jueves, 16 de febrero de 2012

Cruce de Los Andes 2012 - Apoyo a Uruguay x Livestrong y el Inst. de Neurología del Hospital de Clínicas



“Está muy bien festejar triunfos, pero no hay que quedarse con los resultados para valorar lo que se hace. El éxito no es sólo eso, sino las dificultades que se pasan para obtenerlos, la lucha permanente y el espíritu de plantearse desafíos, y la valentía de superarlos. El camino es la recompensa.”

Así se expresó el Maestro Tabárez, en ocasión del festejo por la brillante ubicación de Uruguay en el Campeonato Mundial de Sudáfrica.

Y estoy convencido que ello resume muy adecuadamente la profunda alegría y satisfacción que sentimos todos quienes formamos parte del Equipo D-Mentes, en nuestra reciente participación en el Cruce de los Andes 506K non stop (12 x 42K).

El equipo

Es que allá por setiembre del año pasado, cuando recibí una llamada de Fernando Martínez –con quien no nos encontramos frecuentemente- que me invitaba a conformar un equipo para hacer el Cruce de los Andes, me dijo que no me iba a negar. Inmediatamente le dije que sí, ofreciéndome también a sumar a otros corredores. Así lo hice con dos enormes compañeros de aventuras: Víctor Trillas y Luis “Abeja” Castro.

El equipo que se conformó contó –además de los nombrados- contó con Mariano “Chino” Battaglia, Alejandro Chabalgoity, Osmar Telis (no pudo correr por una fractura por stress, pero fue un excelente capitán/delegado), Ricardo “Ricky” Ferrero (cordobés, que vía Internet se ofreció para acompañarnos y resultó un referente ineludible para todos, dada su enorme experiencia y don de gente), Jorge Nin (“Porteño”, como lo bautizó un competidor que compartió la aclimatación en el refugio en la montaña), Christian Yic, Fernanda de Oliveira y Gabriela Cabrera. Fuera de la lista, Viviana Cabrera se mandó sus 10K apoyando a Gabriela al final de su tramo, en tanto también nos acompañaron Marcelo Cukierman (fue pensando en correr, pero una periostitis lo dejó fuera) y Sylvana Pérez.

Compromiso

Pese a que con la mayoría no nos conocíamos, desde un primer momento pude percibir el enorme compromiso y motivación existente en el grupo. Algunos no habían corrido nunca una carrera de 42K, pero se comprometieron con un entrenamiento consistente que les permitiera llegar en condiciones, y vaya si lo consiguieron.

La motivación fundamental la puso Florencia Machado, la “ahijada” del grupo, que con su vitalidad y fortaleza, siempre fue una referente en todas nuestras cabezas (¡y corazones!). Cada uno de nosotros le sumó el nombre de personas a quienes quisimos homenajear, escribiéndolo en nuestras mochilas o camisetas. Así, conformamos el equipo “D-Mentes” en apoyo a “Uruguay x Livestrong” y el Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas, buscando promover sus actividades a través de donaciones. No tuvimos mucha suerte, pese a las visitas y difusiones que hicimos de nuestra iniciativa.

Buscando facilitar los aspectos logísticos, pensamos en compartir un ómnibus con el equipo conformado por Coetc, que también iba a participar. Pero dificultades de último momento los llevó a desistir, así que … un nuevo desafío: ¿cómo viajamos? El compromiso asumido nos llevó a financiar íntegramente de nuestros bolsillos, todos los costos del viaje.

Finalmente, el martes 7 viajamos en Aerolíneas Argentinas a Buenos Aires, para de allí seguir a San Juan después de dormir en Aeroparque. Llegamos al destino, y nos trasladamos al Estadio Aldo Cantoni, donde teníamos alojamiento de acuerdo con lo comprometido por la organización … pero los dormitorios estaban en obras … así que finalmente terminamos en un apart hotel a 100 mts de allí.

