¿Suerte de principiante, animarse a más, o una pequeña locura?
Carrera rara si las hay!!!Todo comenzó hace unos días cuando le comento a Claudia la posibilidad de correr juntos “La Carolina”. Fue así que a falta de dos días para la carrera salimos a entrenar por primera vez en una pista de moto cross en dónde estuvimos un par de horas.
Con esa elemental preparación salimos a San Carlos, pero con muchas ganas de pasear juntos en bici.La noche anterior a la carrera y el ritual del armado de las cosas, lo viví multiplicado por dos, pues ahora éramos dos los locos en cuestión. Durante todo el día previo Claudia estuvo padeciendo todos esos sentimientos entremezclados (ansiedad, nerviosismo, reflexión mesurada, alegría, duda, etc), de los cuales, los que corremos siempre fuimos todos víctima en nuestra primera vez. Era como tener un espejo o alguna voz interior que me hablaba las 24 horas y cada cinco minutos, de Claudia salían frases como: “y cómo será, será muy difícil?”, ¿qué calza será mejor para llevar?”, “¿y si no llego?, bueno igual”, “¿yo soy una inconsciente no? “,” ¿tendría que haber entrenado más no?”, ” ¿y si la haces solo?”,” yo me muero de vergüenza, van a estar todos tus compañeros”. En fin la lista de frases podría ser más extensa aún.La noche previa.
Apronté todo como de costumbre y terminamos acostándonos como a la 1:00 am.
A las 4:00 am cuando me levanto por 5min al baño observo a Claudia que estaba en la cama con los ojos abiertos como si hubiese tomado café por 5 horas seguidas. Intenté dormirme sospechando que iba a venir alguna de esas preguntas típicas de la que uno se hace en la noche previa a la carrera. Y lo que intuía sucedió: al instante llovieron frases como “no puedo dormir”, “me duele un poco el estómago, algo me habrá caído mal”,” estoy nerviosa”, ”ahora te entiendo”, y yo pensaba para adentro: “si yo también te entiendo ………….¡¡¡pero por favor …..quiero dormir!!!!!. De igual manera yo no le decía nada y lo único que salía de mi era una risa silenciosa para que no se diera cuenta que estaba despierto y así no me daba charla y podía seguir durmiendo, pero finalmente lo logró, me desvelé, así que a las 6:00 am, casi sin dormir nos levantamos para salir. Que bueno, ahora no solo debía hacerme cargo de mis locuras de correr, sino también de cargar con las ajenas.
La llegada a San Carlos
Cuando llegamos vi un ambiente muy profesional, buenas bicis, buenas pantorrillas, pero como íbamos a pasear y nuestro único objetivo era llegar al final no me preocupé demasiado. Llegamos muy tarde a San Carlos casi a la hora de largar, apronté las bicis y la mochila y cuando vamos a salir Claudia dice “Pablo,¿ cómo voy a correr si mi bici no tiene pedal?”, ¡faltaba un pequeño detalle no!, ahí rápido busqué el pedal en el desorden de la valija poniéndolo en tiempo record. Subimos a las bicis y salimos rápido a encontrar a los demás.
