sábado, 23 de abril de 2016

ULTRAFIORD 2016 - Fotos de la Carrera


En el siguiente link, pueden ver las fotos de la dura experiencia vivida en UltraFiord 2016. Fotos Carrera

miércoles, 20 de abril de 2016

ULTRA FIORD 2016 - Otra experiencia impactante


“He aquí la felicidad de la carrera, el gusto de un gesto sin sentido, que no produce nada, que no sirve de nada. Ni siquiera cuenta la meta. Ni siquiera el resultado” (Gaia De Pascale)

A escasos 40 días de mi participación en los 81Km de la Advanced Trans Gran Canaria, enfrenté el enorme desafío de correr los 70 Km de Ultrafiord 2016, bien al sur del sur de nuestro continente, que combina una indescriptible belleza con un elevado nivel de riesgo.

Pensando en las difíciles circunstancias vividas en la ocasión, en medio de una primaria evaluación de esa experiencia, recordé aquella célebre frase de José Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia”, expuesta en las “Meditaciones del Quijote” hace algo más de 100 años. En los intercambios con algunos de los “Hermanos de la Montaña” y con otros amantes de esta disciplina a propósito del lamentable incidente que terminó con la vida por hipotermia de un corredor mexicano –Arturo Martínez, 58 años-, fui construyendo mi relato. En definitiva de eso se trata esto de escribir crónicas, de conformar nuestro pensamiento a partir de una visión retrospectiva y plagada de sensaciones contradictorias, algunas muy ricas y otras quizás hasta un tanto miserables. Esta perspectiva personal se enriquece a través del intercambio con otros puntos de vista, buscando la construcción de “una” realidad, en este caso “mi” realidad.

Una de las grandes tentaciones a las que normalmente cedemos, es la de pensar que esa realidad –que se construye a partir de nuestras experiencias y circunstancias- es objetiva, sin discusión, cuando en definitiva refleja nuestro punto de vista. Así lo transmitimos y corremos el enorme riesgo de que otros –que no han pasado por esas experiencias y circunstancias- las adopten de un modo algo irresponsable, como un axioma. ¿A qué vienen estas reflexiones? A que creo que algo de esto es lo que ocurrió con la presentación durante la charla previa de Jaime Hume, excelente corredor chileno quien contó su experiencia en la primera edición de Ultra Fiord y su particular estilo minimalista de competición, que pudieron haber provocado un efecto nocivo en algunos corredores. Recuerdo alguna frase como “déjense fluir en su contacto con la naturaleza”, “sientan la esencia de la vida”, haciendo referencia a las experiencias que podríamos vivir en el desafío que íbamos a enfrentar. Nada más lejos de mi intención que asignarle algo de responsabilidad por lo que sucedió; solamente digo que puede haber provocado una sensación de omnipotencia que terminó jugando en contra de la seguridad mínima que todos debíamos asumir frente al riesgo que se corría. Aquí les dejo una fotografía que le tomé a Arturo ya en el ómnibus que los llevaba a la largada.

Decía también el maestro Ortega y Gasset, que “No menos que la justicia, que la belleza o que la virtud, la vida vale por sí misma”. Y muchas veces, en esa búsqueda de la ilusión, de los límites, de nuevos desafíos, corremos el riesgo de perder de vista el primer deber de esta vida, que es cuidar la vida misma. Por eso siempre digo que la principal responsabilidad de cada uno de los que encaramos estas disciplinas, es cuidarnos y cuidar a quienes tenemos cerca. En este sentido, mientras escribo esta crónica, me llega la noticia de que el lunes a las 19.00 horas, finalmente fueron rescatadas las dos competidoras (una argentina y una brasileña) que habían sido localizadas en un puesto de la montaña (Chacabuco 2), después de una espera casi interminable, y también que localizaron el cuerpo de Arturo. Le comentaba a mis compañeros que no he podido dejar de pensar en las oportunidades que tuvimos quienes lo vimos en carrera, de hacerlo desistir o de acompañarlo, pese a que nos dijo que iba bien cuando le pregunté por su estado.

En “La Prensa Austral” se publicó que “… el prefecto de Carabineros de Magallanes, dijo que el informe de factibilidad realizado por su institución sobre la carrera extrema UltraFiord 2016 que cobró la vida de un deportista mexicano, al noroeste de Puerto Natales, arrojó un resultado negativo, fundamentalmente porque no estaban dadas las condiciones meteorológicas para que se llevara adelante la prueba. ... Ha habido mucha desinformación por parte de la organización de la carrera, no ha existido total certeza sobre lo ocurrrido, la que sólo tendremos cuando se llegue al lugar, pero sabemos que habría también otro grupo de competidores aislados", comentó

Recomiendo especialmente la lectura de otro corredor de los 70Km, Genis Zapater, pues expone puntos de vista muy similares, así me evito reproducirlos:

La montaña no perdona, manda siempre

Otro relato interesante –el argentino Marcelo Pueyo-, señala que hay una combinación de responsabilidades. “Habiendo estado en varias carreras de montaña, apenas terminé los 70k y sin saber que había sucedido arriba, comenté a algunos de mis compañeros que me había sorprendido la falta de seguridad. Había puestos de control muy separados y con personal que no parecía de gran aptitud técnica. No se veía a nadie recorriendo el trayecto chequeando absolutamente nada, y con un clima que comenzó a ponerse difícil (aunque yo lo disfruté y me gustó). Tampoco los corredores llevan radio u otro sistema de alerta, con lo cual ante un accidente en tramos intermedios, la señal de aviso queda sujeta a que un corredor vea al accidentado y lo asista o vaya corriendo hasta otro puesto, con las demoras que implica eso, que puede ser crítica en algunas situaciones.”

