martes, 22 de septiembre de 2009

¡Pare de sufrir!

Sábado de tarde. Una vez más, veo a Peñarol por la tele, en esta oportunidad frente a Tacuarembó. Ver al equipo me hace recordar a los pastores de la Iglesia Pentecostal Dios es Amor, cuando se despachan con su ¡Pare de sufrir! Después de mucho tiempo, se dio el milagro … el Manya ganó. Según parece estaban difundiendo la siguiente promoción: “Venga con una bandera y entra gratis, venga con la camiseta y juega como titular … venga con saco y corbata y dirige al equipo”.
Domingo por la mañana y –en vez de arrancar para la Iglesia Pentecostal- puse rumbo al Club de la Fuerza Aérea. Parecía como que escuchaba a un pastor brasilero diciendo: “libera al demonio que está produzindo uma dor en sua perna esquerda”. Por las dudas, me puse una rodillera y mucho Ratisalil, y me encomendé al Padre Todopoderoso … “Vocé tem que ter fé, pida um milagre y vai ver como el Señor vai le acompanhar”.
Siempre me consideré muy ateo –gracias a Dios- pero ante los dolores que arrastraba desde la maratón de Punta del Este, pensé que podía ser bueno confiar en lo sobrenatural. Me encomendé a Dios y salí a recorrer los 9K de la fecha de la AAU. Allá por los 2,5K “o demonio comecou a fazer suas maldades. Como eu nao tinha ido a Igreja a deixar minha contribuicáo, comecei a sentir dores nas pernas. … Aos 3K, dando a volta, sentí uma forte dor no joelho … pucha vida! Me encomendei ao Senhor y pedí para ele me dar uma ajuda. O Pirata da Rua me perguntou si podía me ajudar, Fernandinho Martinez fez o mesmo … Pensei em abandonar a corrida, mas oa forza que o Senhor me deu, me permitiu continuar, mesmo com menos ritmo que una tortaruga …
Finalmente, até o Gordo Gorzy e seus acompanhantes me superaram … isso sim que foi um castigo de Deus! Eu que nunca tinha perdido com ese cara! Decidí que era muito e –enquanto cheguei ao fim- fui até a Igreja.
O pastor me disse: “Conte o seu problema, Jorge”. Le conté que venía con un fuerte dolor en la rodilla desde la maratón de Punta del Este, y que cuando corría, casi no podía apoyar la pierna, y que no podía soportar que Gorzy me ganara. “Vocé tem que fazer uma ofrenda ao Senhor, venha até a Igreja e com pouco dinheiro vai poder superar ao Gordo Gorzy sem problemas …”. Escuché de fondo: “Es um milagre”. Le dije que pensaba correr en Villa La Angostura en noviembre, y con una sonrisa el pastor dijo: “Es uma questáo de fé … y de dinheiro. Tem que oferecer unos dólares para a Igreja, e o Senhor vai le ajudar. E vai ser um verdadeiro milagre si vocé chegar ao final da maratona … e ganhar do capitáo Rai”.
Ante tanta presión, me pregunto si valdrá la pena. Por lo pronto, pedí hora con el traumatólogo.

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