sábado, 27 de diciembre de 2014

LA MISIÓN 160 Km en Villa La Angostura, 02/2015


Entre el 14 y el 17 de febrero,  estaré participando de La Mision en Villa La Angostura. Será mi 4a edición consecutiva, después de haber iniciado estas aventuras invitado por Pablo Lapaz en 12/2011 en San Martín de los Andes ( 69h 18m), en 12/2012 con 63h. 42m, y en 02/14 con 55hs 34m., en esta última edición junto a los Hermanos de la Montaña. Este próximo año, 10 a edición de la carrera,  será el inicio de los entrenamientos fuentes para la Gore-Tex Transalpine Run,  en agosto. 

En este video, tengo el honor de aparecer en el min. 2.56 junto a la marplatense Mónica Barg, y en el min. 4.35 festejando en la llegada. A los 5.17 aparece el gran Berni Frau, junto a sus compañeros.

sábado, 20 de diciembre de 2014

VILLA SERRANA ULTRA TRAIL 2014


El pasado sábado 13 tuve el privilegio de disputar la primera edición de la "Villa Serrana Ultra Trail", carrera que ofrecía cuatro distancias: 10, 21, 42 y 84 Km, con la organización de Leo Yozzi y su equipo. Considerando la enorme cantidad de kilómetros corridos en este año, me inscribí en la distancia "42 Km" (que en realidad fueron 39), modalidad en la que también largaron Douglas Hernández -con quien fuimos hasta la carrera, pernoctando en el Salto del Penitente- y Susana Dalmás (compañera de entrenamientos en el Cantero). Los amigos Pablo Lapaz y Ruben Beledo, largaron la distancia mayor (en realidad fueron 91 Km) a la 1:30 de la madrugada, razón por la cual viajaron en la tarde del viernes ya que debían asistir a la charla técnica en El Mesón de las Cañas en la noche. El clima hacía prever una jornada calurosa.

Con Douglas cenamos en Minas y nos alojamos en el Salto del Penitente, donde pudimos dormir poco... a la madrugada, no más de las 2:30 empezamos a sentir ruidos de vehículos y gente. Eran corredores que habían viajado de algún otro punto y decidieron hacer "base de operaciones" allí, pero no para descansar. Por tanto, pudimos dormir muy poco.

A las 5:10 salimos rumbo a Villa Serrana, ya que aún debía retirar mi número, correspondiéndome el 430. Apenas empezaba a despuntar el sol, los 32 competidores de esta distancia salimos rumbo a las sierras, donde ya desde el inicio Diego Rodríguez se puso al frente a un ritmo sostenido. He tenido el privilegio de recorrer zonas de diferentes partes del mundo en horarios variados, pero indudablemente la paz que se respira en las sierras de Minas, a primeras horas de la mañana, es inexplicable. Cuando fui a retirar el certificado médico para la carrera, el deportólogo me lo extendió pero dejó constancia en la ficha de que no era partidario de que corriera esa distancia, ya que hacía 5 semanas que había participado de la Maratón de Nueva York... Le prometí que la iba a hacer a ritmo bien controlado, sin exigirme en ningún momento, así que salí a trote suave.

Alrededor del Km 5, me alcanzó y superó Susana Dalmás seguida por Lucía Daglio. Nos saludamos muy brevemente y seguimos en general subiendo por caminos de campo, alguna servidumbre, atravesamos innumerables alambrados y en alguna ocasión, chapoteamos en el barro. Este tipo de terrenos me encanta... Por el km 8, me alcanzó Mary Martínez y también de a poco se fue adelante. ¡Ya ni en la categoría femenina compito!

 Pese al sol que ya bañaba todo el panorama, el día seguía estando algo fresco, lo que resultaba ideal para trotar a campo traviesa. En muchos tramos, el recorrido estaba marcado con cintas en el medio del campo, sin ninguna huella que nos ayudara, razón por la cual había momentos en que debíamos esquivar matorrales, espinas, piedras y demás obstáculos del terreno.

 Viendo paisajes como el de la foto, hay momentos en que a uno le vienen ganas de quedarse un largo rato dejando volar la imaginación; ni que hablar cuando en medio del monte, se escuchan cantos de pájaros y se perciben aromas puros. En general, avanzaba en soledad -como me gusta-, escuchando apenas a lo lejos, algunas voces de otros corredores que en las sierras se propagan con facilidad. Cuando conseguía divisar alguna camiseta naranja en medio del campo, me daba cuenta que estaban a no menos de 500 metros, pero los sonidos parecían venir de muy cerca.

Llegamos al puesto de hidratación en el Km 13 -atendido por personal del Ejército Nacional-, momento en el que giramos a la izquierda por una carretera de balasto por unos dos kilómetros. En ese tramo, encontré al gran Miguel Angel Rivadavia (Rocha), que había largado los 84 Km (llevaba unos 30 Km aprox. a esa altura). Conversamos brevemente, nos sacamos la "selfie" y continuamos nuestro camino.
 Volvimos a ingresar a senderos de campo, para emprender un recorrido ahora generalmente en bajada, hasta llegar a la base del Salto del Penitente. El panorama es impresionante, como pueden ver en las fotos.
Las señales indicaban subir la sierra entre piedras y matorrales. No es necesario agregar que este tipo de dificultades son las que más me agradan, así que me puse a subir a marcha firme, con un par de competidoras que veía iniciar la subida. Cuando llegué a la cima, al otro lado del arroyo Penitente frente al parador, había un puesto de abastecimiento con comida y abundante hidratación también atendido por personal del Ejército. Me alimenté y tomé un par de vasos de Coca Cola, mientras conversaba con los que lo atendían. Me comentaron que "dos mujeres que  andan volando pasaron hace unos 10 minutos" (Susana Dalmás y Lucía Daglio).


Enseguida nuevamente emprendimos la bajada de la sierra, para llegar después de un largo rodeo nuevamente al arroyo Penitente, donde debíamos cruzar hacia el otro lado. Atravesé el monte y nuevamente venían tramos en subida por el filo de la sierra, saltando por centenarios cercos de piedras y esquivando muchas espinas. Ya el sol estaba haciendo sentir su rigor.


 Volví a salir a la carretera de balastro que había recorrido en la ida -cuando encontré a Miguel-, para ver a Mary Martínez que avanzaba unos 500 metros delante. Conversé brevemente con el soldado que estaba en el punto (un "olimareño" que en sus tierras había sido corredor de calle) -llevaba unos 28 Km-, me saqué algunas piedritas del calzado para evitar molestias, y seguí mi camino.
 En el Km 31, nuevamente alcancé el punto de abastecimiento que a la ida estaba en el Km 13, punto donde se daba el retorno de quienes habían largado los 21 Km, así que nuevamente empecé a encontrar corredores en el camino. Dado que ahora tenía una noción bastante clara de las distancias, iba indicando a quienes venían los metros que les faltaban para la hidratación y el retorno. A 500 metros de allí siento que me dicen "Jorge Xavier"... Era Mariella Puppo, compañera de trabajo en el Banco, que estaba de vuelta después de una larga lesión y disputaba su primera carrera del año.