Concluye Marcelo que “depende de cada uno de nosotros tratar de encarar este tipo de experiencias en forma responsable y buscando la manera de cuidarnos al máximo sabiendo a qué podemos enfrentarnos arriba. He estado en varias oportunidades en situaciones climáticas complicadas como ésta, pero bien equipado y con una organización atenta a lo que sucede en el camino, los riesgos bajan muchísimo. … El recorrido, la zona y demás, son espectaculares, pero si esperás buenos puestos de asistencia, no vayas, son pésimos. Al terminar, no te daban nada más que la medalla de finisher, y en la llegada de 50k y 70 k, a 40 km de Natales, si querías comer algo, lo tenías que comprar.”

“Nadie nos dijo que fuéramos, nadie nos dijo que lo intentáramos, nadie nos dijo que sería fácil, alguien dijo que somos nuestros sueños, que si no soñamos estamos muertos” (Kilian Jornet)

Vayamos a la carrera. ¿Cómo surgió este desafío? Allá por el mes de octubre del año pasado, después de haber participado en la Gore Tex Transalpine Run sobre 268 kilómetros entre Alemania, Austria, Suiza e Italia, y habiéndome registrado para la Trans Gran Canaria sobre 83 Km, el “hermano de la montaña” David Vega nos invitó a correr Ultrafiord, pues se había quedado sin un desafío fuerte (pensaba correr Tierra Viva, y no consiguió conformar el equipo). Consulté con mi entrenador Mauricio Ramírez (El Cantero), y manifestó su acuerdo ya que se trataba de dos distancias no tan largas, y normalmente las hago a ritmo controlado. Me sumé al equipo, que finalmente quedó conformado por: Alejandro Chabalgoity (70k), Wilson Guillén (70k), Alejandra Isabella (70k), Paola Nande (100k), Jorge Nin (100k), Mabel Paiva (70k), Dardo Parentini (70k), Andrés Silva (70k), David Vega (100 Millas), Martín Zanabria (100 Millas) y yo (70k). Además, fueron varios integrantes de los Correcaminos, que corrieron diferentes distancias.

El plan original fue modificado al denominado “Plan B” por razones de seguridad ante la situación climática. Aquí pueden apreciarse los diferentes recorridos y el perfil. Como dato más importante, señalo que la altura máxima a la que ascendimos fue de 860 msnm, en tanto en el diseño original debíamos subir hasta los 1250 msnm.



En las charlas previas, le comenté a mis compañeros que no podía correr riesgos ni exigirme demasiado, considerando la carga que traía. Por tanto, pensaba hacerla junto a Alejandra, Mabel, Dardo y Andrés.

El punto de partida de los 70 Km fue cambiado al Mirador Grey a las 10.00 AM, con un primer trayecto de 14 km hasta la Estancia Astorga, tramo en el que encontramos un clima muy razonable con una leve agua nieve que caía y el sol que ocasionalmente aparecía, con subidas y bajadas leves. En ese tramo, pudimos disfrutar junto a Dardo Parentini, Andrés Silva, Mabel Paiva y Alejandra Isabella, de unas vistas y colores espectaculares, comprendiendo a las famosas Torres del Paine cuando el clima se despejó un poco y ya estábamos llegando al PAS ubicado en la estancia. Sin lugar a dudas, fue por lejos el mejor puesto de abastecimiento, el único que merecía llamarse así pues había comida caliente y fría, frutas, suficiente y variada hidratación.

Recibí la “drop bag” que había enviado con ropa y calzado, me cambié la 2ª piel y me saqué la remera térmica pues estaba sintiendo algo de calor, y decidí continuar con la misma campera. Además, continué con el juego completo de ropa en la mochila, por si debía enfrentar alguna situación crítica. Dardo y Andrés se fueron adelante, en tanto arranqué un poquito después indicándole a mis compañeras que iba a avanzar lento así me alcanzaban… pero me perdí, increíblemente al mediodía y con señales claras. Es que bajé la cabeza y avancé por un sendero sin percibir que no tenía señales, hasta que me llamó la atención no ver a nadie… Decidí retornar y a los 300 metros encontré a los corredores que avanzaban por otro sendero, más a la izquierda. Apuré el paso y un poco más adelante encontré a Alejandra y Mabel, así que a partir de allí, continuamos la marcha hasta el denominado Campamento Alto, ya en subida por zonas de bosque plenos de colores otoñales, con la lluvia nieve que seguía cayendo tenue, por un recorrido de 8 kilómetros. En el campamento, repusimos líquidos y continuamos la subida, para encontrar aproximadamente un kilómetro después a Andrés, que retornaba pues se sentía mal del estómago y estaba sufriendo bastante. Le insistimos en que siguiera con nosotros, pero por suerte no nos hizo caso, pues podría haber sufrido consecuencias serias en la zona alta. Mientras conversábamos brevemente con Andrés, llegó también una corredora de las 100 Millas que el año anterior fue 2ª., que nos comentó sobre su decisión de abandonar pues se sentía muy cansada al haber llegado a Puerto Natales apenas 1 hora 30 min antes de la largada, después de un largo viaje.

