Una triste noticia
Ignacio Gabriel Studer era joven y tenia una
pasión que compartimos quienes nos apasiona el deporte y el turismo
aventura, quizás por eso su muerte el pasado Domingo mientras corría una
carrera en Tucumán, nos toca, nos deja pensando. No nos ocurre lo mismo
por lo general cuando vemos noticias de accidentes fatales en la ruta
(quizás estamos demasiado acostumbrados a tal punto que, como muchas
otras desgracias de nuestra vida moderna y acelerada, nos transformó en
rutina), y la rutina tiene eso… pasa de largo.
Hace unos años, mientras se corría el Desafío de
los Volcanes en San Martin de los Andes, una corredora uruguaya perdió
la vida, y sentimos lo mismo, la misma tristeza, las mismas preguntas.
Para mi Tatiana Goldoni e Ignacio Studer tienen eso en común, no los
conocí personalmente, pero su muerte me llevo a pensar mucho, a sentir
tristeza por alguien que no conocí, aunque tengo muchos afectos que si
tenían un vínculo directo con ellos, yo no tuve la suerte de conocerlos.
Esta sensación me pasa en muchos deportes con los
que me siento identificado, de hecho hace poco en el futbol italiano
falleció un jugador profesional, en pleno partido y con médicos a
escasos metros; En mis épocas y en el mismo deporte murió Juan Funes
(delantero de River) y en muchas maratones en Argentina y por supuesto
en todo el mundo, cada tanto una persona muere de una causa que llaman
“muerte súbita” (o quizás tiene que ver con "desconocer la causa").
Desconozco la explicación científica, de hecho no es el caso de Ignacio,
que según me contó un amigo y corredor, falleció ahogado intentando
ayudar a una corredora que había sido arrastrada por un rio.
Cuando organizo una carrera, mi mayor
preocupación es la seguridad de mi gente (y no me refiero a “mi gente”
únicamente a quienes trabajan conmigo, sino a todos los que participan
del evento), de alguna manera los siento “mios”, porque se transforma en
mi responsabilidad todo lo que la carrera significa, por donde van a
correr, la logística que montamos para dar soporte al evento, las
condiciones climáticas que siempre complican y hasta todo aquello que a
veces me sorprende como un “repentino corte de ruta” por alguna protesta
que “justo hicieron el dia del evento”. Las contingencias son tantas,
que quienes estamos de este lado, por lo general y dependiendo el
evento, pasamos muchas noches sin dormir. Ese miedo tiende a paralizar,
es el mismo miedo que te lleva a cuestionar si estas en lo correcto.
Puedo asegurar que trás casi una decada vinculado
al deporte como organizador y otros tantos años al turismo aventura,
que conozco a los corredores y conozco “de pasiones”; Puedo afirmar, con
total convicción, que son personas que aman la vida, justamente eso los
lleva a correr, las ganas de vivir, las ganas de experimentar, mientras
unos elijen pasar un fin de semana recostados en un sofá, mirando
“Intrusos”, otros elijen correr, trepar montañas, recorrer valles,
atravesar desiertos, muchos inclusive asocian la carrera a una causa
solidaria, hay corredores que mientras sufren decenas de kilómetros bajo
el sol, o la lluvia, o el frio, se alientan entre ellos, se emocionan,
cada medalla es sinónimo de un triunfo, de una elección, la elección de
vivir.
Ignacio Studer eligió vivir, eso lo sé, aun sin
conocerlo se que es una persona que tuvo opciones, no viajo obligado, no
corrió por “decreto” y mucho menos cruzó aquellos ríos por imposición.
Eligió estar allí porque esa pasión que nos moviliza a todos nosotros,
cuya única explicación es por amor y como la muerte es inevitable,
quizás eso que nos deja pensando, esa pausa donde queremos encontrar
respuestas, es el hecho de que una persona halla elegido morir en
libertad, mientras a otros los sigue paralizando el miedo.
Mi cariño, y respeto por su familia y afectos.
Federico Lausi.-
Federico Lausi.-
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