A falta de unos 3 kilómetros, ya llegando a Villa Serrana, alcancé a Mary Martínez que venía bastante "fundida". Se alegró de que no fuera una mujer , ya que su preocupación era no perder el 3er lugar en la categoría. La acompañé durante un tramo en bajada, hasta que finalmente me insistió en que siguiera. Yo venía a un buen ritmo, superando a varios de los 21 Km que iban más adelante. Finalmente, con un tiempo total de 5 hs. 20m 50 seg. completé el recorrido "haciendo avioncito" en los tramos finales (7:38/km). No me puedo quejar. Me sentí entero en todo momento, regulé los esfuerzos sin hacer locuras, y marqué un tiempo mejor de lo esperado.  
Raúl Previtali y Fernando Botta aparecen en la foto, completando también el recorrido con una sonrisa de enorme satisfacción. El la llegada, me entero que Susana había sido primera entre las damas, en tanto Douglas fue 2do. entre caballeros.
 Encontré también a Julio Sosa -que corrió los 21 Km-, con quien compartiremos Patagonia Run en abril, en San Martín de los Andes. Ahí tienen la foto con su bebé en brazos.

En la distancia mayor, el triunfo fue para el argentino Gustavo Reyes junto al maragato Martín Rodríguez -9:13:54-, en tanto completó el podio Fernando de León -el yerno de Fabio Guillén, mi compañero de Passa Quatro, Minas Gerias- con 10:07:53. Rogelio Fernández fue cuarto con 10:13:43 en tanto los "monstruitos" Pablo Lapaz, Ruben Beledo y Aníbal Lavandeira llegaron 5os. con 11:57:46. En damas, María Cantera -14:58:50- y Ana Do Carmo -15:22:29- se subieron al podio.

En los 42 Km, el ganador fue Diego Rodríguez -3:27:54-, seguido por Douglas -3:56:52- y Juan Caraballo -3:57:38-. Ocupé la posición 17 entre 32 corredores. En damas, Susana marcó 4:56:03, Lucía Daglio 5:06:19 y Mary Martínez 5:22:12.

¿Qué agregar? Excelente recorrido y organización, en una carrera que ojalá tenga sucesivas ediciones.


El domingo 14 fue la fiesta de fin de año de El Cantero Entrenamientos. Allí aparezco rodeado de amigos mientras disfrutábamos de un precioso día de sol.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Gore-Tex Transalpine Run, 268 km, 16800 mts. de desnivel.

Si, este sujeto se dará un gusto en 2015, corriendo esta espectacular carrera que atraviesa los Alpes,  3 países en 8 etapas,  junto a Pablo Lapaz conformando el Equipo Charrúas.  Nada como sentirse vivo. Objetivo: llegar dignamente. Parece increíble si pienso que empecé a correr en agosto de 2006, y que tendré 55 años. Será otra preciosa oportunidad de rendir homenaje a la memoria de mis padres, y a la lucha de mi hermana y tantos otros que diariamente nos enseñan con su ejemplo y coraje. Sigo buscando límites; será éste?  Vamos por una nueva oportunidad de descubrir, aprender y crecer.  "El futuro tiene muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos es lo desconocido, y para los valientes es la oportunidad" (Victor Hugo).

domingo, 9 de noviembre de 2014

TCS NEW YORK CITY MARATHON 2014 - Crónica desde el sur



"Start spreading the news,
I´m leaving today,
I want to be a part of it
New York, New York"


Así empieza la célebre canción "New York, New York" inmortalizada por Frank Sinatra. Puedo decir con enorme satisfacción, que fui parte de esa ciudad, en ocasión de la disputa de una nueva edición de una de las seis grandes maratones del mundo, en la ciudad que nunca duerme.

Extrañas sensaciones cruzan por mi mente, al extremo que escribir esta crónica me está costando bastante. Mi participación en esta fiesta surgió como idea allá por finales del año 2012, cuando me inscribí por primera vez al sorteo de cupos intentando asistir en el 2013. No fue posible, pero sí tuve el gran privilegio de ser parte de la CCC en el Mont Blanc. A finales del año 2013, nuevamente me registré al sorteo pero ya casi sin ganas, pues de a poco me he ido volcando a las carreras de aventura en la montaña abandonando las carreras de calle, en particular las de largo alcance. Pero es indudable que correr una de las "grandes" siempre resulta atractivo.

En ocasión del sorteo de cupos para la Ultra Trail del Mont Blanc 2014, quedé afuera. Los sentimientos fueron de amargura y desazón, pues había puesto todas mis expectativas en esta mítica distancia (las 100 millas en un máximo de 46 horas). Esa sensación fue compensada con creces, cuando me llegó la confirmación -en mi segundo intento- de que estaba dentro del cupo de Nueva York. Era "la frutilla de la torta".

En ese momento, me prometí correr por dos personas muy queridas, sobrevivientes en su lucha contra el cáncer y verdaderas heroínas: mi hermana Estela y mi amiga y compañera de trabajo Raquel (una de mis "hermanas de la vida"), y por la memoria de mi padre (fallecido el año pasado), un corredor empedernido pero que nunca se decidió a la "distancia reina". Con incentivos así, cualquier esfuerzo es poco. En ese momento y considerando el programa de carreras que tenía previsto, decidí encarar un entrenamiento consistente de unos cuatro meses, para intentar bajar mi tiempo en la distancia a unas 3 hs. 50 minutos.


Apenas lo comenté con otros compañeros, todos me señalaron que me olvidara de intentar bajar tiempos. "El entorno es espectacular, vas a desear que no termine", me señalaban. ¡Y vaya si tenían razón! Decidí además invitar a mi hijo Gonza a que me acompañara, para compartir una semana en la "Gran Manzana", cosa a la que accedió inmediatamente. En los intercambios con otros compañeros, se sumaron el profe Mauricio Ramírez y Javier Falero, con quienes compartimos habitación en el hotel durante una semana inolvidable. En resumen, no entrené casi nada específicamente para esta ocasión, sino que -por lo contrario- continué con mi rutina de correr carreras de aventura en la montaña (en el año 2014, llevo "La Misión" sobre 160 Km, "Patagonia Run" sobre 85 Km, "Putaendo" sobre 52 Km, "Half Mision de Serra Fina" sobre 80 Km y "Short Mision del Champaquí" sobre 40 Km), además de las carreras de menor distancia en Uruguay.

¿Cómo poder traducir todos los momentos vividos? El Martín Fierro diría "Pido a los santos del cielo, que ayuden mi pensamiento, les pido en este momento, que voy a cantar mi historia, me refresquen la memoria y aclaren mi entendimiento". Como no soy de creencias religiosas, me ayudaré con mucho material gráfico recopilado en ocasión del viaje, tratando de ser lo más fiel posible a lo vivido en cada momento. Y para estar en línea con la ciudad que nunca duerme, más que al Martín Fierro haré referencia a Billy Joel en su "New York State Of Mind", donde -en una parte- canta:

"It comes down to reality,
and it's fine with me cause I've let it slide.
I don't care if it's Chinatown or on Riverside.
I don't have any reasons.
I left them all behind.
I'm in a New York state of mind".
Llegamos con Gonza en la madrugada del miércoles 29 en un largo vuelo de Avianca, en tanto Mauricio y Javier lo hicieron en la mañana. A la tarde aprovechamos para un paseo por la "Zona Cero", y a la noche fuimos con Gonza a ver "Stomp" (el excelente espectáculo de percusión con cualquier objeto imaginable que hemos visto por televisión).

