sobre una distancia y dificultades notoriamente menores... Me reintegré al campeonato de 10K de la AAU, en la fecha organizada por Zapadores con largada y llegada frente a la Aduana de Oribe, en la rambla del Buceo.
 En la foto, están algunos de los compañeros de entrenamientos en el Gimnasio Sayago, que de a poco se han ido sumando a las carreras de calle.
 Corrí a un ritmo bien controlado y sostenido, tratando de preservar mi físico considerando la fuerte carga de carreras que traigo. Largamos hacia el Este, para girar en la zona de Punta Gorda y retornar al punto de largada. En el camino, encontré al Pelado Peña que corría junto a Adri Rodrigo, en su retorno a las carreras de calle. ¡Cuánta satisfacción ver a estos amigos que siguen al firme en esta disciplina!

Completé el recorrido de 10.06 Km en un tiempo neto total de 50m 41 seg., así que no puedo menos que sentirme conforme con el ritmo de carrera.

El próximo fin de semana me espera la Half Maratón Montevideo en la rambla, mientras sigo sumando kilómetros para la Short Mision en el Champaquí (Córdoba) el 04-10 y el Maratón de Nueva York el 02-11. Nos vemos, en la ruta.

lunes, 25 de agosto de 2014

Runfit Adventure Race 2014 - Salto del Penitente

En la mañana de la denominada "Noche de la Nostalgia" aquí en Uruguay, se disputó la 1a. edición de la Runfit Adventure Race en Salto del Penitente, con dos distancias: 8 y 15 Km. Fue una iniciativa del inquieto Fabián Laureiro, editor de la Revista Runfit, quien tuvo la brillante idea de organizar esta carrera en un lugar único de las sierras de Minas. Con seguridad, en los días previos y ante la amenazante previsión del tiempo -alerta meteorológica, lluvias abundantes- debe haber pasado por momentos de zozobra, tratando de "rezarle" a sus dioses para que se apiadaran y le permitieran atravesar con éxito por esta prueba.

No solamente resulta muy arriesgado asumir el desafío de sacar una revista como Runfit -excelente, por donde se la mire- en un mercado muy reducido como el de Uruguay, a "pulmón", con escasas posibilidades de contar con apoyos comerciales, sino que además el amigo se la jugó por organizar una carrera "distinta", en un lugar alejado de Montevideo, y en pleno invierno. Ya desde el jueves pasado se anunciaban lluvias intensas. Sin embargo, el tiempo se fue comportando bastante bien, con temperaturas elevadas y una lluvia "tolerable" durante la madrugada previa. En mi caso, me había ido hasta Punta del Este, así que temprano emprendimos el viaje con Adriana hasta Salto del Penintente, donde llegamos alrededor de las 9.40. Hacía calor y había bastante humedad, lo que hacía prever una carrera complicada.


 Algunos de mis "hermanos de la montaña" ya se habían alojado en la noche previa allí en el Salto, así que en cuanto llegamos, los encontré y estuvimos conversando sobre los próximos desafíos. ¡Es que con algunos de ellos, nos vamos a correr al Cerro Campaquí (San Javier y Yacanto, Córdoba) a principios de octubre!. Un número muy interesante de corredores se sumó a la iniciativa de Fabián, demostrando que cuando las cosas se hacen con seriedad y en un entorno único, somos muchos los que decidimos apoyarlo y disfrutar a pleno de este contacto con la naturaleza.

 Dado que venía de los 80 Km de la Half Mision en Serra Fina (Minas Gerais) durante los días 9 y 10/08, decidí salir a ritmo bien controlado, tratando de ver cómo me sentía físicamente después de ese tremendo esfuerzo. Tanto quienes corrían 8 Km como los que hacíamos 15 Km, salimos hacia el sur por trillos de pasto con algunos cruces de agua, para ir separándonos de a poco.
 Cuando llevábamos 1.5 Km atravesamos el primer alambrado, momento en que noté que se me había roto el chip que llevaba en el calzado, pero continuaba bien atado. A los 1.8 km volvimos a atravesar otro alambrado, para continuar avanzando y salir a una carretera de tierra, donde tomamos a la derecha.