Rumbo a La Serena

El jueves 9 a las 5:30 emprendimos el viaje a La Serena (Chile) en una Van, identificada con el nombre de Uruguay y conducida por Maxi y Manu, dos jóvenes mendocinos con una paciencia increíble. Viajamos los corredores de las primeras etapas (Chino, Alejandro, yo, Víctor, Abeja, Jorge Nin), junto a Osmar, por el camino que posteriormente íbamos a hacer corriendo en sentido contrario. Fue un viaje muuuyyy largo, pero lleno de imágenes increíbles de la cordillera y la espectacular naturaleza. En el camino, dejamos a Jorge Nin en el refugio de Arrequintín, aún en territorio argentino, a 2900 mts sobre el nivel del mar. Pese a que en las instrucciones iniciales los competidores de las etapas 4 y 5 (Víctor y el Abeja) se quedaban en la Aduana chilena (Juntas del Toro) a 2500 mts de altura haciendo su aclimatación, finalmente también siguieron hasta La Serena.

Anécdotas de ese viaje, hay miles. Pero como dijimos, lo que sucedió en la montaña, se queda en la montaña. Fuera de broma, es indudable que cada uno de nosotros fuimos privilegiados por la oportunidad de disfrutar de ese excepcional entorno natural, pero además por la posibilidad de compartir y crecer como personas. Pasamos de conversaciones banales a razonamientos profundos, matizando con bromas, chistes y anécdotas de todo tipo. Compartimos una larga jornada, para llegar alrededor de las 19:00 horas a nuestro destino. Fuimos alojados en un hotel con comodidades mínimas, frente a una casa de monjas donde quedó la mayoría de los equipos.





Después de comer algo en un local cercano, a la noche tuvimos la cena previa: arroz blanco con … arroz blanco, algo de aceite y queso rallado, más unas pocas lechugas … Desde mi época de estudiante que no comía tan mal. Y todo con la justificación de que “es lo que comen los corredores”, en palabras de Jorge Riveros, el organizador.
 
El viernes 10 hicimos algunas compras por la mañana, después de desayunar. En especial, estuvimos buscando el famoso “destellador” … encontramos a Dardo Segurola junto a sus compañeros argentino y brasilero.

A mediodía recibimos tallarines con tuco en el almuerzo. Cargamos la camioneta con abundante agua para la hidratación, frutas y alimentos para un par de días. “Pan, queso y dulce de membrillo” pedía Chabalgoity … “eso no puede faltar”. A las 16:00 horas se hizo el acto de largada en el faro de La Serena, oportunidad en la que fuimos entrevistados por la televisión. ¿Cámaras, dijo? A mi juego me llamaron. Fue la oportunidad para contar el motivo de nuestra participación, que llamó la atención a todos quienes se enteraron del compromiso con UxL y el Inst. de Neurología. Un grupo hizo una presentación de la “danza del león”, que según dicen es para la buena suerte.

 
Largamos

La Serena. La etapa 1 largó el viernes 10 alrededor de las 16:30, por la Ruta 41, con una subida total de 410 mts. Allá se fue el Chino (2º. en los primeros 100 metros, como dijera Osmar). Cuando subimos a la camioneta, nos enterramos en la arena … empujándola, pudimos salir. Ya en la ruta, cruzamos al Chino que corría junto a la única competidora mujer de ese tramo. Lo esperamos en el camino alrededor de los 10K para sacarle fotos y brindarle nuestro aliento, mientras quienes seguíamos ya nos íbamos vistiendo para la carrera. No pude estar a su llegada, pues ya me llevaron a la largada del tramo 3, pero tanto el Chino como quienes lo vieron completar la etapa, señalaron que estaba molesto con su desempeño.


Etapa 2 – Continuó por la ruta 41, cruzando Vicuña hasta llegar a Rivadavia, de 410 a 860 msnm. Allá se fue un debutante en la distancia reina, Ale Chabalgoity. Salió a buen ritmo, con la premisa de llegar. Y vaya si lo hizo, pues fue una de las gratas revelaciones. Llevó en su camiseta, el nombre de su hermano Polito, y de un amigo (Adair Chavez).
Etapa 3 – Por Ruta 41, desde Rivadavia hasta poco después de Guanta, subiendo de 860 a 1530 msnm. Fue mi etapa … que resultó durísima, pese a que de acuerdo con las condiciones en las que se corre, no debería serlo tanto. Largué alrededor de las 23:00 hs, ya en subida. Arranqué a buen ritmo pese a la subida, pero ya a los 4K me sentía sin aire y con una enorme pesadez en las piernas. La cabeza me volaba … las pulsaciones se me habían disparado, así que decidí bajar el ritmo y hacer marchas rápidas, intercaladas con trotes suaves en las bajadas. Los compañeros del equipo cruzaron en la camioneta –ya llevaban a Ale que había completado su etapa-, y por la ventana me tiraron una botella de agua. En plena noche, a los 10K aproximadamente me encontré a Facu, el más joven de esta carrera (17 años), que avanzaba con dificultades. Decidí ponerme a su lado y apoyarlo con algunas “instrucciones” de viejo. En un momento se sacó las medias y descubrió ampollas en sus pies. Lo acompañé unos 6K, hasta que le sugerí que esperara a la ambulancia para que lo curaran, pues en esas condiciones únicamente iba a lastimarse más.