La carrera
Arrancamos a ritmo controlado, para el que no entiende mucho ahí todos los ciclistas van a una velocidad de paseo por 1 Km aproximadamente y largan todos juntos más adelante, previa charla la largada donde se dan detalles del circuito, pero nosotros íbamos tan despacio que quedamos muy atrás. A los 500 metros ya los habíamos perdido de vista al punto que tuvimos .que preguntar a alguien para donde había agarrado el pelotón. Cuando llegamos donde todos estaban escuchando al comisario de carrera para salir, llegamos tan despacio que escucho “buena suerte…..3, 2, 1 y todos arrancaron, así que de la charla nada. Ahí miro a Claudia y la veo cansada, ella me dijo: “seguí vos, dale igual es lo mismo” confieso que por un minuto dije: “si sigo solo porque esto va a estar muy complicado…..hizo 1km y ya está cansada, no vamos a llegar ni a la mitad del recorrido”, pero ahí le dije muy decidido:……”no dale vinimos a pasear, si estamos cansados nos bajamos y caminamos “. Así que arrancamos siendo los últimos del pelotón pero por un amplio margen, a los dos kilómetros cuando el camino se terminaba estaban unas 20 personas con autos, los cuales serían familiares mirando el pasaje del pelotón, escuche como dos aplausos, aunque creo que era uno solo, y grite: “vamos, vamos ….aplaudan a estos últimos”, y otros entre risas piadosas nos apoyaron con sus aplausos.Ahí transitamos un largo rato por campo, y como Claudia venía bien, por momentos le exigía un poco más, por suerte lo del comienzo solo había sido ese ahogo previo que después se va.Como nosotros no habíamos tenido tiempo de entrenar como se debe, el día previo le enseñé algunos truquitos y la hice andar por un terreno bien complicado, no extenso, pero muy técnico, lo cual en esos primeros kilómetros de campo nos vino muy bien , pues venía manejando bárbaro el circuito, lento pero seguro. En todo ese trayecto y hasta el final le iba diciendo que cambios hacer y la verdad que ya a los diez kilómetros estaba bastante cansado de escuchar mi vos, pero igual estuvo bueno porque estaba verbalizando todo lo que uno se dice a si mismo durante una carrera. Habían al comienzo algunos repechos un poco complicados en donde ayudé a Claudia empujándola de atrás, algunas veces con mi mano en la espalda y otras tomándola de la calza, modalidad esta que abandoné a los pocos kilómetros pues se quejaba que le resultaba incómodo. Más adelante nos encontramos con el primer puesto de hidratación donde por casualidad había una señora que nos dijo: “me queda esto de agua…¿lo quieren?”, era una botella de medio litro de agua con un poquito en el fondo, por supuesto que dije “no gracias” y seguimos, ya no quedaba nadie en ese puesto. Luego en el km 12 aprox. comenzamos a ascender un repecho bien pronunciado por un trillo. A la mitad Claudia se bajó, pues estaba sintiéndose un poco mal, tomé las dos bicis y ella caminó a mi lado hasta que llegamos a la cima, en donde se sentó. Ahí le tire un poco de agua en la nuca, tomó un poco de Gatorade y descansamos por unos 10 minutos.Seguimos rodando un poco y se vino uno de esos comentarios que nunca se pueden hacer a un compañero de ruta. Supongo que en la desesperación por no quedar solo y ver a otro cristiano como uno Claudia me comenta: “mirá allá va uno”, por supuesto que mi primera reacción fue ubicar en el paisaje que tenía delante a ese corredor en cuestión que mi compañera decía divisar, mi plan era que tratáramos de alcanzarlo para así seguir rebasando a uno y a otro y a otro. Pero yo hacía un esfuerzo para identificar algo que sobresaliera en el paisaje y lo único que veía a lo lejos era una cinta amarilla de esas que marcan el camino colgando de un poste la cual se movía sinuosamente con el viento, entonces le pregunté: ¿dónde lo ves?, ella respondió: “allá” apuntando con brazo firme a aquel pedazo de nylon, entonces por supuesto eche a reír y le deje: “pero es una cinta”, ella contestó: “¿si?, mirá que me parece que no… mh mh!”