Un poco más adelante, encontré a Paola Nande que avanzaba caminando. Se sentía mal del estómago, al extremo que me dijo que posiblemente cambiara a los 8 Km en el punto de hidratación -donde nos separábamos-, momento en el que iba a evaluar su situación. En ese tramo, encontré a Ezequiel
 Paysée, un debutante en esta disciplina y conocido de Fabio Guillén (el amigo que corrió la Short Mision en Serra Fina), con quien fuimos tirando durante un buen rato e intercambiando información sobre estas carreras.

 Me vino muy bien todo ese tramo, ya que pudimos trotar sin preocuparnos por el ritmo que llevábamos, casi exclusivamente pendientes del precioso entorno de esta zona mística del Uruguay.  Con seguridad, Ezequiel será otro "fanático" de las carreras de aventura. Es más, ya me dijo que piensa ir a correr el año próximo a Serra Fina...

 Con bastante calor, llegamos al primer puesto de hidratación ubicado a los 5.5 Km., momento en el cual Paola se detuvo para intentar recuperarse. Ya allí me confirmó que iba a seguir el recorrido de los 8 Km, pues no se sentía bien. En esos tramos, también encontré a otros dos nuevos compañeros que irán al Champaquí, Andrés Silva y Andrea Molinari.

Con Ezequiel pudimos mantener un ritmo consistente. Físicamente me sentía muy bien, sin sufrir dolores musculares como temía en la previa, ni agotamiento como resultado de la enorme carga de hace dos semanas. 
 Alrededor de los 11 Km, un corredor estaba acostado intentando recuperarse de una torcedura de tobillo, ayudado por otro compañero que nos indicó que se quedaba a auxiliarlo. Al confirmar que era un problema muscular, continuamos nuestra marcha rumbo a la meta.

En ese momento, Ezequiel empezó a quedarse un poquito atrás, y casi enseguida encontré a "Caroteno" Chabalgoity quien avanzaba junto a otro debutante -Pablo- quien casi seguramente vaya a correr al Champaquí. ¡Otro más! Vamos a ser una "patota" en las sierras de Córdoba. Las conversaciones que siguieron, fueron de lo mejor de la jornada. No puedo negar que me encanta compartir mis experiencias de carrera con estos recién llegados, así que pude explayarme en recomendaciones para los entrenamientos y carreras.


 Caroteno también se quedó un poquito, y con Pablo seguimos avanzando para encarar la última larga subida entre piedras, para casi enseguida atravesar un alambrado y salir a unos escasos 500 metros de la meta. ¡Y en bajada!. Con Pablo corriendo a muy buen ritmo, completamos los 14.5 Km que me marcó el GPS en un tiempo neto total de 1 h. 38 min. 33 seg. (promedio de 6m 48s/km), en la que fue mi carrera No. 315.

¿Qué agregar? Dije al principio que esta fue la "primera" edición... es que con seguridad esta será una cita ineludible de cada año, a la que se le agregarán otros recorridos. La atención durante la carrera fue muy razonable, con puestos de hidratación bien ubicados y un recorrido muy bien señalizado, comprendiendo tramos por diferentes terrenos en una zona única de Uruguay. La muy buena concurrencia, demuestra que este tipo de iniciativas tienen un muy amplio apoyo entre quienes disfrutamos de esta disciplina. Es más, podría haber estado un poquito más "duro", así teníamos un poco de anécdotas para contar. Salvo un corto tramo con mucho barro muy cerca del final, el resto estuvo caracterizado por un terreno firme y seco.

¡Qué bueno habría estado si caían algunas gotas de lluvia durante la carrera! Gracias Fabián Laureiro, Revista Runfit, Schnell, guardaparques del Salto del Penitente, amigos y compañeros de carrera. Gracias a todos los que me ofrecen sus fotos.

