miércoles, 21 de julio de 2010

Maratona do Río: ¡mi 7a maratón!

Cuando hace un par de años estuve mirando las diferentes opciones para correr maratones en ciudades agradables y relativamente cercanas, surgió naturalmente mi interés en participar de la "Maratona do Río". En ese año 2008, la oportunidad no se concretó ya que participé por primera vez en mis 3 maratones (Porto Alegre, Rosario y Punta del Este). Demasiado para un cuerpo aún no acostumbrado a ese tipo de exigencias, pese a que llegué a completar la de Punta del Este en lo que ha sido mi mejor tiempo en la "distancia reina": 4:16:30.

Los dolores e inflamaciones en las rodillas, llevaron a que tuviera que dedicarle tiempo a la recuperación. En el 2009, decidí participar nuevamente en la de Punta del Este, y hacer mi debut en una "maratón aventura" corriendo la Salomon Running Race en Villa La Angostura, pese a la enorme molestia que sentía en la rodilla izquierda, fruto de la inflamación del músculo ileotibial (era ese?) izquierdo. Así que, tal como estaban las cosas, Río quedó para este 2010.
Allá por marzo, empecé a mirar el almanaque y a programar alguna actividad en familia para las vacaciones de julio. La "Maratona do Río" estaba cantada ... Así que me anoté, pagué la inscripción por internet, saqué pasajes y reservé hotel, ya en el mes de abril. El cambio en la fecha de las vacaciones, llevó a que descartáramos llevar a los hijos, así que me acompañaba Adriana, en una especie de "mini-vacaciones" en la Cidade Maravilhosa. En el medio, surgió la ida a la maratón de Rosario junto a los compañeros de Atletas del Sur, mientras entrenaba con Víctor. Durante breves instantes, pensé en acompañarlo pero correr solamente la de 8K ... pero con sólo pensar en la sensación de ver a los demás arrancar a los 42K, me hizo desistir y terminé anotándome en lo que fue mi 6a. participación en la distancia. Ya hice el relato del "desastre" ante el enorme resfrío que me agarré en el viaje de ida, que me llevó a sufrir mucho durante el recorrido, que pude completar en 5h 10'.
La nutricionista me recomendó ingerir maltodextrina, ya que había perdido masa muscular. A las 4 semanas de Rosario, me esperaba Río. Hacia allá partimos, con la ilusión de recuperar algo de la "dignidad" perdida en Rosario, acompañado por la bandera de los "Atletas del Sur" y la querida bandera uruguaya.

El vuelo 222 de Pluna me dejó en Río junto con Adriana, el pasado jueves 15. LLegamos al hotel en Copacabana, y en cuanto llamamos a Montevideo para avisar que habíamos arribado bien, nos enteramos que la mamá de Adriana había tenido un problema serio de salud (cardiovascular), lo cual desató la decisión de volver, pese a que ese problema estaba en vías de solución (angioplastia ...). Así que después de escuchar a Ricardo Werther (lo recomiendo, búsquenlo en YouTube) y a "Blues Etílicos" (me hicieron recordar a Rubito, no por el "blues" precisamente ...) en el Canecào el viernes por la noche, el sábado Adriana emprendió el retorno y me dejó más solitario que el Goyo Álvarez el día del amigo, en una habitación para dos en un hotel de Copacabana.
El viernes fuimos también hasta el Centro de Convenciones SulAmérica, en el Barrio Novo Río, a buscar el kit, correspondiéndome el No. 3343. La oportunidad fue muy propicia para comprar algunas prendas deportivas y regalos. La organización del lugar era realmente excepcional, con un orden y seguridad dignas de elogio. Recibí una camiseta color naranja y un gorro blanco con la inscripción y logo de la maratón, además de barras de cereales y un gel repositor energético. También recibimos un impresionante material gráfico de excelente nivel, con información sobre la carrera y consejos muy útiles.
Me faltó comentar que desde nuestra llegada, el jueves 15, el tiempo estuvo siempre lluvioso ... así que no estaba como para andar al aire libre. De cualquier manera, como ya conocemos Río, no teníamos mucho interés en recorrer los tradicionales puntos de atracción de la ciudad. Eso sí, es envidiable la enorme cantidad de gente que permanentemente anda corriendo por esa espectacular "orla" marítima que tienen, a toda hora. Ni que hablar de los "barcitos" en la playa, casi a 50 metros uno del otro. Rubito, tenías para elegir: Skol, Brahma, Devassa, Budweisser, ...
El domingo a las 4:30, me levanté para desayunar en la habitación y vestirme para la fiesta. A las 5:00 arranqué rumbo a la estación del Metro (Cardeal Arcoverde) que abrió especialmente para la maratón a esa hora, a 150 metros del hotel, para ir hasta el punto de encuentro (Aterro do Flamengo), desde donde partían los ómnibus que nos llevaban hasta la largada, en el Pontal do Tim Maia (en la Praia do Recreio dos Bandeirantes). Nos llevó una hora llegar hasta allí. El tiempo estaba feo, bastante nublado y con una intermitente llovizna muy fina.
Entregué mi bolsa en el "guarda-volumes" y me preparé para la carrera, calentando durante unos 15 minutos.
A las 7:30 exactamente, se dio largada a la fiesta, y salí a ritmo muy controlado (¡como lo tenemos que hacer cuando entrenamos, Víctor y Fabián!!!). En realidad, resultó muy sencillo seguir ese plan de carrera, pues casi todos iban a un ritmo muy similar.
Mantuve un promedio exacto de 5'50" durante los primeros 4 kilómetros, para completar los primeros 10K en 59', con viento en contra en la rambla frente a un océano bastante agitado, siempre a nivel del mar.
El panorama era muy disfrutable para donde se mirara, lleno de "personajes" con algunos trajes muy llamativos. Ingerí el primer sobre de gel y tomé bastante agua.
A partir de allí, pasamos a la Barra da Tijuca, donde las construcciones lujosas empezaron a aparecer, y el terreno estaba bastante lleno de agua, lo que nos hacía esquivar los charcos para tratar de evitar mojarnos, donde muchos corrían sobre la vereda. Manteniendo bastante el ritmo, completé los 20K en 2:00:25.
Momento de chequear el estado del cuerpo, y verificar una molestia en el pié izquierdo ... ¡ampolla! Y todavía faltaban 22K ... intenté acomodar la media y aflojé un poquito los cordones de los NB, lo que me alivió bastante el dolor. A los 21K estábamos en Quebra Mar, y empezaba una leve subida, para doblar a la izquierda, cruzar sobre un viaducto y meternos en el Túnel do Joá.
Aunque era leve, esa subida era bastante larga, y muchos ya empezaban a sufrir las consecuencias de la carrera. Llegamos a los 25K con 2:31', ya en Sáo Conrado, entre la favela "Rocinha" y el mar, transitando por la Av. Niemeyer, totamente cerrada al tránsito. Empezaba ahí el recorrido más duro, justo cuando llega el famoso "muro", dado que venía una subida sostenida durante unos 2K ...
Hora del segundo gel repositor, ofrecido por la organización (¡hasta pude elegir el sabor: limón!). También hubo 2 puestos con Powerade, además del agua cada 4K ... impecable.

