domingo, 8 de marzo de 2015

TAPERING: La importancia de una buena "puesta a punto"

Este año me espera el mayor de los desafíos deportivos enfrentados hasta el momento: la 11ª edición de Gore-Tex Transalpine Run -270 kilómetros y 16.300 mts de desnivel acumulado positivo, recorriendo senderos de montaña en cuatro países durante 8 etapas – entre Oberstdorf (Alemania), Lech am Arlberg, St. Anton am Arlberg, y Landeck en Austria, Samnaun, Bergsprint y Scuol en Suiza, St. Valentin am Reschenpass y Sulden en Italia-, junto a Pablo Lapaz, entre 700 corredores de más de 40 países. Si no estamos mal informados, seremos los primeros uruguayos en enfrentar esta preciosa competencia, razón por la cual denominamos a nuestro equipo “Charrúas”.

En función de esta mítica meta, armé un plan de carreras que me permita llegar en condiciones de soportar la sucesión de esfuerzos físicos y mentales que supone una carrera por etapas, donde puede decirse que se corre algo parecido a un maratón de montaña por día, incluyendo un “kilómetro vertical” en el meridiano de la prueba. La montaña tiene mucho de misticismo, y a los mortales “racionales y agnósticos”, de alguna forma nos acerca de un modo muy espiritual a experiencias casi “religiosas”, sin perder la objetividad y sin olvidarnos que la naturaleza no perdona, tarde o temprano pone todo en su lugar, sin espacios para la suerte (buena o mala) sino que –en definitiva- el desempeño siempre consecuencia de nuestras acciones.

En ese plan, incorporé La Misión -160 Km en Villa La Angostura a mediados del pasado mes de febrero-, carrera que no completé por primera vez en mi 4ª participación después de recorrer 106 Km, con una sucesión de errores sobre los cuales ya comenté abundantemente. Le siguen los 21 Km del Ultra Trail del Cabo Polonio el próximo 15 de marzo –distancia corta pero con mucha arena, que me permite seguir fortaleciendo músculos sin “quemarme” demasiado-, los 70 Km de Patagonia Run en San Martín de los Andes el 11 de abril, y muy posiblemente los 50 Km de Indómit Race en Sao Bento do Sapucaí (San Pablo) el 30 de mayo. Descarté una nueva participación en el Raid de los Andes (8 al 10 de mayo) en Salta y Jujuy, ya que tengo obligaciones que me impiden asistir en esa fecha.

Me puse a leer información sobre “tapering”, a partir de comentarios con Pablo mientras entrenábamos ayer por el Cerro de Montevideo, cuando le decía que “más vale pasarse de descanso que de entrenamiento”. Y eso viene a cuento, pues habitualmente tengo dificultades para seguir una rutina diaria de entrenamientos –dadas mis obligaciones laborales- y por tanto defino un plan de carreras exigentes que me permite casi diría hacer un “mantenimiento físico” sumando kilómetros en  competencias en montaña cada un par de meses como máximo.

¿Qué es el “taper”?

Es la fase previa a una competencia de alta exigencia –un par de semanas- donde debe verificarse una disminución del volumen e intensidad del entrenamiento, con ejercicios específicos dirigidos a que el cuerpo y la mente se preparen para lo que esperamos que suceda en competencia. Una buena ejecución de esta etapa, genera enormes beneficios: mejora la potencia muscular y el rendimiento general, aumenta los depósitos de energía, recupera los músculos, elimina el riesgo de sobreentrenamiento, aumenta la motivación y despeja la mente.

Dos semanas es el plazo más recomendado, aunque puede decirse que los diez días previos son “fundamentales”. En este período, debe darse una “supercompensación” del estado físico, reduciendo el entrenamiento en un 20% (menor distancia/tiempo), “suavizar” el desnivel acumulado por ejemplo haciendo un fondo largo el fin de semana intercalado entre trotes suaves de no más de una hora 30 minutos en los días previos y posteriores. Es muy recomendable que en esta fase, se intente desplegar el ritmo de carrera planificado para el “gran día”, con la finalidad de que los músculos, la respiración y la mente se preparen adecuadamente para el nivel de exigencia en carrera. ¡Qué bueno resulta sentir la “explosión” de los pulmones y músculos en el último tramo de subida al Cerro de Montevideo, y notar que en no más de un minuto las pulsaciones bajan sustancialmente! Pero también es fundamental entrenar específicamente para el despliegue en cada parte del recorrido (subidas, bajadas, planos, terreno limpio o sucio, suave o duro), intentando reproducir el ritmo de carrera esperado para cada fase.

La recuperación

Sin quizás, es la parte más importante del proceso. Una buena recuperación permite reparar músculos sobrecargados, mejorar los depósitos de energía y mentalmente prepararnos para disfrutar de la fiesta que nos espera. Para ello, a no dudarlo: hay que dormir más de lo habitual, pues en ese período el cuerpo repara músculos y articulaciones. Además, la alimentación e hidratación en los días previos son muy importantes, evitando “pruebas” de bebidas o suplementos que no hayas utilizado antes (y más aún, está “prohibido” hacer esas pruebas en competencia, y lo digo por experiencia).

Las mejores muestras de “errores” en esta fase, son: dolores musculares que permanecen o se incrementan, sensación de cansancio que no se va con el sueño, dificultades para concentrarte durante el entrenamiento, falta de apetito, sensación de “pesadez” en el cuerpo, disminución general del rendimiento, ganas de que “termine ya”… es decir, la fase de “taper” debe ser un período para disfrutar a pleno en la competencia, que nos permita desplegar todo el potencial que hemos construido durante el entrenamiento.


Recuerden, no hay buena o mala suerte, sino consecuencias. 

domingo, 22 de febrero de 2015

OBJETIVOS NO CONSEGUIDOS EN MI 4a. PARTICIPACIÓN EN "LA MISIÓN"

¡Cómo me ha costado encarar esta crónica! Y no porque no me cueste reconocer errores -todo lo contrario-, sino porque me he sentido abrumado por tantas demostraciones de afecto, que realmente me llenan de satisfacción. En estos días de "calma e introspección", me he dedicado a tomar nota de todas las sensaciones vividas y a recopilar información, a efectos de poder volcar los aprendizajes que esta experiencia inolvidable me han dejado.