Nos vemos, en la ruta.


miércoles, 13 de agosto de 2014

CRÓNICA HALF MISION SERRA FINA 2014 - 80 KM del más duro y puro ultra trail de montaña (y una revancha)



El pasado fin de semana, tuve revancha en la 2da. Edición de la Half Mision Serra Fina, ultra trail de montaña de la serie La Mision, desarrollada en la coqueta Passa Quatro, pequeña ciudad de entrada al sur de Minas Gerais, equidistante entre Sao Paulo y Río de Janeiro.
En octubre de 2013, había intentado completar los 80 Km y no lo pude conseguir, ya que abandoné en el Km 50. Había viajado junto a Jorge Nin, Douglas Hernández, Martín Zanabria y Wilson Guillén –quienes llegaron a la meta-, y Paola Nande, Andrea Ayala, Elbio Carrasco y Alejandro Chabalgoity (que también abandonaron). Cometí errores en esa oportunidad –sobre los cuales ya me referí en su momento-, así que en esta instancia llevaba además de esa experiencia, el conocimiento de gran parte de las condiciones del terreno.

Passa Quatro es un rinconcito privilegiado, donde la naturaleza se ofrece en su versión más pura rodeada de sierras, donde sus 18.000 habitantes viven a un ritmo envidiable que me hizo recordar a mi querida ciudad de Artigas durante mi niñez. Hay momentos en que parece “atrapada en el tiempo”, en particular cuando se escucha el sonido de su viejo tren –la “María Fumaca"- que recorre la zona, o cuando la gran mayoría de negocios cierra sus puertas para la casi obligatoria siesta. Con sus casi 500 años de historia a cuestas, la ciudad es un testimonio vivo del pasaje de la “Estrada Real” (hoy, su calle principal con adoquines), camino que en la época colonial era utilizado por el imperio para trasladar hasta la costa, el oro extraído de las minas para su embarque hacia Portugal.

Me correspondió el No. 308 y fui uno de los 125 que largamos la distancia mayor -80 Km-, en tanto el otro uruguayo participante –Fabio Guillén- corrió la Short Mision sobre 40 Km, donde  largaron 144 competidores. Con la ansiedad propia de quienes se van a enfrentar a un desafío muy difícil después de un fracaso anterior, durante la noche previa dormí poco pese a que había dejado todo pronto para la carrera. El “cajón de salida” estaba ubicado en la calle principal de Passa Quatro casi frente a la iglesia ("de aquí se sale para la misión", dice una inscripción a la entrada; yo salí para la "media misión"), donde la mañana nos recibió con un sol radiante pese al frío reinante, propio de esta época del año en una ciudad que está ubicada a 900 msnm. Considerando las condiciones en las que se iba a correr –con un límite máximo de 26 horas-, decidí cargar con abundante abrigo en mi mochila.

