viernes, 19 de septiembre de 2008

Mi tercera vez en una Maratón - Punta del Este 2008






Hoy se llevó a cabo la 1ª. Maratón Internacional de Punta del Este, y fue mi 3ª. vez en la “distancia reina” (y en el año, ya que arranqué el 25.05 en Porto Alegre con 5 hs. 23 min. y seguí el 22.06 con Rosario con 4 hs. 22 min. 30 seg.). Apenas terminamos la Maratón de Rosario, ya me agendé esta carrera, pues tenía unos 2 meses y medio para entrenar. La verdad es que el plan de entrenamiento no fue el adecuado para una maratón, pues me dediqué a correr las fechas del campeonato de 10K, la media maratón de Montevideo y los 12K del Club Andresito el pasado 30 de agosto, y por tanto no hice fondo como correspondería. Resultó importante –como siempre- el apoyo y las instrucciones de la profe Fabiana, y la compañía de los compañeros de Sayago Running en los entrenamientos semanales. Finalmente del equipo solamente participamos Víctor, Diego Salamo y yo, en tanto Fernando López y Juan Anollés corrieron los 8K.
Con suficiente tiempo ya estaba registrado para la maratón. Sin embargo, tuve que pedirle a Víctor que me retirara el kit de la carrera, pues recién pudimos llegar a Punta del Este cerca de las 10 de la noche de ayer sábado, y fuimos directo a una pizzería céntrica a encontrarnos y a ver el final del partido de Uruguay – Colombia. ¡Aguante la celeste!
Como habitualmente sucede antes de un evento de este tipo, en la noche me desperté 3 veces, preocupado pues el despertador no sonaba ... la primera vez era la hora 01:41 ... sin comentarios. A las 6 me levanté, desayuné algo en la habitación del hotel y me puse el equipo. Seguía lloviendo desde la tarde anterior y hacía mucho frío, así que me puse las calzas largas. A las 7 bajamos a complementar el desayuno, y a las 7:30 pusimos proa a la largada. El ambiente ya estaba tomando color y calor (humano, pues el clima era espantoso). Empiezan los encuentros con los amigos de siempre: Hugo y Mabel de Villa Española, el Tío Yeritano y Marcelo Migliónico de Atletas del Sur, el Pepe Szyman y sus compañeros de Última Fila, el Pollito de Halcones, Carlos Krul y Susana Cammarota de Ruteros 60, algunos de Los Rojos, Chasquis, etc. etc. ... y muchísimos brasileños que con su colorido y alegría pusieron la tónica de esta maratón.
Con algunos minutos de atraso, se puso en marcha la maratón, previa ejecución del himno brasileño en homenaje a la fecha patria de tantos “locos que corren” que se vinieron hasta Uruguay a participar (algo así como 150). En lo previo me había planteado como objetivo 4 hs. 15 min., pero considerando mi ritmo de entrenamiento “suave” (¿a un 65 o 70% profe?), me ubiqué entre los dos “pacers” de 4 horas. Uno de ellos iba un poco más fuerte, al extremo allá por los 5K le pegamos el grito para que aflojara un poco ... ni pelota. En esa distancia, puse 27’30”, y completé los 10K en 55’30”. Me sentía bien y podía mantener el ritmo. Únicamente consumí ticholos en esa etapa, pues llevaba los últimos dos sobres de carbohidratos que me quedaban. Cruzando el puente de La Barra, (unos 15K), empecé a cruzar a algunos conocidos que ya volvían, en tanto otros recién iban. El espectáculo era precioso, con mucha gente alentando en ese tramo, pese a que seguía lloviendo en forma muy tenue. En el 17.5K apareció la fruta (abundante, bananas, naranjas, manzanas, más Gatorade ... recién había ingerido una barra de cereales, así que me llevé “provisiones” para alimentarme más adelante.