El jueves 30 -día en que empezaba la expo maratón- fuimos temprano a buscar nuestro kit, a hacer compras de un montón de ropa y accesorios con el logo de la carrera y a recibir algunos regalitos de los sponsors. ¡Qué buen ambiente se vivía!
Alegría, encuentros sorpresivos (Gabriel Hodorovsky, por ejemplo -que no corrió por una lesión-, y Diego "Gucci" Catelli), más los esperados de Carina Outerelo y Kike, más fotos por todos lados en un clima de fiesta y un entorno espectacular. Obviamente, no faltaron las "obligatorias" con la camiseta aurinegra y la bandera uruguaya.
El viernes fuimos al Museo de Historia Natural a la altura del Central Park, y a las 17:30 fuimos parte del desfile de delegaciones con show de fuegos artificiales. Encontramos allí a un par de uruguayas residentes en EEUU, que también fueron parte de la fiesta portando con orgullo las banderitas de nuestro paisito, donde el Flaco Falero fue el encargado de llevar la bandera que nos distinguía.
Dado que casi cerramos el desfile (después de nosotros lo hicieron los corredores de Nueva York con más maratones disputadas), quedamos bien adelante al final del desfile, así que cuando llamaron a los principales animadores (ganadores y candidatos), resultó que estaban parados delante nuestro. Kipsang, Mutai... al extremo que apenas terminó la fiesta, pudimos movernos rápido y Mauricio se sacó una foto con Mutai.
Una fina llovizna que cayó el viernes, fue acompañada de un sustancial descenso de la temperatura y un viento que empezó a soplar. Mirando el pronóstico, vimos que efectivamente la previsión para el domingo era de una temperatura "congelante" (0 grado centígrado) y de ráfagas de 35 k/h. El sábado fuimos con Gonza a ver el musical "Motown" en Broadway, y por tal razón llegamos algo tarde a la habitación, cuando mis compañeros ya descansaban pues debíamos tomar el bus a la largada a las 5:30, frente a la Biblioteca Pública de Nueva York (que nos quedaba a unas 7 cuadras).
"Despegamos" a las 4:40 después de algunas dificultades (habituales) para dormir en la noche previa a una gran cita. Un desayuno rápido antes de partir más la ducha obligatoria, fueron parte del ritual. Considerando el frío que nos esperaba, llevé una calza larga y una camiseta térmica para "donar" antes de la largada, además de una bolsa de nailon que conseguí con las limpiadoras del hotel para protegerme mientras esperaba. Las fotos que tomamos en la previa, son la mejor demostración del clima reinante. Como dijera Mauricio, experimentamos en esas más de 3 horas de espera, lo que quienes viven en la calle sufren durante todo el invierno.
Recibimos abundantes bebidas calientes, frías, rosquillas, cereales y barras energéticas, mientras esperábamos para la largada. Mis compañeros largaron a las 9:40, en tanto a mi me correspondió hacerlo a las 10:05. En esos momentos previos, encontré a un uruguayo residente en España -Eduardo Kahyaian-, casado con una artiguense (coterránea, vecina en mi ciudad natal). Uno más entre los casi 51.000 corredores, y me encontró gracias a la bandera uruguaya que llevaba colgada a la cintura.
No. 28483, ola 2 (10:05 AM), corral D, zona de largada color naranja, fueron mis datos. A las 9:30 me encolumné frente a la entrada, y después de terminar de ingerir líquidos -apenas se hizo la largada de los de las 9:40, entre ellos Mauricio y el Flaco-, ingresamos al corral. En ese momento, me saqué la calza larga y la remera térmica, para iniciar el camino hacia la cabecera del puente Verrazano que une Staten Island con Brooklyn. "Long and windy roads", tituló "The New York Times" su suplemento especial sobre la maratón, y vaya si lo fue. Un cañonazo fue la señal de largada, y lentamente fuimos aproximándonos a la cinta que marcaba el inicio del tiempo de carrera para cada uno, tramo que me llevó unos 3 minutos y algo. En ese momento, aproveché para grabar la dedicatoria a mis queridas Estela y Raquel, recordar a mi padre y "encomendarme a mis dioses". Si quieren verlo, ahí tienen el link: Dedicatoria inicial

Apenas llegamos al puente, me subí a la vereda sobre la izquierda para sacar algunas fotos, con bastante dificultad dadas las fuertes ráfagas del viento que soplaba. Avanzamos con problemas dada la enorme cantidad de corredores, para emprender el camino por Brooklyn. Apenas terminamos de cruzar, ya la gran cantidad de público que alentaba y hacía "su fiesta", le daba un marco soñado a la carrera.


Completé los primeros 5 Kmts. en un tiempo neto de 27:39, muy razonable considerando el ritmo al que pensaba correr. Entre los 8 y los 11 Kmts., atravesamos Sunset Park y Carroll Gardens, rodeados permanentemente por orquestas que hacían sonar fuerte su música, y con puestos de hidratación (Gatorade y agua Polard Spring) cada una milla. Lo único negativo de tanta atención: la enorme cantidad de vasos que quedaba tiraba en la calle, pese a los esfuerzos de los voluntarios por limpiarlo permanentemente. Completé los 10 Kmts. en un tiempo total de 54:59, así que me mantenía dentro del ritmo esperado de 5:30/km.
Allá por el kilómetro 15 -siempre en Brooklyn-, alcanzamos la zona de Clinton Hill, momento en el que regalé a unos niños que estaban al costado, el gorro de Dunkin Donnuts y mi buff de Amanecer Comechingón, pues ya sentía calor en la cabeza. Los 15 Kmts. los marqué en 1:23:01, así que mantenía mi ritmo sin dificultades. Atravesamos la zona de Williamsburg -un vecindario "mágico" con presencia de judíos, hispanos y "yuppies"- con un toque bohemio fácilmente identificable. 


Las cámaras (fotos y video) seguían registrando el pasaje por ese entorno maravilloso.


Aproximadamente por el Km 16, veo una bandera uruguaya que se despliega, para indentificar a Diego "Gucci" Catelli, con quien me saqué una foto. En el kilómetro 20 -marqué 1:51:27- atravesamos el denominado "Greenpoint", parque donde hay una piscina olímpica y zonas donde se dan cita los corredores urbanos.
Completé la media maratón en 1:58:51, así que seguía manteniendo un ritmo muy razonable. Llegando al Km 22, encontramos el puente Pulaski que conecta Brooklyn con Long Island City en el barrio de Queens. Aprovechando la subida del puente, decidí caminar un poquito para recuperar algo de aire y evitar "quemarme" innecesariamente, además de seguir tomando imágenes de la carrera. En el Km. 25 atravesamos el puente Queensboro, que une Queens con Manhattan, momento en el que marcaba 2:23:12. Había bajado algo el ritmo, pero seguía manteniendo un buen promedio.
La enorme aglomeración de espectadores a ambas manos de la First Avenue -incluso alguna bandera uruguaya- seguía siendo un marco soñado. Eso sí, avanzábamos en sentido contrario a la zona de llegada, es decir que las calles "aumentaban de número", cosa no muy recomendable para la mente y el físico cuando uno está llegando al "famoso muro". Completé los 30 Kmts. en 2:54:14 y sentía que el cansancio estaba empezando a afectarme. Pero las ganas de disfrutar y divertirme, seguían a pleno. A los 31 Kmts, atravesamos el puente Willis que une East Harlem (o "Spanish Harlem", como canta Carlos Santana) con The Bronx. Imposible no identificarlo. Giramos a la izquierda y avanzamos hasta la 5a. Avenida, momento en el que giramos nuevamente a la izquierda y emprendimos la "bajada" (en el sentido de que empezamos a disminuir el número de las calles) hacia el Central Park. A los 34 Kmts., atravesamos el puente sobre la Madison Avenue nuevamente hacia Manhattan, para salir a la altura de la 138Sth.
Alcancé los 35 Km. -ya "sufriendo"- en un tiempo de 3:28:12. En una curva -km 36- sonaba "Dame un beso, un beso suave, ..." y un grupo de hispanos bailaba. Obviamente, me puse a practicar algunos pasitos y registré ese momento con mi cámara GoPro. Para verlo, presionar en el enlace: Bailando en el Km 36