Todos nos encomendamos a nuestros dioses -en mi caso, familia, hijos, amigos, y quienes ya no están-, con una mezcla de temor por el reto que vamos a enfrentar y la confianza de haber hecho lo humanamente posible por llegar en condiciones. ”Quienes van a morir, te saludan”, le decían los gladiadores al César antes de la batalla. En general me lo repito un poco en broma, pero es indudable que una sana cuota de preocupación en esas circunstancias, nos hace humanos. ¡Y vaya si somos humanos! Un poco locos, pero finalmente humanos. Es que más allá del entrenamiento consistente, parodiando a Forrest Gump quien decía que “la vida es como una caja de bombones, nunca se sabe cuál te va a tocar”, una carrera también lo es, pues está llena de circunstancias. Recordé a mi padre –fallecido hace poco más de un año- que se preguntaría qué estaba haciendo a mi edad enfrentando esos desafíos, a mi hermana Estela y a mi amiga Raquel –sobrevivientes de cáncer, grandes luchadoras de la vida- y arranqué con una sonrisa después de saludar con un beso a Adriana y prometerle que si llegaba en menos de 23 horas le avisaba por teléfono; de lo contrario llegaba después.
A las 9:00 AM se dio la largada, y junto a Fabio salimos a ritmo bien controlado por las calles de la ciudad, por donde corrimos unos 2 Km para cruzar la ruta e ingresar a caminos de tierra en general en leve subida, con rumbo al Refugio Serra Fina ubicado a 1500 msnm. “Cuando enfrentes la cima, camina”, es el lema que he adoptado en este tipo de disciplinas, ya que ello permite guardar energías para los momentos más duros -que siempre llegan-, así que ya en ese tramo fui intercalando trotes y caminatas. En el Refugio –Km 13, en aprox. 1h 45 min- estaba el primer puesto de hidratación, aunque no me detuve pues llevaba suficiente líquido. Ingresamos a la izquierda por trillos de pasto también en subida, con rumbo al Tijuco Preto, cerro con 2350 msnm, punto donde alcanzamos los 17 Km de carrera. 
Ya la pendiente de subida se hacía sentir, con algunos tramos ayudados por cuerdas dadas las dificultades del terreno. Ingerí un suplemento energético “Shot 6 hours”.  Se levantó un poco de niebla y el viento se hacía sentir, pero nada que impidiera el avance. Desde ese punto empezamos la bajada hacia la Reserva Ibama, punto que alcanzamos a media tarde con 30 Km de carrera, y ubicado a 1000 msnm. Avanzaba a buen ritmo, sintiéndome en general mejor de lo previsto, pues en ese punto llevaba unas 6 hs 30 min de carrera. Además de la hidratación, recibí un poco de Coca Cola de un asistente, que me renovó el alma… ¡qué bien se siente una bebida refrescante en esas condiciones! Ingerí medio sandwiche reforzado  que llevaba, ya que –una vez más- me costó bastante tragar.

Después de un muy breve descanso, salí para hacer el largo recorrido por camino de tierra en subida (que el año pasado hice en sentido inverso) hacia la Fazenda Paiolinho, ubicada a unos 15 kmts de distancia, punto ubicado a 1600 msnm en el que completamos unos 45 km de carrera. Se hace interminable, al extremo que hay momentos en que uno se cuestiona si el GPS mide adecuadamente las distancias. Llegué alrededor de las 18.00 horas (llevaba 9 horas de carrera), así que mi estimación era de poder completarla en poco más de 20 horas. “Algo debe estar mal”, pensaba, y efectivamente minimizaba las dificultades que me esperaban, pese a que las había ya enfrentado en 2013. En ese punto, me abrigué bastante, comí algo más del sandwiche, repuse mi mochila de hidratación y caramañolas, descansé un poquito y emprendí la subida hacia Pedra da Mina, ya con la linterna encendida.

¡Qué duro camino! Al poco rato de empezar a subir, encontramos otro Puesto de Control donde un corredor descansaba, cosa que también hice durante unos 10 min pues me sentía cansado. Ingerí el 2do suplemento “Shot 6 hours” y me cayó mal. Seguí el camino cuando me alcanzó Mónica Barg (marplatense, con quien llegamos casi juntos en La Mision de 2014), para irme un poco adelante pero casi enseguida volver a detenerme pues me sentía muy mareado. Dormité un poco al costado del camino, volví a subir y un poco más adelante nuevamente me detuve. A los pocos minutos vomité mucho… puro líquido. Me vinieron escalofríos, dudé sobre qué hacer (¿sigo subiendo, o vuelvo al puesto anterior y abandono?). Esperé unos 5 minutos y me sentí notoriamente mejor, así que decidí seguir, para alcanzar a Mónica un poquito más adelante. Cuando le comenté sobre mis dificultades, me dijo “Ah, eras vos, te escuché en la noche”. Seguimos juntos por un buen tramo durante la noche, subiendo casi siempre a ritmo muy lento, ayudados en los tramos más técnicos por cuerdas puestas por la organización, hasta que Mónica empezó a quedarse un poquito más atrás.