En esta zona, se volvió a nublar y la caída de agua nieve se hizo más intensa. Ya la subida era más pronunciada, aproximándonos a los 850 msnm anunciados como el punto más alto. Superamos a Arturo Martínez, el malogrado corredor que finalmente falleció, que había largado las 100 Millas a medianoche e iba con señales de cansancio. Le pregunté cómo iba, y me respondió que algo cansado, aunque bien. No puedo dejar de pensar en este episodio, pues le comenté a mis compañeras que a mi criterio iba “detonado” pese a su afirmación en contrario.

Llegamos al PC Chacabuco 2 después de 12 kilómetros, completando así los primeros 34 kilómetros de competencia, y nos sentíamos bien. El puesto estaba muy animado, con tres jóvenes de la organización y un grupo de corredores –creo que españoles- que se estaban alimentando allí. Nos indicaron que nos faltaban no más de 3 kilómetros por un ventisquero, la zona de lo que sería el filo de la montaña, donde ya caía una nieve fina que lentamente cubría todo el terreno. Pudimos disfrutar de las vistas más espectaculares de todo el recorrido durante este tramo -en particular el glaciar-, con un viento muy fuerte y el frío que calaba hasta los huesos. Cada vez que recordaba que llevaba solamente la 2ª piel y la campera, pensaba en parar y abrigarme, pero a la vez temía sufrir aún más frío si me detenía y me sacaba la campera, así que recordé la importancia de mantenerse en movimiento en situaciones como esa. 

Mis compañeras se quedaron un poquito atrás –no más de 200 metros- hasta que empezamos a bajar lentamente. La nieve y el hielo acumulados, nos hicieron darnos algunos golpes pues el terreno estaba en leve desnivel hacia nuestra izquierda. Pude tomar muy pocas imágenes y videos de ese recorrido, pues los dedos de las manos se me agarrotaban, pese a los guantes que llevaba. Mabel y Alejandra me alcanzaron, y llegamos al denominado Campamento El Salto, donde tres jóvenes de la organización nos recibieron con mucha alegría, nos tomaron fotos y nos ayudaron con instrucciones para la bajada.

Esta imagen, además de la belleza del entorno y la felicidad de nuestros rostros, refleja el sentido de equipo, de esfuerzo compartido, de compromiso conjunto y de prevención ante las condiciones tan adversas que enfrentamos. La majestuosidad de la naturaleza nos permitió esos momentos de pleno disfrute, pese a nuestra pequeñez y fragilidad "aparente" frente a las inclemencias del tiempo.

Avanzamos con Alejandra adelante, Mabel al medio y yo detrás, con algún breve intercambio en las posiciones, y sintiendo mucho frío en manos y pies. En la zona de bosque, nos detuvimos para alimentarnos –recuerdo la prédica insistente de Alejandra señalando las instrucciones de David de “recargar combustible” cada aproximadamente una hora- y colocarnos las linternas frontales, pues ya anochecía. El camino nos llevó al Campamento El Bosque, después de unos 8 largos kilómetros, con mucha nieve, barro en algunos tramos bastante sucios, algún cruce de arroyo y el cansancio que se hacía sentir. 

Me puse los calentadores de manos que había comprado, y lentamente fui recuperando el calor y la sensación del tacto en los dedos. Al llegar al puesto, nos ofrecieron un café caliente, calentamos el cuerpo brevemente en un precioso fuego encendido, tomamos imágenes de los jóvenes de la organización y nos despedimos.

En el siguiente tramo hacia el Campamento Los Sacos, se nos juntó Paulo, brasileño, quien nos acompañó hasta la meta. Ya aquí la zona estaba muy sucia, con mucha nieve, barro de todo tipo y color. Recuerdo una pregunta de Alejandra, sobre el terreno que preferíamos: ¿subida o barro? En tanto Mabel le respondió “barro”, yo dije “subida”. “Ahora tenemos subida y barro”, respondió Alejandra. Y efectivamente fue así, ya que me apoyé en los bastones para subir, pese a lo cual lentamente fui cayendo hacia atrás pues no podía sostenerme, hasta que caí de la forma más tonta, resbalando hasta la parte baja. “Está escorregando”, me comentó otro brasileño que en ese momento venía detrás y apenas pudo esquivarme para que no lo tirara. Me paré y con esfuerzo, pude superar ese tramo, con alguna sonrisa y comentarios de mis compañeras.