. Pero la alegría por pasar a alguien se le desvaneció cuando se percató de que aquel veloz corredor no era más que una cinta amarilla moviéndose con el viento JA JA JA. La muy desgraciada parecía burlarse de su mala vista que por el cansancio o por algún artilugio inventado por nuestra traicionera compañera:…….la mente, le hacía inventar contrincantes.Luego rodamos por unas bajadas a 50km/h con todo ese viento acariciándonos la cara, Le comenté a Claudia: “¡viste que sensación hermosa de libertad!” a lo cual ella me respondió con la cabeza para no descuidar el camino y no terminar en una cuneta. Unos dos kilómetros más adelante llegamos al segundo arroyo, en donde sinceramente daba ganas de quedarse, el agua bien fresca nos daba por arriba de la rodilla y se veían unas mojarras que iban para un lado y para otro como queriendo adivinar nuestros movimientos. Cruzamos caminando y luego de subirnos a las bicis rodamos un poco por campo, a nuestra derecha había un monte de esos que están en todas las carreras de donde salen un sinfín de silbidos de diferentes pájaros. Mientras tanto yo le decía a Claudia: “ves porque me gusta tanto hacer esto “ teníamos toda esa naturaleza para nosotros, con todos los sonidos y olores que hacen al campo.A los 17 kilómetros el camino se abría en dos, ahí debía haber alguna indicación que según mis compañeros estuvo en donde nos marcaba a las duplas el sendero a seguir. Lo cierto es que no había nada y optamos por el camino que nos parecía el más correcto. Ahí le dije: “que bueno estuvo haber visto el circuito en el google” y ella mordió los labios como asentando. Nosotros en la noche anterior habíamos hecho y memorizado todo el recorrido por google en la opción Maps, cosa que sinceramente nos fue muy útil, pues siempre estuvimos recorriendo todo como si ya lo hubiésemos hecho alguna vez.Por allá adelante otra división del camino que nos hizo dudar, para variar recurrimos a SAN GOOGLE y volvimos a elegir correctamente el camino que debíamos hacer porque para variar no había nadie ni nada para marcarnos la vuelta.En el camino aparecían tiradas no más de diez bolsas rotas contra el piso, recordándonos que allí en algún momento hubo un segundo puesto de hidratación, pero ya no había ni gente, ni agua, ni nada, pero bueno seguimos optimistas descargándonos nuevamente con la organización. Unos 3 o 4 km adelante le pido a Claudia que se hidrate mientras yo la remolcaba del manubrio, lo que nos hace perder el equilibrio y Claudia se desparrama a unos 20Km/h sobre el pedregullín. Por suerte había llevado un botiquín de primeros auxilios y comencé a curarla. Se había golpeado y raspado un poco, la rodilla era lo que se veía más feo, tenía un corte chico pero profundo. La lavé con agua oxigenada, le puse iodofón con unas gasas en la mano y la rodilla, poniéndole una muslera en la rodilla por encima de la gasa y en la mano derecha un guante para que le aguantara la gasa de la mano. Ya estaba pronta para el baile de disfraces. Cuando terminó la asistencia nos subimos a las bicis y seguimos, pero a los pocos metros una nueva dificultad, con la caída quedaron los cambios trancados en un piñón mediano y lo único que podía hacer era cambiar de plato. La capacidad técnicas de la bici se redujo a la mitad y fuimos ganando velocidad en las bajadas a puro empujón mío. Venía a toda velocidad le gritaba a falta de medio metro: “guambia que vengo” y le daba un buen envión, como yo perdía velocidad pedaleaba fuerte para alcanzarla y de nuevo la misma técnica y así la fuimos llevando. Recuerdo haberle preguntado con un poco de culpa: ¿y cómo vas?, a lo que me respondió: ” voy bien”. Yo no podía creer la fortaleza de la debutante tenía una bici rota, el cuerpo machucado y ahí seguía dando batalla, igual creo que en su interior ya se había dado cuenta de eso que a todos nos pasa, que ya no había vuelta atrás, la única opción era seguir adelante.Ya íbamos por el Km 27 o 28 y veníamos bien luego de la caída que había sido en el Km 20, así que el miedo a no llegar se nos fue y cruzamos el último arroyo rumbiando a la llegada a falta de unos 4 o 5 Km. En fin llegamos sin pena ni gloria, con nuestros compañeros de Sayago que nos esperaban aplaudiendo en lo que suponía que era la llegada.