 Empecemos por los reconocimientos. No puedo menos que destacar el enorme "mimo" al alma que significa ver a nuevos "misioneros" que se suman a estos desafíos, inspirados por mis relatos. Nicolás Tealdi y sus compañeros Gabriel Otormin y Jorge Borad, Raúl Previtali, Nelson Pedro Sabagno, Alejandro Laviano y otros cuyos nombres no tengo, pero que cuando me ven, me saludan y me agradecen por los aportes. ¿Imaginan cómo puedo sentirme cuando en los filos de alguna montaña, alguien te supera, se da vuelta y te dice "gracias por la inspiración, estoy acá después de haber leído tu crónica del año pasado", o una pareja que destaca "nos leímos cuatro veces tu relato, podemos repetirlo casi de memoria", o que te pregunten "cuándo sale el libro?" Indudablemente ello supone una enorme carga emotiva y una alta responsabilidad, ya que puedo cometer el error -con seguridad en algunos aspectos lo hago- de minimizar las dificultades que deben superarse para alcanzar la meta en esta peregrinación por las montañas de la Patagonia argentina.


Así soy yo

Casi todos saben que en mi 4a. participación en La Misión sobre 160 Km., por primera vez no completé el recorrido pues me quedé en el Km 106 (Campamento 2, en el Club Andino muy cerca de Bahía Manzano, a unos 6 Km. de Villa La Angostura) después de 36 hs 56 min. de competencia. "La 4a. fue la vencida". Hasta el momento venía mejorando en forma sostenida en mi desempeño año a año, bajando tiempos y sintiéndome físicamente cada vez mejor, hasta que la montaña -que pone todo en su lugar- se encargó de darme un buen sopapo.

Venía con buena preparación y la experiencia de tres participaciones exitosas, que me llevaron a elegir el equipamiento que iba a cargar. No le erré en la mochila ni la ropa. ¡Pero cómo le erré en el calzado y el cinturón de hidratación! Tan convencido iba, que en la previa armé mi plan de carrera con tiempos estimados en cada tramo, altura, desnivel positivo y negativo, descansos (3 horas en cada Campamento)..., lo imprimí y plastifiqué. Es más, incentivado por el buen tiempo del año pasado, estimé descansar menos, pensando en marcar 52 hs 36 minutos en total. ¡Iluso! Y con una cuota de soberbia, indudable. Me lo creí y le falté el respeto a la montaña.

Algunos de los errores

Me olvidé de mis temores y de la precaución que hay que tener en esta disciplina, hasta que fue muy tarde. El ego -eso que transmitimos a partir de lo que creemos que somos y podemos conseguir- me jugó en contra, en particular cuando me impidió percibir adecuadamente las condiciones en las que estaba. Ya en la previa, Norberto González -el legendario misionero de 73 años- nos alertaba que las montañas tenían ceniza volcánica como nunca, que en algunos tramos haría que nos enterráramos casi hasta las rodillas, y que nos iba a destrozar los pies si no nos cuidábamos adecuadamente.

Largamos el sábado 14 a mediodía. Siempre me he cuestionado por qué razón no se hace la largada más temprano, ya que a esa hora el sol está fuerte y la gran mayoría llegará al Campamento 1 ya entrada la madrugada, cuando se podría aprovechar mejor las horas del día. En fin, el Guri Aznárez sabrá las razones.

Me alojé en Cabañas Lancuyen (en Lomas del Correntoso), junto  los sanjuaninos Eliana García (debutante en la carrera, que está preparando Tierra Viva) y Víctor Arias (experiente misionero, que el año pasado completó la carrera en aprox. una hora menos que yo, y con quien he compartido otras aventuras). En la mañana, estaba demasiado tranquilo...  ¿Vieron cómo me la creí? Preparé un par de sandwiches bien reforzados para alimentarme durante el día, y terminé de preparar las bolsas para enviar a los dos campamentos con algo de ropa (remera y medias para cambiarme), baterías de repuesto, chocolates, ticholos, jamón crudo al vacío, galletitas saladas, barritas de cereales, Gatorade. ¡Me olvidé de poner algo de "sentido común"!

Cuando me puse las polainas y el calzado -Inov-8 TrailRoc 255-, noté una leve molestia debajo del dedo medio del pie izquierdo, que atribuí a la cinta que me había puesto. También me di cuenta que no me había pasado vaselina en los pies. En lugar de corregirlo, pensé que el trote iba a hacer que ese roce de la cinta desapareciera... y lo que hizo fue provocarme una ampolla. ¿Cómo no me dí cuenta? El calzado elegido había sido "ablandado" en carreras aquí en Uruguay, pero nunca en largas distancias. Observando detenidamente cómo me quedan, debería haberme dado cuenta que su tendencia minimalista implica que en largas distancias -donde la amortiguación es fundamental- iba a provocarme cansancio y dolores en las plantas de los pies y dedos. Pero además, la polaina cubría hasta la mitad del calzado -como la gran mayoría-, y no impedía que a través de la tela ingresara ceniza fina (que parecía vidrio molido...).

Se largó la 10a. edición de La Misión

Largamos a buen ritmo, rumbo al Aserradero para posteriormente encarar la subida del Col del Colorado y luego los filos del Cerro Bayo (1780 msnm), donde ya había mucha ceniza. A partir de allí, tomamos el largo camino descendiendo en zigzag hacia la base, donde inicia la pista de esquí. Llegué a la base -15.7 Km acumulados- en 3 hs 20 min., me detuve a alimentarme, reponer agua y limpiar el calzado, para retomar el camino en 10 minutos, rumbo al Col Tres Nacientes. En ese largo tramo me junté a Víctor Arias y Cecilia (otra argentina), con quienes avanzamos a buen ritmo y nos sacamos varias fotos con ese panorama espectacular. Ya empecé a sentir alguna molestia estomacal, así que me limité a ingerir ticholos en ese tramo. Alcanzamos la cima del Col (1560 msnm, 27.4 Km de carrera) y empezamos a bajar. Nos detuvimos a descansar unos minutos en la mitad de la bajada rumbo a la Horqueta del Arroyo Cataratas (bordeamos el arroyo Voruco y el Col del Bonito -1450 msnm), momento en el que Cecilia nos ofreció compartir una naranja. ¡Qué buena que estuvo! Me abrió el estómago, que venía ya algo revuelto. Me sentí renacer, cosa que también sucedió con Víctor. Después de eso, no vimos más a Cecilia, al extremo que con Víctor comentábamos -en broma, obvio- que había decidido no compartir con nosotros la otra naranja que dijo que llevaba.

Después de la Horqueta, fuimos bordeando el Arroyo Cataratas hasta salir al costado del camino que bordea el Lago Traful. Víctor me fue "haciendo el aguante" en ese largo tramo, hasta que al salir al camino, se fue lentamente adelante. ¡Cómo sufrí la planta de los pies en ese tramo! Las linternas frontales iluminaban el paso de los competidores, que avanzábamos enfrentando subidas y bajadas en un recorrido interminable. Permanentemente recordaba una reflexión de un corredor vasco, que señala que el particular atractivo de esta disciplina es que uno enfrenta sucesivas "muertes y renacimientos", largos tramos en los que se siente realmente "morir", para de repente "renacer" y volver a enfrentar los desafíos con todas las fuerzas (o casi...). El malestar estomacal me impedía comer, en tanto sentí un "pinchazo" en el dedo menor del pie izquierdo... era una ampolla que reventaba. Mi plan de carrera indicaba que debía llegar al Camp 1 a las 15 hs 34 min de carrera, y finalmente lo hice en aproximadamente una hora menos, así que pese a todo, venía bien. ¡Y me la seguía creyendo!