Ya era noche cerrada, y la nieve continuaba cayendo en forma tenue. El frío se hacía sentir, así que maldecía mi decisión de no abrigarme más, pero nuevamente decidí no parar para evitar un enfriamiento mayor mientras me cambiaba.  En el Campamento Los Sacos, disfrutamos de un té caliente después de una espera de breves minutos mientras los jóvenes a cargo calentaban el agua. Nos quedaban los últimos 12 kilómetros hasta Estancia Perales, ya con noche cerrada y algo pasada la medianoche.

En este tramo final, nuevamente encontramos mucho barro, hasta que finalmente vimos a lo lejos las luces de la estancia, y el camino marcado bastante más firme. A escasos 300 metros de la llegada, debimos nuevamente atravesar un arroyo. Cruzamos la meta los tres uruguayos que hicimos toda la carrera en equipo, más nuestro compañero brasileño –Paulo- con la enorme satisfacción de haber conseguido el objetivo que fuimos a buscar en 16 horas 30 minutos, menos tiempo del estimado inicialmente. Recibimos una preciosa medalla, y con mucho frío fuimos hasta el salón – restaurante de la estancia, donde había un buen número de corredores agolpados alrededor de dos estufas encendidas tratando de secarse. Disfruté de una buena sopa caliente –que tuve que comprar… no nos dieron nada a la llegada-, me cambié la ropa mojada y estuvimos esperando el traslado hasta Puerto Natales en un pequeño barco que atravesó el fiordo, junto a Caroteno Chabagoity que había llegado un rato antes. Finalmente subimos al barco, donde estaban varios uruguayos esperando, entre ellos nuestros compañeros Wilson Guillén y Dardo Parentini, que se habían mandado una muy buena carrera.

Una vez que llegamos a Puerto Natales, esperamos unos minutos la llegada del bus que nos llevó hasta la ciudad, para arribar a Cabañas Última Esperanza –donde estábamos alojados- alrededor de las 6:00 AM tiritando de frío. Ahí nos enteramos que ya Martín Zanabria (100 Millas), Paola Nande y Jorge Nin (100 Km) habían llegado sin dificultades a la meta, en tanto David Vega (100 Millas) había sufrido un golpe en una rodilla aproximadamente en el Km 25, y a partir de ahí estaba avanzando a un ritmo más lento. Después de una ducha reparadora, vi llegar a David con señales de mucho cansancio y dolor en su rodilla, pero a salvo de las difíciles circunstancias vividas.

El resultado en lo personal fue bastante mejor de lo esperado en la previa, ya que pensaba que 18 horas (como sucedió en la Trans Gran Canaria) estaría muy bien. Los “Hermanos de la Montaña” ocupamos las siguientes posiciones:
100 MILLAS
TIEMPO
POSICIÓN
Martín Zanabria
29:33
25
David Vega
33:20
45
100 KILOMETROS


Jorge Nin
15:02
26
Paola Nande
21:03
73
70 KILOMETROS


Wilson Guillén
13:55
86
Dardo Parentini
14:44
94
Alejandro Chabalgoity
16:21
107
Alejandra Isabella
16:30
112
Jorge Xavier
16:30
113
Mabel Paiva
16:30
115

En total, nos hicimos presentes en este desafío, 26 uruguayos, siendo muy posiblemente la representación proporcional más importante por lejos. ¡Y eso que no tenemos montañas!

En lo personal, fue mi carrera N° 372 completando 6.638 kilómetros en competencias oficiales, y la N° 45 de las maratones y ultramaratones. ¿Cómo no considerarme afortunado? Además, me ha permitido conocer y disfrutar de lugares increíbles, y compartir aventuras con verdaderos “hermanos de la vida” como son todos los lazos que he podido construir gracias a estos desafíos. Con compañeros así, no hay desafío inalcanzable.


"En la montaña, las personas perdemos el nombre, la edad, los títulos. Con la altura, las máscaras desaparecen y se refleja la verdadera persona que somos cada uno. No hay fuerzas para ser ninguna otra persona que la que llevamos en las entrañas y que en muchas ocasiones ni tan siquiera conocemos". (Kilian Jornet)

martes, 29 de marzo de 2016

ULTRAFIORD 2016: PRÓXIMO GRAN DESAFÍO

El próximo gran desafío que encararé -junto a los Hermanos de la Montaña- será mi participación en los 70 Km de Ultrafiord con 3000 metros de desnivel acumulado, en la zona de Torres del Paine, con base en Puerto Natales, Chile. Es una carrera puntuable para Ultra Trail del Mont Blanc, otorgando -en mi distancia- 4 puntos.


La carrera larga el 15.04.2016. Como pueden ver, los lugares por los que andaremos son espectaculares con mucho frío y nieve, en la región de Magallanes y Antártica, Provincia de Última Esperanza. "Nadie nos dijo que fuéramos...", diría Kilian Jornet. Por supuesto, la idea es -como casi siempre- ir a disfrutar de ese entorno mágico y de la compañía de los excelentes compañeros.