Ahora sí, ya me detenía y caminaba en cada milla, cuando tomaba Gatorade o agua. Atravesamos Harlem, barrio multiracial, con orquestas de música de las más diversas, plenas de alegría. Alcanzamos la zona de Carnegie Hill, corriendo por el costado de Central Park con un viento de costado que seguía soplando fuerte, para dejar a nuestro lado el Guggenheim y el Metropolitan Museum of Art. A la altura del Km. 38 -90th. Street & Fifth Av.-, ingresamos al Central Park con un cartel que nos daba la bienvenida. El público seguía siendo un espectáculo en si mismo. Por suerte, en esta zona en general trotábamos con una leve bajada. Alcancé los 40 Km. en 4:01:38, y sentí que podía llegar a la meta cerca de las 4hs 15m. como era mi tiempo "ideal" para las condiciones que traía.
Ese tramo final se hizo duro. Salimos sobre el costado Oeste del parque y trotamos nuevamente hacia "arriba", para ingresar a los últimos 700 metros y alcanzar la meta en un tiempo neto total de 4:16:24 para los 42.7 km que me marcó el GPS (6:01/km). Obviamente, lo considero un tiempo muy razonable, dentro de lo definido como un "buen resultado" en la previa.

En esos últimos metros, pude dedicarle nuevamente la carrera a mis hermanas "de sangre" Estela y "de la vida" Raquel (vean el video en el siguiente enlace: Dedicatoria final), que me inspiraron durante todo el recorrido, en el registro con mi cámara GoPro que pude realizar, para desplegar enseguida la bandera uruguaya y atravesar la línea de meta. Aquí tienen el enlace al momento de completar el recorrido: Llegada a la meta

Fue mi carrera No. 36 de 42 kilómetros o más, y sigo contando.
A la llegada, nos colgaron la preciosa medalla, recibimos una capa de supervivencia (aluminio) para protegernos del frío, una bolsa de recuperación (Gatorade, agua, manzana, barra de energizante, cereales), y una preciosa capa a la salida, para posteriormente dirigirme a la parada del Metro y volver al hotel. Es tanta la gente que se agolpa, que le había dicho a Gonza que no me fuera a esperar, pues con seguridad no nos íbamos a encontrar.
A la llegada al hotel, encontré al Flaco Javier y a Mauricio, que habían marcado 4:00:00 y 4:00:04 -corrieron toda la carrera juntos-, y después de un baño reparador, fuimos a almorzar alguna cosa. A la noche y después de intercambiar novedades con los amigos, con Gonza cruzamos al Madison Square Garden a ver un partido de la NBA (New York Knicks contra los Charlotte Hornetts), y tuvimos el privilegio de asistir al tanto No. 20.000 de Carmelo Anthony. 


Y sigue contando. En esa oportunidad, enfocaron a varios corredores entre el público que lucían orgullosos sus medallas, además de uno que aún estaba con la ropa con la que había corrido y el poncho recibido a la llegada... El espectáculo -más allá del propio partido-, ya vale la pena. Para que disfruten de la presentación previa de los New York Knicks, presionen el enlace al video que grabé: Presentación equipo New York Knicks

¿Qué más aportar? Ocupé la posición 20.542 entre los 50.564 "finishers" (percentil 40), y la posición 1671 en mi categoría entre 3757 (percentil 44). El promedio de tiempo de todos los finishers fue 4:34:45, en tanto el tiempo del ganador -Kipsang- fue el peor de los últimos 25 años, lo cual es demostrativo de las condiciones en las cuales corrimos. Entre los 29 uruguayos registrados, ocupé la posición 14. El amigo "Caroteno" Chabalgoity -a quien nunca encontré- registró un excelente tiempo de 4:08:05 lo cual es un motivo más de satisfacción. Carina Outerelo se mandó un excelente tiempo de 3:59:57 -creo que la ví pasar cuando tomamos la Fifth Av.-, en tanto Carlitos "Corredor Libre" Perdomo marcó 4:17:42. Guille Winkler -compañero de Cantero Entrenamientos- fue el mejor uruguayo "por lejos", con un envidiable tiempo de 3:06:31.

"New York, New York,
I want to wake up
In that city that doesn't sleeps
And find I'm a number one, top of the list,
King of the hill
A number one"


No puedo dejar de reconocer que nuevamente "sufrí" la dureza de una carrera sobre la "distancia reina". Es que casi puedo decir que había olvidado lo que significan más de 42 kilómetros sobre calle, con un golpeteo permanente sobre piernas, músculos y articulaciones, bastante más acostumbrado al ultra trail de montaña.

Al día siguiente, fuimos con Gonza al paseo hasta la Estatua de la Libertad, donde encontramos un montón de corredores que lucían orgullosos sus medallas. Y yo que sentía un poquito de pudor con llevarla en el bolsillo... A partir de allí, me la colgué y recibí numerosas felicitaciones por la calle.


Todos los finishers recibimos una carta de la presidenta de los New York Road Runners, que arranca diciendo: "Unstoppable. Amazing. Indomitable. Together. You Got Your New York On in grand style". Además, nos informaba que se había registrado el finisher No. 1.000.000 en toda la historia de esta maratón, además de la participación de un basquetbolista de la NBA, de la tenista -¡no la vi!!!- Caroline Wozniacki (marcó un envidiable registro de 3hs 30min) y del CEO de Tata Consultancy Services (patrocinador de la maratón) Natarajan "Chandra" Chandrasekaran. El ganador entre los hombres fue el keniata Wilson Kipsang y entre las mujeres la también keniata Mary Keitany. En broma le decía a Mauricio que había "secado" a Mutai, al sacarse una foto con él el día del desfile...

Sigo pensando que esta vida me resulta algo cruel... ¡Estar al lado de Kipsang y Mutai, y no de Caroline Wozniacki!!! No es justo. Adivinen quién es quién, y comparen:

Para terminar, permítanme reproducir el texto que luce en la preciosa revista que nos entregaron cuando retiramos el kit:

"There is something about New York that trascends time and place. It's that little bit of individuality. Of dreamer. Of audacitiy. Of road-less-traveled. It isn't just a city, NYC is a place inside us all. This year for the first-ever TCS New York City Marathon, we're inviting the world to get their amazing on. To get their passionate on. To get their unstoppable on. To get their New York on."

En una traducción no muy literal, vendría a ser algo así como:

"Hay algo acerca de Nueva York que trasciende el tiempo y el lugar. Es esa pequeña parte de individualidad. De soñador. De audacia. De caminos poco transitados. No es solo una ciudad, Nueva York es un lugar en el interior de todos nosotros. Este año -por primera vez TCS New York City Marathon-, estamos invitando al mundo a conseguir lo que parece increíble. Para obtener lo más anhelado. Para sentirse imparables. Para hacer "su" Nueva York."