Alcancé los 21K (exactamente en la parada 12 de la Brava) en 1 h. 59 min., un minuto menos que en Rosario, donde encontré a Adriana que estaba esperando mi paso. Ahí empezó la segunda mitad más dura de la carrera. El pacer de las 4 hs. (al igual que en Rosario) empieza a irse lentamente, pero no me importa pues pretendo mantener cierto ritmo (más lento, pero mantenerlo). El Pirata da Rúa de Los Rojos apareció en su camioneta, y resultó un aliento necesario en ese momento. Entrando a la península, cuando voy pasando por el K 24.5, dos niños me gritan desde la vereda “¿vos sos Jorge?” ... son los hijos de Fernando López, que me alcanzan una Gatorade y veo a Fernando que se asoma a la puerta y me avisa que me esperarán del otro lado de la rambla, allá por el K29. Un fenómeno, pues ese apoyo llegó en un momento muy oportuno. En el K 26 están Los Chasquis ofreciendo bebidas a todos los corredores, alentándonos permanentemente, con globos celestes y blancos. Les grito que les ganaremos el campeonato de menores, a lo que me responden con un aplauso. Unos ídolos.
Cuando damos la vuelta en la península, ya el viento no se siente tanto. Un poco más adelante, veo al Pollito que camina con dificultad, pues tenía un pié (¿no sería una pata de pollo?) ampollado. Intenta acompañarme, pero vuelve a quedarse. En el K29 están Fernando, Juan Anollés y sus respectivas familias, que me ofrecen nuevamente Gatorade. Ya había tomado bastante, así que me limité a decirles que venía bien. Identifiqué por ahí a la familia de Fernando Martínez (Goes) que lo esperaba. Alcancé el K30 en 2 hs. 55 min., con 5 minutos menos que en Rosario para esa distancia. La cabeza me vuela haciendo cálculos ... Presiento que estoy cerca de los 4 hs 15 como era mi objetivo.
Por el K32 siento que me gritan desde un auto que avanzaba lentamente. Era Juan Anollés y familia, que volvían a Montevideo, y me ofrecen apoyo alimenticio, cosa que agradezco. Cuando me preguntan cómo voy, digo que con algo de sufrimiento, pero que casi seguramente mejoraré mi record personal. Hora de la 2ª dosis de carbohidratos. En el K34, allá por la parada 18 de la Mansa, están Los Rojos. David Chiossoni (mi “rival” en el campeonato de 10K) me ve venir y me alienta gritando mi nombre y ofreciéndome bebidas. Identifiqué al Pirata da Rúa en ese grupo, y a algún otro que a esa altura ya ni los veía ... ¡Grande Los Rojos y Peñarol!
¡Qué lejos queda la Laguna del Diario! Ahí teníamos que doblar, en el K37.5 ... no llegaba nunca. Estuve corriendo un ratito con Gaby Coyote, que “llevaba de arrastro” a otros tres. Me pasan lentamente Carlos Krul y Susana Cammarota, que corrían juntos. En el K39, me alcanza el pacer de los 4 h. 15 min, que corre con 4 o 5 corredores. Me da un poco de charla, pues resulta que vive en Sayago. En su relato, me dice que me imagine corriendo por Ariel o por Propios ... un ídolo, pero no pude seguir su ritmo.
Alcanzo el K40 en 4 hs. 2 min, y ya me siento bastante cansado. Ya sintiéndome en Maldonado, encaro la penúltima curva para subir los últimos 500 mts hacia el Campus. La fuerza todavía me daba como para superar a un corredor que lentamente avanzaba. ¡Qué lindo final! Dar la curva y encarar los últimos 50 mts entre tanta gente, en tanto Adriana sacaba fotos, y el relator nos esperaba a cada uno señalando nuestro nombre. Completé el recorrido en 4 hs 16 min 17 seg., con un promedio de 6 minutos 4 seg./km frente a los 6 min 13 seg de Rosario. Una vez más, tuve la enorme satisfacción de haber bajado mi tiempo, ahora en 6 minutos 13 seg.
Mientras me recupero haciendo ejercicios de estiramiento y flexibilidad, aparece Víctor (con Fernanda y Cata), ya bañado y “masajeado”. Un fenómeno ... puso 3 hs. 35 minutos, bajando en 10 min su tiempo de Rosario. Me acompañan hasta el hotel, ya que después de bañarme fuimos a comer “abundantemente” y a enviar noticias a los amigos. No esperamos a Diego ... mal lo nuestro, pero la verdad es que me sentía fundido.
Ahora, mientras escribo esta crónica, me siento físicamente bastante bien. Manejé sin dificultades desde Punta del Este, sin haber descansado nada después de la maratón. Esto también es el resultado del entrenamiento consistente en el Gimnasio Sayago.
Por este año, alcanza con las tres maratones. Si pienso que arranqué a correr hace poco más de dos años, no puedo quejarme en lo más mínimo de los resultados alcanzados.

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