En la página de la carrera, se lee:

Una larga travesía hacia el mágico mundo de los fiordos…

Ultra Fiord es un evento internacional de Trail Running que se desarrolla en el extremo sur de la Patagonia chilena. Este sector del mundo se caracteriza por tener miles de kilómetros de fiordos formados por el paso de glaciares gigantes desde hace miles de años. Posiblemente es el “secreto” mejor guardado del país, y es una larga travesía penetrando hacia el mágico mundo de los fiordos. Genís Zapater (Tercer lugar de los 70K de Ultra Fiord 2015) describió, “Todo ese tramo flotaba dentro de un bosque digno del propio Señor de los Anillos, por el que iba avanzando con la piel de gallina”.
 
Esto es un evento de Trail Running en donde es necesario tener un sentido de la aventura para enfrentarse cara a cara con uno de los paisajes naturales más salvajes, conformado por las impredecibles condiciones climáticas y los difíciles terrenos de la Patagonia Austral. En la ruta se atravesarán ríos, barro, turbales, montañas llenas de glaciares y grandes rocas, empujando sus límites a través de una experiencia única que es a la vez gratificante y de auto superación.

“La carrera tiene el potencial de ser un gran clásico mundial. Me parece que es como Hardrock fue en el principio, al igual que antes pensaban ‘Oh, probablemente deberíamos poner una cuerda fija en el campo de nieve de Virginius Pass’… Realmente creo que tiene el espíritu original de Hardrock” — Jeff Browning (United States), Ganador de 100-Millas

Prometo crónica, fotos y videos de esta mágica experiencia.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Programa Runfit por VTV

El próximo sábado 26 a las 23:00 horas por VTV, sale el programa Runfit dirigido por Fabián Laureiro. En el bloque "Esos locos que corren", saldrán las imágenes filmadas por mí en ocasión de la participación el 5/3 en la Advanced (83 km con 4500 m. de desnivel acumulado positivo) de la Trans Gran Canaria.
Es para mí, otro privilegio.

domingo, 13 de marzo de 2016

Trans Gran Canaria Advanced 2016,un placer para el cuerpo y la mente

“Únete a la manada”, reza el folleto de promoción del campeonato español de ultratrail (Spain Ultra Cup), que se inició en las distancias de 83 km (con 4300 md+) y 44 km (1200 md+) en la Trans Gran Canaria HG (en adelante, TGC), que junto a las de 125 km (con 8000 md+), 31 km (750 md+) y 19 km (300 md+) se disputaron los días 4, 5 y 6 de marzo pasados en la isla Gran Canaria. El campeonato español continúa con otras 8 competencias en Castelló, Madrid, Granada, Girona, Huesca, Vizcaya, Lanzarote y Murcia. Como verán, hay para todos los gustos.

¿Cómo surgió este desafío? En el año 2013 cuando fui a correr la CCC en el Mont Blanc sobre 101 kmts, recuerdo un stand de promoción de esta carrera, con fotos de los más grandes corredores de ultra trail del mundo, y un espacio vacío para colocar la cabeza y tomarse una foto, cosa que hice ("Dejá vu"?). En el 2015, en oportunidad de la Gore-Tex Transalpine Run sobre 268 kmts entre Alemania, Austria, Suiza e Italia, un corredor español –Miki- nos recomendó especialmente ir a correr la TGC. “Les va a encantar”, y no se equivocó. Por tanto, un par de semanas después del retorno de ese desafío y como parte del proceso de “depresión pos-carrera” como le denomino a esa sensación extraña de vacío, cuando uno alcanzó un sueño largamente anhelado y extremadamente desafiante (“una locura”, diría cualquier persona normal), me puse a buscar nuevos desafíos en la Web, tratando de combinar nuevamente una competencia de ultra trail de montaña, con algún viaje de placer.

Recordé el comentario de Miki y encontré la información en www.transgrancanaria.net, le comenté a Adriana y me terminó de convencer al decirme que me acompañaba. Así que me anoté en la distancia “Advanced” (83 km), ya que tenía 22 horas para completarla, lo cual me dejaba –si todo salía bien- en condiciones de continuar disfrutando de unos días de vacaciones. Un par de semanas después, ingresé a la página y encontré las distancias más cortas, así que también Adriana se inscribió en la “Promo” (19 km) con 6 horas para completarla.

“Con paciencia primero y paciencia al final, y sin que falte jamás nunca la tenacidad, alguien puede idear lo más descabellado, y lograr desde luego que se haga verdad” George Psychoundakis, mencionado por Christopher McDougall en “Nacidos para ser héroes”.

Aproximadamente un mes después y ya habiendo resuelto los aspectos logísticos –lugares, fechas, pasajes, alojamientos- los “Hermanos de la Montaña” decidimos ir a Ultrafiord, en el Parque Torres del Paine en la Patagonia chilena (www.ultrafiord.com). Después de consultar con el entrenador –Mauricio Ramírez (MR)- me sumé a la distancia de 70 Km, considerando que se corre entre el 14 y el 16/04 próximos. Espero ahora pasar el “filtro” del médico deportólogo… ya que necesito el certificado médico.

