viernes, 17 de mayo de 2013

RAID DE LOS ANDES 2013 - JUJUY, ATACAMA

A los pocos minutos de haber completado mi 2ª. “La Misión” sobre 160 km en Villa La Angostura el pasado diciembre, mi buen amigo y compañero de aventuras Pablo Lapaz me hizo llegar un mensaje que decía: “Felicitaciones veterano. Francia te espera”, haciendo referencia al Ultra Trail del Mont Blanc. Efectivamente, al día siguiente de retornar a Montevideo, envié mi inscripción para la participación en la CCC (Courmayeur, Champex, Chamonix) sobre 100 km, a disputarse el 30 y 31.08.13.


En función de ello, armé un plan de entrenamiento y carreras que me permita llegar en condiciones a esa instancia. Así, participé en El Cruce Columbia en los Volcanes (Pucón a Junín de los Andes, en febrero), en la Maratón de la Costa (Colonia, en marzo) y el pasado fin de semana en el Raid de los Andes (Tumbaya – Purmamarca, Salinas Grandes, Desierto de Atacama).

¿A qué viene esta introducción? Pretende ser una explicación de las razones por las cuales puedo considerar que mi participación en el Raid de los Andes no empezó el 10.05 en Tumbaya (se pronuncia “Tumbaia”, y no como lo haríamos en “español del Uruguay”), sino bastante antes, y que forma parte de un proceso de entrenamiento y participación para llegar en condiciones al Mont Blanc. Como dijo “Berni” Frau cuando lo consulté sobre mi plan: “lo que no te mata, te fortalece”. ¡Y vaya si tiene razón!

Junto con Luis “Abeja” Castro y Javier Cuadrado (JC), partimos el miércoles 8 para llegar a Purmamarca en la noche, alojándonos en el muy recomendable y coqueto “El Refugio de Coquena”, donde nos recibieron “Julio César” y “Cleopatra”, dos llamas que descansaban a la entrada del hotel – restaurante. El pueblito está además rodeado por el Cerro de los Siete Colores, así que prácticamente para donde se mire, se identifican esas texturas que le dan un tono característico y encantador.

El domingo 5 falleció en la ciudad de Artigas, mi padre -“Curuca”- a los 83 años, un verdadero referente en la vida, también en esto de correr. Así que, además de participar promoviendo las actividades de la Fundación Dr. Pérez Scremini que apoya la lucha contra el cáncer infantil, lo hice en homenaje a papá. Con seguridad, me acompañó durante la competencia.

Como parte del entrenamiento, además de las sesiones con el profe Mauricio Ramírez en “El Cantero MR” y el gimnasio Sayago del Ministerio de Turismo y Deporte, fui a cuatro sesiones de cámara hiperbárica con oxígeno en “Medicina Hiperbárica del Uruguay”, siguiendo la recomendación del deportólogo Dr. Daniel Berasain, a efectos de minimizar los efectos de la altura, ya que llegamos a correr a 3.450 msnm. Y funcionó muy bien, como verán.

El jueves 9 después de un buen descanso y desayuno, fuimos hasta el Club Santa Rosa en Purmamarca, donde retiramos el completo kit de carrera. Nos sacamos fotos y fuimos entrevistados por ESPN RUN, a propósito de la causa por la cual corrimos. Nos encontramos con los amigos de Motociclo que también fueron a correr, Fabián Rozenblum, Daniel Bronstein, Diego Alonso y Daniel Mattos, además de los amigos “internacionales” Berni Frau y Marcelo Villagra.

La coqueta plaza de Purmamarca –siempre repleta de vendedores de artesanías- nos permitió ir cumpliendo con las compras de regalos para nuestras familias. Después de un descanso en la tarde, a la noche asistimos a la charla previa y video de los organizadores, cenamos y nos fuimos a terminar de preparar todo para el inicio del desafío, a primera hora del día viernes 10.

El clima en estos lugares desérticos, muestra las enormes variantes durante las diferentes horas del día, pasando de un frío bastante fuerte en la noche y a primeras horas de la mañana, a un calorcito interesante una vez que el sol sale.

