El paseo se inició en Barcelona, donde pretendía -si o si- ir a conocer el Camp Nou, mítico estadio del Barcelona. Caminando por la rambla barcelonista, encontré un puesto de venta de entradas, donde conseguí una preciosa ubicación para presenciar el primer partido de la Champions League entre Barcelona y Spartak de Moscú.
La foto testimonia la presencia de la gloriosa camiseta manya y la bandera uruguaya, a escasos metros de la cancha. ¡Qué placer ver jugar a un equipo como el Barcelona, que nunca se sale del libreto pese a ir perdiendo la mayor parte del partido! Llega a resultar exasperante para un "sudaca" acostumbrado a ver fútbol uruguayo, ese nivel de perfección. Más de 600 pases acertados contra 200 del Spartak. El resultado final: 3 - 2 a favor de Barcelona, con 2 goles de Messi.
La "fiesta" siguió en un bar de la ciudad, con una cerveza incluída en la entrada. Cuando ingresé con la camiseta aurinegra, escuché un saludo: "carbonero". Era un uruguayo que trabaja alla. No hay caso; estamos en todos lados.
Las actividades deportivas siguieron en la etapa inglesa del viaje: Londres. El domingo 23 corrí los 10K de "Teach First", en apoyo a la educación primaria, como parte de una jornada de recolección de fondos para becas de estudio. Como reza la camiseta: "education matters". Como verán, había "personajes" similares a los que encontramos en las carreras en Uruguay. Hacía bastante frío a las 8:00 AM, cuando se hizo la largada desde Southbank Centre, a pocos metros de la Waterloo Station, debajo del London Eye.
En la etapa de entrada en calor bajo uno de los tantos puentes que cruzan el Támesis, encontré a estas dos chicas que le ponían color a la jornada. Locos simpaticos hay en todos lados. Éramos unos 1100 corredores que nos dimos cita en la ocasión.
Largamos para casi inmediatamente girar en U y correr sobre una de las márgenes del río, cruzando de un lado a otro. El panorama era precioso, pues se trata de una de las zonas más céntricas de Londres.
Dado que corríamos por las márgenes del río, permanentemente estuvimos doblando en zig zag y atravesando puentes.
El pasaje por la Tower of London fue uno de los momentos más espectaculares de la carrera. La cámara fotográfica no paraba de registrar cada una de las vistas, tratando de captar esas construcciones tan características de la ciudad.
Me sentía bien durante la carrera, manteniendo el ritmo a unos 4' 50"/K pese a las continuas subidas y bajadas de escaleras. Notaba por las diferencias entre las mediciones "oficiales" y mi GPS, que en realidad iban a ser menos de 10K.
Aquí tienen un ejemplo de esas permanentes subidas y bajadas, con riesgo de errarle a los escalones y resbalarnos. Pero lo pudimos sostener sin dificultades. La camiseta "sureña" seguía firme, con la bandera uruguaya atada al puño izquierdo.
Entre los corredores, siempre hay alguno que nos recuerda a los compañeros de aventura en Uruguay. Esta corredora llevaba la inscripción "red coyote" ... No hay caso, están en todos lados.
Finalmente, con un tiempo neto de 46'37" completé los 9.6K del recorrido total, con un promedio de 4'51"/K. Considerando los tiempos que habitualmente pongo en la distancia, y el "cansancio" de haber pasado una semana caminando y conociendo lugares, debo sentirme muy satisfecho. Ocupé la posición 262 entre los 1092 corredores.
El periplo siguió en París, donde el domingo 30/9 fui parte de los 25.000 corredores anotados para hacer "La Grande Classique" de París (bajo la Tour Eiffel) hasta el Palacio de Versailles, sobre una distancia total de 16.3K.
Tempranito en la mañana y con un frío interesante, fui hasta la zona de largada en el Metro, bajándome en la estación Bir-Hakeim. El estadio de deportes que está a 300 metros de la torre, servía como punto de encuentro, donde me cambié, saqué fotos y deposité mi bolso. Corrí con el número 22269 y me correspondió el No. 8069 en el depósito de la ropa.
Este pequeño voluntario me preguntó por el origen de la bandera. Cuando le dije "Uruguay" y le pregunté si conocía el país, después de pensar un poco, me dijo: "Forlan". No hay caso, por lo único que nos conocen es por el fútbol.
La largada del grupo de élite se hizo a las 10:00 desde los pies de la Torre. Seguían grupos de 350 corredores cada minuto ... me tocó largar a las 10:29. Los organizadores habían pedido que quienes pensaban poner menos de 1h 30', trataran de largar antes de las 10:30. Justito.
Algunos aspectos interesantes: muchos corredores van con ropa de abrigo, y antes de la largada la "abandonan" sobre los contenedores, para que gente necesitada la retire. Otra: el impresionante respeto por el orden. Otra: nadie corre con el nombre a la espalda. Y la última: los baños químicos para caballeros: casi "a la vista" de todos; una columna central dividida en 4, para que cada uno orine cubriéndose con el cuerpo.
