domingo, 9 de noviembre de 2014

TCS NEW YORK CITY MARATHON 2014 - Crónica desde el sur



"Start spreading the news,
I´m leaving today,
I want to be a part of it
New York, New York"


Así empieza la célebre canción "New York, New York" inmortalizada por Frank Sinatra. Puedo decir con enorme satisfacción, que fui parte de esa ciudad, en ocasión de la disputa de una nueva edición de una de las seis grandes maratones del mundo, en la ciudad que nunca duerme.

Extrañas sensaciones cruzan por mi mente, al extremo que escribir esta crónica me está costando bastante. Mi participación en esta fiesta surgió como idea allá por finales del año 2012, cuando me inscribí por primera vez al sorteo de cupos intentando asistir en el 2013. No fue posible, pero sí tuve el gran privilegio de ser parte de la CCC en el Mont Blanc. A finales del año 2013, nuevamente me registré al sorteo pero ya casi sin ganas, pues de a poco me he ido volcando a las carreras de aventura en la montaña abandonando las carreras de calle, en particular las de largo alcance. Pero es indudable que correr una de las "grandes" siempre resulta atractivo.

En ocasión del sorteo de cupos para la Ultra Trail del Mont Blanc 2014, quedé afuera. Los sentimientos fueron de amargura y desazón, pues había puesto todas mis expectativas en esta mítica distancia (las 100 millas en un máximo de 46 horas). Esa sensación fue compensada con creces, cuando me llegó la confirmación -en mi segundo intento- de que estaba dentro del cupo de Nueva York. Era "la frutilla de la torta".

En ese momento, me prometí correr por dos personas muy queridas, sobrevivientes en su lucha contra el cáncer y verdaderas heroínas: mi hermana Estela y mi amiga y compañera de trabajo Raquel (una de mis "hermanas de la vida"), y por la memoria de mi padre (fallecido el año pasado), un corredor empedernido pero que nunca se decidió a la "distancia reina". Con incentivos así, cualquier esfuerzo es poco. En ese momento y considerando el programa de carreras que tenía previsto, decidí encarar un entrenamiento consistente de unos cuatro meses, para intentar bajar mi tiempo en la distancia a unas 3 hs. 50 minutos.


Apenas lo comenté con otros compañeros, todos me señalaron que me olvidara de intentar bajar tiempos. "El entorno es espectacular, vas a desear que no termine", me señalaban. ¡Y vaya si tenían razón! Decidí además invitar a mi hijo Gonza a que me acompañara, para compartir una semana en la "Gran Manzana", cosa a la que accedió inmediatamente. En los intercambios con otros compañeros, se sumaron el profe Mauricio Ramírez y Javier Falero, con quienes compartimos habitación en el hotel durante una semana inolvidable. En resumen, no entrené casi nada específicamente para esta ocasión, sino que -por lo contrario- continué con mi rutina de correr carreras de aventura en la montaña (en el año 2014, llevo "La Misión" sobre 160 Km, "Patagonia Run" sobre 85 Km, "Putaendo" sobre 52 Km, "Half Mision de Serra Fina" sobre 80 Km y "Short Mision del Champaquí" sobre 40 Km), además de las carreras de menor distancia en Uruguay.

¿Cómo poder traducir todos los momentos vividos? El Martín Fierro diría "Pido a los santos del cielo, que ayuden mi pensamiento, les pido en este momento, que voy a cantar mi historia, me refresquen la memoria y aclaren mi entendimiento". Como no soy de creencias religiosas, me ayudaré con mucho material gráfico recopilado en ocasión del viaje, tratando de ser lo más fiel posible a lo vivido en cada momento. Y para estar en línea con la ciudad que nunca duerme, más que al Martín Fierro haré referencia a Billy Joel en su "New York State Of Mind", donde -en una parte- canta:

"It comes down to reality,
and it's fine with me cause I've let it slide.
I don't care if it's Chinatown or on Riverside.
I don't have any reasons.
I left them all behind.
I'm in a New York state of mind".
Llegamos con Gonza en la madrugada del miércoles 29 en un largo vuelo de Avianca, en tanto Mauricio y Javier lo hicieron en la mañana. A la tarde aprovechamos para un paseo por la "Zona Cero", y a la noche fuimos con Gonza a ver "Stomp" (el excelente espectáculo de percusión con cualquier objeto imaginable que hemos visto por televisión).

