“Si a la aventura le quitamos el riesgo de vida, se
convierte en turismo”, señaló Chris Bonington, célebre montañista británico.
Quizás sea también ese riesgo, otra de las razones por las cuales me he convertido en
“fanático” de La Misión, competencia que se disputó en su 9ª edición entre el
22 y el 25 de febrero pasados en la preciosa Villa La Angostura –VLA- (Provincia
de Neuquén, Argentina).
En sus ediciones anteriores se hacía a mediados de
diciembre, pero por razones climáticas se ha decidido trasladarla a febrero, ya
que la temperatura mínima es algo superior, los arroyos bajan de la montaña con
menor caudal y hay menores probabilidades de lluvia. Es cierto que hay “pros y
contras” en esta decisión, pero es verdad que se consiguió bajar bastante el
porcentaje de abandonos con esta medida, que en la ocasión alcanzó a un 20% de
quienes largamos la distancia máxima de 160 Km, ya que también –por primera vez-
se incorporaron otras dos opciones:
Short (40 Km) y Half Mision (80Km).
En esta “sana locura” de competir en el ultra trail de montaña, he ido sumando a grandes amigos que deciden enfrentar estos desafíos. Recuerdo a David Vega y Martín Zanabria, en la carrera de la AAU disputada en el Cerro de Montevideo en 2013, preguntándome por detalles y entrenamientos. Ni hablar de los compañeros D-Mentes Andrea Ayala y “Caroteno” Chabalgoity, y de las experiencias del Cruce de los Andes y de la Half Mision en Serra Fina junto a Elbio Carrasco, Paola Nande, Andrea Ayala (además de Martín, Caroteno, Wilson Guillén, Jorge Nin). En ocasión de mi participación en la CCC del Ultra Trail del Mont Blanc, la “locura” siguió creciendo, ya que ahora se sumaba la necesidad de obtener puntos en carreras clasificatorias durante este año 2014, a efectos de intentar estar en esa cita en la capital mundial del deporte de aventura en agosto/2015.
Conseguí juntar algunos días de vacaciones, así que durante la semana previa estuvimos paseando con Adriana por el sur de Chile (Puerto Montt, Puerto Varas, Frutillar, Puerto Octay, Saltos de Petrohue, Chiloé), para cruzar –en un interminable viaje de 8 horas en bus para hacer 220 kilómetros- el día viernes 21 hacia VLA, donde llegamos a las 16:30 y nos alojamos en las coquetas cabañas Lancuyen con una preciosa vista al Cerro Bayo. Nos dirigimos al Centro de Convenciones, donde me registré rápidamente ya que casi no había gente esperando (ventajas de llegar tarde).
En la noche, el Guri Aznárez -organizador- hizo la charla previa, donde nos anunciaron que la largada se haría a las 12 (y no a las 11) desde la Plaza de los Pioneros, pues había gente que aún estaba llegando a VLA. En esta ocasión y gracias a la enorme generosidad de un número interesante de compañeros de trabajo, pude recaudar $ 16.320 (aproximadamente unos 750 dólares) mediante la “venta de kilómetros”, para intentar paliar las dificultades que enfrenta Nico Risso, un chico de San Jacinto (Canelones) con parálisis cerebral. Así que en mi mochila, llevé el enorme empuje de Nico y el apoyo de los compañeros que se sumaron.
En la distancia de 160 Km, largamos 302 personas (12 uruguayos), en tanto en 80 y 40 Km lo hicieron 95 colegas (dos uruguayos, Diego Rodríguez en 80 Km y Alejandra Isabella en 40 Km). El desnivel vertical acumulado (DVA) está cerca de los 8000 metros, distribuidos en 8 elevaciones con diferente grado de dificultad. Un aspecto particularmente atractivo –en lo personal- es la necesidad de construir una estrategia de carrera ajustada a las condiciones de cada uno, ya que se trata de una disciplina “non stop” donde se cuenta con un máximo de 76 horas para completarla, y cada uno elige si dormir o no, donde detenerse, alimentarse, descansar, trotar o marchar. Hay desde quienes eligen no dormir –la élite o quienes pueden soportarlo-, hasta quienes duermen las tres noches. En mi caso, había armado una estrategia de carrera que suponía dos detenciones –Cantinas 1 y 2- y otro par de paradas para alimentarme, sumando unas 8 horas y media, a la que se sumarían Elbio y Caroteno de acuerdo con lo que conversamos en la previa.
