A medianoche del viernes partimos desde la Plaza de la Bandera junto a los compañeros de Atletas del Sur, para llegar a las 12:30 del sábado al hotel. Con Víctor Trillas, nos tocó en la habitación junto a Diego y Alejandro.
Nos instalamos y fuimos hasta el Centro Deportivo Belgrano a retirar el kit de la carrera, donde me tocó el No. 669, y una preciosa camiseta recordatoria celeste con vivos dorados. Aproveché para comprar regalos, más un cinto de hidratación.
Almorzamos en Pizza Piazza para después ir hasta el Bar El Cairo a tomar un café, lugar mítico de reunión de Roberto Fontanarrosa. Allí nos sacamos fotos en "la mesa de los galanes".
Volvimos al hotel para descansar un poco y ver algún partido del mundial. A la noche, fuimos a cenar junto a varios compañeros de viaje. A esa altura, me sentía bastante cansado, fruto de un fuerte resfrío que me agarré en el viaje, entre la calefacción del ómnibus y el aire que entraba por algún rincón. No paraba de estornudar, así que fui hasta una farmacia y compré Aspirina C.
El domingo nuevamente fuimos hasta el Centro Deportivo a hacer alguna otra compra, en particular IronGel que me había pedido Pablo Lapaz que le trajera. Se hacía el desfile con motivo de los 200 años, razón por la cual estaba todo lleno de gente. Nos tomamos un taxi y fuimos hasta el Alto Rosario Shopping, donde me compré un par de libros para mis clases de Facultad. Al retorno, paramos en Parque Norte para sacarnos fotos junto al monumento al Negro Olmedo ... ¡imperdible!.
En la tarde, vimos el partido de Brasil "entre sueños", fruto del cansancio. A la noche, tuvimos la "pasta party" en el Hotel. Seguía sufriendo las consecuencias de mi resfrío, pero por suerte no se me tapaban las vías respiratorias.
Ayer lunes, desayunamos a las 6:30 para partir rumbo a la carrera a las 8:00. El frío era intenso. Saqué algunas fotos con la "cámara viajera", y me encontré con amigos de Última Fila que también habían ido a correr.
A las 9:05 se largó la maratón desde frente al Monumento a la Bandera, y salí a ritmo controlado. A los 3K tomamos la subida rumbo a Parque Urquiza, para tomar después la Av. Pellegrini. A los 5K llevaba 27'30", con un promedio exacto de 5'30". Bordeamos el Hipódromo, para completar los 10K en 57'. A partir de allí, después de bordear el estadio de Newell's Old Boys, ya me sentía cansado, con dificultad para respirar, pues el resfrío me "mataba" y la garganta se me secaba. Ingerí el primer sobre de gel y comí una barrita de cereales.
En el K18, volvimos a cruzar por la zona de largada, para tomar por Av. Belgrano. En el K20 cruzamos el túnel. Unos metros más adelante ya ví venir al líder de la carrera, Oscar "el Indio" Cortinez.
A los 21K crucé el arco que marcaba esa distancia en 2h 14', sufriendo bastante pues el pecho se me cerraba. Decidí bajar el ritmo para evitar consecuencias más duras, ya que en un par de ocasiones me sentí mareado. A los 24K cruzamos al costado del Gigante de Arroyito, el estadio de Rosario Central, a la altura de Parque Alem. Ahí seguíamos un tramo largo por Av. Colombres, para retornar en el K 28. Ahí vi venir a Anifrid (Atletas del Sur), Marta (Corredores de la Piedra Alta), Pedro (Goes), Roberto (Supersónicos) y Rosario (Atletas del Sur). A los 30K llegué "arrastrándome", en 3h 27'. En el K34, entrando al Parque Scalabrini Ortiz, vi salir a Alejandro (uno de los compañeros de cuarto), con quien nos alentamos mutuamente. En ese tramo, un cartel pasacalles firmado por "Rosario Tritim" (equipo de corredores) decía: "Fuerza maratonistas". 
¡Vaya si resultaba oportuno!. Allá por el K39, en Parque Norte, me alcanzó Marta (Corredores de la Piedra Alta), para lentamente irse hacia adelante ya que no podía seguirla, pues apenas me ponía a trotar el pecho se me cerraba. En el K41 alcancé a Washington Carril (Villa Española) que iba también "destrozado", en tanto el compañero Víctor Trillas había venido a buscarme. Le dí mi cámara de fotos e hicimos ese último tramo con Wáshington. Finalmente, con 5h 10' completé el recorrido, recibiendo una preciosa medalla recordatoria. Enseguida, vi llegar a Anifrid y a Pedro, que cruzaron esa meta con la emoción pintada en el rostro.
No fue la carrera soñada. El resfrío que me agarré me "mató", ya que no podía respirar cómodo, y en una distancia como los 42K, obviamente ello hace una enorme diferencia. No me queda ninguna secuela muscular, salvo algún dolor propio de estas distancias.
Me espera el próximo 18 de julio, la maratón de Río. Allí estaré, con la bandera de los Atletas del Sur.
Más fotos en "Mis fotos".
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