El local de reducido tamaño, estaba lleno de corredores tirados en el piso, alimentándose, curándose o descansando dentro de sus sobres. Pedí un par de vasos de Coca Cola y no pude terminarlos... salí rápidamente y terminé vomitando. Puro líquido. Al menos, pude descansar algo mejor. Me desperté poco después de las 6:00 para ver a Víctor ya preparándose para salir. Me ofreció un par de pastillas para el estómago y eso me permitió sentirme mejor. Cuando estaba terminando de prepararme, Ariel Chichotky -el hijo de Pablo, colega de ediciones anteriores- y su compañero, estaban por salir, así que decidimos hacer la subida del Piedritas juntos. Finalmente, encaramos esa dura subida llena de arena y 1900 msnm, a partir de las 8:00 AM. En el camino, encontramos a la chilena Roxana Arce y otro compañero, que habían salido un ratito antes.

Libro abierto, paleta de colores

Pese a la dureza del recorrido, alcanzaba con mirar el maravilloso entorno para disfrutar de unas vistas inolvidables. La naturaleza pura y dura, es como un libro siempre abierto esperando para que todos la disfruten. ¡Y vaya si lo hicimos en esa subida! Con Ari comentábamos -en broma- al mirar al lago Traful con alguna embarcación surcando sus aguas, que alguien estaba equivocado... Un autor británico, escribió que quienes disfrutamos estas disciplinas, somos "conquistadores de lo inútil", destacando que en definitiva es una actividad que no aporta ningún avance ni conocimiento en beneficio de la sociedad. ¡Qué se yo! No me convence; fui pensando bastante en la "inutilidad" de lo que estaba haciendo, pero siempre termino convenciéndome que tiene enormes beneficios sobre las personas, tanto físicos como emocionales, despierta la creatividad, genera lazos y vínculos que tienen impacto sobre las demás actividades que desarrollamos. ¿Qué creen, "hermanos de la montaña y la vida"?

Considerando el tiempo que estuve detenido en el Campamento 1, llevaba una hora más de lo que había planificado. ¡Y seguía "atándome" al plan teórico de carrera! ¿Qué parte no entendí de las cosas que siempre trato de transmitir? Siempre he sentido que soy bueno "leyendo" las condiciones de carrera y a partir de allí, tomo decisiones, y en estas circunstancias estaba cometiendo el error de guiarme por la "teoría", pensando en bajar el tiempo del año pasado.

No somos nada ante tanta grandeza de la naturaleza, y sin embargo allá arriba nos sentimos casi "dioses". Después de la cima del Piedritas (y "arenitas", debería agregar), encaramos la fuerte bajada llena de ceniza, para llegar al cruce del Río Minero (PC Veranada de Lagos) con 70 Km de recorrido realizado. Me detuve a refrescarme, aliviar los pies en el agua fría, hidratarme y descansar una media hora tirado a la sombra. Una compañera argentina -Los Moros- me ofreció unas pastillitas homeopáticas para el malestar estomacal, que me vinieron muy bien. Retomé -en soledad- el camino hacia el Arroyo La Negra rumbo al Col de las Estacas. Sentía pasos de alguien que venía detrás, me daba vuelta y no había nadie... Las "alucinaciones" fruto del sueño y del cansancio estaban haciendo de las suyas, así que en el camino, con mucho sueño me detuve a dormir otra media hora a la sombra. Cometí otro error en los que siempre digo que es clave no caer: avanzar en soledad. No porque no se pueda hacer, sino porque la "cabeza" empieza a hacer de las suyas, sin posibilidades de conversar con otros y sostenerse mutuamente en los momentos más duros.

Alcancé el Col de las Estacas (1635 msnm), bajé a Tapera Linda (1480 msnm) e inmediatamente encaré la corta subida al Col del Clueco (1656 msnm). Siguió un largo trecho en leve bajada rumbo al Corral Redondo y el Arroyo Estacada, tramo en el que fuimos con Roxana y su compañero de carrera y nos agarró la noche. Después de atravesar un tramo muy sucio -ya en la noche-, con cuerdas que nos ayudaban a superar la dificultades técnicas, finalmente llegamos al PC, para salir enseguida al costado de la Ruta Nacional 40 rumbo al Campamento 2 en el Club Andino, donde mis compañeros se fueron adelante ya que no podía seguir su ritmo. Avancé en la medianoche en la más completa soledad, "escuchando el silencio" y acompañado por "duendes" y "fantasmitas" que se apiadan de los mortales que venimos a interrumpir sus juegos. O se divierten con nosotros, haciéndonos ver cosas que no existen, figuras con forma humana, animales y construcciones, e incluso percibir sonidos, cuando en realidad lo único que se "escucha" es el silencio.    

Seguía con la remera de carrera y no sentía frío, pero me detuve en el puesto de Policía Caminera ubicado sobre la RN 40 en el Km 2104 (103.5 Km de carrera) para ponerme la campera y llegar "equipado" al puesto, momento en el que conversé brevemente con los agentes allí presentes. Avanzando en la noche cerrada por el costado de la ruta, sentía un tremendo dolor en los pies -en particular, en el derecho- y no soportaba el más mínimo contacto con alguna piedra. Llegando al Campamento, sentí que otra ampolla se abría. Finalmente, llegué a ese punto -106 Km me marcaba el GPS- con 36 hs 56 min de carrera, alrededor de la 1:40 de la madrugada.

Comenté sobre mis dificultades en el puesto, y me recomendaron que me lavara los pies, me alimentara (no lo pude hacer salvo con líquidos y alguna fruta, ya que seguía con malestares), y descansara un rato, para posteriormente hacerme ver por el médico allí presente. Dormí unas 3 hs 30 min., y mientras guardaba mi sobre de dormir y Vivac, varios de mis compañeros de ruta estaban terminando de prepararse para salir. Encontré allí a Pedro Sabagno, que había llegado en la madrugada y estaba descansando. Pude alimentarme razonablemente, y después fui a que me revisara el médico. Me dijo que iba a drenar un par de ampollas que tenía, y que podía vendarme bien para que pudiera seguir. Cuando le pregunté por el recorrido -pese a que lo conozco bien- me señaló que estaba muy lleno de cenizas tanto en el Cerro O'Connor (1860 msnm) como en el Buol (1820 msnm). "Si tengo alguna dificultad en el O'Connor, tendré que volver a este punto, verdad?", pregunté, sabiendo ya la respuesta. En función de las condiciones en las que había llegado al Camp 2 y considerando las dificultades del recorrido que me faltaba, finalmente decidí quedar allí. Me cuesta decir "abandonar", prefiero decir que desistí por las condiciones físicas en las que estaba, tanto por los malestares estomacales como por los dolores y ampollas en los pies, aunque es indudable que en los hechos significa un "abandono". También es cierto que podría haber continuado y completado el recorrido, pero preferí resguardar el físico y no "quemarme", pensando particularmente en que en abril correré Patagonia Run y el agosto tengo la Gore-Tex Transalpine Run.