Si quiere una crónica corta, aquí tiene el detalle del recorrido e imagine el resto. Obviamente, se va a perder los comentarios y pormenores de una auténtica aventura (“espartana”, como me gusta denominarla):
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Largada a las 12:00 desde Plaza de los Pioneros
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Valle del Cajón Negro
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Filos del Cerro Buol (1780 msnm, Km 14)
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Col 3 Nacientes
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Valle del Arroyo Cataratas
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Horqueta del Cataratas (Km 22)
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Col del Bonito
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Valle del Arroyo Bonito
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Corral Redondo (Km 36)
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Cerro O’Connor (1890 msnm)
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Cantina 1, Puerto Manzano (Km 50)
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Ruta hasta entrada del Arroyo Estacada
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Valle del Arroyo Estacada
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Col del Clueco
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Tapera Linda (Km 72)
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Col de las Estacas
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Valle del Arroyo La Negra
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Horqueta del Río Minero
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Valle del Río Minero
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Tapera de Lagos (Km 91)
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Cerro Piedritas (1900 msnm)
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Cantina 2, Villa Traful (Km 100)
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Camino bordeando el Lago Traful
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Valle del Arroyo Cataratas
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Horqueta del Arroyo Cataratas (Km 123)
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Col 3 Nacientes
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Valle del Arroyo Ujenco
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Base Cerro Bayo (Km 144)
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Cumbre Cerro Bayo
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Col del Colorado
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Valle del Arroyo Colorado
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Villa La Angostura
Si llegó hasta este punto, es porque está ansioso por conocer los detalles de esta excepcional competencia, inimitable en sus aspectos geográficos y en su espíritu. Así que ahora lo invito a tratar de contagiarse de esta sana locura.
En la previa, todo era alegría en el reencuentro con tantos amigos que he podido construir en estas instancias. Apenas salimos, tomamos rumbo al Aserradero a tren controlado, detrás del vehículo de la organización, junto al grupito de uruguayos. Al contrario de lo que se había hecho en la edición 2012, en esta oportunidad la subida inicial fue a través del Valle del Cajón Negro hacia el imponente Cerro Buol –con sus 1780 msnm-, dejando para el final la del Cerro Bayo. En cuanto empezamos a subir, Martín Z se despidió y se fue más adelante.
El estado del tiempo se presentaba “espectacular”, con un sol que brillaba y nos permitía disfrutar de unas vistas soñadas, así que junto a Caroteno, Elbio y Paola íbamos registrando imágenes con nuestras cámaras. Paola fue quedando un poquito más atrás, así que durante esa primera jornada fuimos juntos durante casi todo el camino, los más “viejitos” del grupo.
En la bajada hacia el Col 3 Nacientes alcanzamos a Alejandra, con quien fuimos tirando juntos hasta que se hacía el desvío de quienes corrían 40 Km, que emprendían el camino hacia el Cerro Bayo. En ese momento nos despedimos diciéndole a Ale que ya esa noche iba a estar cómodamente descansando en su cabaña. Caroteno empezó a quedarse un poquito, en tanto con Elbio seguimos avanzando a marcha firme bajando hacia el Valle de la Horqueta, momento en que sentimos el helicóptero de la organización que bajaba en un claro del bosque. El Guri Aznárez se bajó y se dirigió corriendo hacia adelante, así que imaginamos que había ocurrido algún accidente. Efectivamente, un poco antes de llegar a la Horqueta, venía una corredora con su brazo lesionado, acompañada por el médico de la carrera, el Guri, un rescatista y su simpático perro. Se había caído y sufrió una luxación en el hombro derecho. No tuvo mayores consecuencias, según pude verificar después de mi llegada al cruzarme con esta corredora.
