Sí, así como lo leen. Ayer sábado se disputó una nueva edición de la M4 Nativa sobre la rambla de Montevideo, y parte del equipo no estuvo presente. Junto con Rai y Fabián (acompañados por Sofi), hicimos la presentación de los logros del equipo Sayago Running y su nueva versión Sayago Bike & Run, en el Gimnasio Sayago donde entrenamos. Fue una fiesta muy emotiva, donde expusimos los resultados alcanzados durante el año 2008 (por ejemplo, llevamos corriendo más de 5.200 kmts.), y mostramos un video, que próximamente colgaremos de la página. Terminamos 17:30 y partimos raudos hacia Piriápolis, pues hoy disputamos la 8ª. Edición de los 100K de MTB, donde ya nos esperaba Víctor (viajó a primera hora), en su debut en la disciplina. Por eso lo del título.
Apenas salíamos, y ya el Popo dos Santos me llamaba para avisarme que había venido desde Piriápolis, especialmente para correr la M4 Nativa (“esos locos que corren”). Con los deseos mutuos de suerte, quedamos en encontrarnos en la noche, pues retornaba en cuanto terminara la carrera. Apenas llegamos (alrededor de 19:30), dejamos el equipaje y las bicis en el hotel, y nos fuimos a la presentación/lanzamiento en el Hotel Argentino. Llegamos y nos enteramos que la realización de la prueba corría riesgo, pues había alerta meteorológica para hoy domingo, y recién a las 8:00 se sabía si se largaba. Nos fuimos a cenar, para poder dormir temprano. Pero está visto que antes de una prueba exigente, cuesta mucho dormir … a las 4 de la mañana me desperté.
A las 7:30 bajamos a desayunar, previa llamada a la organización para saber si ser corría. Había que esperar hasta las 8:00. Finalmente, pusimos proa a la largada frente al Argentino Hotel, donde empezamos a encontrar a los amigos que hemos ido generando, además de Víctor y Pablo. Nos sacamos fotos (un par con la gloriosa aurinegra), donde además de la bandera del equipo exhibimos la “eco-bandera” promocionando así el movimiento mundial en defensa del medio ambiente. Me encontré con algunos coterráneos artiguenses que se vinieron desde allá para la carrera. También participaron un montón de brasileños y argentinos, dando así realce a esta carrera, que completó el cupo establecido de 500 competidores.
Con algo de desorganización, minutos después de las 9:00 empezaron a largar las diferentes categorías. Me tocó el 3er turno (Master B), en tanto Pablo, Víctor y Rai largaron 2 minutos antes, en la Master A. Empezamos a rodar por Piriápolis y Playa Grande, por caminos bastante firmes y a ritmo sostenido. Allá por el K6, en una curva a 90° sobre camino de balasto, venía muy rápido y no pude doblar … me fui sobre la banquina y cuando intenté saltar la canaleta a la derecha, me “clavé” y volé. Únicamente sentí golpes sobre las rodillas y volaron las caramañolas. Las recuperé y retomé el camino, pero inmediatamente noté que la rodilla derecha estaba inflamada por el golpe. Allá por el K8 divisé a Rai que avanzaba más adelante. Creo que lo alcancé en el K10, y fuimos un buen tramo juntos, en particular cuando tuvimos que pasar por debajo de ruta 9, bajando el terraplén en la cabecera del puente sobre la vía férrea. A partir de allí, seguimos a ritmo sostenido, pues debíamos llegar al PC1 –a la entrada de la planta Nativa (¡esta es la razón del título de esta crónica!) –algo así como 26K de carrera- en menos de 1h 30 min, pues de lo contrario debíamos abandonar ya que la alerta meteorológica hacía necesario terminar todo el recorrido en 7 u 8 horas. Creo que llegamos en aprox. 1h 20, y a partir de allí “nos sentimos en carrera”. Hora de la 1ª dosis de carbohidratos en gel y de rehidratarse (con agua Nativa, obvio). Hasta ese momento, la velocidad máxima que alcancé fueron los 53.2 K/h. , en la bajada de Pueblo Gerona.
