domingo, 4 de julio de 2010

Crónica 15K Sarandí Grande



Ayer sábado 3 de julio, poco después del mediodía y entre partido y partido del Campeonato Mundial, salí a “despuntar el vicio” corriendo durante 25 minutos por el Jardín Botánico, en una jornada que se presentaba totalmente nublada y algo pesada por la humedad. El miércoles 30 por la noche había entrenado fuerte después de la recuperación de la maratón de Rosario, ya que como resultado de esa participación en la “distancia reina” había perdido masa muscular …

El viernes 2 correspondía a “día de entrenamiento” en el Gimnasio Sayago, pero tenía una jornada complicada que incluía, además del trabajo habitual, una clase en OSE entre las 17:30 y las 19:30, respetando así el horario del partido por cuartos de final entre Uruguay y Ghana. Junto a mis compañeros de trabajo en el Banco, vimos con emoción contenida todo el partido, que a todos nos puso “al límite”. Puedo decir que en el alargue, en el penal en contra sobre la hora y en la definición por penales, las pulsaciones alcanzaron niveles similares a los de una carrera de fondo … Resulta obvio comentar que la clase finalmente no se hizo, fruto de los eufóricos festejos que se desataron en Montevideo, que impidieron cualquier otra actividad. Tampoco tuve la jornada de entrenamiento a la noche en el gimnasio, aunque desde que salí en la mañana ya llevé el bolso con todo el equipo necesario, así que me quedé con las ganas de mover un poco los músculos.



Después de ese entrenamiento suave, descansé durante el resto del día. Esta mañana y después de un buen desayuno, arranqué acompañado por Adriana hasta Sarandí Grande, a 140 Km de Montevideo, lugar por donde habitualmente cruzamos cuando viajamos hasta Artigas pero donde nunca había ingresado. Se disputaban dos carreras de 5K y 15K, a beneficio de CADISAL. Antes de salir y considerando que estaba absolutamente nublado y había viento en Montevideo, llamé por teléfono a los organizadores quienes me dijeron que en Sarandí Grande había un sol espléndido, casi sin nubes.

Ya a la altura de Plaza Cuba, llegando a los accesos, se empezaba a “respirar” el aire de carrera, pues estaba Marisol Redón y otro competidor. Entre mate y mate, iba pensando en las razones que mueven a algunos “locos” a hacer –casi como si fuera una “religión”- 280 Km entre ida y vuelta para disputar una carrera de 15K.



A la altura de la entrada a Las Piedras, veo por el espejo retrovisor un automóvil blanco y le comento a Adriana: “ahí viene Dardo Segurola y Analhía” … en cuanto me superaron, efectivamente confirmé que eran ellos. Es algo extraño cómo se va generando una sensación de compañerismo y amistad a partir de la participación en carreras, donde de alguna manera nos sometemos a situaciones algo extremas, buscando “sufrir” y disfrutar de esta pasión.

A las 10:10 llegamos al destino, para encontrar al enorme “Pedro” de Goes, con quien compartí el viaje y la aventura de correr la maratón de Rosario. Pese a que casi no lo conozco y que tenemos actividades y vidas bastante distintas, puedo decir que nos une una gran amistad, a partir de esos escasos momentos en los que compartimos esta pasión. Encontré también a Mauricio Sanner Figueroa y Martha (Corredores de la Piedra Alta), Edgardo Ramos Verde, Alejandro Tabárez y el Molékula Costa, con quienes compartimos las bromas propias de estas instancias. De Sayago Running, aparecieron Juan, Rai, Fabián y el “Dulce de Leche”.

Hicimos un breve calentamiento, y poco después de las 11:00 se hizo la largada, con una presencia algo escasa, que calculo rondaría unas 100 personas. Arrancamos hacia el norte, para recorrer 3K con una subida suave pero larga casi hasta la Ruta 5, punto en el cual girábamos en U para empezar el retorno. En el K1 llevaba 4’30”, promedio que mantuve hasta el K3, donde había puesto 13’30”. Llegando nuevamente al centro de Sarandí Grande, girábamos a la derecha para cruzar la vía y completar los 5K, donde estaba el primer puesto de hidratación y llevaba 23’10”. A partir de allí, el recorrido era típico de estos rinconcitos de nuestro país, con calles bastante desparejas y casas humildes, pero con vecinos muy cálidos que aplaudían el paso de todos los competidores que venían a “romper la rutina” dominguera de este pueblo.