Una vez que tomé la decisión y ya atendido por el médico, dudé nuevamente sobre si seguir o no, en particular acompañando a algunos amigos que estaban saliendo o recién llegaban al Campamento, como es el caso de Marcelo Maciñeiras, Pedro Sabagno y "El Gaita" Eduardo Gallego. Finalmente, pedí un taxi y volví a la cabaña. Es que todos tenemos una fuerza motriz muy poderosa, capaz de superar cualquier obstáculo y de alcanzar cualquier sueño, que se denomina "voluntad", y en este caso puedo decir que fue lo que me faltó después del Camp. 2.

Ni buena ni mala suerte, consecuencias

En la montaña, no hay buena ni mala suerte, sino que lo que se recogen son las consecuencias de las decisiones que se han tomado, consciente o inconscientemente, en el acierto o en el error. La naturaleza pone todo en su lugar, sin miramientos, con dureza y claridad, donde no hay lugar para los egos inflados ni para la soberbia. Siempre dije que La Misión realmente se define después de superar el Campamento 2, en los últimos 50 Km de carrera. Y me lo olvidé. Muchos errores, propios de principantes.

Eliana había completado su recorrido en un excelente tiempo -41:11- ocupando la 5a. posición entre las mujeres y 2a. en su categoría. Pude presenciar la brillante llegada de Víctor Arias en la tardecita, junto a un grupito de brasileños. La competencia fue ganada por el ecuatoriano Gustavo Cevallos en un tiempo total de 28 hs. 10 min., en tanto el ganador de mi categoría marcó 34 hs 49 min. Entre las damas, la ganadora fue la argentina Sofía Cantilo. En la distancia mayor (160 Km) largamos 315 y llegaron a la meta 219 (70%), en tanto en mi categoría largamos 64 y llegaron 42 (66%). También se registraron 84 competidores en los 80 Km -de los cuales llegaron 55-, y otros 37 en los 40 Km. Como podrán ver, 436 corredores que buscaron "conquistar lo inútil" como diría el montañista y escritor al que hice referencia al principio.

Caer está permitido; levantarse es obligatorio. 

La montaña pone todo en su lugar. Con dureza. Y da revanchas. Ya tengo todo encaminado para el próximo desafío, y empecé a solucionar algunos temas logísticos para la 11a. edición de La Misión, en febrero del año 2016.

viernes, 13 de febrero de 2015

La Misión Race 160 Km.

 Mañana a mediodía largo la 10 a edición de La Misión Race, sobre 160K en la montañas de Villa La Angostura, en lo que será mi 4a participación consecutiva.  Esperamos un clima benévolo para lo que podría ser, con temperaturas entre 0 y 25 grados, y mucha pero mucha ceniza volcánica en algunas montañas,  como el Bayo, O'Connor, Buol, Piedritas... Espero mejorar el muy buen tiempo del año pasado, para lo cual debería dormir menos en carrera.
El imponente Bayo muestra la ceniza en la cima. A preparar pies, calzado y polainas para el desafío. Espero llegar el lunes en la tarde. Prometo noticias. Va por mi co querida amiga Raquel y mi hermanita Estela. Vamos que Uds pueden!!!

martes, 20 de enero de 2015

NEW BALANCE ADVENTURE RACE PUNTA BALLENA 2015

El inicio del año 2015 ha estado cargado de actividades deportivas, con la mira puesta en el primer gran objetivo intermedio -La Misión 160 Km en Villa La Angostura del 14 al 17 de febrero-, al que seguirá Patagonia Run -70 Km en San Martín de los Andes el 11 de abril- y muy posiblemente los 50 Km de Indomit Race en São Bento do Sapucaí - SP el 30 de mayo, para culminar en el gran objetivo de mi vida como ultramaratonista de montaña: Gore-Tex Transalpine Run sobre 270 km en 8 etapas entre Oberstdorf (Alemania), Austria e Italia (Sulden) del 29 de agosto al 5 de setiembre junto a Pablo Lapaz.