El jueves 30 -día en que empezaba la expo maratón- fuimos temprano a buscar nuestro kit, a hacer compras de un montón de ropa y accesorios con el logo de la carrera y a recibir algunos regalitos de los sponsors. ¡Qué buen ambiente se vivía!
Alegría, encuentros sorpresivos (Gabriel Hodorovsky, por ejemplo -que no corrió por una lesión-, y Diego "Gucci" Catelli), más los esperados de Carina Outerelo y Kike, más fotos por todos lados en un clima de fiesta y un entorno espectacular. Obviamente, no faltaron las "obligatorias" con la camiseta aurinegra y la bandera uruguaya.
El viernes fuimos al Museo de Historia Natural a la altura del Central Park, y a las 17:30 fuimos parte del desfile de delegaciones con show de fuegos artificiales. Encontramos allí a un par de uruguayas residentes en EEUU, que también fueron parte de la fiesta portando con orgullo las banderitas de nuestro paisito, donde el Flaco Falero fue el encargado de llevar la bandera que nos distinguía.
Dado que casi cerramos el desfile (después de nosotros lo hicieron los corredores de Nueva York con más maratones disputadas), quedamos bien adelante al final del desfile, así que cuando llamaron a los principales animadores (ganadores y candidatos), resultó que estaban parados delante nuestro. Kipsang, Mutai... al extremo que apenas terminó la fiesta, pudimos movernos rápido y Mauricio se sacó una foto con Mutai.
Una fina llovizna que cayó el viernes, fue acompañada de un sustancial descenso de la temperatura y un viento que empezó a soplar. Mirando el pronóstico, vimos que efectivamente la previsión para el domingo era de una temperatura "congelante" (0 grado centígrado) y de ráfagas de 35 k/h. El sábado fuimos con Gonza a ver el musical "Motown" en Broadway, y por tal razón llegamos algo tarde a la habitación, cuando mis compañeros ya descansaban pues debíamos tomar el bus a la largada a las 5:30, frente a la Biblioteca Pública de Nueva York (que nos quedaba a unas 7 cuadras).
"Despegamos" a las 4:40 después de algunas dificultades (habituales) para dormir en la noche previa a una gran cita. Un desayuno rápido antes de partir más la ducha obligatoria, fueron parte del ritual. Considerando el frío que nos esperaba, llevé una calza larga y una camiseta térmica para "donar" antes de la largada, además de una bolsa de nailon que conseguí con las limpiadoras del hotel para protegerme mientras esperaba. Las fotos que tomamos en la previa, son la mejor demostración del clima reinante. Como dijera Mauricio, experimentamos en esas más de 3 horas de espera, lo que quienes viven en la calle sufren durante todo el invierno.
Recibimos abundantes bebidas calientes, frías, rosquillas, cereales y barras energéticas, mientras esperábamos para la largada. Mis compañeros largaron a las 9:40, en tanto a mi me correspondió hacerlo a las 10:05. En esos momentos previos, encontré a un uruguayo residente en España -Eduardo Kahyaian-, casado con una artiguense (coterránea, vecina en mi ciudad natal). Uno más entre los casi 51.000 corredores, y me encontró gracias a la bandera uruguaya que llevaba colgada a la cintura.
No. 28483, ola 2 (10:05 AM), corral D, zona de largada color naranja, fueron mis datos. A las 9:30 me encolumné frente a la entrada, y después de terminar de ingerir líquidos -apenas se hizo la largada de los de las 9:40, entre ellos Mauricio y el Flaco-, ingresamos al corral. En ese momento, me saqué la calza larga y la remera térmica, para iniciar el camino hacia la cabecera del puente Verrazano que une Staten Island con Brooklyn. "Long and windy roads", tituló "The New York Times" su suplemento especial sobre la maratón, y vaya si lo fue. Un cañonazo fue la señal de largada, y lentamente fuimos aproximándonos a la cinta que marcaba el inicio del tiempo de carrera para cada uno, tramo que me llevó unos 3 minutos y algo. En ese momento, aproveché para grabar la dedicatoria a mis queridas Estela y Raquel, recordar a mi padre y "encomendarme a mis dioses". Si quieren verlo, ahí tienen el link: Dedicatoria inicial

Apenas llegamos al puente, me subí a la vereda sobre la izquierda para sacar algunas fotos, con bastante dificultad dadas las fuertes ráfagas del viento que soplaba. Avanzamos con problemas dada la enorme cantidad de corredores, para emprender el camino por Brooklyn. Apenas terminamos de cruzar, ya la gran cantidad de público que alentaba y hacía "su fiesta", le daba un marco soñado a la carrera.