Así que seguí solo en la noche. Una luna brillante asomaba entre las enormes montañas, que por momentos “oprimían” con tanta majestuosidad. Sentí ruidos, vi sombras en la noche, identifiqué formas humanas en las piedras … ¿mal de altura? No debería ser. Creo que me pasó factura el enorme cansancio del viaje del día anterior, más las caminatas en La Serena, más la subida y bajada a la cordillera llegando a 4722 msnm. Completé mi recorrido (42.6K) en 6:07, un tiempo lamentable, pero dentro del máximo de la etapa. Osmar y Ale me esperaban despiertos, en tanto el Chino dormía en la camioneta. Recibí una preciosa medalla y la camiseta recordatoria, y nos quedamos esperando a Facu, que llegó después de 7 horas de carrera. Lo subimos con nosotros y salimos a la siguiente etapa.

Etapa 4 – Por ruta 41 de 1530 a 2780 msnm, cruzando la Aduana chilena (Juntas del Toro) para agarrar piso de tierra en esos últimos 12K. La hizo Víctor, que corría a buen ritmo cuando lo cruzamos en la camioneta, ya con el sol iluminando la mañana. La completó con un enorme sacrificio y sintiéndose molesto con el tiempo que puso. Según señaló, a partir de la aduana empezó a sentirse fundido, pese a que en las subidas previas no tuvo mayores dificultades. Un verdadero “monstruo”.


Etapa 5 – Por caminos de tierra, bordeando la preciosa laguna en la montaña, desde 2780 a 3970 msnm. La hizo el “Abeja”. Cuando lo cruzamos, iba bien abrigado y con la cara casi toda cubierta, para protegerse del polvo que levantaban los vehículos que pasaban. Llegamos al punto final de esta etapa, y encontramos al gran Ricky Ferrero, que ya estaba pronto para largar la 6ª etapa, la más dura. El enorme calor reinante a esa hora, que contrastaba con el frío de la madrugada, era una dificultad adicional más para los corredores. 

Mucho polvo, carretera en subida … decidimos ir a esperar al Abeja, y lo encontramos a unos 2K. Avanzaba casi en zigzag, con un cansancio impresionante. Empezó a contarnos algunas anécdotas: los sonidos que sentía, su caída en un arroyito cuando fue a refrescarse, las piedras en la boca para evitar el mal de altura … , la sensación de que otras personas estaban cerca, “la gente que lo miraba desde las piedras en la montaña” … “Deliré”, dijo, y con seguridad lo hizo. Una demostración más de la enorme entereza de este compañero, a quien “tiramos a la guerra” con una etapa durísima, y que aguantó con una dignidad impresionante. Sin dudas, es el mejor ejemplo del compromiso asumido con nuestra causa, y que merece todo nuestro respeto.


Etapa 6 – Allá se fue Ricky, desde 3970 a 4290 msnm, cruzando el Paso del Agua Negra a 4722 msnm, el límite preciso entre Chile y Argentina. Mientras esperábamos al Abeja, Maxi –el conductor- nos señaló unas nubes que no le gustaban … en un ratito, se armó una tormenta, empezó a llover e incluso nevar en las partes más altas. Es un asunto muy peligroso, pues genera el desprendimiento de piedras y tierra que puede interrumpir el camino (empezamos a racionar nuestros alimentos y agua, por las dudas), e incluso representa un riesgo muy grande para los corredores por los rayos que caen y rebotan en las montañas. Ello llevó a cortar la etapa cuando a nuestro compañero le faltaban 2K para llegar … una lástima, pues ocupaba una buena posición. En esta zona es prácticamente imposible correr, limitándose los competidores a marchar.