“Hacé tu carrera”, siempre me recomienda Pablo Lapaz, así que seguí a mi ritmo en la madrugada. Alcancé el punto más alto de la competencia –Pedra da Mina, casi 2800 msnm, con 54 km de competencia- en plena madrugada, para seguir por los filos de las sierras en un continuo subir y bajar. Divisaba las luces de las linternas de quienes iban más adelante, así que tenía una idea bastante clara de la dificultad del recorrido que me esperaba. Cuando se me agotaron las baterías del GPS, en medio de una cierta desazón y ofuscado, decidí no volver a cambiarlas y olvidarme de la tecnología. “Voy a seguir guiándome por el recorrido marcado, estimando las distancias y ritmos, considerando mi estado físico”, me dije. ¡Cuánta irracionalidad! Pero fue lo que sentí, que debía apelar a mis condiciones sin importar las informaciones que pudiera brindarme un GPS. ¿Cómo podemos quienes nos consideramos “racionales”, descartar las ayudas tecnológicas y guiarnos por el corazón y el espíritu? Estas son quizás, algunas de las cosas por las que este tipo de disciplina me atrapa tanto. En mi caso, son preguntas sin respuestas, o al menos, las guardo como parte de mis descubrimientos, que disfruto de un modo “egoísta”. “Lindo haberlo vivido, para poderlo contar”, cantaría José Carbajal “El Sabalero”.

No podía ingerir ningún alimento, pues temía volver a sentirme mal del estómago, razón por la cual seguí solamente tomando agua que recogía de las pequeñas cascadas del camino. Un poco después de las 5:00 AM empecé a divisar los primeros rayos de sol que pugnaban por salir, lo que me permitió disfrutar de un espectáculo maravilloso, en lo más alto de la sierra con una capa de nubes abajo a mi izquierda y un panorama casi totalmente despejado hacia la derecha que permitía ver las luces de una ciudad a lo lejos. Bajamos y encontré el PC donde estaba el cordobés Jose “El Clavo de Hierro”, quien me dijo que me faltaba la subida a “Capim Amarelo”. ¡Y yo que pensaba que unos de los cerros que ya había hecho era ese!  En esas condiciones, la experiencia me ha demostrado que lo que corresponde es mantener la calma y el ritmo constante, pese a que sea lento, ya que un paso tras otro permite superar cualquier obstáculo.

Alcancé el último punto elevado –Capim Amarelo, 2450 msnm con 60 Km de carrera-  poco después de las 6:00 AM junto a otros dos corredores, con quienes fuimos intercalando posiciones, hasta que se fueron adelante. ¡Es que eran bastante más jóvenes que yo! La muy pronunciada bajada resultó muy peligrosa, como ya lo había sido la de Pedra da Mina, con varios tramos donde hice “culipatín”, me ayudaba con las cuerdas puestas por la organización o en ramas, en algunos casos sin ver el camino donde se pisa dada la enorme cantidad de pastizales y "capim" que todo lo cubre… ¡si llega a llover, es imposible correr en este circuito! “Solamente me faltó sentarme en una roca y ponerme a llorar”, diría Mónica. Pero no estamos hechos para dejarnos vencer por las dificultades.

Sentía un dolor bastante fuerte en varios dedos de los pies, fruto del roce en la bajada como consecuencia de la enorme pendiente. Finalmente alrededor de las 7:30 llegué al punto en el que salíamos al camino de autos que lleva a Refugio Serra Fina y de ahí a Passa Quatro. “Me faltan 14 Kmts, ya estoy dentro del tiempo”, me dije. Llegué al Refugio –Km 67- y continué camino después de saludar a los de la organización que controlaban el paso. Recién en ese tramo empecé a sentir sueño y cansancio, así que decidí no hacer locuras y mantener el ritmo lento, aunque me superaron algunos corredores en ese tramo. La bajada me complicaba bastante por el dolor que sentía en los pies, al extremo que me juré sacarme el calzado en cuanto llegara a las calles de adoquines de Passa Quatro (cosa que por suerte no hice... todavía me queda un poco de cordura). En ese tramo, me acompañó durante unos minutos, un “paisano” en bicicleta con el que fui conversando, quien me contó que nunca en su vida había subido hasta Pedra da Mina, pese a que vivió toda su vida allí.