Específicamente en relación con "competencias", corrí las 5 Millas Lobos en las arenas de la Playa Brava de Punta del Este, y esta New Balance en Punta Ballena. En el medio, continué con entrenamientos (tediosos, aburridos, cansadores...) en general en solitario, no exento de un "susto" propio de quienes no nos hemos lesionado seriamente. Es que el jueves 8, después de un trote de escasos pero interminables 10 Km por el Prado, sentí un fuerte dolor en la rodilla izquierda y una molestia en el muslo derecho... Un "parate relativo" de tres días en los que me limité a caminar una hora y una consulta con el deportólogo, me permitieron descartar cualquier lesión. ¡Qué "película" me había hecho! Ya me imaginaba fuera de La Misión, pidiéndole a la organización que me permitiera ayudarlos en la logística para vivirla desde adentro y no perderme su 10a. edición...(y mi 4a. participación consecutiva).
El martes 13 retomamos los entrenamientos en El Cantero con Mauricio Ramírez, y no sentí ninguna molestia. ¡Qué alegría que tenía! Así que -después de haber ganado uno de los cupos gratuitos en la carrera de Punta Ballena gracias a Fabián Laureiro de Revista Runfit-, retiré el kit el día jueves 15, correspondiéndome el No. 147. El domingo a las 7.00 levanté a Carlos Douglas Hernández, Gonzalo Chaibún y su novia (no corrieron, pero fueron a acompañarnos y presenciar la carrera), para llegar a nuestro destino alrededor de las 8:15. El reencuentro con los amigos es siempre un capítulo imprescindible, donde las fotos, "selfies" y comentarios sobre carreras están presentes, permitiéndonos además sumar a otros compañeros a nuestros desafíos.
Con algo de atraso, alrededor de las 9:20 se dio inicio a la carrera desde la arena de la Playa de Solanas, bastante firme y con una vista espectacular, resaltada por el cielo despejado y un sol que ya empezaba a calentar fuerte. En función de mis "molestias musculares" previas y de los desafíos que tengo por delante, nuevamente salí a ritmo bastante controlado buscando disfrutar de todo el recorrido, con cámara de fotos y GoPro a la cintura buscando captar imágenes de este circuito de belleza indescriptible. Avanzamos un kilómetro por la arena hacia el Este, para subir a la calle que cruza debajo del intercambiador sobre la ruta Interbalnearia y emprender la dura subida hacia el ingreso lateral del Arboretum Lussich. En ese tramo, intercambié algún comentario con Milton Rodríguez Ponmerenck y Claudia Sánchez, en relación con la conveniencia de caminar en los tramos en subida más duros, buscando preservar energías. "Cuando enfrentes la cima, camina", es uno de mis lemas.
Ingresamos al Arboretum para disfrutar de zonas con mucha sombra y aire puro, con algunas subidas y bajadas. En ese tramo, mis compañeros de entrenamientos Carina Outerelo, Silvana Giménez, Susana Dalmás y Claudio Vidal se fueron lentamente adelante, después de incentivarme a que los siguiera a su ritmo. Un poco más adelante, ya volvían los corredores de los 9 Km, momento en el que "intercambiamos" fotos con el "Pollito" Marcos Medina. Aproximadamente a los 4 km, la fila de corredores se comprimió como consecuencia de un árbol inclinado cuyo tronco complicaba el pasaje, momento en el que nuevamente sentí el fuerte dolor en el muslo derecho al levantar mi pierna para cruzar... ¡alerta!
Caminé un poco en la subida hasta que sentí que el dolor disminuía. Alcanzamos el punto más alto -donde está el Mirador- y empezamos la bajada por un camino bastante más limpio y una vista espectacular. En estos tramos me tengo mucha fe, así que bajé bastante rápido superando a varios competidores. Me alcanzó Carlitos Perdomo "Corredor Libre", con quien conversamos brevemente sobre la Maratón de Nueva York. Finalmente, llegamos al primer puesto de hidratación -Km 10- ubicado en la salida del Arboretum sobre la ruta Interbalnearia. Llevaba 1h 02m 58s (6:18/km), razonable en función del ritmo al cual había decidido correr.
Encontré a Paola Nande en este tramo, quien avanzaba un poco más lento. Me hidraté de manera abundante y me "bañé" para refrescarme ya que el sol "cumplía su función". Trotamos unos 500 metros hacia el Oeste, para ingresar al Solanas Vacation Club y correr por sus calles interiores. En este tramo, avancé junto a Andrea López y Gustavo Beiró, y además le saqué una foto a integrantes de la delegación de Chile que están participando en el Campeonato Sudamericano de Fútbol Sub-20, que cargaban con el desayuno.

A la salida de Solanas, nuevamente había un puesto de hidratación y abundante fruta, así que me detuve brevemente a comer algo. Avanzamos por caminos de tierra y arena, para salir hacia la zona de Laguna del Sauce. ¡Qué precioso paisaje! En este tramo, en general avancé sobre el pasto para evitar el duro piso asfaltado. Me sentía bien y trotaba a buen ritmo. Alcancé a Julio Sosa y -enseguida de cruzar el camino de madera frente al Hotel del Lago- superé a Alejandro Tabárez -El Gauchito Legendario- que corría con sus alpargatas y sombrero. Me preguntó cuántos kilómetros llevábamos: 15.5 km.
Casi enseguida, al doblar hacia la izquierda por la calle que ingresa desde la Interbalnearia -creo que se llama precisamente "Laguna del Sauce"- estaba el puesto de hidratación con Gatorade. Caminé un poquito en subida mientras me hidrataba. Salimos al costado de la Interbalnearia -llevábamos 17 km.- para doblar a la derecha y encontrar al costado del puente sobre el Arroyo El Potrero, un nuevo puesto de hidratación. Cruzamos por debajo del puente y salimos hacia Chihuahua. En ese tramo, llegando a la enorme duna de ingreso a la playa, nuevamente me alcanzó Milton Rodríguez. En la cima, estaban algunos de "Los Rojos" registrando imágenes y alentando a los corredores (Mario Vila, Alejandra Silveira, Celia Pérez).
En este tramo final -unos 2.5 km. por la arena- abandoné todas las preocupaciones, pues me sentía entero sin ningún dolor de los "previos". Me quedaba trotar por la arena firme (intentando que el agua de algunas olas no me mojaran), hasta llegar a la meta. Cuando sacaba algunas fotos me alcanzaba Milton, pero en cuanto me ponía a trotar, nuevamente se quedaba un poquito más atrás. Encontré a John Tidd -había llegado hacía rato y volvía a esperar a un compañero- quien me pidió la cámara GoPro y me estuvo filmando en ese tramo. Casi enseguida, venía también Mauricio Ramírez -le grité que no se podía quejar pues estaba llegando casi enseguida que John...- y encaré los últimos 300 metros. En ese momento, me superó Dinorah Jasa, quien me incentivó a que la acompañara en el pique final. Iba tan tranquilo con mi desempeño, que no lo hice y me limité a filmar esos metros finales y atravesar la meta en un tiempo neto de 2hs 13m 48s para los 21km 540 metros que marcó el GPS (6:13/km).
El tiempo fue prácticamente el mismo que el año pasado. Mirando los registros de la carrera en la página de Suca Sports, ocupé la posición 243 en la general  entre 445 en la distancia (percentil 55), y la posición 26 en la categoría entre 61 (percentil 43). Como escribí en Facebook: "Pucha, debería haber estado mejor. Pero no me quejo, pues la corrí sin "quemarme" en ningún momento, cuidándome." El año pasado, ocupé la posición 222 en la general (percentil 48) y la 23 en la categoría (percentil 36).

Para evaluar estos resultados, además de los tiempos y al análisis comparativo -con uno mismo y con otros competidores- es importante la "sensación" y la "cabeza". En este sentido, puedo considerarme satisfecho ya que superé todos los temores previos por los dolores que sentía, pude completar la carrera sin dificultades mayores, y la disfruté registrando imágenes y conversando con cuanto corredor anduvo cerca. Sigo en el proceso de entrenamiento para La Misión como primer gran objetivo -falta poquito-, sin perder de vista que "el camino es la recompensa". 

lunes, 19 de enero de 2015

Nunca corrió Ultramaratones de montaña. ¿Quiere hacerlo? (por Vivian Pavâo)

El que sigue es un precioso artículo publicado en la página de Bombinhas Adventure Runners (http://bombinhasrunners.com.br/blog/noticias/nunca-corri-ultramaratonas-de-montanha-sera-que-consigo/)

Vivian es ultramaratonista de carreras de montaña, una persona como nosotros: se levanta temprano, hace esfuerzos para adaptar la rutina de entrenamientos día a día, impulsada simplemente por el amor por el deporte, el desafío y el contacto con la naturaleza.
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"Si leen un post mío en el que hablaba del verdadero espíritu de las carreras de montaña, eso ya es al menos un 50% de lo que se necesita. El resto, en mi opinión, es lo que yo llamo la "cabeza", alrededor del 40% y el entrenamiento físico es el 10%.