“Sin arete no hay paideia. Tienes la mente pero no el cuerpo, y sin la ayuda del cuerpo, la mente no llega todo lo lejos que debiera”. Christopher McDougall.

La pretemporada con el profe MR me vino muy bien, ya que comprendió tres semanas con trabajos de fortalecimiento en la arena y en las canteras del Parque Rodó. Lo complementé con algunos –pocos- entrenamientos en el Cerro Pan de Azúcar y en el Cerro de Montevideo, completando así lo que llamo “mantenimiento”, ya que a esta altura puedo considerarme afortunado pues no he sufrido lesiones (salvo algún dolorcito, que se va con descanso), realizando alguna carrera “dura” cada dos meses aproximadamente.

Mi compañero de aventuras Pablo Lapaz se inscribió en los 125 kmts., pero finalmente se cambió a los 19 Kmts para correr con Claudia. Viajaron unos días antes y se alojaron en Meloneras, donde se hizo la expomaratón y la llegada de las competencias. Nosotros nos alojamos en Las Palmas (la capital de la Gran Canaria), pensando en disfrutar además del paseo. Llegamos a nuestro destino el día 2/3 y pudimos descansar y conocer algunos lugares preciosos de la isla.

El 3/3 Pablo nos pasó a buscar –había alquilado un auto- y fuimos hasta la Expo-Meloneras a retirar el kit (me tocó el N° 1479). Disfrutamos de la cena de pastas, tomamos algunas fotos y compramos algunos recuerdos de la carrera, aprovechando además para pasear un poco por Meloneras. El kit comprendió una remera técnica de carrera, caramañola, una visera, buff (el cuellito), cinturón y un par de bolsas para depositar ropa y retirarla en El Garañón (km 39.2) y en la meta. Dado que la previsión de tiempo era bastante “tolerable”, decidí solamente dejar la bolsa para la meta, con ropa y calzado para cambiarme a la llegada, pensando en que iba a completar el recorrido no antes de medianoche y después debería tomar el bus a Las Palmas.

“Una meta, un sueño”. Con este atrayente eslogan, la TGC de 2016 aterriza de nuevo en nuestra isla, con las pilas cargadas, llena de novedades y llena de nuevos retos. Y un año más plagará nuestros caminos de montaña de miles de atletas dispuestos a eso, a conseguir su meta, a conseguir su sueño. Ángel Torres, Vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria.

Muchos de los principales corredores de esta disciplina del mundo, se dan cita en esta carrera. Tal es el caso de Nuria Picas, campeona mundial del año 2015, con quien tuve el privilegio de tomarme una foto en oportunidad del retiro del kit. Otros de los nombres famosos, son Sebastien Chaigneau, Pau Capell, Javi Domínguez, Sonia Escuriola, Efrén Segundo. Parece que a Nuria la “sequé”, pues terminó abandonando por una lesión, habiendo corrido poco más de 20 kilómetros.
  
“Muchas personas corren para saber quién es más rápido. Yo corro para saber quién tiene más agallas” (Steve Prefontaine). Yo le agrego: “Corro para disfrutar de inolvidables paisajes, de la compañía de desconocidos que comparten la misma pasión y se transforman en hermanos de aventuras, buscando siempre nuevos límites”.
El perfil de la Advanced fue el siguiente:
PUNTOS DE CONTROL y AVITUALLAMIENTOS
AVITUALLAMIENTOS
PTO. KM
ALTITUD
HORA CIERRE
Valleseco
7,5
977 m.
9:00
Teror
13,6
589 m.
10:30
Talayón
20
1240 m.
12:30
Tejeda
28,4
1050 m.
14:30
Garañón
39,2
1672 m.
17:15
Tunte
51,7
887 m.
20:40
Ayagaures
63,8
310 m.
00:30
Parque Sur
77,6
31 m.
04:00
Meta
81,2
15 m.
05:00
Como se aprecia, los límites de tiempo eran más que razonables, lo cual me venía muy bien pensando en no “quemarme” ni física ni mentalmente, ya que no conocía el terreno y debía mantener energías para la parte final de la carrera, cuando ya el sol bajara y me afectara el cansancio y el sueño. Por ello, en oportunidad de la inscripción marqué “18 horas” en la pregunta referida al tiempo estimado. Leí declaraciones de Sonia Escuriola, ganadora de la edición 2015, quien decía: “La carrera parece fácil, pero hay que aguantar el ritmo los primeros 40 kilómetros para llegar con piernas a los últimos 42 y poder correr con mucho desnivel negativo”.
Después de una noche en la que prácticamente no dormí (siempre me pasa), a las 3:40 AM me levanté para desayunar algo rápido, equiparme para la carrera y tomar un taxi hasta la Fuente Luminosa (bastante cerca del hotel), desde donde nos llevaban en bus a Fontanales saliendo a las 4:45. Llegamos con un poco de frío alrededor de las 6:00, cuando ya pasaban corredores de los 125 Km que habían largado a las 23:00 horas desde Agaete, y que compartían el recorrido con nosotros a partir de nuestra largada.