Llegando a Leblon, allá por los 30K con 3:05', fue la hora de chequear nuevamente mi estado. La ampolla prácticamente no molestaba, y empecé a sentir una leve puntada en la rodilla izquierda (corrí con la rodillera puesta), pero nada para preocuparse demasiado. Mentalmente, me sentía a gusto, tratando de disfrutar del ambiente y sacando fotos del recorrido. Según mis cálculos, estaría llegando en un total de 4:30' más o menos ... ¡bien! ¡vamos que podemos!, me dije.

La llegada a Ipanema, siempre resulta "apoteósica". El ambiente estaba lleno de gente, tanto los que alientan permanentemente como los que caminan por la calle aprovechando la peatonal en la que se transforma la Avenida Atlántica los domingos. Algunos incluso me gritaban "vamos Uruguay" cuando veían la bandera que llevaba a la cintura. O un "vamos Jota Xavier" como me gritó uno, cuando leyó mi nombre a la espalda. Ya muchos caminaban y algunos se atendían en los innumerables puestos médicos de la carrera. Los masajes y el "Gelol" estaban a la orden del día, tratando de aliviar calambres y dolores ...
A los 35K cruzamos a Copacabana ... ya estamos ahí, me dije. Con alguna dificultad, alcancé los 38K en exactamente 4 horas. Nuevamente el cálculo me llevó a que podía llegar en menos de 4:30 ... doblamos a la izquierda antes de llegar a Leme, para alcanzar el túnel que lleva a Botafogo.
Cruzando ese tramo, no tuve más remedio que caminar un poco, donde me alcanzó una brasilera y me alentó a seguir. En eso ví a algunas de "Las Saladas" que habían participado en la Media Maratón. ¡Por fin alguna cara uruguaya! ¡Y qué lindas! Llegando al otro lado, a la altura del Shopping Río Sul (39K de carrera) me gritan "Uruguay, Uruguay" ... eran las restantes Saladas, que me aplaudían. Ahí ya no pude parar, entre el aliento y el orgullo de llevar la bandera uruguaya colgada a la cintura ... al extremo que la brasilera que me había alentado a seguir, me dijo: "continúe voçè, eu nào posso seguir o seu ritmo".

Con el impresionante panorama del Morro da Urca y el Pào de Azúcara la derecha, bordeamos todo Botafogo, para alcanzar los 40K en 4:14". ¡Ya está!, me dije. A un ritmo notoriamente más lento, pude avanzar hasta llegar al Aterro do Flamengo. Divisé el cartel indicador de los 42K y el final ... hora de desplegar la bandera uruguaya, y atravesar la meta en 4:29:30 de tiempo neto.

Es indudable que disfruté enormemente del recorrido. El resultado me hizo sentir muy bien, al extremo que ya empecé a planificar mi 8a. maratón. Buenos Aires está ahí ...

Retiré mi bolsa con la ropa, hice algunos ejercicios de estiramiento en el enorme parque de Flamengo, me cambié la camiseta (me puse la de la selección uruguaya), y me fui hasta la estación del Metro. Es una sensación muy extraña, ya que en general la maratón es una disciplina para "solitarios"; me sentía loco de la vida con mi resultado y no tenía a nadie cerca para conversar, ya que la enorme cantidad de gente casi diría que me ignoraba ... ¡y yo con ganas de que alguien me felicitara!, o que me sacara alguna foto. Así que también ese momento tuve que disfrutarlo a pleno, pero "conversando conmigo". El retorno al hotel en el Metro permitió que nuevamente encontrara a algunos corredores que volvían, con los cuales no intercambié ningún comentario pero con los que me sentía un "hermano de locuras", donde el cruce de miradas cómplice alcanza para el reconocimiento mutuo. Ya en el hotel, llegó la hora de avisar a la familia y a todos los amigos en Uruguay sobre el resultado.
Como me dijo Adriana cuando la llamé un poquito antes de las 13:00 hs.: "O te fue muy bien, o abandonaste".
El próximo domingo me espera una nueva fecha del Campeonato de 10K de la AAU, en Florida, y casi seguramente, la media maratón de Montevideo el 01.08. Es lo que tiene esta disciplina. "Run, Forest, run".
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