Etapa 7 – Ya en bajada, desde 4290 a 2840 msnm, poco después del refugio de Arrequintín. Allá fue Jorge Nin, que había quedado aclimatándose un par de días. Cuando lo cruzamos ocupaba una excelente posición, y corría con una alegría envidiable, al extremo que nos hizo señas de que “se iba a morfar” a quien corría en 2º lugar. Finalmente no lo pudo hacer, pero sin dudas la experiencia vivida en esa montaña fue de las cosas más interesantes. 

Tuvimos tiempo como para darnos una ducha rápida en el refugio (no todos …), donde disfrutamos de un buen mate gracias a la gentileza de Don Fonseca (el encargado del refugio), quien además prendió la estufa para que nos sintiéramos más a gusto.
 


Etapa 8 – Nuevamente sobre asfalto, bajando de 2840 a 1800 msnm, llegando a Rodeo. Estuvo a cargo de nuestro capitán/ideólogo Fernando. No lo vimos largar ni llegar … fue el único caso en que nos pasó, pues las demoras en la aduana argentina nos llevaron a seguir hasta Jáchal, pues nos señalaron que ya todos los corredores de esa etapa habían sido trasladados hacia allí.

Etapa 9 – Bajando de 1800 a 1100 msnm, pero sobre una carretera muy sinuosa, peligrosa dado que prácticamente no había banquina sobre la cual correr y los vehículos pasaban muy cerca. Allí estuvo Christian, a quien alentamos cuando lo identificamos. Nos sorprendió ver que ya estaban corriendo, pues pensamos que se largaba después de la cena en Jáchal. Llegamos a esta pequeña ciudad, donde se habían quedado Marcelo, Viviana, Fernanda y Gabriela, descansando y alimentándose. Ahora sí, el equipo estaba nuevamente completo. El reencuentro resultó emotivo y propicio para contar algunas de las experiencias vividas. Christian llegó marcando un buen tiempo, en tanto Fernanda ya estaba pronta para su largada.

Llegamos muertos de hambre, así que decidimos ir a cenar a un lugar recomendado por las chicas del grupo. Nos avisaron que estaba pronta la cena ofrecida por la organización, así que hacia allá fuimos. Eran las 23:30 … y recién estaban prendiendo el fuego. Confieso que “me saqué”, pues me pareció una absoluta falta de respeto con los corredores. Fuimos a cenar al lugar recomendado, desistiendo de la cena de la organización. Otro aspecto lamentable de la logística de la carrera.

Etapa 10 – Desde Niquivil (al lado de Jáchal) hasta Tucunucu, con una leve bajada de 1100 a 1000 msnm, con larguísimas rectas. Nuestra compañera debutante en 42K, Fernanda, largó de madrugada, llena de instrucciones y consejos sobre lo que la esperaba. Resultó envidiable notar su constante alegría y buena onda, ante tamaño desafío. La pasamos en la camioneta y fuimos hasta el punto de llegada. Fer y Jorge N se tiraron a dormir en sus sobres, en tanto otros lo hicieron en la camioneta, mientras Gaby se preparaba para largar su etapa.

Ya con el sol al firme, decidimos ir caminando con Viviana a esperar a Fernanda. La encontramos aproximadamente a 1K de la llegada. Venía sintiendo dolor en uno de sus tobillos, pero en cuanto Vivi se puso a su lado, se largó a trotar. Llegó rodeada del aplauso de todos los compañeros, con una enorme sonrisa. Misión cumplida.

Mientras esperábamos, Riveros (organizador) preguntó por nuestro competidor de la última etapa. Ahí, el Chino dijo: “la corro yo”. Fue increíble, pues a todos nos pareció una locura, pero se mantuvo firme pese a todos los “consejos” que le dimos. ¿Cómo calificarlo? Creo que es la mejor demostración del grado de compromiso con la causa que emprendimos. Se había quedado “con la sangre en el ojo” en su primera etapa, así que se dedicó a descansar –en lo posible- y alimentarse en la camioneta, a partir de allí, para largarse a correr la última etapa. Bravo, Chino.

Mientras esperábamos, hasta pudimos preparar el mate, gracias a que Ale consiguió agua caliente después de conversar con gente de la organización. Creemos que con tal de no seguir escuchándolo, hasta le dejaban la camioneta …

Etapa 11 – Hasta Matagusanos, cruzando Talacasto, bajando hasta 910 msnm. Allí largó Gabriela –otra debutante-, aún con la sombra de la noche, llena de optimismo. La cruzamos aproximadamente a la mitad de su tramo, momento propicio para sacarle fotos. 