Allá por los 7K bordeamos un enorme lago –creo que artificial- donde un camarógrafo registraba el paso de los corredores … salvo cuando pasó Edgardo Ramos Verde -que recién me había superado-y yo. ¡Qué sensación extraña! Iba muy conforme con mi rendimiento (seguía manteniendo un promedio inferior a los 5 min/K), había preparado el “grito de guerra” (“Aguante Atletas del Sur”) para pronunciarlo frente a la cámara … y el camarógrafo, indiferente, guardó su filmadora y se subió a su moto para irse a otro punto del recorrido.



Analhía (Coyotes) me había superado e iba un poquito más adelante, en tanto un par de competidores ya mostraban el enorme cansancio que traían. En lo personal, me costaba bastante mantener el ritmo, pues sentía cansancio en las piernas, al extremo que casi me arrepiento de haber corrido ayer sábado al mediodía. Cruzamos por dentro de un enorme parque natural, para alcanzar los 9K con mucho sufrimiento, en 44’20”. Salimos nuevamente a una calle que bordeaba el pueblo, para llegar a los 10 en 50’05”, donde alcancé a Analhía. Me sentía satisfecho pese al cansancio que traía, pues mantenía el promedio de 5’/K. Allí estaba el segundo puesto de hidratación, donde giramos en U para empezar el retorno. Si había sufrido bastante entre los 6 y los 10K, a partir de allí puedo decir que empecé a “disfrutar” la carrera a mi manera.

¿Podré afirmar que soy un “corredor de fondo”? ¿O un corredor “del” fondo? Esa sensación de libertad y de encuentro conmigo mismo, es intransferible e indescriptible. Es también una forma de expresar un cúmulo de sensaciones sin necesidad de mayores explicaciones, con mucho de soledad pero también de compañerismo, compartiendo un buen rato junto a muchos “anónimos” y otros amigos, que participan de estas verdaderas fiestas.

En el retorno de los 10K, Analhía se quejaba del viento en contra, así que se pegó detrás de mí, para correr así durante algo así como 1,5K. Me sentía bien en esta parte del recorrido, así que pude mantener el ritmo en tanto casi todos los demás aflojaban el paso. Llegando al centro de Sarandí Grande, doblamos a la derecha para nuevamente doblar a la izquierda y completar 12K, cuando superé a algunos competidores, en tanto solamente me superó uno. A los 13K llevaba 1h 06’, así que –según el cálculo que hice- llegaba en menos de 1h 18’, cuando mi objetivo inicial era poner 1h 25’. Retomamos la calle por la que habíamos salido a la largada, ahora con rumbo al centro, para casi enseguida llegar a los 14K donde había un nuevo puesto de hidratación, y nos esperaba el último kilómetro con una leve bajada. A falta de 100 mt., Adriana estaba sobre la izquierda sacando fotos, y me dio para decirle: “espectacular”.



Completé el recorrido en 1h 17’12”, con un promedio de 5’09”/K, un resultado para este corredor “del” fondo, realmente bueno. Con seguridad, para muchos es un resultado pobre. Para mí, me llena de orgullo haber alcanzado este promedio en los 15K, a esta altura ya con 50 años y aún no habiendo completado 4 años de competencias (arranqué en agosto de 2006, con una ya lejana 10K Reebok). Más orgullo me produce la enorme cantidad de gente que pude conocer gracias a esta actividad, con quienes me une algo indescriptible y casi “místico”. Aunque fui el único de los “Atletas del Sur” presente, me sentí acompañado por todos, además de los ex-compañeros de Sayago Running.

El próximo domingo 18, me espera la maratón de Río.
Más fotos, en “Mis fotos” (o en www.picasaweb.google.com/jxavier.runner)

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