Llegamos al abra de Castellanos, que no conocía. Recorrido duro, con subidas pronunciadas. La bajada también imponía respeto, pues el camino tiene mucha piedra suelta, donde es fácil caer. Pude superarlo, previa ingesta de una 2ª dosis de gel. Seguimos por caminos de balasto, hasta que allá por el k 56 llegamos a la entrada al Cerro Betete, el mismo que habíamos recorrido en la Cannondale del 9/11, ahora en el sentido inverso. Me costó un poco la parte de subidas, pues el camino tiene mucho pasto y piedras, y no tuve más remedio que poner pie a tierra y subir caminando. Llegando a la cima, me detuve a ingerir la 3ª dosis de gel –creo que llevaba algo así como 4 h. Empecé la bajada por dentro del monte, esquivando piedras enormes, mojadas y embarradas, cuanto siento que un corredor se aproximaba. Le permito pasar e inmediatamente se baja a hacer el descenso caminando. Hice lo mismo, pues resbalé sobre una piedra y me encontré casi “sentado” arriba de la bici. Pero apenas salimos del terreno complicado, intenté pasar al competidor –resultó ser un argentino-, y no me permitía superarlo. En cuanto pude, le pegué el grito y pasé raudo sobre su izquierda, diciéndole que ya el terreno permitía bajar seguro. En algo así como 4h 20m llegué nuevamente al PC3, saliendo del Betete (donde estaba –a la ida- el PC1). Faltaban algo así como 26 k y percibí que podía llegar en menos de 6 hs., mi “objetivo” para esta carrera (ambicioso, ya que en la Cannondale había puesto 3h 40 y el recorrido era la mitad). Repuse agua en mis caramañolas y seguí rodando. Me costó bastante las subidas, pues no entraba el plato 1, pese a que mantenía el descarrilador presionado. Perdí la noción de la distancia recorrida, velocidad promedio y demás datos, pues pasando por Pueblo Gerona el computador de la bici “se puso en cero”. Me tuve que mover estimando la distancia recorrida, pero no le erré.
Finalmente, llegué al piso firme de Playa Grande (hormigón y bituminoso), donde me avisan que faltan 3k. Ya me sentía triunfador. Mantuve un ritmo firme y finalmente salí a la rambla de Piriápolis, en el puente de entrada, donde me encontré con un terrible viento de frente que verdaderamente frenaba el avance. Pero me dediqué a disfrutar esos últimos metros. Finalmente, con 5h 48 min. (12 minutos menos que mi objetivo ambicioso), crucé la meta haciendo zigzag, donde me esperaban Adriana. Sofi, Pablo, Victor y familia. Víctor nos sorprendió a todos, con sus 5h 26 m, en tanto Pablo puso 5h 30 (según dice pues se detuvo a orinar, oportunidad que aprovechó Víc para pasarlo), y Rai llegó con un excelente tiempo en 6h 11m. (le canté 6h 09, pero le erré pues ese fue el tiempo según mi reloj, y yo largué 2 m. después). En resumen, todos nos sentimos triunfadores, ya que alcanzamos excelentes tiempos, considerando las condiciones de la jornada. ¡Y ninguno de nosotros pinchó!!!
Dado el estado del tiempo, decidimos volvernos después de un buen baño reparador y de almorzar (a las 17 hs). Nos espera el Desafío GT el 14.12 en Laguna del Sauce, con 5k en kayac, 25 en MTB y 12 de running.
Fotos, en “Mis fotos”, o en www.picasaweb.google.com/jxavier.runner
Apenas salíamos, y ya el Popo dos Santos me llamaba para avisarme que había venido desde Piriápolis, especialmente para correr la M4 Nativa (“esos locos que corren”). Con los deseos mutuos de suerte, quedamos en encontrarnos en la noche, pues retornaba en cuanto terminara la carrera. Apenas llegamos (alrededor de 19:30), dejamos el equipaje y las bicis en el hotel, y nos fuimos a la presentación/lanzamiento en el Hotel Argentino. Llegamos y nos enteramos que la realización de la prueba corría riesgo, pues había alerta meteorológica para hoy domingo, y recién a las 8:00 se sabía si se largaba. Nos fuimos a cenar, para poder dormir temprano. Pero está visto que antes de una prueba exigente, cuesta mucho dormir … a las 4 de la mañana me desperté.
A las 7:30 bajamos a desayunar, previa llamada a la organización para saber si ser corría. Había que esperar hasta las 8:00. Finalmente, pusimos proa a la largada frente al Argentino Hotel, donde empezamos a encontrar a los amigos que hemos ido generando, además de Víctor y Pablo. Nos sacamos fotos (un par con la gloriosa aurinegra), donde además de la bandera del equipo exhibimos la “eco-bandera” promocionando así el movimiento mundial en defensa del medio ambiente. Me encontré con algunos coterráneos artiguenses que se vinieron desde allá para la carrera. También participaron un montón de brasileños y argentinos, dando así realce a esta carrera, que completó el cupo establecido de 500 competidores.