Durante el tiempo de espera en Fontanales, tuve la oportunidad de conversar con algunos corredores, a quienes les llamaba la atención que alguien de Uruguay estuviese presente (me identificaban pues llevaba la banderita colgada en la mochila). Después de algunas fotos, nos ubicamos para salir, ingresando yo al corral de “+ de 17 horas”. Me saqué la campera y me quedé con la camiseta técnica de competencia y las manguitas que había llevado del Mont Blanc, para evitar el frío en los brazos.
Fontanales – Valleseco

A las 7:11 AM se dio la orden de largada, saliendo por una calle en subida fuerte, para tomar enseguida por un sendero de tierra, lo cual obligaba a caminar ya que resultaba imposible superar a alguien. Ya había una muy leve llovizna, casi diría una neblina, que apenas humedecía el aire, lo cual hacía un clima muy propicio para correr (como me gusta a mi). Este primer tramo fue por zonas muy propicias, combinando terreno firme con subidas y bajadas por senderos de tierra, lo que me llevó a completar los primeros 7.5 Kmts en poco más de una hora, cuando tenía dos para llegar al corte. En Valleseco ya llegamos con luz solar a pleno, con calles con lugareños alentando a los competidores y una verdadera fiesta en la plaza del pueblo, donde estaba ubicado el primer puesto de avituallamiento. Repuse algo de agua, comí un puñado de maníes y salí a enfrentar el siguiente tramo.

Valleseco – Teror

Los siguientes 6 kilómetros fueron también por senderos preciosos, que se sentían “mullidos” como resultado de la humedad, permitiéndome avanzar disfrutando del terreno, en general en bajada hasta alcanzar los 589 msnm. Llevaba 2 hs 08 minutos de carrera, así que llevaba un ritmo muy razonable considerando que el corte de tiempo estaba previsto a las 10:30 AM (3 horas y media de carrera). Disfruté de un café caliente, dulce, queso y maníes.
Teror – Talayón

Este tramo fue de 6.5 kilómetros, con una fuerte subida hasta los 1240 msnm. Tomamos enseguida un sendero en subida pronunciada, con escalones entre algunas casas. A este lado de la montaña, el cielo seguía muy nublado. Posteriormente tomamos un sendero de tierra para continuar subiendo, hasta que salimos a una carretera donde había bastante público esperando el paso de los corredores, para enseguida tomar otro sendero rodeado por árboles y seguir subiendo.

Talayón – Tejeda

Fueron 8.4 kilómetros, tramo en el que seguimos subiendo hasta los 1600 msnm aproximadamente, y posteriormente bajamos a los 1240 msnm. Cruzamos al otro lado de la montaña, y el clima cambió radicalmente, como me habían dicho un par de corredores canarios con quienes compartí parte del recorrido. El cielo estaba absolutamente despejado, con el sol brillando y una vista espectacular del Roque Nublo que coronaba el horizonte. “Gracias a la vida” cantaba Violeta Parra, y evidentemente esa es la sensación que se vive cuando disfrutamos de estos paisajes, con el privilegio de sentir en cuerpo y alma el placer de disfrutar de estas actividades al aire libre.  Llegando a Talayón, me sentía muy bien, lo que me llevó a estimar que en unas 17 horas podría alcanzar la meta. Unos 500 metros antes del puesto, en la zona de fuerte bajada por terreno pedregoso, un corredor se había accidentado, y estaba siendo socorrido al costado del camino. Se había caído, estaba ensangrentado en la cara y tenía una venda puesta en un brazo. Después de consultar si necesitaban alguna ayuda y al responderme que ya estaba todo bajo control, continué mi camino. En el puesto, disfruté de una sopa caliente, comí queso, maníes y dulce, y repuse una caramañola con coca cola. Recordaba las recomendaciones de Pablo Lapaz: “no te “endulces” en los puestos, si podés no te detengas más de lo realmente imprescindible para comer y seguí”.

Tejeda – Garañón

Fueron 10.8 kilómetros, casi siempre en subida, alcanzando el centro geográfico de la isla en el Roque Nublo a unos 1750 msnm con 35.5 kilómetros de competencia, para posteriormente bajar levemente a los 1672 msnm. 

En este tramo, nuevamente fui con los dos corredores canarios subiendo por senderos de tierra firme, por las laderas de la montaña hasta alcanzar el punto culminante. Fuimos hasta el control de tiempos, pude ver el centro geográfico de la isla marcado en el terreno, tomé imágenes en video y fotos de esta parte del recorrido y emprendí la bajada. Llegué a “El Garañón” donde había un puesto grande de avituallamiento y muchos corredores habían enviado su bolsa con ropa para cambiarse. Una ambulancia estaba llevándose al corredor accidentado justo cuando iba llegando al puesto, que es una especie de camping en lo alto de la montaña con mucha gente disfrutando de sus instalaciones. Volví a comer algo, repuse líquidos y emprendí la segunda mitad de la competencia.