PRIMERA ETAPA – TUMBAYA A PURMAMARCA (21.6 km)

Nos trasladamos en micro de la Empresa Silvia Magno hasta Tumbaya “Patrimonio de la Humanidad” en un viaje de unos 20 minutos, donde llegamos con bastante viento y algo de frío. El lugar –muy similar a Purmamarca- parece atrapado en el tiempo, con una “magia” particular que se vive y respira en cada rincón de la pequeña villa. Todo el pueblo era una fiesta, con puertas abiertas y escolares en la plaza, viviendo a su manera este encuentro con “gente rara”. Sí, puertas abiertas para que quien quisiera, pudiera entrar. Fue un buen motivo para husmear brevemente en algunas de las costumbres tan auténticas de estos pueblitos, que lamentablemente hemos ido perdiendo en nuestras ciudades.

¡Cuánta riqueza cultural se respira en esas callecitas y caminos ancestrales! Conversando con uno de los escolares –mi tocayo, Jorge- me preguntó para qué eran esos pantalones cortos ajustados y esos bastones … Cuando les comenté que iba desde Uruguay, uno de ellos me dijo que la capital es Montevideo. “¿Hay muchos robos en tu ciudad”?, me preguntó. Todo un ejemplo de los tiempos que vivimos.

El alcalde (o un concejal, no tengo claro qué rol cumple) leyó un decreto por el cual se declaraba visitantes ilustres, a los organizadores y participantes en el Raid. Puntualmente, los 410 corredores largamos a las 9 hs desde la plaza, entre medio de los aplausos de los escolares y el público presente.

Casi enseguida, salimos del pueblito para transitar por un lecho seco de un río, mientras nos aproximábamos a la primera subida fuerte del recorrido. El pueblo está a 2100 msnm y la primera subida nos llevó hasta los 2400 msnm, ofreciéndonos un precioso panorama de esta región en plena Quebrada de Humahuaca, por el circuito Tumbaya Grande y el Paseo de los Colorados. Iniciamos una leve bajada hasta llegar al primer puesto de hidratación, allá por los 8 km, para seguir por un largo trecho entre montañas, llegar al 2do puesto de hidratación, y más adelante nuevamente subir hasta el punto más alto del recorrido –por los 17 km - donde alcanzamos los 2820 msnm. Sintiendo el esfuerzo, pude mantener un ritmo “digno” durante ese tramo, apoyado en el uso de los bastones de trekking.

“Todo lo que sube, tiene que bajar”, reza un dicho popular. Ahí sí, pude emprender una bajada fuerte, saltando entre piedras y superando a varios corredores por caminos llenos de historia y cultura ancestral, poniendo en práctica las enseñanzas de Pablito Lapaz en una suerte de “automatización” que tiene mucho de instintivo. Recordaba también los videos del gran Kilian Jornet, haciendo zigzag entre piedras en impresionantes bajadas (¡qué atrevimiento, el mío!). Es que en subida, los más rápidos podrán sacarte un minuto de ventaja, pero en terreno plano y en bajada es donde realmente se hacen las diferencias. De esa manera, sosteniendo el ritmo y recibiendo el saludo de uno de los camarógrafos de ESPN RUN que me gritó “muy bien, uruguayo, venís muy bien”, después de bajar por el impactante Cerro de los Siete Colores con su indescriptible belleza, pude completar el recorrido en la plaza de Purmamarca en un tiempo neto de 3h 18 m 05 s (9m 12 s/km). Después de pasar los controles de equipamiento obligatorio y de recibir hidratación y frutas, estuve esperando a mis compañeros “Abeja” y JC, quienes llegaron abrazados gritando “esto es el Malbec”, en 4h 02 m.

Retornamos a “El Refugio de Coquena”, donde nos metimos a la piscina para aprovechar el agua fría, y almorzamos allí. Después de un breve descanso, me fui hasta la plaza del pueblo en la tardecita disfrutando de unos buenos mates, para ver los resultados del día -posición 82 en la general y 10 en la categoría- y conocer información sobre la etapa del día siguiente, en tanto mis compañeros se quedaron en el hotel.