Con algo de desorganización, minutos después de las 9:00 empezaron a largar las diferentes categorías. Me tocó el 3er turno (Master B), en tanto Pablo, Víctor y Rai largaron 2 minutos antes, en la Master A. Empezamos a rodar por Piriápolis y Playa Grande, por caminos bastante firmes y a ritmo sostenido. Allá por el K6, en una curva a 90° sobre camino de balasto, venía muy rápido y no pude doblar … me fui sobre la banquina y cuando intenté saltar la canaleta a la derecha, me “clavé” y volé. Únicamente sentí golpes sobre las rodillas y volaron las caramañolas. Las recuperé y retomé el camino, pero inmediatamente noté que la rodilla derecha estaba inflamada por el golpe. Allá por el K8 divisé a Rai que avanzaba más adelante. Creo que lo alcancé en el K10, y fuimos un buen tramo juntos, en particular cuando tuvimos que pasar por debajo de ruta 9, bajando el terraplén en la cabecera del puente sobre la vía férrea. A partir de allí, seguimos a ritmo sostenido, pues debíamos llegar al PC1 –a la entrada de la planta Nativa (¡esta es la razón del título de esta crónica!) –algo así como 26K de carrera- en menos de 1h 30 min, pues de lo contrario debíamos abandonar ya que la alerta meteorológica hacía necesario terminar todo el recorrido en 7 u 8 horas. Creo que llegamos en aprox. 1h 20, y a partir de allí “nos sentimos en carrera”. Hora de la 1ª dosis de carbohidratos en gel y de rehidratarse (con agua Nativa, obvio). Hasta ese momento, la velocidad máxima que alcancé fueron los 53.2 K/h. , en la bajada de Pueblo Gerona.
Llegamos al abra de Castellanos, que no conocía. Recorrido duro, con subidas pronunciadas. La bajada también imponía respeto, pues el camino tiene mucha piedra suelta, donde es fácil caer. Pude superarlo, previa ingesta de una 2ª dosis de gel. Seguimos por caminos de balasto, hasta que allá por el k 56 llegamos a la entrada al Cerro Betete, el mismo que habíamos recorrido en la Cannondale del 9/11, ahora en el sentido inverso. Me costó un poco la parte de subidas, pues el camino tiene mucho pasto y piedras, y no tuve más remedio que poner pie a tierra y subir caminando. Llegando a la cima, me detuve a ingerir la 3ª dosis de gel –creo que llevaba algo así como 4 h. Empecé la bajada por dentro del monte, esquivando piedras enormes, mojadas y embarradas, cuanto siento que un corredor se aproximaba. Le permito pasar e inmediatamente se baja a hacer el descenso caminando. Hice lo mismo, pues resbalé sobre una piedra y me encontré casi “sentado” arriba de la bici. Pero apenas salimos del terreno complicado, intenté pasar al competidor –resultó ser un argentino-, y no me permitía superarlo. En cuanto pude, le pegué el grito y pasé raudo sobre su izquierda, diciéndole que ya el terreno permitía bajar seguro. En algo así como 4h 20m llegué nuevamente al PC3, saliendo del Betete (donde estaba –a la ida- el PC1). Faltaban algo así como 26 k y percibí que podía llegar en menos de 6 hs., mi “objetivo” para esta carrera (ambicioso, ya que en la Cannondale había puesto 3h 40 y el recorrido era la mitad). Repuse agua en mis caramañolas y seguí rodando. Me costó bastante las subidas, pues no entraba el plato 1, pese a que mantenía el descarrilador presionado. Perdí la noción de la distancia recorrida, velocidad promedio y demás datos, pues pasando por Pueblo Gerona el computador de la bici “se puso en cero”. Me tuve que mover estimando la distancia recorrida, pero no le erré.
Finalmente, llegué al piso firme de Playa Grande (hormigón y bituminoso), donde me avisan que faltan 3k. Ya me sentía triunfador. Mantuve un ritmo firme y finalmente salí a la rambla de Piriápolis, en el puente de entrada, donde me encontré con un terrible viento de frente que verdaderamente frenaba el avance. Pero me dediqué a disfrutar esos últimos metros. Finalmente, con 5h 48 min. (12 minutos menos que mi objetivo ambicioso), crucé la meta haciendo zigzag, donde me esperaban Adriana. Sofi, Pablo, Victor y familia. Víctor nos sorprendió a todos, con sus 5h 26 m, en tanto Pablo puso 5h 30 (según dice pues se detuvo a orinar, oportunidad que aprovechó Víc para pasarlo), y Rai llegó con un excelente tiempo en 6h 11m. (le canté 6h 09, pero le erré pues ese fue el tiempo según mi reloj, y yo largué 2 m. después). En resumen, todos nos sentimos triunfadores, ya que alcanzamos excelentes tiempos, considerando las condiciones de la jornada. ¡Y ninguno de nosotros pinchó!!!
Dado el estado del tiempo, decidimos volvernos después de un buen baño reparador y de almorzar (a las 17 hs). Nos espera el Desafío GT el 14.12 en Laguna del Sauce, con 5k en kayac, 25 en MTB y 12 de running.
Fotos, en “Mis fotos”, o en www.picasaweb.google.com/jxavier.runner
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