Extrañas sensaciones quedan después de una experiencia como la vivida. Uno se siente absolutamente pleno, lleno de satisfacción y orgullo, con una cierta cuota de "superioridad" mal entendida, como diciendo "yo lo hice" (si, con mucho de "pedantería" y sensaciones algo mezquinas, por qué no reconocerlo). Ni que hablar cuando siente la enorme motivación de quienes lo rodean -mis hijos Maite y Gonza, Adriana, Vivi, mis hermanos, sobrinos, sobrinos-nietos, amigos, compañeros de todos los dias-, que nos empujan en estas aventuras y que están pendientes de cada paso y cada latido. Pero a la vez no puedo dejar de reconocer que también queda una sensación de pequeñez ante la lucha que personas como mis queridas Estela y Raquel libran día a día. Esas sí que son guerreras que le dan sentido a todo lo que hacen. Durante el recorrido, encontré muchas camisetas con la leyenda "Imagine a world withour cancer", y crucé a muchos corredores con condiciones físicas disminuidas, que estaban cumpliendo con el recorrido pese a sus notorias dificultades.


Después de una experiencia como la que viví, cuesta mucho identificar nuevos desafíos. Pero en mi caso, ya lo tengo definido desde el momento en que quedé fuera del sorteo del UTMB: Gore-Tex Transalpine Run, 260 Kmts. en 9 etapas atravesando Alemania, Austria e Italia, en la última semana de agosto de 2015, junto a Pablo Lapaz.

¿Cómo no sentirme afortunado?



viernes, 7 de noviembre de 2014

NEW YORK CITY MARATHON 2014 - FINISHER

Esta maratón fue corrida con las piernas y con el corazón. Fue un homenaje a mi querida hermana Estela y a mi querida compañera Raquel (una especie de "hermana de la vida"), dos sobrevivientes luchadoras contra el cáncer, verdaderas heroínas y un ejemplo de vida. Y también fue por la memoria de mi padre, quien nunca llegó a correr una maratón, pero que sigue siendo una inspiración permanente. Estuvieron allí junto a mi, en cada paso y cada latido.

viernes, 10 de octubre de 2014

Una aventura inolvidable - Short y Half Mision 2014 – Ultra trail del Champaquí - San Javier y Yacanto, Córdoba


El pasado fin de semana se corrió una nueva edición de la serie La Misión, en las coquetas San Javier y Yacanto, villas que conforman una unidad en la región conocida como “Traslasierra”, provincia de Córdoba (Argentina). Allí hice mi “debut” en la disciplina que denominamos “ultra trail de montaña” en el año 2011, oportunidad en la que largué y completé la distancia mayor, cuando hacía días que se habían desatado incendios en las sierras y atravesamos algunos caminos con troncos aún encendidos. En esta oportunidad fue todo lo contrario.
Escribir esta crónica me ha costado bastante más de lo habitual, considerando las particulares circunstancias vividas en la oportunidad. La vida está llena de circunstancias. Forrest Gump decía –recordando a su madre- que la vida es como una caja de bombones, pues nunca sabes cuál te va a tocar. Parafraseándolo, digo que las carreras son como una caja de bombones.
En el año, corrí La Misión (160 Km) en febrero, Patagonia Run (85 Km) en abril, Putaendo (52 Km) en junio y Half Mision (80 Km) en Serra Fina (Minas Gerais) en agosto, además de un montón de carreras de menor distancia y diferentes terrenos. En noviembre correré el Maratón de Nueva York, así que en esta oportunidad me anoté para correr la Short Mision (40 Km) a un ritmo suave, buscando mantenerme físicamente en condiciones y sumando un “fondo” exigente. Es más, mi deportólogo me “prohibió” correr los 80 Km, cuando le comenté sobre la posibilidad de cambiarme de carrera.
Se conformó un precioso grupo de 14 personas (varios debutantes) –en su mayoría del grupo Correcaminos-, más algunos de los habituales “hermanos de la montaña” con quienes comparto estas “locuras”. Algunos viajaron en Aerolíneas Argentinas el jueves 2 (Andrés Silva, Andrea Montans, Andrea Molinari y Andrea Ayala), en tanto otros 10 viajamos el viernes 3 a la mañana (Alejandro Chabalgoity, Pablo Revetria, Pedro Pereira, Jose Ibarburu, Andrea López, Andrea Barcelona, Marianna Andrea Muzzio (si, también se llama “Andrea”), Martín Zanabria y Paola Nande. Allá en la carrera, encontramos además a otros uruguayos: los “rojos” Claudia Sánchez, Fernando Álvarez, Heber Solari (Pirata da Rúa), el yerno de Fabio Guillén (el otro uruguayo que corrió en Serra Fina 2014) Fernando Deleón, y un grupo de colonienses que llevó el experto “misionero” Alastair Martin.
En Córdoba retiramos tres vehículos que habíamos arrendado, y pusimos rumbo a San Javier y Yacanto. Durante el viaje de ida, como es habitual, Paola sufrió alguna consecuencia como resultado de las curvas y altura de las sierras, razón por la cual tuvimos que parar a un kilómetro escaso de San Javier… pero estas son “intimidades”. Almorzamos en la preciosa “La Fonda de Buca”, donde en el año 2011 había disfrutado de una trucha al roquefort, que nuevamente fue la elección, acompañada por una cerveza artesanal. Retiramos el kit en la sede logística de la carrera, ubicada en el Gran Hotel Yacanto, un señorial hotel de la época en que los ingleses construyeron la red de ferrocarriles, donde nos alojamos en 2011. En esta oportunidad ya no había lugar disponible. Tiene un cierto “aroma” místico, con mucha madera y poca iluminación, pisos que crujen al paso de los visitantes, sonidos a los que no estamos acostumbrados en las grandes ciudades, y un ambiente con algo de fantasmal, pero a la vez acogedor y subyugante. No puedo dejar de destacar la característica amabilidad de las personas de “tierra adentro”-propietarios y trabajadores del hotel-, que tuve oportunidad de disfrutar en mi anterior estadía y en mi fugaz visita de este fin de semana buscando a Berni Frau para obsequiarle un kilo de yerba “a la uruguaya” y un paquete de ticholos “brasileños” (globalización, que le dicen). Me dedicaron amablemente todo el tiempo necesario para recorrer uno a uno los nombres de la lista de pasajeros allí alojados, sin ningún signo de molestia.
Posteriormente fuimos al hotel La Fontana ubicado en Villa Dolores frente a la terminal de ómnibus, una ciudad bastante más grandecita, a unos 25 kilómetros de distancia, donde nos alojamos los 14 uruguayos del grupo.
A la noche, tal como estaba previsto, el cielo se desbordó. “Llueve como en Macondo”, dije parafraseando a Gabo. Durante la madrugada se escuchaban los truenos y la lluvia incesante que caía. A la mañana, aquello parecía el diluvio universal con abundante agua que pugnaba por subir a las veredas, y un cielo absolutamente gris con una lluvia persistente sin ningún atisbo de detenerse. Ya en el retiro del kit, el “Guri” Aznárez (organizador) nos avisó que la largada se haría a las 13.00 hs y no a las 11.00, esperando que la lluvia hubiese parado a esa hora, de acuerdo con la previsión del tiempo.
Comentaba con mis compañeros que durante las diferentes carreras de este año, he tenido que enfrentar múltiples circunstancias que transforman cada desafío en un enorme signo de interrogación. A las dificultades propias del ultra trail de montaña –en términos del terreno, desnivel, distancia- en particular durante este año 2014 le debo agregar el clima casi siempre cruel. Y cuando recuerdo que “la montaña no perdona”, no puedo menos que sentirlo como una búsqueda permanente de nuevos límites, de jugar con riesgos que nos enfrentan a situaciones críticas, donde es indudable que hay mucha preparación pero también una “sana cuota de locura”, donde el margen para el error siempre es mínimo. La Misión fue la más piadosa en términos de clima pues solamente debimos enfrentar mucho frío, pero ya Patagonia Run tuvo una impresionante lluvia hasta 3 horas antes de la largada (razón por la cual el camino estaba lleno de barro, hielo y nieve), Putaendo fue un lodazal infernal con tramos en subida repletos de nieve y “tormenta blanca” que llevaron a la neutralización de la carrera cuando llegaba al punto más alto, en tanto Serra Fina me enfrentó a malestares estomacales y un terreno durísimo y peligroso con cuerdas para poder subir y bajar en varios tramos. Obviamente, el Champaquí no podía faltar a la cita…
“Es lo que vinimos a buscar”, les decía en tono de desafío a mis compañeros. Las instrucciones impresas que nos entregaron, alertaban sobre las condiciones que enfrentaríamos y los elementos obligatorios, especialmente abrigo (“Durante la noche hace mucho frío en la cumbre… Recomendamos rompeviento impermeable (puede haber lluvias el sábado hasta las 17hs aprox. A la tarde noche se despeja)”. Estimados lectores, tengan en cuenta que en la jornada previa andábamos con remeras de manga corta y short, a 800 msnm… Y al final, se decía: “Los que abandonan arriba de las Sierras deben saber que la única forma de regresar a San Javier es bajando por sus propios medios por la bajada de las antenas (salvo que la situación sea de real emergencia y gravedad)”.
Usted preguntará por qué tantas reproducciones de las instrucciones de carrera en esta crónica. Es que he leído comentarios muy duros sobre la Organización –que creo cometió errores u omisiones, con algunas posibles justificaciones-, pero no es la responsable de todo lo que sucedió. Agrego para quienes no lo saben, que La Misión es una serie de carreras en semi-autosuficiencia, donde la estrategia de carrera tiene mucho que ver con el resultado que cada uno obtiene. No es una carrera de calle, no es Patagonia Run ni el Mont Blanc. Es La Misión, donde “llegar es ganar”.
Mientras redactaba esta crónica, recibí un video motivador de Reebok titulado “EL CONTRATO”, que me parece muy adecuado, así que lo reproduzco:
YO ME COMPROMETO:
A entrenar con la energía de un rayo, a salir a correr cuando la mayoría se meta en la cama, o cuando todos aún duerman. Me comprometo a dar un paso adelante cuando el cuerpo me pida parar; a hacer de mi voluntad el músculo más fuerte de mi cuerpo. A no dejarme vencer por la distancia, por el dolor, por el frío. A ser más fuerte que mis excusas.
Y a cambio, mi contrato dice que tengo derecho a rugir de alegría. A cubrirme de barro de pies a cabeza. A disfrutar como un niño. A sentirme ligero como un pluma. Me da derecho a estar preparado para la vida. A compartir mi pasión con otros como yo, a sentir que formo parte de una tribu, de mi tribu. A sentirme un privilegiado.
Y POR ELLO, FIRMO UN CONTRATO QUE VOY A CUMPLIR. UN CONTRATO CONMIGO MISMO.
Las carreras
Fue una experiencia enriquecedora, delirante, descomunal, increíble, inolvidable, irrepetible e indescriptible, pese a lo cual haré el intento. "Los que vamos a morir, te saludan" le decían los gladiadores al César. Siempre lo digo en tono de broma antes de una largada, pero en esta oportunidad creo que fue la más cercana a la realidad.
“Nadie podrá decir que no di todo lo que tenía para dar”, repito siempre. Tengo una remera con la inscripción “El camino es la recompensa”, que reproduce parte del discurso del Maestro Oscar W. Tabárez (DT de la selección uruguaya de fútbol), que llevo como lema, ya que siempre trato de mantener viva la consigna de que hay que disfrutar del recorrido, darlo todo en pos del resultado deseado “con el cuchillo entre los dientes” tratando de alcanzar un lugar en el podio -muy raramente me ha tocado- pero no por ello olvidar que la clave en el deporte de montaña es tratar de ser una mejor versión de uno mismo.
A las 13.00 horas paró la lluvia, como estaba previsto. Largamos a las 13:35 desde la plaza de San Javier para emprender el camino hacia el denominado Puesto de Ferreira ubicado a unos 7 km, por caminos de tierra subiendo desde los 800 msnm hasta los 1400 msnm. Como suele suceder, apenas paró la lluvia el aire se puso “pesado” como consecuencia de la humedad, al extremo que empecé a maldecir por haber largado con una camiseta “segunda piel” por debajo de la de carrera. ¡Qué manera de sudar! Pero duró poco.
Varios del grupo de uruguayos salimos a un ritmo muy similar, razón por la cual fuimos encontrándonos casi permanentemente y dándonos aliento mutuo. En cuanto llegamos al Puesto de Ferreira –unos 7 Km de carrera- debimos cruzar un arroyo con agua que baja de la montaña, donde había una corriente algo fuerte pero que no llegaba más allá de la altura de los muslos. Enseguida empezaba la subida más dura, con muchas piedras, barro y continuo zigzag ayudados por los bastones. 