La llegadaEn fin fuimos a bañarnos y cuando salgo me comenta Victor: “mirá que te llamaron…salieron primeros” a lo cual yo le respondí: “nooo… me estás jodiendo”, “el me dijo es en serio”, se imaginan ahí salí como un loco y reclamé al que daba los premios nuestro premio, yo me conformaba igual con un terrón arriba de un pedazo de madera, pero lo cierto es que eran dos trofeos de vidrio. Ahí mismo salí corriendo como un niño de cuarto de escuela que sale al recreo a buscar algo importante, y me dirigí a los vestuarios donde estaban Rai Jorge y Juan bañándose y les grité: “compañeros ganamos vamo arriba”. Aquello no tenía mucha explicación en la cabeza de alguien medianamente normal, mis compañeros me miraron 1 segundo sin entender nada y luego que comprendieron se rieron con cara de no entender mi gran alegría. Pero bueno supongo que todo es parte de esta locura de correr o que me tomó por sorpresa, pues nunca me he subido a un podio. Aunque ahora que lo recuerdo en esta ocasión fui tan desgraciado que tampoco lo hice por estarme bañando, de hecho cuando quise sacarme una foto en el podio con mi compañera ya lo habían desarmado. Así que experimenté la misma sensación de abandono por parte del público que en la Maratón de Pta del Este, cuando nadie se percató de mi llegada. E n esta oportunidad salimos con mi señora primeros en nuestra categoría y también hice mi pasaje por la fama sin flashes ni aplausos JA JA JA.Fuera de toda broma debo reconocer que está bueno ganar algo alguna vez, aunque seamos muy pocos los que competimos en esa categoría. Rescato como cosas positivas de esta experiencia el debut de nuestro compañero Juan quien anduvo muy bien en esta primer carrera, el debut de Claudia con su suerte de principiante, los momentos compartidos con las familias y amigos y el poder tener un cuerpo que nos permita entregarnos a todo esto de lo cual cada vez estoy más enamorado. Recuerdo que después de la carrera en el almuerzo con mis compañeros comenté: “que bueno poder disfrutar de todos esos paisajes y no ser dueño de ninguna tierra”. Cada carrera nos regala olores, sensaciones, paisajes y nos deleitamos con todo lo bello de la naturaleza, dejando pasar por nuestros cuerpos torrentes de adrenalina, que nos mantienen en armonía con la naturaleza y con uno mismo, esas son las pequeñas pero grandes cosas que quedan de estas carreras. Solo recuerdos, imágenes y flashes que continúan al día siguiente y que nos dan el empuje para organizar nuestra próxima aventura.Esta vez una total e inconsciente mujer se largó a hacer una competencia sin entrenamiento ninguno, creo que no es tan difícil largarse a hacer algo, solo hay que animarse. Algunas veces nos perdemos en planificaciones y no nos animamos a hacer las cosas por miedo a no estar preparados. Hay que animarse a hacer alguna locura de vez en cuando, esas son las cosas que nos mueven a actuar, será por eso que anda en la vuelta esa frase que dice: “esos locos que corren”. Sin esas locuras o desafíos planteados en determinados momentos de nuestro existir, seríamos sólo simple espectadores de nuestra propia vida y no artificies de ella.
Fuente: http://www.pablolapaz.blogspot.com
Carrera rara si las hay!!!Todo comenzó hace unos días cuando le comento a Claudia la posibilidad de correr juntos “La Carolina”. Fue así que a falta de dos días para la carrera salimos a entrenar por primera vez en una pista de moto cross en dónde estuvimos un par de horas.
Con esa elemental preparación salimos a San Carlos, pero con muchas ganas de pasear juntos en bici.La noche anterior a la carrera y el ritual del armado de las cosas, lo viví multiplicado por dos, pues ahora éramos dos los locos en cuestión. Durante todo el día previo Claudia estuvo padeciendo todos esos sentimientos entremezclados (ansiedad, nerviosismo, reflexión mesurada, alegría, duda, etc), de los cuales, los que corremos siempre fuimos todos víctima en nuestra primera vez. Era como tener un espejo o alguna voz interior que me hablaba las 24 horas y cada cinco minutos, de Claudia salían frases como: “y cómo será, será muy difícil?”, ¿qué calza será mejor para llevar?”, “¿y si no llego?, bueno igual”, “¿yo soy una inconsciente no? “,” ¿tendría que haber entrenado más no?”, ” ¿y si la haces solo?”,” yo me muero de vergüenza, van a estar todos tus compañeros”. En fin la lista de frases podría ser más extensa aún.La noche previa.
Apronté todo como de costumbre y terminamos acostándonos como a la 1:00 am.
A las 4:00 am cuando me levanto por 5min al baño observo a Claudia que estaba en la cama con los ojos abiertos como si hubiese tomado café por 5 horas seguidas. Intenté dormirme sospechando que iba a venir alguna de esas preguntas típicas de la que uno se hace en la noche previa a la carrera. Y lo que intuía sucedió: al instante llovieron frases como “no puedo dormir”, “me duele un poco el estómago, algo me habrá caído mal”,” estoy nerviosa”, ”ahora te entiendo”, y yo pensaba para adentro: “si yo también te entiendo ………….¡¡¡pero por favor …..quiero dormir!!!!!. De igual manera yo no le decía nada y lo único que salía de mi era una risa silenciosa para que no se diera cuenta que estaba despierto y así no me daba charla y podía seguir durmiendo, pero finalmente lo logró, me desvelé, así que a las 6:00 am, casi sin dormir nos levantamos para salir. Que bueno, ahora no solo debía hacerme cargo de mis locuras de correr, sino también de cargar con las ajenas.
