“Sus ojos miran como los de un animal
Sin lugar a donde escapar
Que lame sus heridas y vuelve a correr
Sin pensar que habrá una última vez”
En febrero de 2018, tuve el privilegio de participar de Aconcagua Ultra Trail en la distancia de 70K, de los cuales hice 58K ya que me faltó el ascenso y descenso a la Quebrada de Vargas. En esa ocasión, recuerdo que la inspiración estuvo originada por el ascenso hasta Confluencia –primer campamento después del ingreso en Horcones- cuando hicimos la expedición al Cordón del Plata (noviembre/2016). Esa experiencia fue compartida con Jonatan Torena, David Vega y Alejandra Isabella (que no pudo correr, por un esguince de tobillo una semana antes).
En oportunidad de la carrera de 10k del Campeonato de la AAU en Las Piedras en 2019, quiso el destino que estacionara mi auto frente a la casa de David y Alejandra, así que cuando me volvía, toqué timbre y estuvimos conversando brevemente sobre su experiencia en Eco-Challenge, y los planes futuros. Quedó definida la participación en Aconcagua Ultra Trail 2020, a la que se sumó poco después Dardo Parentini. Marcela Correa y Pedro Hernández también se sumaron en el último mes (viajaron en su auto).
Salimos el miércoles 19 poco después de mediodía, para descansar a la noche en Parador 9 sobre la autopista Rosario – Córdoba, muy cerca de Bell Ville, después de unos 800 kilómetros. Seguimos viaje temprano –a las 6:45 ya estábamos saliendo- para continuar hasta nuestro destino en Uspallata (Mendoza), donde nos alojamos en Cabañas Inca Roca, un precioso lugar con una vista espectacular de las montañas, a unos tres kilómetros del centro. Después de instalarnos, fuimos hasta el Hotel Ayelén en Penitentes (a 2600 msnm) ubicado a 60 kilómetros, donde retiramos el kit de carrera correspondiéndome el N° 647. Después de cumplir con las formalidades, seguimos hasta el Cristo Redentor (3800 msnm) donde estuvimos tomando fotos y comprando algunos recuerditos.
El viernes 21 fue día de relativo descanso. Fuimos hasta el Puente del Inca y posteriormente asistimos a la charla técnica de 100K y 60K, en tanto Alejandra, Marcela y Pedro se quedaron a la de 42K y 25K. A la noche, hicimos una cena de pastas en la cabaña, como corresponde a corredores responsables. Dejamos las mochilas prontas y temprano ya nos fuimos a dormir (o intentarlo), pues acordamos levantarnos a las 2:00. David largó a las 4:00, en tanto Dardo y yo lo hicimos a las 5:00, así que fuimos juntos. Enseguida de la largada de David, en una noche fría y despejada -7 grados de temperatura- intentamos descansar un poco más en el auto.
“Corrí una noche alejándome
Y sin embargo hoy estoy aquí otra vez”
Largamos con linternas encendidas por senderos al costado de la ruta que une Argentina con Chile, en un “falso plano” que se hizo sentir, ya que subimos unos 200 metros de desnivel hasta el ingreso al parque. El recorrido nos llevó a pasar por el Cementerio de los Andinistas, el Puente del Inca y posteriormente cruzar bajo un puente, para ingresar al Parque Nacional Aconcagua por el sendero que usan las mulas que cargan provisiones hacia la altura. Con las primeras luces del día, llegamos a Horcones (2800 msnm), el punto de ingreso formal al parque, con 11 kilómetros de recorrido en 1 hora 55 minutos. Íbamos relativamente bien, dentro de lo previsto aunque en los primeros kilómetros me sentí ahogado, muy posiblemente por la altura sobre el nivel del mar a la cual nos encontrábamos.