¡Vaya! ¿Sólo 10de entrenamientos? ¡Sí! Eso es lo que experimento y veo que sucede con mis amigos que corren en la montaña. De ninguna manera digo que no es importante una buena condición física para afrontar este tipo de competencia. Por lo contrario, estoy asumiendo que el entrenamiento físico y técnico es una condición básica para la práctica de cualquier deporte, especialmente en las montañas, que requiere habilidad, equilibrio, respuesta muy rápida a los cambios de terreno obstáculos naturales, y mucha forma física que implica resistencia y "explosión" en carrera. Si no lo saben, el mejor atleta actual de Endurance Trail (carreras de montaña de larga distancia) Kilian Jornet -un español tan sólo 27 años, que desde los 25 años ya es considerado el mejor atleta de esta modalidad-, tiene el más alto VO2 max del mundo: 92. En otras palabras, el entrenamiento físico es importante, pero la clave es la "cabeza".

Lo que veo que sucede con mis amigos en la disciplina -e incluso conmigo- es que si la cabeza no acompaña y no fortalece al cuerpo frente a las dificultades y, principalmente, las adversidades que se encuentran durante el entrenamiento o la competencia, el cuerpo falla. Incluso aunque esté extremadamente preparado.

¿Pero, qué es la "cabeza"?

Es el control mental que el atleta aprende a tener con la experiencia en los entrenamientos y pruebas duras. Duras tanto en intensidad, duración y -sobre todo- cuando hay una situación adversa en juego: el clima, el terreno, una indisposición, o simplemente, que un día nuestro cuerpo "no responde". Y puedo decir que la prueba más difícil para mí fue en mayo de este año, cuando me decidí a correr los 100 km de Indomit Costa Esmeralda.

La única certeza que tuve durante toda la carrera era que iba a llegar. Tuve dolor en los tendones de Aquiles, desde el km 40, y al correr en el plano -donde se debe desarrollar una mayor velocidad-, estaba muy dolorida. Y aún faltaban 60 kilometros. Resistí y completé la carrera, pero fue una gran batalla mental. Hablé con varios ultramaratonistas muy experimentados en el camino. Recuerdo la conversación que tuve en una larga subida con uno de ellos en el final (faltaban unos 20 km). Dijo que había largado muy fuerte, estaba en 3er lugar en la general, me contó sobre las pruebas que corrió, y esta sería sólo otro gran desafío. Pero estaba pagando por su error, y no se daría por vencido. Caminaría los 20 km hasta el final. Cabeza. Quería llegar. Y llegó. Este espíritu de no rendirse nunca, es lo que veo en muchos ultramaratonistas. Ir hasta el límite, sin pensar en las consecuencias para el cuerpo. Principalmente en los atletas aficionados.

Confieso que quedé pensando mucho sobre ello. Ya estuve en situaciones en las que abandoné para "cuidarme" por diversos motivos. Pero, principalmente, porque no quería estar allí. Una vez más la cabeza. He tomado esta decisión en dos pruebas para respetar mi cuerpo, descansar y volver más fuerte en otra competencia. Tal vez porque ya haya superado el límite de mi cuerpo varias veces (cargo 3 cirugías, 2 en ambos pies y 1 de la cadera). Entonces, prefiero cuidar y recuperarme para ir muy cerca del 100% en próximas pruebas. Y abandonar, a mí, hoy, me aburre, pero no me quita la motivación para seguir entrenando duro y haciendo mi mejor esfuerzo. Además, si no desistí de correr después de tres cirugías, no será ahora en que estoy totalmente recuperada, que dejaré de correr.

Los ultramaratonistas no se dan por vencidos. Incluso el abandono de un entrenamiento o prueba, siempre nos hace volver para conquistar aquello sobre lo cual, momentáneamente, nuestra cabeza había pedido una tregua. La mejor manera de fortalecer la cabeza está poniendo el cuerpo, poco a poco, en situaciones de superación. Para ser ultramaratonista de montaña, hay que quererlo, y mucho.

¡Óptimos entrenamientos! ¡La montaña te está llamando!

lunes, 5 de enero de 2015

5 Millas Lobos 2015

El pasado sábado 3 de enero, arrancamos oficialmente las carreras del año con la disputa de la 2a. edición de las "5 Millas Lobos Columbia" en las arenas de la Playa Brava de Punta del Este. Es una carrera que a priori puede considerarse "corta" -en realidad, tuvo 7.2 Km-, pero el hecho de que se corra sobre la arena la hace particularmente dura. Además, el próximo martes 6 se corre la tradicional "San Fernando" en Maldonado - Punta del Este, lo cual le quita un poco de público.
En esta ocasión, el clima estaba espectacular para este tipo de actividades, ya que el cielo se presentaba despejado, con una temperatura muy agradable aunque había algo de viento que soplaba desde el Noroeste que hacía prever alguna dificultad en el avance. En la previa, estuve sacando algunas fotos y conversando bastante con amigos y compañeros de Cantero Entrenamientos.

Después de retirar el kit en la Parada 6 (también retiré el de Douglas Hernández, que no fue a correr pero al menos quería tener la camiseta), varios corredores nos subimos a una camioneta doble cabina cuyo conductor nos llevó gentilmente hasta la Parada 36, allá cerca del puente de la Barra del Arroyo Maldonado, junto a un grupito de corredores de Carmelo. Uno de ellos me pregunta si sabía de alguna camioneta que tuviera lugar para volver a Montevideo... le pregunté cuántos eran y me dijo "2". Se volvieron conmigo, Juan Eduardo Riera e Imelda Francia, que aparecen en la foto "cedida" por Geodeportes. Están con intenciones de ir a correr el Cruce Columbia en los Volcanes -la que hice entre Pucón y Junín de los Andes en el 2013-, así que podrán imaginar que el retorno estuvo cargadísimo de anécdotas y comentarios sobre carreras. Lo lamento, Juan Eduardo e Imelda, dieron con un "enfermo" que le encanta hablar de estos temas.
 Entre tantas fotos, tuve la oportunidad / fortuna de poder captar el instante preciso en que los fotógrafos de Revista Runfit y Geodeportes Uy enfocaban sus cámaras. Después de tantas oportunidades de estar del otro lado del lente de la cámara, en esta oportunidad pude tomarlos en el exacto momento en que cada uno de ellos enfocaba hacia diferentes objetivos.