La llegada a San Carlos
Cuando llegamos vi un ambiente muy profesional, buenas bicis, buenas pantorrillas, pero como íbamos a pasear y nuestro único objetivo era llegar al final no me preocupé demasiado. Llegamos muy tarde a San Carlos casi a la hora de largar, apronté las bicis y la mochila y cuando vamos a salir Claudia dice “Pablo,¿ cómo voy a correr si mi bici no tiene pedal?”, ¡faltaba un pequeño detalle no!, ahí rápido busqué el pedal en el desorden de la valija poniéndolo en tiempo record. Subimos a las bicis y salimos rápido a encontrar a los demás.
La carrera
Arrancamos a ritmo controlado, para el que no entiende mucho ahí todos los ciclistas van a una velocidad de paseo por 1 Km aproximadamente y largan todos juntos más adelante, previa charla la largada donde se dan detalles del circuito, pero nosotros íbamos tan despacio que quedamos muy atrás. A los 500 metros ya los habíamos perdido de vista al punto que tuvimos .que preguntar a alguien para donde había agarrado el pelotón. Cuando llegamos donde todos estaban escuchando al comisario de carrera para salir, llegamos tan despacio que escucho “buena suerte…..3, 2, 1 y todos arrancaron, así que de la charla nada. Ahí miro a Claudia y la veo cansada, ella me dijo: “seguí vos, dale igual es lo mismo” confieso que por un minuto dije: “si sigo solo porque esto va a estar muy complicado…..hizo 1km y ya está cansada, no vamos a llegar ni a la mitad del recorrido”, pero ahí le dije muy decidido:……”no dale vinimos a pasear, si estamos cansados nos bajamos y caminamos “. Así que arrancamos siendo los últimos del pelotón pero por un amplio margen, a los dos kilómetros cuando el camino se terminaba estaban unas 20 personas con autos, los cuales serían familiares mirando el pasaje del pelotón, escuche como dos aplausos, aunque creo que era uno solo, y grite: “vamos, vamos ….aplaudan a estos últimos”, y otros entre risas piadosas nos apoyaron con sus aplausos.Ahí transitamos un largo rato por campo, y como Claudia venía bien, por momentos le exigía un poco más, por suerte lo del comienzo solo había sido ese ahogo previo que después se va.Como nosotros no habíamos tenido tiempo de entrenar como se debe, el día previo le enseñé algunos truquitos y la hice andar por un terreno bien complicado, no extenso, pero muy técnico, lo cual en esos primeros kilómetros de campo nos vino muy bien , pues venía manejando bárbaro el circuito, lento pero seguro. En todo ese trayecto y hasta el final le iba diciendo que cambios hacer y la verdad que ya a los diez kilómetros estaba bastante cansado de escuchar mi vos, pero igual estuvo bueno porque estaba verbalizando todo lo que uno se dice a si mismo durante una carrera. Habían al comienzo algunos repechos un poco complicados en donde ayudé a Claudia empujándola de atrás, algunas veces con mi mano en la espalda y otras tomándola de la calza, modalidad esta que abandoné a los pocos kilómetros pues se quejaba que le resultaba incómodo. Más adelante nos encontramos con el primer puesto de hidratación donde por casualidad había una señora que nos dijo: “me queda esto de agua…¿lo quieren?”, era una botella de medio litro de agua con un poquito en el fondo, por supuesto que dije “no gracias” y seguimos, ya no quedaba nadie en ese puesto. Luego en el km 12 aprox. comenzamos a ascender un repecho bien pronunciado por un trillo. A la mitad Claudia se bajó, pues estaba sintiéndose un poco mal, tomé las dos bicis y ella caminó a mi lado hasta que llegamos a la cima, en donde se sentó. Ahí le tire un poco de agua en la nuca, tomó un poco de Gatorade y descansamos por unos 10 minutos.Seguimos rodando un poco y se vino uno de esos comentarios que nunca se pueden hacer a un compañero de ruta. Supongo que en la desesperación por no quedar solo y ver a otro cristiano como uno Claudia me comenta: “mirá allá va uno”, por supuesto que mi primera reacción fue ubicar en el paisaje que tenía delante a ese corredor en cuestión que mi compañera decía divisar, mi plan era que tratáramos de alcanzarlo para así seguir rebasando a uno y a otro y a otro. Pero yo hacía un esfuerzo para identificar algo que sobresaliera en el paisaje y lo único que veía a lo lejos era una cinta amarilla de esas que marcan el camino colgando de un poste la cual se movía sinuosamente con el viento, entonces le pregunté: ¿dónde lo ves?, ella respondió: “allá” apuntando con brazo firme a aquel pedazo de nylon, entonces por supuesto eche a reír y le deje: “pero es una cinta”, ella contestó: “¿si?, mirá que me parece que no… mh mh!”