Desde la Horqueta, encaramos la subida del Col del Arroyo Bonito, zona donde había un largo trecho sobre un terreno bastante húmedo, con algo de barro. Seguimos con Elbio encarando la dura bajada hacia el Valle del Arroyo Bonito, para llegar a Corral Redondo ya de noche cerca de las 22:00 horas. Algunos pocos elegían descansar allí (en la pasada edición, llegábamos a ese punto un poco más tarde así que había dormido ahí), en tanto con Elbio decidimos juntar agua en el arroyo, alimentarnos y encarar la subida y bajada del imponente Cerro O’Connor con sus 1890 msnm. Un poquito después llegó Caroteno, quien nos comentó que pensaba quedarse a dormir. Cuando estábamos saliendo, llegó Andrea quien estuvo analizando la posibilidad de seguir con nosotros, pero posteriormente primó la cordura y decidió también descansar en ese punto. Hacía un frío algo más intenso, así que calculamos que en la cima debería estar cerca de los 0 grados, pero el movimiento es la mejor forma de combatirlo. En la subida, empecé a sentirme mal del estómago, algo asqueado de los Clight Hidrade que le agregaba al agua, así que intercambiamos líquidos con Elbio, quien me pasó un poco de agua. En la bajada, apenas marqué el punto más alto en el PC, ya no soporté y sufrí cuatro intentos de vomitar… pues prácticamente no tenía nada en el estómago. Eso sí, estar haciendo arcadas a casi 2000 msnm, en plena madrugada y sin nada para expulsar, es lamentable. Pude sentirme algo mejor y llegar a la Cantina 1 –en Puerto Manzano- aproximadamente a las 2:45 AM en tanto Elbio llegó unos 15 minutos después. Me limité a tomar una Coca Cola y ni siquiera retiré mi bolsita con alimentos que había enviado. Al contrario de lo que sucedió en las ediciones anteriores, llegué a este punto –Km 50- sin haberme mojado los pies. No sentía ninguna molestia ni ampolla, así que me limité a abrigarme para dormir pues el frío era intenso.
A las 7:15 me desperté –había dormido 4 horas 15 minutos-, retiré mi bolsita y desperté a Elbio. Desayunamos y emprendimos el camino por el costado de la ruta durante unos 9 kilómetros hasta cruzar el arroyo Estacada. En la base, el patrullero del PC nos ofreció cambiar al Pepe Mujica por su presidenta…, mientras Elbio se cambiaba y nos alimentábamos un poquito. Había dejado un poco de los alimentos que había enviado en la bolsita, ya que –como normalmente me sucede- no siento apetito y la experiencia de la noche anterior me hizo desistir de los geles y Clight. A partir de allí, decidí tomar solamente Powerade que había enviado a las cantinas, y agua de los arroyos por los que cruzamos.
Recordaba que en la anterior edición, había llegado al Campamento 1 cerca de mediodía, así que al menos tenía unas 4 horas de mejora. A ello se sumaba la firme decisión de mi compañero Elbio de tratar de respetar al máximo el plan de carrera, sin dudar ni un instante. Emprendimos la subida por el valle del Arroyo Estacada, hacia el Col del Clueco, para posteriormente bajar hacia Tapera Linda (Km 72), donde un grupo de corredores estaba descansando. Nos detuvimos brevemente para seguir nuestro camino hacia el Col de las Estacas. Bajamos por el valle del Arroyo La Negra, zona donde ya nos mojamos un poco en los innumerables cruces de agua. Cada tanto, recargábamos las caramañolas. Cruzamos el Río Minero, donde en 2012 habían puesto una cuerda para ayudarnos dada la fuerza de la corriente, en tanto en esta oportunidad el cauce estaba a la altura de los tobillos. Conversamos brevemente con el patrullero del PC, recordando las circunstancias vividas en 2012 donde me había agarrado la lluvia y había descansado en ese punto.