La espera se me hizo larga, pues llegué bastante temprano, al extremo que hasta fui entrevistado por la televisión. Cuando me preguntaron por la dureza del terreno, no tuve más remedio que decirles que era el inicio de mis entrenamientos para la Gore-Tex Transalpine Run sobre 270 km en 8 etapas que correré a fines de agosto.
Como verán en la foto, Arabella, Rossana y Dinorah se pusieron en pose... es el toque femenino de las carreras. Estas compañeras siempre están presentes con su particular buena onda y alegría.

En la foto que sigue y aunque no lo parezca, el del medio es Julio Martínez - ADN Running- que también se hizo presente y estuvo registrando imágenes. En realidad, parece un paparazzi, verdad? Como podrán imaginar, su indumentaria fue objeto de todo tipo de comentarios. Con Javier Falero estuvimos conversando sobre Patagonia Run, donde correré 70 Km... quizás todavía se prenda. Una vez más -ya no te creemos- Adolfo Fernández estuvo pensando en ir a correr Patagonia Run sobre 42 Km... ¡hasta que dijo que le coincide con los 10 Km de Villa Española del Campeonato de la AAU!!!


 Las conversaciones con los amigos obviamente estuvieron referidas a los próximos desafíos, además de los entrenamientos que nos dejó el Profe Mauricio Ramírez, que en estos momentos está disfrutando de vacaciones en Punta del Diablo. Sin comentarios. Envía fotos disfrutando de la playa, en tantos sus aplicados alumnos andamos sudando la gota gorda por cuanta carrera hay, además de respetar sus instrucciones de entrenamiento.

La largada se hizo a las 19.40, ya que aùn habìa gente que se estaba registrando en la zona de llegada. Por suerte, el sol no estaba muy fuerte y la brisa que soplaba refrescaba el ambiente. Trotamos por unos 200 metros, para bajar enseguida a la arena de la playa después de saltar entre algunas rocas. Al contrario del año pasado, en esta oportunidad todo el recorrido tenía arena muy suelta, lo cual complica bastante el avance.

Además, las olas que rompían mojaban bastante al extremo que decidí no esquivarlas -igualmente terminaba mojado- y correr chapoteando en el agua y llenándome las zapatillas de arena. El puesto de hidratación estaba ubicado casi a las 3 millas -se hizo desear- momento en el que pude refrescarme bastante.
Corrimos casi todo el recorrido esquivando gente que disfrutaba de la playa, con niños que saludaban "chocando" las manos a los corredores, aunque en algunos casos había que hacer esfuerzos para no llevarse a alguno por delante, considerando el estrecho margen que quedaba entre las olas que rompían y la gente que estaba sentada plácidamente tomando sol y viéndonos pasar.

Finalmente, completé el recorrido en un tiempo neto total de 41m 36 s., ocupando la posición 249 entre los 634 competidores. Bien, aunque podría haber estado mejor.

Nos quedamos esperando el sorteo de premios -Claudio Vidal se ganó una mochila- y alrededor de las 21:30 emprendí el retorno a Montevideo. Mañana martes me esperan los 10 Km de la San Fernando.

sábado, 27 de diciembre de 2014

LA MISIÓN 160 Km en Villa La Angostura, 02/2015


Entre el 14 y el 17 de febrero,  estaré participando de La Mision en Villa La Angostura. Será mi 4a edición consecutiva, después de haber iniciado estas aventuras invitado por Pablo Lapaz en 12/2011 en San Martín de los Andes ( 69h 18m), en 12/2012 con 63h. 42m, y en 02/14 con 55hs 34m., en esta última edición junto a los Hermanos de la Montaña. Este próximo año, 10 a edición de la carrera,  será el inicio de los entrenamientos fuentes para la Gore-Tex Transalpine Run,  en agosto. 

En este video, tengo el honor de aparecer en el min. 2.56 junto a la marplatense Mónica Barg, y en el min. 4.35 festejando en la llegada. A los 5.17 aparece el gran Berni Frau, junto a sus compañeros.

sábado, 20 de diciembre de 2014

VILLA SERRANA ULTRA TRAIL 2014


El pasado sábado 13 tuve el privilegio de disputar la primera edición de la "Villa Serrana Ultra Trail", carrera que ofrecía cuatro distancias: 10, 21, 42 y 84 Km, con la organización de Leo Yozzi y su equipo. Considerando la enorme cantidad de kilómetros corridos en este año, me inscribí en la distancia "42 Km" (que en realidad fueron 39), modalidad en la que también largaron Douglas Hernández -con quien fuimos hasta la carrera, pernoctando en el Salto del Penitente- y Susana Dalmás (compañera de entrenamientos en el Cantero). Los amigos Pablo Lapaz y Ruben Beledo, largaron la distancia mayor (en realidad fueron 91 Km) a la 1:30 de la madrugada, razón por la cual viajaron en la tarde del viernes ya que debían asistir a la charla técnica en El Mesón de las Cañas en la noche. El clima hacía prever una jornada calurosa.

Con Douglas cenamos en Minas y nos alojamos en el Salto del Penitente, donde pudimos dormir poco... a la madrugada, no más de las 2:30 empezamos a sentir ruidos de vehículos y gente. Eran corredores que habían viajado de algún otro punto y decidieron hacer "base de operaciones" allí, pero no para descansar. Por tanto, pudimos dormir muy poco.

A las 5:10 salimos rumbo a Villa Serrana, ya que aún debía retirar mi número, correspondiéndome el 430. Apenas empezaba a despuntar el sol, los 32 competidores de esta distancia salimos rumbo a las sierras, donde ya desde el inicio Diego Rodríguez se puso al frente a un ritmo sostenido. He tenido el privilegio de recorrer zonas de diferentes partes del mundo en horarios variados, pero indudablemente la paz que se respira en las sierras de Minas, a primeras horas de la mañana, es inexplicable. Cuando fui a retirar el certificado médico para la carrera, el deportólogo me lo extendió pero dejó constancia en la ficha de que no era partidario de que corriera esa distancia, ya que hacía 5 semanas que había participado de la Maratón de Nueva York... Le prometí que la iba a hacer a ritmo bien controlado, sin exigirme en ningún momento, así que salí a trote suave.

Alrededor del Km 5, me alcanzó y superó Susana Dalmás seguida por Lucía Daglio. Nos saludamos muy brevemente y seguimos en general subiendo por caminos de campo, alguna servidumbre, atravesamos innumerables alambrados y en alguna ocasión, chapoteamos en el barro. Este tipo de terrenos me encanta... Por el km 8, me alcanzó Mary Martínez y también de a poco se fue adelante. ¡Ya ni en la categoría femenina compito!