. Pero la alegría por pasar a alguien se le desvaneció cuando se percató de que aquel veloz corredor no era más que una cinta amarilla moviéndose con el viento JA JA JA. La muy desgraciada parecía burlarse de su mala vista que por el cansancio o por algún artilugio inventado por nuestra traicionera compañera:…….la mente, le hacía inventar contrincantes.Luego rodamos por unas bajadas a 50km/h con todo ese viento acariciándonos la cara, Le comenté a Claudia: “¡viste que sensación hermosa de libertad!” a lo cual ella me respondió con la cabeza para no descuidar el camino y no terminar en una cuneta. Unos dos kilómetros más adelante llegamos al segundo arroyo, en donde sinceramente daba ganas de quedarse, el agua bien fresca nos daba por arriba de la rodilla y se veían unas mojarras que iban para un lado y para otro como queriendo adivinar nuestros movimientos. Cruzamos caminando y luego de subirnos a las bicis rodamos un poco por campo, a nuestra derecha había un monte de esos que están en todas las carreras de donde salen un sinfín de silbidos de diferentes pájaros. Mientras tanto yo le decía a Claudia: “ves porque me gusta tanto hacer esto “ teníamos toda esa naturaleza para nosotros, con todos los sonidos y olores que hacen al campo.A los 17 kilómetros el camino se abría en dos, ahí debía haber alguna indicación que según mis compañeros estuvo en donde nos marcaba a las duplas el sendero a seguir. Lo cierto es que no había nada y optamos por el camino que nos parecía el más correcto. Ahí le dije: “que bueno estuvo haber visto el circuito en el google” y ella mordió los labios como asentando. Nosotros en la noche anterior habíamos hecho y memorizado todo el recorrido por google en la opción Maps, cosa que sinceramente nos fue muy útil, pues siempre estuvimos recorriendo todo como si ya lo hubiésemos hecho alguna vez.Por allá adelante otra división del camino que nos hizo dudar, para variar recurrimos a SAN GOOGLE y volvimos a elegir correctamente el camino que debíamos hacer porque para variar no había nadie ni nada para marcarnos la vuelta.En el camino aparecían tiradas no más de diez bolsas rotas contra el piso, recordándonos que allí en algún momento hubo un segundo puesto de hidratación, pero ya no había ni gente, ni agua, ni nada, pero bueno seguimos optimistas descargándonos nuevamente con la organización. Unos 3 o 4 km adelante le pido a Claudia que se hidrate mientras yo la remolcaba del manubrio, lo que nos hace perder el equilibrio y Claudia se desparrama a unos 20Km/h sobre el pedregullín. Por suerte había llevado un botiquín de primeros auxilios y comencé a curarla. Se había golpeado y raspado un poco, la rodilla era lo que se veía más feo, tenía un corte chico pero profundo. La lavé con agua oxigenada, le puse iodofón con unas gasas en la mano y la rodilla, poniéndole una muslera en la rodilla por encima de la gasa y en la mano derecha un guante para que le aguantara la gasa de la mano. Ya estaba pronta para el baile de disfraces. Cuando terminó la asistencia nos subimos a las bicis y seguimos, pero a los pocos metros una nueva dificultad, con la caída quedaron los cambios trancados en un piñón mediano y lo único que podía hacer era cambiar de plato. La capacidad técnicas de la bici se redujo a la mitad y fuimos ganando velocidad en las bajadas a puro empujón mío. Venía a toda velocidad le gritaba a falta de medio metro: “guambia que vengo” y le daba un buen envión, como yo perdía velocidad pedaleaba fuerte para alcanzarla y de nuevo la misma técnica y así la fuimos llevando. Recuerdo haberle preguntado con un poco de culpa: ¿y cómo vas?, a lo que me respondió: ” voy bien”. Yo no podía creer la fortaleza de la debutante tenía una bici rota, el cuerpo machucado y ahí seguía dando batalla, igual creo que en su interior ya se había dado cuenta de eso que a todos nos pasa, que ya no había vuelta atrás, la única opción era seguir adelante.Ya íbamos por el Km 27 o 28 y veníamos bien luego de la caída que había sido en el Km 20, así que el miedo a no llegar se nos fue y cruzamos el último arroyo rumbiando a la llegada a falta de unos 4 o 5 Km. En fin llegamos sin pena ni gloria, con nuestros compañeros de Sayago que nos esperaban aplaudiendo en lo que suponía que era la llegada.