SEGUNDA ETAPA – SALINAS GRANDES (11.3 km)

A primera hora del sábado 11, salimos con todo nuestro equipaje rumbo a Salinas Grandes, donde fuimos a correr a 3450 msnm. La mañana estaba bastante fría. El lugar es un enorme desierto blanco y encandilador, que alcanza los 212 km2, formado hace millones de años al haberse desecado un lago con altos contenidos de sal, formando una costra sólida de entre 30 y 50 cm. La naturaleza se presenta de un modo imponente, majestuosa, pura sal a cielo abierto para donde se mire, al extremo de que uno se siente pequeño ante tanta grandeza, y a la vez enormemente afortunado de poder disfrutar de estas actividades en un entorno casi mágico. Recordé imágenes de alguna película al estilo de “Las crónicas de Narnia”. “Para esto me preparé”, me dije. Probé trotar durante unos 200 mt. e inmediatamente sentí el efecto de la presión y la escasa cantidad de oxígeno en el aire, pero no me sentí mareado ni afectado por la altura. “Venimos bien”, pensé. Entre tomadas de pelo de mis compañeros haciendo referencia al “competitivo corredor de élite”, nos encolumnamos bajo un cielo absolutamente limpio, para largar por esa enorme masa de sal puntualmente a las 10 hs.

Pude trotar a un ritmo “digno”, hasta que allá por los 7 km sentí que el “Abeja” me habló a la espalda preguntándome cómo venía, para superarme con un ritmo consistente. Aproveché para "devolverle” la tomada de pelo inicial, preguntándole si se había vuelto competitivo … Se frenó brevemente para acompañarme, pero le dije que venía bien y que siguiera. Finalmente, intercalando alguna caminata para recuperar aire, completé el recorrido en un tiempo neto de 1 h 12 m 34 s (6 m 27 s/km), bastante bien para las condiciones de altura, en tanto el Abeja había llegado un par de minutos antes.

Y aquí empezaron los problemas “logísticos”. Nos trasladamos a Susques, “Pórtico de los Andes”, como reza en la montaña, lugar habitado de mayor altitud al que se llega por carretera asfaltada –está a casi 4000 msnm-, donde recibimos el almuerzo de la organización. Debería decir, de la “desorganización”. Es que estuvimos casi dos horas haciendo fila, al sol, para recibir un plato de fideos “al punto del cocinero” (esto es, podían estar pasados o crudos, dependiendo del momento), una ensalada monocromática (es que nos tocó solamente lechuga), pan, frutas y una bebida. Punto a corregir, estimado Sebastián Tagle.

Pero esto no fue todo. Siguió un muy largo periplo en los buses de la empresa Silvia Magno, que nos depositó en San Pedro de Atacama a las 22.00 hs de Chile (23.00 en Argentina). Demoras increíbles en la aduana argentina (cruzamos por Paso de Jama, a 4900 msnm, habiendo llegado a 5200 msnm en parte del recorrido), y una mucho mejor organización en la chilena, donde incluso tuvimos que pasar todos los equipajes por un scanner, y pese a ello funcionó todo mucho más eficientemente. Algunos corredores sufrieron los efectos de la altura, al extremo que recibieron oxígeno en el bus, mientras quienes pudimos soportarlo, seguíamos “dándole a las hojas de coca” como rezan las instrucciones para todo aquel que va a la altura. Pese al desagradable y desubicado comentario del encargado del bus sobre lo “jodidas” que pueden ser las autoridades chilenas si identifican algún producto no permitido, prefiero toda la vida la eficiencia y rigurosidad en los horarios y procedimientos, que la “desprolijidad” (por hablar elegantemente) y la viveza rioplatense, que a ningún lado bueno nos lleva.

TERCERA ETAPA – DESIERTO DE ATACAMA (27 km)

En San Pedro de Atacama, nos alojamos en el Hostal Sumaj Jallpa. Correcto, limpio, lleno de corredores y sus familias que habían llegado bastante antes que nosotros. Lo único objetable: nos quedaba algo alejado de la placita del pueblo, así que tuvimos que caminar con nuestras valijas sobre calles de tierra. Eso sí, Rossana -la dueña del hostal- se portó muy bien, al extremo que le pidió a su esposo que nos llevara en auto hasta el centro a cenar, además de permitirnos hacer un “late check out“ al día siguiente, sin cobrarnos ningún adicional.