Largamos a buen ritmo (4'40"/K) por las márgenes del Sena, pero ya a los 2K sentía un dolor impresionante en ambas piernas, fruto del cansancio de tanta caminata en las dos semanas de viaje que llevaba. ¡Qué duro resultó llegar a los 5K! No había caso, el dolor persistía, hasta que aflojé un poco el ritmo tratando de ver si podía recuperarme, cosa que logré recién allá por los 5K, cuando llevaba 24'32" acumulados.
Como verán, también por allá hay gente que corre descalza, al mejor estilo Pellejero. Me resultó muy grato también encontrar a estas 3 corredoras que lucían con orgullo sus camisetas de la Bolsa de París, incluso alguna con kilitos de más.
Para guardar un recuerdo de las zonas que recorríamos, fui registrando con mi cámara los carteles indicadores. Íbamos por el camino que lleva a Bordeaux y Nantes, pasando muy cerca del estadio de tennis donde se juega Roland Garrós.
Era impresionante la cantidad de orquestas de música clásica que estaban tocando al paso de los corredores, poniendo un toque de alegría a la jornada.
Allá por los 7K, encontramos una zona muy pintoresca pero con una subida permanente por casi 2.5K. Si, casi 2 kilómetros y medio, que me hicieron recordar a la subida al Cerro San Antonio, con la diferencia que en París no había "descansos intermedios" en esas subidas. ¡Qué sufrimiento! Bajé notoriamente el ritmo, para poder sostenerme en la carrera.
Ingresamos a una zona muy arbolada, con un microclima que permitía disfrutar del oxígeno del aire a pleno. El verde de los árboles contrastaba con el colorido de las camisetas, más los gritos de aliento entre los corredores. Por esa zona, escuché a un francés que me gritó: "Allez Xavier".
Estábamos en la zona de Meudon. Completé los 10K en un tiempo de 54'52", así que llevaba un ritmo razonable en función de mis expectativas (quería correr a no más de 5'30"/K).
Encontramos -después de tanta subida- una buena bajada que nos permitió volver a correr a menos de 5', allá por el kilómetro 12. Ah! En los puestos de hidratación, además de la botella de agua, recibíamos terrones de azúcar (sí, aquellos "pancitos" como en la vieja época), pasas de uva y frutas.
Las orquestas seguían apareciendo, ahora ya con alguna variante en el estilo, pero siempre con la misma alegría y toque de color. Además, cada tanto aparecía algún grupo de casas preciosas, con algún lago al costado, constituyendo una especie de "villas" en las zonas aledañas a París.
El K15 lo completé en 1h 20' 17", ya ingresando a Versailles, enseguida de doblar y tomar por debajo del puente que aparece en la foto a lo lejos. Estamos ahí, me dije.
Ingresando a la larga avenida "París" que desemboca en el Palacio de Versailles, fue el momento de desatar la bandera uruguaya que llevaba a la cintura y desplegarla. Imposible no emocionarse en ese momento. Lo había visitado el viernes 28, así que lo conocía.
Completé el recorrido total de 16K 260 mts. en un tiempo neto de 1h 26' 47" (5'20"/K), así que puedo considerarme satisfecho con el rendimiento, en particular si tomo en cuenta el cansancio acumulado de los días previos y lo duro de parte del recorrido, pese a la excepcionar belleza.
Ocupé la posición 9578 entre los 21260 corredores que completaron el recorrido. Recibí una preciosa medalla recordatoria, con pasa a formar parte de las tantas que he acumulado, en un lugar privilegiado.
La medalla es un homenaje a Robert Doisneau, un célebre fotógrafo francés. Al reverso, tiene una inscripción en francés que dice màs o menos así:"1/100 par-ci, 1/100 par-lá, mis bout a bout, cela ne fait jamais que 1, 2 ou 3 secondes chipées a l'eternité"
Momento del retorno a París. La gran cantidad de corredores que llegaba, se dirigía a la estación del tren (RER), línea C, que había puesto servicios especiales para movilizar a tanta gente en un día domingo, donde muchos además visitan el Palacio de Versailles. Esta línea era una de las patrocinadoras de la carrera, así que habían vendido boletos a menor precio (2.60 euros) a los corredores, en ocasión de la entrega del kit de la carrera en el Palais des Sports.
Se imaginan un tren completo de corredores, sin bañarse ... Fui hasta la estación Champs de Mars, donde me cambié al Metro, en la estación Bir-Hakeim, para de allí ir hasta la estación Charles de Gaulle - Étoile y de ahí volver a cambiar hasta la estación Roma, a escasos 300 metros del hotel donde estábamos alojados. Adriana, Maite y Vivi me esperaban para almorzar.
Con la enorme satisfacción de haber podido compartir estas fiestas, en medio de un viaje de placer en familia, me quedo por aquí. Ya corrí en Madrid, Londres, París, Río, Porto Alegre, Rosario, Buenos Aires, Santiago, Villa La Angostura, La Serena (Chile) a San Juan (Argentina), Tucumán, Córdoba, San Martín de los Andes, San Pedro (Misiones), además de nuestro país. Prometo que las historias continúan.
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