Continuamos hacia la Tapera de Lagos, a 5 kilómetros de distancia, donde llegamos para encontrar a otro grupo de corredores. ¡Estaba Paola! No había dormido, y según nos comentó, pasó por el Campamento 1 cuando nosotros descansábamos. Además, estaban los uruguayos Jean Paul Beauvois (quien me salvó la carrera en 2011, junto a Pablo Chichotky) y Pilar Reimundo, descansando. Nos tomamos unas sopitas calientes aprovechando el agua caliente que tenía la gente de la Organización. ¡Qué buenas las papas fritas que estaban cocinando!
Estuvimos unos 45 minutos detenidos, para emprender el cruce del arroyo e iniciar la subida del durísimo Cerro Piedritas (1900 msnm), con una inclinación impresionante y que recordaba perfectamente del año anterior. Junto a Jean Paul, Pablo, Pilar, Paola, Elbio y Mariano (un argentino que siguió con nosotros), avanzamos a paso firme, sin detenernos salvo algún “intercambio” de posiciones en la subida. Lentos pero firmes. Apenas termina la parte de bosque, el cerro se transforma en un terreno de puras piedras, con viento que sopla a una fuerza interesante. Me fui adelante unos 200 metros, para marcar –ya en la noche- el punto más alto en un total de 2 hs 10 minutos, cuando normalmente esa subida nos debería llevar unas 2 horas 30 minutos. Emprendí la bajada, ya sintiéndome con mucho sueño, al extremo de que veía formas humanas y construcciones en el bosque. “Ví” a mi hermano Ricardo, identifiqué una réplica de La Gioconda en la ceniza del terreno, sentía la presencia de personas y animales… hasta que llegamos a la base, momento en el que me alcanzaron Mariano, Jean Paul y Paola. Hicimos algún zigzag en Villa Traful, para llegar al Campamento 2 ubicado en un gimnasio cerca de las 2:00 AM, lugar donde encontramos a Martín Z, que hacía 4 horas descansaba allí y se curaba de sus heridas en los talones.
Aquí si pude ingerir una enorme hamburguesa y tomar bastante Coca Cola, para posteriormente descansar. Jean Paul, Pablo Chichotky y Mariano, decidieron dormir poco, para salir no más allá de las 4:30. Jean Paul comentaba que prefería parar a descansar en el camino si sentía sueño, a quedarse durmiendo allí en el Campamento. Con Elbio decidimos dormir hasta las 5:15 (unas 3 horas), para intentar salir a las 6:00, cosa que comentamos con Martín y Paola. Cuando nos levantamos, ya nuestros compañeros se habían ido, así que desayunamos algo de apuro, juntamos todo y salimos con el sol empezando a despuntar en la mañana, para emprender el camino de tierra que bordea el Lago Traful por unos 11 kilómetros hacia el Ao. Cataratas donde había un PC. Tomamos el sendero y empezamos lentamente a subir, cruzando el arroyo en varias oportunidades hacia la Horqueta del Cataratas (donde habíamos pasado el primer día), alcanzando así los 123K. Precisamente en ese punto, alcanzamos a Jean Paul y Pablo que habían salido una hora antes que nosotros, y empezamos a intercambiar posiciones con un par de brasileños. Antes de llegar al Col 3 Nacientes, encontramos a Paola y Martín, que estaban descansando y curándose (habían salido a las 4:00 de la Cantina 2). Se nos sumaron, y empezamos a avanzar a ritmo sostenido. Como había señal en el celular, recibimos mensajes de David Vega y Wilson Guillén, alentándonos.
En pleno Col 3 Nacientes, recibí también un saludo de Pablo Lapaz que decía: “Ojalá te agarre bien arriba en la montaña”. Y estaba en lo cierto. Me provocó tremenda alegría recibir esos comentarios de los amigos, al extremo de que lo comenté con los brasileños. Bajamos por el valle del Arroyo Ujenco, para llegar finalmente a la base del Cerro Bayo (Km 144).