A las 9.00 hora argentina (8.00 en Chile), largamos desde la plaza de San Pedro de Atacama a 2600 msnm, en la puerta de entrada al desierto más árido del mundo. Se cumplía una semana del fallecimiento de mi padre, así que fue un momento de emoción fuerte, al pensar que estaba cumpliendo un nuevo desafío y que de alguna manera, me estaba acompañando en ese camino.

Salimos a “tren controlado” durante unos 3 km por callecitas del pueblo y los alrededores, hasta llegar al Valle de la Luna (en la denominada Cordillera de la Sal), un lugar mítico. El panorama que se presentaba a nuestros ojos, valía por todos los sinsabores del día anterior. No en vano esta zona fue declarada “Santuario de la Naturaleza”. Emprendimos por el km 4, una fuerte subida por dunas y laderas de la montaña con mucha arena, que nos hacían avanzar muy lentamente. Después de llegar a la cima, encontramos el primer puesto de hidratación aproximadamente en el km 10, donde pudimos reponer líquidos y comer alguna fruta.

Seguimos por una zona de filos y caminos en la cima de la montaña, con vistas de indescriptible belleza, que valen por todas las penas sufridas para llegar hasta allí. Desde allá arriba, se divisa el “Valle de la Muerte”, con postales que parecen sacadas de “El señor de los anillos” o de alguna de las películas de “Harry Potter”. Intercalando trotes y caminatas, sacando muchas fotos y filmando videos con la cámara GoPro, pude mantener un ritmo razonable, hasta que emprendimos la bajada fuerte rumbo al valle. Enseguida de un codo en el camino, cruzamos por un túnel que atraviesa la montaña, absolutamente oscuro, donde solamente se divisaba “la luz al final” y se escuchaban voces de los corredores. Otro momento mágico.

Pocos metros después de la salida, estaba el 2º puesto de hidratación, allá por el  km 21. Bordeamos el arroyo que corre a la derecha del camino, lo cruzamos unas tres o cuatro veces y llegamos a la meta, en San Pedro de Atacama. Fue el momento en el que nuevamente me embargó la emoción, cuando le dediqué esta carrera a la memoria de mi padre. “Es para vos, papá”, grité. ¿Puedo pretender mayor privilegio?

En un tiempo de 3h 40 m 54 s completé esta etapa (8 m 22 s / km). Después de recibir la preciosa medalla artesanal, grabada a mano en piedra, y de reponer algunas energías, me fui hasta el Hostal a darme un buen baño.

Con el “Abeja” (llegó unos 10 minutos después) fuimos al almuerzo y entrega de premios, para posteriormente dirigirnos al bus, por donde ya andaba JC. Alex Foresti (amigo de estas aventuras) y “Berni” Frau ocuparon la 1ª y 2ª posición en la Categoría “Caballeros +50”, en tanto yo quedé en la 10ª posición entre 38 corredores (percentil 26, de mis mejores resultados). En la general individual, quedé en la posición 98 entre 261 corredores (percentil 37 … es decir que, en términos relativos, mejoro con los años, como el whisky).

El retorno fue nuevamente caótico. Nuestro bus estuvo esperando casi hasta las 17.00 horas (ya ni recuerdo si era hora chilena o argentina …), incluso a algún “desubicado” que fue a hacer compras a la feria artesanal de San Pedro. Paramos en la YPF que está enseguida de la aduana argentina en Paso de Jama, para alimentarnos. Una hora de espera y pérdidas de tiempo, pese a que habíamos pactado con el chofer que en media hora nos íbamos. Conclusión: llegamos al hotel en San Salvador de Jujuy, a las 3:30 de la madrugada.

