Parodiando a Jaime Ross en su canción “La hermana de la Coneja”, me tomé la libertad de titular esta crónica con esa frase. Refiere a las consecuencias del esfuerzo sobre un físico no adecuadamente preparado que estoy sufriendo, en particular desde la 2ª. Maratón de Punta del Este.
El 06.09.09 completé mi cuarta participación en la “distancia reina” con un dolor sobre la rodilla izquierda, típico de esos esfuerzos. Hace poco más de 3 años que inicié mi práctica de este deporte, después de una vida bastante sedentaria, así que es habitual que experimente alguna molestia. Sin embargo, en esta oportunidad, venía de un entrenamiento complicado, con un par de interrupciones de entre 7 y 10 días cada una, que me llevaron a dudar de participar. Pero como los maratonistas son muy “cabezas duras”, largué y completé el recorrido. El lunes siguiente estaba entrenando ...
El domingo 13 se disputó una nueva fecha del campeonato de 10K de la AAU –Asociación Cristiana de Jóvenes-, y allí estuve, al extremo que varios compañeros que habían participado en la maratón –y que paseaban en bicicleta o solamente sacaban fotos- me preguntaban si estaba haciendo locuras ... Recuerdo que en la subida de Eduardo Acevedo, sentí un fuerte dolor sobre la rodilla izquierda. Caminé tanto que hasta Gorzy me pasó ... pero en los últimos 300 metros lo volví a superar. Cuando el cuerpo se enfrió, casi no podía caminar de tanto dolor ..., que durante la semana se iba bastante rápido.
El domingo 20 de setiembre se corrió la fecha del Club Fuerza Aérea en la rambla de Carrasco. A los 2,5K ya el dolor era fuerte, y cuando doblé en la rambla cerca del Hotel Carrasco, sentí un fuerte pinchazo en la rodilla, que me hizo quedar en una pierna y pensar en abandonar, por primera vez en mi corta carrera. El amor propio pudo más y –bajando bastante el ritmo- pude completar el recorrido ... aunque perdí con Gorzy.
Pedí hora con el traumatólogo y allá fui. “¿Pensaste en lo lindo que es quedarse un domingo en la casa leyendo el diario?”, me preguntó el Dr. Besio. Pero enseguida siguió: “Pedirte que pares, es perder el tiempo”. No me encontró ninguna lesión seria, me ordenó tomar Orudis y –si a los 10 días no se había ido el dolor- que me hiciera una resonancia magnética.
Cumplí. Corrí la Reebok con mi hijo Gonza ... en 1h12’25” y al día siguiente hice los 60K más duros en MTB que uno pueda imaginar, en Pueblo Edén, sintiendo poca molestia. Pero en cuanto empecé a entrenar, aparecieron los dolores ... La hora para la resonancia me la dieron para el pasado lunes 02 de noviembre a las 7:40. Previamente, el miércoles 28 hice 45’ de trote muy suave, y apenas sentí alguna molestia sobre el final. El sábado 31 disputé los 10K del Club Cerrito –sí, en el Cerrito de la Victoria-, y –dando lástima pero ganándole a Gorzy- completé el recorrido en casi 59´. El domingo 01.11 no fui al “Sendero de los Carros” en Florida, pues sentía una molestia fuerte en la rodilla. El lunes 2 me hice la resonancia, y el miércoles fui con el resultado a ver al traumatólogo Dr. Besio. “Buenas noticias”, dijo. No tengo nada en la rótula, meniscos ni ligamentos cruzados, pero si aparece un edema en el ileotibial (creo que es ese nombre ...) externo de la rodilla izquierda, posiblemente generado por rozamiento. Es un tema relativamente menor, pero que requiere cuidado, fruto del exceso de esfuerzo sobre la rodilla, que lleva a la inflamación de esa zona. Nuevamente vinieron los comentarios del médico sobre la conveniencia de parar unos días ... Ante mi insistencia, me dio pase a fisioterapia y me ordenó una nueva tanda de Orudis. El miércoles 4 por la noche -después de la consulta con el traumatólogo- hice un entrenamiento fuerte en el Gimnasio Sayago, fundamentalmente técnicas, y no sentí molestias.
Ayer me vio la Dra. Larrosa, quien después de revisarme y ver el resultado de la resonancia, confirmó el diagnóstico y me dijo que no me encontró ninguna complicación en la rodilla. Una vez más escuché los comentarios del tipo “todos los maratonistas son iguales” y “es imposible pedirles que paren”. Me sugirió hacer trabajo de piernas en gimnasio, en particular cuadriceps, gemelos y posteriores (como había empezado a hacer). Y me dijo que, ya que no voy a parar, me cuide todo lo posible y me tome las carreras con calma, protegiendo adecuadamente la zona con rodillera y evitando golpes bruscos que impacten sobre las rodillas.
¡Ah! Mi médico, el Dr. Luis Bianchi (¡que empezó a correr en cinta y hace unos 10K día por medio!) me dio pase a la nutricionista. Hace una semana que me parezco a un animal comiendo pasto ... pero me siento muy bien.
Como ven, esto ha sido “el comienzo de un periplo, más hamacado que un tren”. El sábado próximo tengo los 10K de Nike, acompañando a Gonza, y el sábado 14 los 42K en Villa La Angostura. Pretendo llegar.
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