Nos detuvimos unos 20 minutos, en tanto Martín se quedaba curándose de sus llagas en los pies, ayudado por Paola. Allí encontré a Marcela Bibiana Barale, excelente corredora a quien conocí en el Yaboty en el año 2012, y a Mónica –marplatense, amiga de María del Carmen Pérez Añón “Malbec”, con quien compartí el Raid de los Andes-, con quienes fuimos subiendo por el camino de autos en zigzag hacia la cumbre del Bayo (1800 msnm). Según Vero Astete (Organización), nos llevaría entre 4 horas 30 y 5 horas hacer la subida y bajada del Bayo, así que le avisé a Adriana que estaría llegando entre 19:30 y 20:00 horas.
En la subida, Elbio se quedó un poquito atrás ya que paró a ponerse la campera pese a mi recomendación de que no lo hiciera, pues el movimiento nos hace entrar en calor. Me sentí muy bien al extremo que dejé atrás a los brasileños, y apenas hice cumbre y empecé a trotar por la zona de cenizas, fui superando a otros corredores. En particular en la bajada, avancé muy firmemente al “tirarme” hacia adelante prácticamente enterrándome en el camino, aprovechando al máximo el empuje del cuerpo y la posibilidad de frenar en la ceniza, sin dificultades por eventuales piedras. Tanto Marcela como un corredor chileno quedaron atrás, y me pegué a Mónica para hacer la bajada sobre terreno firme a buen ritmo. Me sentía muy conforme, ya que estaba mejorando aún la más optimista de mis predicciones, a lo que se sumaba que Elbio venía a paso firme unos 500 metros atrás e iba a marcar un “tiempazo” en su debut en la distancia. Martín y Paola también era seguro que llegaban en muy buen tiempo, en tanto la única duda la ponían Caroteno y Andrea, de quienes no tenía noticias, pero su compromiso y nivel de esfuerzo tranquilizan a cualquiera.
Llegando a la base, encontramos un cartel que decía “VLA 30 minutos”. Con Mónica dudamos si era así, pues pensábamos que nos faltaba más. Pero salimos al camino de tierra por la zona del Aserradero, momento en que nos indican que faltaban un par de kilómetros. Mónica me invitó a trotar, pero decidí esperar hasta que un corredor –sorpresivamente- me superó a un trote suave. Decidí ponerme a correr, y me sentí realmente bien. Desplegué la bandera uruguaya, la até a uno de los bastones e ingresé a un trote sostenido a VLA.
¡Cuánta emoción! ¡Qué bueno sentir los aplausos de la gente y los gritos de “aguante Uruguay”! En una confitería todo el público se puso de pie y me aplaudió, los automovilistas hacían sonar sus bocinas, en tanto mantenía el ritmo. Lagrimeaba. Recordaba a todos mis afectos. Giré hacia la meta y apuré el paso. Ingresé haciendo zigzag, saludé con un beso a Adriana que me esperaba con una sonrisa, golpeé la mano de Sidney Togumy que estaba en la meta y crucé en un “pique matador” el puentecito final, para recibir la medalla y remera de “Misión Cumplida”. 55 horas 34 minutos de tiempo total. Loco de la vida, plenamente satisfecho al haber marcado un tiempo notoriamente mejor al esperado, habiendo descansado 2 horas 5 minutos más de lo planificado. 30 minutos después, llegó el gran Elbio Carrasco, compañero de lujo en esta aventura, en tanto otros 30 minutos después llegaron Martín y Paola, Andrea llegó en 72 hs 33 min y Caroteno lo hizo junto a Sebas Armenault y Gustavo Tosco (amigos argentinos, un ejemplo de solidaridad) en 73 hs 17 min., todos ellos verdaderos hermanos de la montaña, un precioso regalo que la vida me ha brindado.