“Es para vos”, le gritó a Osmar cuando pasamos. La esperamos a falta de 10K, donde se quedó Viviana para acompañarla en ese último tramo. La llegada de las compañeras fue toda una fiesta.
 
Etapa 12 – La última, que largó alrededor de las 7:30 hasta San Juan, bajando a 640 msnm. Cuando cruzamos al Chino, trotaba a buen ritmo y con una alegría envidiable pese al enorme calor que ya hacía a media mañana. Llegamos al destino, y mientras algunos se fueron a tomar o comer algo, otros decidimos vestirnos con el equipo y salir a acompañar al Chino. Fuimos con Ale y Fer, pero nos olvidamos de llevar agua y dinero … Alejandro consiguió agua en un par de oportunidades, pidiéndole a vecinos. Un ídolo, “el Gran Casca”.

A falta de 3K, venía el Chino acompañado por la ambulancia de la organización, con música a todo volumen, y con una sonrisa envidiable. Nos pusimos a su lado y fuimos trotando a un ritmo de alrededor de 7 minutos por kilómetro. Envidiable notar la entereza de nuestro compañero. Desplegamos las banderas y fuimos sumando compañeros, acompañados por el aplauso de los sanjuaninos. Fue un momento mágico, donde creo que todos lloramos por la emoción.

La opinión de nuestro capitán/ideólogo

“Nuestro espíritu siempre fue el mismo: generar un equipo de personas con personalidades diferentes, pero filosofías similares. Por ello, nunca fue nuestro objetivo “ganar” la carrera. Con terminarla ya ganamos. Al honrar los nombres de decenas de personas que lucharon o están luchando contra el cáncer ya ganamos.

Pero de todas formas sentimos necesario expresar algunas cosas. Es probable que nuestro equipo figure en la página de la carrera como “descalificado”. Esto se debe a algunas situaciones que pueden haber infringido el reglamento de la competición y queremos hacerlos públicos.

En la etapa 5 nuestro compañero Luis Castro corrió apunado. Luis tuvo alucinaciones auditivas y visuales durante la carrera, sufrió hipoxia y seguramente edema cerebral. Luis fue un ejemplo de entereza y coraje que nos conmueve a todos. Varios compañeros lo fueron a buscar y lo acompañaron caminando los últimos 3km de su etapa y nos comentaron que solo con eso les temblaban las piernas. El transitar acompañado parte de la etapa puede ser considerado “apoyo externo” y es causa de penalización. Igualmente, Luis llego más de 3 horas después del primer corredor de esa etapa, lo cual también es infracción. Luis cuenta con nuestra absoluta admiración, apoyo y respeto.

En la etapa 6, Ricky Ferrero debió ser sacado de competición faltando 2km para terminar. Esto fue totalmente ajeno a Ricky y se debió a una tormenta de nieve y tormenta eléctrica que ponía en riesgo a los competidores y al personal de apoyo de la carrera. Fue el personal sanitario de la carrera quien decidió que quienes no habían completado aun la etapa, no corrieran mas y fueran resguardados por el riesgo que corrían. Ricky venia haciendo una carrera impresionante a mas de 4500 metros de altitud. No nos quedo claro como se resolvió esta situación (que afecto a la mayoría de los equipos) por parte de la organización, pero Ricky también recibió nuestra admiración personalmente.

En la etapa 8, recibí una botella de agua de un niño que estaba entre el público. Su gesto no podía recibir otra respuesta que un “Gracias” y tomé la botella. Esto puede considerarse recibir ayuda externa.

En la etapa 10, Fernanda venía “entera” físicamente pero muy dolorida en su tobillo derecho, cosa que le impidió correr buena parte del final de la carrera. Viviana Cabrera la fue a buscar y la acompañó durante el kilómetro final. Esto puede considerarse recibir ayuda externa.

En la etapa 11 Viviana corrió junto a Gaby los 10km finales. Vivi no estaba preparada para correr 42km pero estuvo con nosotros como una más durante toda la carrera. Cumplió con su meta y ayudó a que Gaby se sintiera apoyada. Si bien Vivi no hizo nada, puede considerarse ayuda externa.