 Pese al sol que ya bañaba todo el panorama, el día seguía estando algo fresco, lo que resultaba ideal para trotar a campo traviesa. En muchos tramos, el recorrido estaba marcado con cintas en el medio del campo, sin ninguna huella que nos ayudara, razón por la cual había momentos en que debíamos esquivar matorrales, espinas, piedras y demás obstáculos del terreno.

 Viendo paisajes como el de la foto, hay momentos en que a uno le vienen ganas de quedarse un largo rato dejando volar la imaginación; ni que hablar cuando en medio del monte, se escuchan cantos de pájaros y se perciben aromas puros. En general, avanzaba en soledad -como me gusta-, escuchando apenas a lo lejos, algunas voces de otros corredores que en las sierras se propagan con facilidad. Cuando conseguía divisar alguna camiseta naranja en medio del campo, me daba cuenta que estaban a no menos de 500 metros, pero los sonidos parecían venir de muy cerca.

Llegamos al puesto de hidratación en el Km 13 -atendido por personal del Ejército Nacional-, momento en el que giramos a la izquierda por una carretera de balasto por unos dos kilómetros. En ese tramo, encontré al gran Miguel Angel Rivadavia (Rocha), que había largado los 84 Km (llevaba unos 30 Km aprox. a esa altura). Conversamos brevemente, nos sacamos la "selfie" y continuamos nuestro camino.
 Volvimos a ingresar a senderos de campo, para emprender un recorrido ahora generalmente en bajada, hasta llegar a la base del Salto del Penitente. El panorama es impresionante, como pueden ver en las fotos.
Las señales indicaban subir la sierra entre piedras y matorrales. No es necesario agregar que este tipo de dificultades son las que más me agradan, así que me puse a subir a marcha firme, con un par de competidoras que veía iniciar la subida. Cuando llegué a la cima, al otro lado del arroyo Penitente frente al parador, había un puesto de abastecimiento con comida y abundante hidratación también atendido por personal del Ejército. Me alimenté y tomé un par de vasos de Coca Cola, mientras conversaba con los que lo atendían. Me comentaron que "dos mujeres que  andan volando pasaron hace unos 10 minutos" (Susana Dalmás y Lucía Daglio).


Enseguida nuevamente emprendimos la bajada de la sierra, para llegar después de un largo rodeo nuevamente al arroyo Penitente, donde debíamos cruzar hacia el otro lado. Atravesé el monte y nuevamente venían tramos en subida por el filo de la sierra, saltando por centenarios cercos de piedras y esquivando muchas espinas. Ya el sol estaba haciendo sentir su rigor.


 Volví a salir a la carretera de balastro que había recorrido en la ida -cuando encontré a Miguel-, para ver a Mary Martínez que avanzaba unos 500 metros delante. Conversé brevemente con el soldado que estaba en el punto (un "olimareño" que en sus tierras había sido corredor de calle) -llevaba unos 28 Km-, me saqué algunas piedritas del calzado para evitar molestias, y seguí mi camino.
 En el Km 31, nuevamente alcancé el punto de abastecimiento que a la ida estaba en el Km 13, punto donde se daba el retorno de quienes habían largado los 21 Km, así que nuevamente empecé a encontrar corredores en el camino. Dado que ahora tenía una noción bastante clara de las distancias, iba indicando a quienes venían los metros que les faltaban para la hidratación y el retorno. A 500 metros de allí siento que me dicen "Jorge Xavier"... Era Mariella Puppo, compañera de trabajo en el Banco, que estaba de vuelta después de una larga lesión y disputaba su primera carrera del año.


A falta de unos 3 kilómetros, ya llegando a Villa Serrana, alcancé a Mary Martínez que venía bastante "fundida". Se alegró de que no fuera una mujer , ya que su preocupación era no perder el 3er lugar en la categoría. La acompañé durante un tramo en bajada, hasta que finalmente me insistió en que siguiera. Yo venía a un buen ritmo, superando a varios de los 21 Km que iban más adelante. Finalmente, con un tiempo total de 5 hs. 20m 50 seg. completé el recorrido "haciendo avioncito" en los tramos finales (7:38/km). No me puedo quejar. Me sentí entero en todo momento, regulé los esfuerzos sin hacer locuras, y marqué un tiempo mejor de lo esperado.  
Raúl Previtali y Fernando Botta aparecen en la foto, completando también el recorrido con una sonrisa de enorme satisfacción. El la llegada, me entero que Susana había sido primera entre las damas, en tanto Douglas fue 2do. entre caballeros.
 Encontré también a Julio Sosa -que corrió los 21 Km-, con quien compartiremos Patagonia Run en abril, en San Martín de los Andes. Ahí tienen la foto con su bebé en brazos.

En la distancia mayor, el triunfo fue para el argentino Gustavo Reyes junto al maragato Martín Rodríguez -9:13:54-, en tanto completó el podio Fernando de León -el yerno de Fabio Guillén, mi compañero de Passa Quatro, Minas Gerias- con 10:07:53. Rogelio Fernández fue cuarto con 10:13:43 en tanto los "monstruitos" Pablo Lapaz, Ruben Beledo y Aníbal Lavandeira llegaron 5os. con 11:57:46. En damas, María Cantera -14:58:50- y Ana Do Carmo -15:22:29- se subieron al podio.

En los 42 Km, el ganador fue Diego Rodríguez -3:27:54-, seguido por Douglas -3:56:52- y Juan Caraballo -3:57:38-. Ocupé la posición 17 entre 32 corredores. En damas, Susana marcó 4:56:03, Lucía Daglio 5:06:19 y Mary Martínez 5:22:12.

¿Qué agregar? Excelente recorrido y organización, en una carrera que ojalá tenga sucesivas ediciones.


El domingo 14 fue la fiesta de fin de año de El Cantero Entrenamientos. Allí aparezco rodeado de amigos mientras disfrutábamos de un precioso día de sol.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Gore-Tex Transalpine Run, 268 km, 16800 mts. de desnivel.

Si, este sujeto se dará un gusto en 2015, corriendo esta espectacular carrera que atraviesa los Alpes,  3 países en 8 etapas,  junto a Pablo Lapaz conformando el Equipo Charrúas.  Nada como sentirse vivo. Objetivo: llegar dignamente. Parece increíble si pienso que empecé a correr en agosto de 2006, y que tendré 55 años. Será otra preciosa oportunidad de rendir homenaje a la memoria de mis padres, y a la lucha de mi hermana y tantos otros que diariamente nos enseñan con su ejemplo y coraje. Sigo buscando límites; será éste?  Vamos por una nueva oportunidad de descubrir, aprender y crecer.  "El futuro tiene muchos nombres: para los débiles es lo inalcanzable, para los temerosos es lo desconocido, y para los valientes es la oportunidad" (Victor Hugo).