LOS RESULTADOS DEPORTIVOS

En lo personal, me sentí muy a gusto sin sufrir los efectos de la altura. Enorme punto a favor para el deportólogo, mis profes de entrenamiento y las sesiones de cámara hiperbárica. Completé los 60 km de recorrido total, en 8 h 11 m 33 s (8 m 12 s / km), un tiempo superior al planificado exclusivamente en la 3ª etapa, ya que en las dos anteriores estuve por debajo de lo proyectado. Pero la posición final entre los primeros 100 y 10º en la categoría, me llena de satisfacción. Además, lo hice disfrutando a pleno del maravilloso entorno, sacando fotos y filmando videos, conversando con cuanto compañero andaba cerca, y generando nuevas amistades.

El ganador de la categoría –Alex- llegó en 6h 37 m. así que completé el recorrido en 1h 35 m. más que “Sandman” (como lo bautizó Berni), considerando su enorme capacidad para correr en la arena. Entre los siete uruguayos que viajamos, quedé en la 3ª posición, ya que los resultados finales muestran:

- Diego Alonso: 6h 36m 03s (16º)
- Daniel Mattos: 7h 34m 18s (64º)
- JX:  8h 11m 33s (98º)
- Luis Castro: 9h 02m 17s (154º)
- Javier Cuadrado: 10h 07m 26s (187º)
- Fabian Rozenblum: 10h 47m 50s (206º)
- Daniel Bronstein: 10h 47m 51s (207º)

Todos enteritos y cumpliendo con nuestros objetivos. En resumen, mucho positivo para destacar, pero también algunas cosas negativas como ya señalé. Con seguridad, Sebastián Tagle –director de la competencia- sabrá tomar las medidas para corregirlas.

El enorme sacrificio del viaje hasta San Pedro de Atacama –muchos pensarán que no tiene sentido- en mi opinión valió la pena por el maravilloso paisaje y condiciones del terreno en el que corrimos. Pero claramente hay que mejorar los aspectos logísticos, de lo contrario le veo poca vida a esta opción de correr en el norte chileno como parte de las etapas del Raid.

Como parte de los resultados deportivos, también debo mencionar que no me lesioné, ni me fundí, ni me sentí muy cansado, salvo lo lógico en este tipo de terrenos. Es más, ya el martes 14 me reintegré a los entrenamientos casi en condiciones normales, al extremo que el profe Mauricio Ramírez le dijo a los demás: “Tomen el ejemplo de Jorge, que viene de correr 60 km en la montaña, y está saltando con más ganas que todos ustedes”. “¿Qué te estás dando?”, me preguntó. “Entrenamientos en el Cantero MR”, le respondí.

Como resultado en el terreno humano, debo destacar una vez más el rencuentro con amigos (Berni, Alex, Marcelo Fabián Villagra, por mencionar a algunos), más nuevos descubrimientos de gente que seguimos sumando a la lista de compañeros de aventuras. ¡Qué tribu rara y maravillosa! Pero también, con las mismas ilusiones, virtudes y miserias de cualquier persona (que prefiero guardar como un secreto).

Me queda también la satisfacción de haber podido cumplir con el homenaje a mi querido viejo -como cantaba Piero-, y con la Fundación Pérez Scremini, culminando así la promoción de sus actividades que iniciamos con Javier Cuadrado cuando acompañamos a Hugo Gordillo en parte de su travesía de 310 km entre Montevideo y Fray Bentos, más la entrevista en el programa “Cámara Testigo” de Teledoce emitida el 06.05. Misión cumplida.

¿Qué sigue, además de las carreras de 10 km de la AAU? El 22.06 haré los 63 km del Amanecer Comechingón, en las sierras de Córdoba, como último entrenamiento “fuerte” para la CCC en el Mont Blanc de fines de agosto.

Nos vemos, en la ruta.

3 comentarios:

paloma dijo...

que lindo relato!!! estoy segurísima que tenes un compañero en estas aventuras que esta orgulloso de vos!!!!!
besossss!

Jorge Xavier dijo...

Sin dudas. Gracias Paloma. Si podés, mirá los videos que colgué en Youtube. En dos de ellos, se lo dedico a papá. Beso

Lisandro Sosa dijo...

muy buen relato, voy a correr este año y estoy buscando sensaciones de personas que corrieron el Raid. Felicitaciones y saludos