Garañón – Tunte

Fue uno de los tramos más largos, completando 12.6 kilómetros con la subida al Pico de las Nieves, punto más alto de la carrera con sus 1938 msnm, para posteriormente bajar fuertemente por un largo sendero hasta los 887 msnm, bastante limpio pero algo duro, seco, sobre todo comparado con los senderos que había disfrutado durante la primera mitad de carrera.

En el kilómetro 45, llevaba 10 horas de competencia así que venía algo mejor de lo previsto, estimando que en unas 17 horas podría llegar a la meta. Llegué a Tunte –km 51.7- en 11 horas 12 minutos, donde estaba el último puesto grande de avituallamiento, con una verdadera fiesta armada por los jóvenes voluntarios que estaban en la plaza del pueblo. Llevaba un ritmo similar al que había marcado en la CCC del Mont Blanc en el 2013, donde recordaba que había llegado al Km 50 en 11 horas. "Voy bien", me dije. 
Tunte – Ayagaures

12 kilómetros, con una fuerte subida por sendero de tierra hasta aproximadamente los 1000 msnm, para posteriormente tomar una bajada larga y pronunciada por un camino empedrado bastante prolijo hasta los 310 msnm, un panorama precioso, y ya el sol y la temperatura bajando. Me detuve para abrigarme pues el frío empezaba a sentirse, me coloqué la linterna frontal y encendí la luz roja de ubicación que llevaba en la mochila. Alcancé los 62 kilómetros de carrera, ya llegando a Ayagaures, con 13 horas 50 minutos de competencia y llegando la noche, así que la estimación ya no era tan optimista como al principio, pues proyectaba entre 17:30 y 18 horas en total para completar el recorrido. Me detuve unos 10 minutos a comer algo y reponer líquidos, para emprender el último tramo.
Ayagaures - Meloneras

Ya estamos ahí. Fueron 17.5 kilómetros con noche cerrada, con una subida de 300 metros por sendero de tierra amplio por donde pueden circular vehículos, para posteriormente tomar una larga bajada por el lecho de un río seco, con muchos cantos rodados, muy desparejo y peligroso, plagado de cañaverales y desniveles en el piso. Me lo tomé con mucha calma. Llegando al camino que sale al Parque Sur, siento que Pablo grita mi nombre… me estaba esperando a la noche (ya estábamos pasando la medianoche) en el auto junto a Claudia, ya que haciendo el seguimiento por la web, sabía que venía en camino. Me acompañó un poco, y posteriormente se fue a la llegada.

Llegué a la meta en un tiempo neto total de 18 horas 3 minutos 47 segundos para los 80.7 kilómetros que me marcó el GPS (83.2 kilómetros, según la medición oficial).  Misión cumplida, dentro de la estimación inicial planteada en el momento de la inscripción, y cuidándome mucho durante el último tramo para evitar alguna lesión. Pese a ello, en términos generales puedo considerar que pude mantener un ritmo consistente durante toda la competencia, ya que en cada uno de los tramos con control de tiempos registré la siguiente posición general:

Teror: 434
Tejeda: 457
Roque Nublo: 432
Pico de las Nieves: 405
Tunte: 437
Ayagaures: 441
Parque Sur: 453
Meloneras (Meta): 454

¿Qué decir? Que subiendo obtuve mejores resultados que bajando, ya que alcancé el punto más alto en la posición 405, y completé el recorrido en la posición 454 en la general, entre los 542 que tomamos parte de la largada. Es cierto que me cuidé mucho en la bajada en particular durante el último tramo durante la noche, para evitar cualquier lesión en un terreno tan desparejo. Mi promedio fue de 4.5 kilómetros/hora, aceptable considerando los 4341 metros de desnivel acumulado positivo, y que llegué con casi 4 horas de margen a la meta. En la categoría M50-59, ocupé la posición 41 entre 54 que largamos.

A la llegada, recibí una preciosa medalla y un chaleco de finisher, con la inscripción “Una meta, un sueño”. Además, casi no pude disfrutar de la cerveza sin alcohol que recibí, pues me bajó la presión y se me revolvió el estómago, como normalmente me sucede en estas competencias. Pablo y Claudia me llevaron en auto hasta el hotel –estaba a 55 kilómetros de la meta- en Las Palmas. Pese a que Adriana me esperaba con unos sándwiches para que cenara, no pude ingerir ningún alimento… Ya el domingo en la mañana me sentía bien, así que pudimos completar el paseo por la Gran Canaria y –a partir del lunes 7- por Tenerife, donde destaco en particular la visita a “El Teide”, volcán que alcanza casi los 4000 metros de altura.

En un mes, me esperan los 70 Kilómetros de Ultrafiord en Torres del Paine, Chile, así que espero una recuperación rápida para llegar en condiciones. Ya esta semana retomo los entrenamientos normales pues me siento entero, así que no espero contratiempos.

El ultratrail de montaña se ha transformado para mí en una “filosofía de vida”, por fortuna. Soy un corredor bastante anónimo, de esos que completan la lista de carrera, pero puedo considerarme “llegador” pues difícilmente quedo por el camino. Trans Gran Canaria, en su 14ª edición, un placer para el cuerpo y la mente, quedará en el mejor de los recuerdos.