La llegadaEn fin fuimos a bañarnos y cuando salgo me comenta Victor: “mirá que te llamaron…salieron primeros” a lo cual yo le respondí: “nooo… me estás jodiendo”, “el me dijo es en serio”, se imaginan ahí salí como un loco y reclamé al que daba los premios nuestro premio, yo me conformaba igual con un terrón arriba de un pedazo de madera, pero lo cierto es que eran dos trofeos de vidrio. Ahí mismo salí corriendo como un niño de cuarto de escuela que sale al recreo a buscar algo importante, y me dirigí a los vestuarios donde estaban Rai Jorge y Juan bañándose y les grité: “compañeros ganamos vamo arriba”. Aquello no tenía mucha explicación en la cabeza de alguien medianamente normal, mis compañeros me miraron 1 segundo sin entender nada y luego que comprendieron se rieron con cara de no entender mi gran alegría. Pero bueno supongo que todo es parte de esta locura de correr o que me tomó por sorpresa, pues nunca me he subido a un podio. Aunque ahora que lo recuerdo en esta ocasión fui tan desgraciado que tampoco lo hice por estarme bañando, de hecho cuando quise sacarme una foto en el podio con mi compañera ya lo habían desarmado. Así que experimenté la misma sensación de abandono por parte del público que en la Maratón de Pta del Este, cuando nadie se percató de mi llegada. E n esta oportunidad salimos con mi señora primeros en nuestra categoría y también hice mi pasaje por la fama sin flashes ni aplausos JA JA JA.Fuera de toda broma debo reconocer que está bueno ganar algo alguna vez, aunque seamos muy pocos los que competimos en esa categoría. Rescato como cosas positivas de esta experiencia el debut de nuestro compañero Juan quien anduvo muy bien en esta primer carrera, el debut de Claudia con su suerte de principiante, los momentos compartidos con las familias y amigos y el poder tener un cuerpo que nos permita entregarnos a todo esto de lo cual cada vez estoy más enamorado. Recuerdo que después de la carrera en el almuerzo con mis compañeros comenté: “que bueno poder disfrutar de todos esos paisajes y no ser dueño de ninguna tierra”. Cada carrera nos regala olores, sensaciones, paisajes y nos deleitamos con todo lo bello de la naturaleza, dejando pasar por nuestros cuerpos torrentes de adrenalina, que nos mantienen en armonía con la naturaleza y con uno mismo, esas son las pequeñas pero grandes cosas que quedan de estas carreras. Solo recuerdos, imágenes y flashes que continúan al día siguiente y que nos dan el empuje para organizar nuestra próxima aventura.Esta vez una total e inconsciente mujer se largó a hacer una competencia sin entrenamiento ninguno, creo que no es tan difícil largarse a hacer algo, solo hay que animarse. Algunas veces nos perdemos en planificaciones y no nos animamos a hacer las cosas por miedo a no estar preparados. Hay que animarse a hacer alguna locura de vez en cuando, esas son las cosas que nos mueven a actuar, será por eso que anda en la vuelta esa frase que dice: “esos locos que corren”. Sin esas locuras o desafíos planteados en determinados momentos de nuestro existir, seríamos sólo simple espectadores de nuestra propia vida y no artificies de ella.
Fuente: http://www.pablolapaz.blogspot.com
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