Nos alimentamos brevemente en el PC1, para seguir hacia Confluencia, punto donde confluyen todos los senderos de ascenso ubicado a 3450 msnm. Teníamos 4 horas desde la largada como “corte” para llegar hasta allí, y lo hicimos en 3 hs. 42 minutos, con 19 kilómetros de recorrido. Recordaba que en 2018, había llegado a este PC2 en 3 hs. 25 minutos, y muy posiblemente haya influido la convicción de que podía llegar sin mayores dificultades, lo que llevó a no extremar esfuerzos. El sendero es bastante desparejo, con muchas piedras sueltas, que hace que el avance sea en general algo lento. Ya la mañana estaba a pleno –llegamos con Dardo a las 8:42- y seguíamos con el mismo equipo con el que habíamos salido –remera térmica manga larga y camiseta Compressport, calzas cortas, medias de compresión y guantes “livianos”-, así que después de alimentarnos (la variedad de sólidos y líquidos es envidiable, con una atención a cargo de corredores digna del mayor elogio). ¡Hasta pizza con muzzarella calentita!. Tomé un par de vasos de sopa, un café y seguimos camino, ya con la idea de disfrutar del recorrido y comenzar a sacar fotos.
El camino de Confluencia a Plaza Francia es algo más limpio que el que habíamos hecho, ya que se trata de un sendero único, y por tanto está más claro por dónde avanzar. Subimos desde los 3450 msnm hasta los 4200 msnm, en un tramo de 8 kilómetros casi siempre en subida, con una vista espectacular de las montañas y el “monstruo blanco” –el Aconcagua- al frente de nuestro camino delimitando el horizonte. Mucha calma fue lo que prevaleció en ese recorrido, con Dardo permanentemente esperándome para avanzar juntos. Durante la primera parte, ambos sentimos un frío cortante en los dedos de las manos, que no podíamos superar pese a los movimientos que intentamos, hasta que finalmente pasó fruto del avance y el sol que cada vez calentaba más.
En ese tramo, los corredores de 100K ya estaban bajando, entre quienes encontramos a David que venía con dolor de cabeza casi desde la largada. Conversamos brevemente y nos sacamos algunas fotos, y el malestar se le notaba en la cara. Allá por los 4000 msnm, encontramos un largo tramo casi sin desnivel, con algunos vestigios de hielo cuando atravesamos algún hilo de agua, y la enorme masa de nieve a la izquierda del camino como una lengua que baja, semicubierta por la tierra que disimula su presencia. Sentimos un trueno y pudimos ver una avalancha de nieve a lo lejos, como una enorme nube que caía por la ladera de la montaña. Impresionante e inolvidable; debe haber durado aproximadamente un minuto, para volver a la calma enseguida, en una especie de recuerdo de la majestuosidad de la naturaleza.
Tienen condenado el corazón
Al juego de su luz”
Finalmente, llegamos al PC 3 ubicado en el Mirador de Plaza Francia, 4200 msnm, con una vista soñada de la pared sur del Aconcagua, alrededor de mediodía. Mientras nos alimentábamos, nos indican que debíamos salir del parque antes de la hora de cierre -17:00 horas- lo que nos sorprendió ya que nunca nadie nos había indicado eso ni aparecía en ninguna de las informaciones aportadas oficialmente.
Después de alimentarnos, tomar fotos del lugar y de conversar sobre la avalancha, iniciamos el retorno un poco más rápido, con la preocupación del horario de cierre del parque, aunque de acuerdo con mis estimaciones, llegábamos sin mayores dificultades. Así, bajamos en unas 2 hs. 30 minutos hasta Confluencia (ahora, PC 4), donde encontramos corredores de 42K (habían largado a las 8:00) que estaban descansando y alimentándose. Nuevamente, la atención en el lugar es de destacar.
El siguiente tramo hasta Laguna de Horcones, ya saliendo “oficialmente” del parque (aunque seguíamos en sus senderos) fue también a mayor ritmo. Superamos a algunos pocos corredores de 42K, entre ellos el legendario Norberto González, que a sus 77 años sigue dando ejemplos de su enorme fortaleza y pasión por la montaña. Llegamos al PC a las 16:00 horas, nos hidratamos y alimentamos, para salir a cumplir con los últimos 11 kilómetros.