En la etapa 12 Marcelo sufrió una lesión. En realidad venia afectado por una periostitis desde hacia semanas pero viajó igual. Su entrenador le recomendó que trotara el día jueves y si no sentía dolor, podía correr. La lista de buena fe se debía entregar el día miércoles previo a la carrera. Así que decidimos asumir el riesgo de que Marcelo no pudiera correr. Finalmente, el pie derecho claudicó y Marcelo no pudo correr. Mariano Battaglia (el Chino) asumió el enorme compromiso de correr la etapa 12. Mariano había corrido la etapa 1 y por lo tanto, completo dos maratones en menos de 72 horas y sin posibilidades de recuperación física, ya que en todo momento viajo con el resto del grupo en la camioneta a través de la cordillera. Por ello, alteramos la “Lista de buena fe” entregada a la organización y explicando los motivos. El Chino fue un grande y se merecía una llegada a su medida. Lo fuimos a buscar y corrimos entre todos los últimos kilómetros de su segunda maratón. La gente nos apoyaba y aplaudía. El publico nos daba agua y no había ningún motivo para no aceptarla (nuevamente aparece el item “ayuda externa).

El Chino cruzó la meta y nos abrazamos emocionados con todos quienes corrieron, con Osmar (el capitán que no pudo correr por sufrir una fractura por stress, el Negro fue un pilar sin el cual no hubiéramos podido completar todo esto), con Sylvana (la novia de Christian que fue una más del equipo) y con Vivi (que ya aclaramos que también fue una más).

Nosotros ganamos. Tal vez reglamentariamente estemos “descalificados”. Todos nuestros corredores completaron su etapa de forma digna. La organización reconoció esto, ya que en la premiación nos entregó un trofeo en reconocimiento a haber terminado TODAS las etapas. Nunca nos preocuparon los tiempos, pero en el total quedamos en quinto lugar entre 9 equipos. Cada uno de nosotros esta orgulloso de sus compañeros.

Es difícil trasmitir lo que sentimos, lo que agradecemos a cada persona que lea esto, lo que vivimos al ver llegar corriendo a un compañero, lo que nos empujaron las personas a las que honramos. Todos tuvimos vivencias increíbles.

Nuestra carrera está dedicada a Florencia Machado. A todos nos dio fuerza tu presencia, a todos nos inspira tu lucha, a todos nos conmueve tu espíritu. Desde Salto y recibiendo radioterapia nos enviaste una fuerza que tal vez no puedas entender.

Como una vez dijimos, el running nos hizo amigos pero la cordillera nos hizo hermanos.”

El sentimiento

Una crónica de la carrera dice: “Con el afán de superar los límites del cuerpo y de la mente, todos los días vemos personas que, en algún lugar del mundo, se animan a cosas que a veces suenan ilógicas. … La majestuosidad de la Cordillera hace olvidar por momentos la falta de oxígeno, los dolores de cabeza, el cansancio extremo, los mareos, la deshidratación. Algunas veces cuentan que aparecen visiones, pasando del calor al frío a atravesar la línea sutil que produce una incipiente sombra.”

Lo único que puedo agregar, es aquello de “Si no lo sentís, no lo entendés”. ¡Y vaya si lo sentimos!

También –citando la frase de Huxley- “la experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”, puedo decir que para todo el equipo D-Mentes, esta fue una increíble oportunidad de encontrarnos con lo mejor de cada uno. Nuestras vidas ya no serán iguales.

Dedicado a la memoria de mi madre Cely, a mis hermanas Graciela y Estela, a mi cuñada Claudia, a mi prima Raquel, y a la “ahijada” del grupo Florencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuántas verdades JX... Cuántos sentimientos puestos en juego... fuerza, pasión, alegría, dolor, entusiasmo, esta crónica ilustra de gran forma lo vivido en el cruce, fue un gusto gigante para mi haber tenido la chance de compartir esas casi 72 horas arriba de la camioneta contigo el resto de los D-MENTES, subiendo-bajando, "durmiendo" jeje, la vida nos regaló la oportunidad de cruzar esa cordillera y le voy a estar eternamente agradecido. GRACIAS POR TODO y hasta la próxima!!!

Anónimo dijo...

ese anónimo es el chino battaglia,te habrás dado cuenta por el durmiendo jeje, abrazo grande