Llegué a las calles de la ciudad, até la bandera uruguaya a uno de los bastones, me saqué el casco y emprendí un trote muy suave por los dos últimos kilómetros. Completé el recorrido en 24 hs 44 minutos (18 min 33 seg/km), con  4200 mts de desnivel acumulado positivo, en la que ha sido la carrera más dura que he corrido hasta el momento (es la No. 34 de 42 Kilómetros o más). Me esperaba Adriana -¡qué mejor recibimiento!- y el amigo Fabio Guillén, quien había completado sus 40 Km en 7hs 50 min.

Obviamente, me queda la enorme satisfacción de haber podido completar el desafío más difícil –por las razones expuestas-, y de haber ocupado una posición digna: 66 en la general entre 126 que largaron (abandonaron 51, un 40.5%), en tanto en mi categoría “Veteranos B”, ocupé la 7ª posición entre 15 que largaron (pero los otros 8 no llegaron…). Fue mi carrera No. 314, con un total de casi 5300 kmts acumulados en competencias, Fabio ocupó la posición 72 entre 144 de su distancia, y la 5ª posición en la categoría entre 14 (excelentes resultados, para el debutante).

Después de la llegada y del control del equipamiento obligatorio, esperamos la llegada de otros competidores y nos fuimos hasta la Pousada Tia Ana. En el camino, vimos llegar a Mónica, quien completaba su recorrido, lo cual me provocó un enorme alivio ya que me estaba sintiendo con un poco de culpa por no haberle hecho el aguante en lo más duro de la montaña. Hoy recibí un correo que decía: “… que lo vivido aun me pesa, que tengo moretones en los codos porque me caí un par de veces y me agarré a la montaña con los codos jaaa. En un par de días haremos planes nuevos y pondremos la mirada adelante. … yo el 4 y 5 de octubre me voy a la caminata a Luján;  es desde Buenos Aires a Luján porque acompañamos a una amiga que cumple 50 a hacerla. Y  después no sé, veremos. Vamos el año que viene a la diagonal de Fous?” No hay caso, no estamos bien de la cabeza.

¿Por qué extraña razón, personas con una vida “normal”, tranquila y llena de ocupaciones, son capaces de dejarlo todo durante un fin de semana para pasarse más de 24 horas “non stop” en las condiciones más duras que se puedan imaginar (y las que no, también), simplemente por la satisfacción de decir “yo lo hice”, o de probarse un nuevo límite y no encontrarlo? Esto es quizás el gran sentido de la vida, jugar muchas veces al límite para experimentar esa extraña sensación de quedar sin aliento, y volver a renacer con la misma o más fuerza. “No sé dónde está el límite, sí sé dónde no está”, diría Josef Ajram.

Algunas opiniones sobre el recorrido y la organización. La carrera es casi de “autosuficiencia”, pues lo único que la organización brinda durante el recorrido, es agua mineral en algunos puntos (en otros, hay que recogerla de arroyos), y no hay lugares donde poder comprar comida, por ejemplo. En tanto el año pasado en el Paiolinho había sopa caliente y té, en esta oportunidad no había nada. Las enormes dificultades del terreno la hacen muy peligrosa, lo cual genera muchos abandonos (hasta ahora no había visto ninguna carrera con un porcentaje tan alto), así que –en mi opinión- o se introducen algunos cambios o está condenada a restringirse a un número muy reducido de competidores de primerísimo nivel, optando los demás por correr la Half Mision en Champaquí (Córdoba), donde las condiciones son bastante más disfrutables. Sería una lástima. No quiero olvidarme del excelente chocolate caliente con el que nos esperan en la llegada, ni de la calidez personal de Togumi, el Guri y demás colaboradores.

Nos vemos, en la ruta. Por lo pronto, el 24.08 correré los 15 Km de Runfit en Salto del Penitente, la Half Marathon Montevideo el 07.09, en tanto lo más destacable que me espera en el año es la Maratón de Nueva York. No descarto correr la Short Mision en el Champaquí, pero veremos más cerca de la fecha.