Un poco después, se nubló y empezó a soplar una brisa que poco a poco fue haciéndose cada vez más fuerte. A mitad de camino, la visibilidad era muy escasa –apenas se alcanzaba a divisar a quienes iban a no más de 10 metros-, la temperatura bajó rápidamente y al ratito se largó a llover. Me detuve, me puse la campera Columbia finita con protección Omni-Heat, el pantalón The North Face impermeable y me cambié los guantes. Ya casi no sentía los dedos de las manos… pero podía moverlos. Algunos se detuvieron más de una vez para ir “vistiéndose” de a poco; error, pues es indudable que cuando uno para, sufre enormemente el frío reinante. Uno de ellos fue “Caroteno” Chabalgoity, quien se detuvo tres veces.
Cuando la lluvia arreciaba, algunos corredores empezaron a bajar desistiendo de la prueba. Es claro que quienes no tienen experiencia en estas disciplinas y condiciones, cuando ven estas deserciones y escuchan expresiones del tipo “es de locos”, “es muy peligroso”… se sienten tentados a adoptar la misma conducta (el “efecto manada” que tanto estudiamos en el ámbito académico, en materia de comportamiento). En mi caso, siempre traté de mantener la calma ya que conozco ese terreno y llevaba una clara decisión: llegar a la cima en menos de 4 hs. 30 min., que fue el tiempo que puse en el 2011. No me alimenté en ese tramo, pues detenerse es casi un suicidio en esas condiciones. Siempre recuerdo las palabras de Pablo Lapaz, diciendo: “si sentís frío, no te detengas, movete que es la mejor forma de entrar en calor”.
A un kilómetro escaso y unos 100 metros de desnivel de llegar al col que nos lleva al punto de separación del circuito de 40 Km y 80 Km, el gran Berni Frau decidió abandonar al igual que Andrés Silva. Ambos han dicho que la Organización no tuvo responsabilidad. Es más, Berni señaló que subestimó la carrera (viene de completar la temible TDS en el Mont Blanc, hace 5 semanas), se equivocó al elegir el calzado y la ropa, y demoró en ponerse los guantes. Conversando con Andrés, le comentaba que también me ha tocado abandonar y uno debe quedarse con la satisfacción de haberlo dado todo, pero también de haber adoptado una conducta responsable con uno y con quienes de nosotros dependen o están pendientes de estos desafíos. ¡Y vaya si es una conducta responsable, saber bajarse a tiempo!
A los 16 Km de carrera, alcancé el punto de control donde se hacía la división de caminos (2700 msnm). La chica de la Organización que registraba el paso de los corredores, después de saludarme (la conozco de tantas carreras), me espetó una orden terminante: “bajá ya, no te detengas, enseguida entrás en calor”. Atiné a preguntarle algo (no recuerdo qué) y su respuesta fue: “te dije que bajaras ya”. Obviamente, le hice caso. Se supone que allí había un puesto de abastecimiento, pero el impresionante viento que soplaba –con ráfagas de 65 km/h- y una temperatura de 3° (sensación térmica de -15º), habían hecho colapsar cualquier esquema montado para la asistencia. Dos camionetas estaban repletas de corredores al borde de la hipotermia, con malestares estomacales (Andrea Ayala “regó” una de ellas), y la carpa no había podido ser armada por el viento. Los de 80 Km subían hasta el punto más alto del Champa, en tanto los de 40 Km empezábamos a bajar por un camino peligroso lleno de piedras. ¿Recuerdan las instrucciones de la carrera? “Los que abandonan arriba de las Sierras deben saber que la única forma de regresar a San Javier es bajando por sus propios medios por la bajada de las antenas (salvo que la situación sea de real emergencia y gravedad)”. En intercambios posteriores que tuve con el Guri Aznárez, me enteré que dos paramédicos que habían sido contratados y estaban en ese puesto, habían “renunciado” en el punto y abandonaron sus tareas, lo que generó algunas discrepancias y diferencias en los mensajes que se comunicaban a los corredores.
Apenas retomé la marcha, un corredor más adelante queda duro, gira sobre sus piernas agarrotadas y cae. Corrí a auxiliarlo y me dice que se había acalambrado en ambas piernas, así que lo ayudé a estirar y superar el trance, tratando a la vez de no enfriarme. En cuanto se recuperó un poco, lo ayudé a levantarse y me dijo que siguiera, ya que podía avanzar. Enseguida encontré a Pablo Revetria –casi no nos reconocimos-, a Pedro Moreira y Jose Ibarburu, con quienes fuimos bajando durante algunos tramos. Increíblemente, entramos en calor… Podía mover los dedos de las manos y sostenerme más o menos dignamente, así que empecé a bajar más rápido. En cuanto el de allá arriba se dignó a correr las cortinas, empezaron  a verse los rayos del sol que iluminaban todo el valle. El renacimiento, lo denominamos quienes hemos atravesado situaciones críticas. Los uruguayos de Correcaminos Jose y Pedro, junto a Pablo, decidieron esperar a sus compañeras que venían un poco más atrás (algunas de las Andreas).
De repente siento olor a humo… en una curva del sendero de bajada, aún con bastante viento y frío, rescatistas y un par de corredores estaban tratando de reanimar a un corredor dentro de un sobre de dormir, a quien masajeaban todo el cuerpo, pues estaba con terrible hipotermia (había llevado muy poca ropa, parece…). Unos 50 metros más abajo, encuentro a otro par de corredores –uno de ellos, Juan Carlos Monserrat (lector del blog)- que acompañaban a un competidor que se había dislocado el hombro. Me dicen que avise a los rescatistas, y como sabía que estaban cerca les grité y se asomó Jose (“El Clavo de Hierro”), quien me hizo señas de que bajaba y se ocupaba de atenderlo. La historia tuvo un final feliz.
En ese tramo, fuimos tirando a buen ritmo con Valeria Suárez (Paraná), quien había largado los 80 Km, pero decidió cambiar al recorrido de 40 Km, como hicieron muchos (con buen criterio, digo yo). “La montaña es cruel”, recuerdan? Figuran como DNF en el ranking de la carrera, pero ello es lo que menos importa, pues preservaron cosas mucho más importantes. Junto a Valeria, alcanzamos el tramo que baja la montaña entre las torres de alta tensión, con algún tramo con cemento firme pero en su mayoría con un sendero de pasto, tierra y piedras. Cuando avanzaba junto a Valeria en uno de esos tramos con cemento, pisé algunas piedritas sueltas acumuladas por el agua cuando baja y volé… como en dibujitos animados, caí cuan largo soy (más bien corto…). Flor de golpe, pero nada grave ya que me levanté con más vergüenza que dolor. Valeria se fue adelante –llevaba mejor ritmo que yo- al igual que Juan Carlos Monserrat, quien también me había alcanzado.
Ya a unos 5 kilómetros de la meta, me alcanzó y superó Pablo Revetria, quien se sentía muy bien físicamente. Paré y me puse la linterna frontal, pues el sol estaba terminando de ocultarse. Faltando 3 kilómetros, recordé que no había ingerido ningún gel, así que tomé uno. Me sentí notoriamente mejor, al extremo que ese último tramo lo hice a trote sostenido superando a algunos corredores en el ingreso a San Javier. Es que la llegada debe hacerse con ritmo digno, ¡qué también! Había público a lo largo de las calles que aplaudía, así que no era cuestión de pasar vergüenza. ¡Cuánta emoción! Es increíble como uno puede sentirse casi un “héroe” acompañado por el aplauso y el aliento de la gente del pueblo. 