Ocupé la posición 128 en la general (193 en el año 2012) y en mi categoría quedé en la posición 21 (percentil 34). La planilla que me pasó Bernardo Frau para calcular tiempos, en la previa, me "cantaba" 61 hs 04min, razón por la cual el “error de exceso” fue de 5 horas 30 minutos. Creo que hay mucho margen para mejorar –en particular en los tiempos de descanso- así que el año próximo voy por menos de 50 horas. Entiendo que ese “error” surge por el hecho de que no sufro tanto desgaste a lo largo de la carrera, ya que puedo mantener un buen ritmo durante todo el recorrido, en tanto otros van decayendo. Fíjense que en la Cantina 1 iba en la posición 174, pasé a la posición 154 en la Cantina 2 y finalmente llegué en la posición 128. Lo otro francamente positivo, es que no me quedó ninguna lesión -ni siquiera una ampolla-, salvo las molestias normales a nivel muscular y algunas uñas menos…
Misión Cumplida. Conmigo, con quienes están pendientes de estas "aventuras", con Nico Risso y su familia, con los compañeros de trabajo que se sumaron a la campaña solidaria, y con los amigos a quienes contagié para sumarse a esta disciplina, ya que todos llegaron en excelentes condiciones. Y me traje otros 4 puntos para participar en el Ultra Trail del Mont Blanc.
Aquí tienen todos los datos de los uruguayos:
NOMBRE
|
Número
|
Posic. Gral.
|
Posic. Categ.
|
Tiempo Total
|
David Vega
|
154
|
34
|
17
|
38:19
|
Jorge Xavier
|
206
|
128
|
21
|
55:34
|
Elbio Carrasco
|
159
|
134
|
22
|
56:04
|
Martín Zanabria
|
156
|
140
|
48
|
56:33
|
Paola Nande
|
356
|
141
|
11
|
56:41
|
Jean Paul Beauvois
|
167
|
172
|
28
|
59:27
|
Pilar Reimundo
|
395
|
174
|
17
|
59:28
|
Alastair Martin
|
189
|
195
|
68
|
67:07
|
Andrea Ayala
|
355
|
224
|
28
|
72:33
|
Alejandro Chabalgoity
|
157
|
232
|
44
|
73:17
|
El ganador fue una vez más, el residente en Uruguay John Tidd con 24 hs 36 minutos. En 40 Km,
Alejandra Isabella llegó 12ª. (entre 31), en un tiempo total de 11hs 50m, en
tanto en 80 Km, Diego Rodríguez ocupó la 2ª. Posición (entre 31), en un tiempo
total de 11 hs 34m.
Llegaron con la lectura hasta este punto, así que con enorme
satisfacción debo decirles que ya se contaminaron con el virus de la aventura y
el ultra trail de montaña. Y no tiene cura. Espero que al menos lo hayan
disfrutado, como sin dudas lo hago yo. Para que también se diviertan, aquí les
dejo la foto que tomé de la pizarra de Aquiles Rental, con algunos comentarios
jocosos.
Le agrego que en la jornada de hoy me trasladé hasta San
Jacinto a efectos de hacer entrega de los fondos recaudados a Nico Risso y su
familia, como parte de las acciones que desarrollamos en el Grupo de Corredores
D-Mentes inspirados por la memoria de Florencia Machado.
Le llevé además como
recuerdo mi número de corredor, un buff de “Misión Cumplida” y un regalito que
le compré (un chaleco polar para el invierno). Como podrán imaginar, fue una
jornada de esas que nos llenan el alma, sintiéndonos agradecidos con la vida
por las oportunidades que nos brinda.
Todas las fotos pueden verse presionando en: https://picasaweb.google.com/114227954119028422294/LaMisionRace2014
1 comentario:
Gente, muy buen blog excelente informacion, dan ganas de sumarse a una aventura de ese tipo!!!
Soy Cata tengo el blog: Outlets en Montevideo, ya que me encanta la moda y combinar con buenos precios es excelente.
Tambien pueden ver los Locales de Magma en Montevideo.
Espero te guste el blog de Outlets en Montevideo, te parezca util y puedas recomendarlo a tus seguidosres.
Desde ya gracias.
Saludos Cata
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