Dado que estábamos dentro de los tiempos previstos, nuevamente decidimos no “quemarnos” y hacerlo en formato trekking, con Dardo siempre esperándome ya que podía ir más rápido que yo. El tramo se hizo largo, pues completamos ese recorrido en 2 horas 21 minutos, llegando a la meta a las 18:21 (13 horas 21 minutos de carrera, para los 55 kilómetros que me marcó el GPS). No puedo quejarme, ya que llegué con el cansancio lógico de la distancia y altura, pero entero físicamente, sin ninguna molestia.
“Tan fácil, fácil, no es
horizonte lejano, correr y correr
el día que no llega
dura es la noche en soledad
pero el hombre que mira lejos no aprende a ver”
Carretera Perdida (Buitres)
Nuestros compañeros de 42 Km –Alejandra, Marcela y Pedro- ya habían completado su desafío, y se habían ido a la cabaña en Uspallata, según nos indicaron en un mensaje al celular y una anotación dejada en una nota en el parabrisas del auto. Después de hidratarnos, decidimos esperar por la llegada de David, tratando de dormitar un poco en el auto. Me enfrié, así que en cuanto recibimos el mensaje de Alejandra señalando que David llegaba alrededor de 21:30 horas, decidimos volver a la cabaña. Entrando a Uspallata, nos cruzamos con los compañeros que salían a esperar a nuestro “corredor estrella”; conversamos brevemente y acordamos pedir pizzas para cenar, sin necesidad de salir.
Fue mi Maratón & Ultramaratón N° 70, sumando 10.150 kilómetros en competencias oficiales hasta el momento. Alcancé la 3a posición en mi categoría (Caballeros +60), pero me enteré recién el domingo de mañana, así que no participé de la entrega de premios (me perdí una botella de vino y la medalla). Nos enteramos después que también habían corrido 42K, nuestros amigos uruguayos Osmar Telis (2° en su categoría) y Nicolás González.
Los resultados de nuestro equipo, fueron:
Nombre
|
Dist.
|
Tiempo
|
Pos. General
|
Pos. Categ.
|
David Vega
|
100
|
18:19:32
|
13
|
6
|
Dardo Parentini
|
60
|
13:21:08
|
39
|
9
|
Jorge Xavier
|
60
|
13:21:08
|
40
|
3
|
Marcela Correa
|
42
|
6:37:18
|
19
|
2
|
Alejandra Isabella
|
42
|
7:56:16
|
48
|
13
|
Pedro Hernández
|
42
|
8:23:06
|
65
|
10
|
Aconcagua Ultra Trail se define como la máxima expresión del desafío, con un exigente circuito trazado en el Parque Nacional Aconcagua, y una altimetría que llega a 4200 msnm. La invitación de la carrera dice: “Más lejos, más alto”. El imponente Aconcagua con sus 6962 msnm, es el pico más alto de América y meca del andinismo, atrayendo a miles de andinistas cada año. Como parte de esta experiencia, me comentó Dardo que junto a nuestros amigos de la expedición al Campamento Base del Everest en 2017, estaban conversando sobre la posibilidad de intentar hacer cumbre en el Aconcagua en enero/2021.
“Prefiero el salto que esperar
A decidirme”
Caída Libre (La Trampa)
Me vine con la enorme satisfacción de haber hecho 55 kilómetros en un lugar mítico, mágico, con la compañía de Dardo –un “capo” que me aguantó en todo el recorrido- y de los amigos de viaje, en otra experiencia inolvidable. Y me traje mis 3 puntos ITRA.
¡Qué me van a hablar del sentido de “equipo”!
3 comentarios:
Muy bueno Hermanooooo!!! Excelente relato!💪😎
hola de nuevo... reabro mi viejo blog para leer a tantos como tu que seguis en la brecha .. espero esteis bien ! saludos y me paso !!
Hola Oscar! Qué bueno leerte. Aquí seguimos con restricciones para la actividad deportiva al aire libre, y por tanto con todos los planes postergados. Arriba!
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