Percibí que llegaba en poco más de 7 hs 30 m., así que ya me sentía muy conforme con mi desempeño, pues había largado con la idea de marcar alrededor de 8 horas. Finalmente, lo hice en un tiempo neto total de 7 hs 36 min para los 35 km 200 metros que me marcó el GPS. De acuerdo con la versión oficial, marqué 7 hs 40 min, ocupé la posición 73 entre 157 que llegaron en la distancia Short, entre 189 que largamos (un 22% de abandonos, elevado para la distancia). En la categoría, ocupé la 5ª. posición entre 15 que llegamos y 20 que largamos (percentil 25, muy bueno para mis expectativas).
Desempeño de los demás uruguayos
Hubo excelentes desempeños de mis compañeros. En la distancia Short, Marianna Andrea Muzzio ocupó la 2ª posición en la general entre damas y 1ª en su categoría con un tiempo de 6 hs 08m, en tanto Andrea Molinari quedó 2ª en su categoría con 7 hs 45m. El debutante en largas distancias y disciplina Pablo Revetria también se mandó flor de carrera, con un tiempo de 7 hs 20 m (creo), Pedro Pereira y Jose Ibarburu llegaron junto a Andrea Molinari, en tanto Alejandro “Caroteno” Chabalgoity llegó con Andrea Montans (que cambió de 80 a 40 Km) en 8 hs 35 m. 

También completaron el recorrido Andrea López, y Los Rojos Heber "Pirata da Rúa" Solari, Fernando Álvarez y el debutante Fernando Deleón. Andrea Barcelona y Andrés Silva no completaron el recorrido, pero con seguridad en la próxima oportunidad estarán allí para "achatar" esos cerros.
¿Qué pasó con los corredores de 80 Km?
Aquí hubo una situación notoriamente más complicada. Como ya comenté, varios se cambiaron al recorrido de los 40 Km al llegar al PC1, o hicieron otro par de recorridos “alternativos” –de menor distancia y complejidad, resueltos sobre la marcha en función de las circunstancias del clima- cuyos resultados incluso están siendo revisados por la Organización.
Mis compañeros de viaje Paola Nande y Martín Zanabria, nuevamente demostraron un enorme temple, pues completaron el recorrido original en un tiempo total de 20 hs 17m. Paola fue 3ª en su categoría, en tanto la pequeña gigante Claudia Sánchez (Los Rojos) ocupó la 2ª posición con 19 hs 36m. De los 228 que largaron, solamente 28 completaron el recorrido (12% del total), en tanto 27 completaron el “recorrido alternativo 1” (12%), otros 63 hicieron el “recorrido alternativo 2” (28%) –entre ellos, Andrea Ayala-, y los restantes 110 figuran como DNF (un elevadísimo 48%).
Los resultados globales
El total de abandonos entre las dos distancias alcanza a 143 personas, en tanto quienes las completaron suman 274. El total de abandonos alcanzó entonces a un elevadísimo 34 %, que en realidad debería ser mayor ya que los denominados “recorridos alternativos” deberían considerarse en una categoría “diferente” (¡y suman nada menos que un 40% de los que largaron los 80 Km!).
Muchos comentarios “duros” he leído sobre la organización y las decisiones tomadas. Es claro que no comparto muchas de esas expresiones, y así lo he hecho saber. Estuve intercambiando ideas con Berni Frau (en una muy respetuosa discrepancia en varias de ellas) y con el Guri Aznárez. Me queda la enorme satisfacción de que se hizo lo humanamente posible para minimizar las consecuencias de las difíciles condiciones que se vivían en la montaña, y que se tomarán medidas para evitar y corregir en el futuro aquellas cosas que salieron mal. Pero no olvidemos que La Misión es una serie de carreras en régimen de semi autosuficiencia, con instrucciones y condiciones puestas por escrito y explicitadas de todas las formas. Es una serie “espartana”, como la definió en una oportunidad el gran Ricky Ferrero (cordobés, ultramaratonista, un ejemplo de deportista y persona). Y lo más importante: todos somos grandes y estamos en condiciones de tomar las decisiones que mejor se ajusten a nuestro estado físico y la situación del clima, o de lo contrario, asumir las consecuencias.
Se preguntaba Berni si debió el Guri Aznárez cancelar la carrera. Se respondió: “Sí. Cuando le llegaron los reportes de las condiciones en el plateau, debió haber dado la orden de que nadie pasara del PC1 y todos hicieran el circuito de 40 km. Pero aún más importante, la orden que fuere, debió ser la misma para todos los colaboradores de la organización, asegurarse que todos la recibieran, y ser clara y de interpretación sin ambiguedades. Esto no fue ni remotamente el caso”. 

En algunos aspectos, discrepo con mi querido amigo y coterráneo. Puedo entenderlo para aquellos casos en que los corredores llegaron a ese punto después de determinada hora o en determinadas condiciones físicas o emocionales que no hicieran conveniente que siguieran, aspecto que debería ser evaluado en el lugar por los rescatistas y paramédicos. Era claro viendo las previsiones meteorológicas, que el clima mejoraba notoriamente a partir de las 18.00 horas aproximadamente, como efectivamente sucedió. Solamente con pensar que Martín Zanabria y Paola Nande –que completaron el recorrido original y que fueron a buscar los puntos para el Mont Blanc-, podrían haberse quedado sin la recompensa de tanto esfuerzo e inversión, ya me resulta suficiente como argumento.
El post-carrera
Después de la llegada, me encontré con los amigos que habían retornado –Andrés Silva y Andrea Barcelona-, y Marianna Muzzio y Pablo Revetria que ya habían llegado antes. Enseguida llegaron Andrea Molinari, Jose Ibarburu y Pedro Pereira. Después de las fotos de rigor con los compañeros del recorrido y los comentarios sobre las condiciones de carrera, me llevaron a buscar el auto que habíamos dejado en la plaza de largada, momento en el que vimos llegar a Andrea Montans y Caroteno Chabalgoity. Un poquito después, llegó Andrea López.
Después del baño reparador en el hotel y de comer los sándwiches que me había llevado para la carrera, en tanto mis compañeros salieron a cenar, yo me fui a dormir un poco pues a la madrugada iba a buscar a los amigos de los 80 Km y debía además manejar hasta Córdoba en la tarde. Obviamente, pude dormir muy poco pues las conversaciones “a los gritos” de los uruguayos en el lobby del hotel, hacían bastante difícil conciliar el sueño pese al enorme cansancio acumulado. Alrededor de las 5:30 recibimos un mensaje de Paola que decía que pensaban llegar a las 7:30, así que me levanté, preparé el mate y salí junto a Marianna (en el otro auto) a buscar a los compañeros.

Al mediodía festejamos compartiendo una botella de vino, asado (vacío y corderito patagónico "al palo") y unos chorizos "pa'picar". Esta es otra de las grandes atracciones que tienen las carreras de aventura, cuando después, ya con la calma, compartimos un buen almuerzo o cena "bien regado", e iniciamos nuevos planes y desafíos. Resulta imperdible también las conversaciones que siempre surgen con otras personas, que nos escuchan y preguntan por los desafíos (muchos no lo pueden creer...).


Reconocimientos
Pensaba destacar especialmente el rol jugado por los rescatistas, bomberos y corredores que auxiliaron a los compañeros en riesgo. Sin embargo, creo que nada mejor que el texto que escribió mi “hermano de la vida” Pablo Lapaz:

“Realmente el pueblo de San Javier y sus habitantes un ejemplo de cómo deberían funcionar las cosas en este mundo tan competitivo. El pasado sábado se disputó la Half Mision, carrera que hice en dos oportunidades. Son 80 kms de montaña en donde se hace cumbre en el Champaquí (2800 mts) y se corre por sus filos hasta bajar nuevamente al punto de salida, que es San Javier y Yacanto. Por lo que cuentan la carrera fue muy dura y hubo un porcentaje record de abandonos. Muchos corredores con hipotermia y descompensados completamente y peligrando su vida.
Debería decir POR SUERTE NO PASÓ NADA, pero esto no es tan así…
En este caso la suerte no fue el factor determinante para que muchos de estos corredores estuviesen hoy con sus familias. Hoy lograron bajar sanos de esas montañas gracias a la ayuda de rescatistas y corredores que los asistieron y les salvaron la vida. Cubrieron con sus cuerpos a los maltrechos corredores para darles calor y encendieron fuego en situaciones muy complicadas, pues la lluvia había mojado todo, según cuentan. Entre los rescatistas estaba un amigo, José Altamirano, con él finalicé las dos veces que corrí en Córdoba. Me consta que es un excelente corredor, así como también una gran persona. Un tipo sencillo, aguerrido, pero por sobre todo muy solidario.
Hoy escribo para homenajear a este gran bombero de San Javier, que estoy seguro que esperaba hace meses para correr la carrera de su pueblo, y en donde seguramente hubiese hecho podio. Desde aquí saludo con orgullo a este gran amigo y ser humano quien de sus dos vocaciones, la de correr y la del bombero, eligió esta última y ganó su mejor medalla en carrera y es el hecho de darle sentido a su vida y a la de otros.
También hubo otros corredores que olvidaron la competencia para brindar asistencia como son: Ariel Oliva, Elía Zandandez, Ceferino y Damián, según cuenta agradecido en su crónica, Juan Diego Morón, quien recibió la asistencia.


Fue mi carrera No. 319 completando 5.385 km, 32 de ellas en este año 2014 que suman 743 km.
Finalmente, vaya también mi agradecimiento a los compañeros de aventura y tantos amigos que encontré allá, así como también a Adriana y mis hijos por su tolerancia con mis locuras. “Gracias a la vida”, cantaba Violeta Parra.

Nos vemos, en la ruta.