Completé los primeros 5 Kmts. en un tiempo neto de 27:39, muy razonable considerando el ritmo al que pensaba correr. Entre los 8 y los 11 Kmts., atravesamos Sunset Park y Carroll Gardens, rodeados permanentemente por orquestas que hacían sonar fuerte su música, y con puestos de hidratación (Gatorade y agua Polard Spring) cada una milla. Lo único negativo de tanta atención: la enorme cantidad de vasos que quedaba tiraba en la calle, pese a los esfuerzos de los voluntarios por limpiarlo permanentemente. Completé los 10 Kmts. en un tiempo total de 54:59, así que me mantenía dentro del ritmo esperado de 5:30/km.
Allá por el kilómetro 15 -siempre en Brooklyn-, alcanzamos la zona de Clinton Hill, momento en el que regalé a unos niños que estaban al costado, el gorro de Dunkin Donnuts y mi buff de Amanecer Comechingón, pues ya sentía calor en la cabeza. Los 15 Kmts. los marqué en 1:23:01, así que mantenía mi ritmo sin dificultades. Atravesamos la zona de Williamsburg -un vecindario "mágico" con presencia de judíos, hispanos y "yuppies"- con un toque bohemio fácilmente identificable. 


Las cámaras (fotos y video) seguían registrando el pasaje por ese entorno maravilloso.


Aproximadamente por el Km 16, veo una bandera uruguaya que se despliega, para indentificar a Diego "Gucci" Catelli, con quien me saqué una foto. En el kilómetro 20 -marqué 1:51:27- atravesamos el denominado "Greenpoint", parque donde hay una piscina olímpica y zonas donde se dan cita los corredores urbanos.
Completé la media maratón en 1:58:51, así que seguía manteniendo un ritmo muy razonable. Llegando al Km 22, encontramos el puente Pulaski que conecta Brooklyn con Long Island City en el barrio de Queens. Aprovechando la subida del puente, decidí caminar un poquito para recuperar algo de aire y evitar "quemarme" innecesariamente, además de seguir tomando imágenes de la carrera. En el Km. 25 atravesamos el puente Queensboro, que une Queens con Manhattan, momento en el que marcaba 2:23:12. Había bajado algo el ritmo, pero seguía manteniendo un buen promedio.
La enorme aglomeración de espectadores a ambas manos de la First Avenue -incluso alguna bandera uruguaya- seguía siendo un marco soñado. Eso sí, avanzábamos en sentido contrario a la zona de llegada, es decir que las calles "aumentaban de número", cosa no muy recomendable para la mente y el físico cuando uno está llegando al "famoso muro". Completé los 30 Kmts. en 2:54:14 y sentía que el cansancio estaba empezando a afectarme. Pero las ganas de disfrutar y divertirme, seguían a pleno. A los 31 Kmts, atravesamos el puente Willis que une East Harlem (o "Spanish Harlem", como canta Carlos Santana) con The Bronx. Imposible no identificarlo. Giramos a la izquierda y avanzamos hasta la 5a. Avenida, momento en el que giramos nuevamente a la izquierda y emprendimos la "bajada" (en el sentido de que empezamos a disminuir el número de las calles) hacia el Central Park. A los 34 Kmts., atravesamos el puente sobre la Madison Avenue nuevamente hacia Manhattan, para salir a la altura de la 138Sth.
Alcancé los 35 Km. -ya "sufriendo"- en un tiempo de 3:28:12. En una curva -km 36- sonaba "Dame un beso, un beso suave, ..." y un grupo de hispanos bailaba. Obviamente, me puse a practicar algunos pasitos y registré ese momento con mi cámara GoPro. Para verlo, presionar en el enlace: Bailando en el Km 36

Ahora sí, ya me detenía y caminaba en cada milla, cuando tomaba Gatorade o agua. Atravesamos Harlem, barrio multiracial, con orquestas de música de las más diversas, plenas de alegría. Alcanzamos la zona de Carnegie Hill, corriendo por el costado de Central Park con un viento de costado que seguía soplando fuerte, para dejar a nuestro lado el Guggenheim y el Metropolitan Museum of Art. A la altura del Km. 38 -90th. Street & Fifth Av.-, ingresamos al Central Park con un cartel que nos daba la bienvenida. El público seguía siendo un espectáculo en si mismo. Por suerte, en esta zona en general trotábamos con una leve bajada. Alcancé los 40 Km. en 4:01:38, y sentí que podía llegar a la meta cerca de las 4hs 15m. como era mi tiempo "ideal" para las condiciones que traía.
Ese tramo final se hizo duro. Salimos sobre el costado Oeste del parque y trotamos nuevamente hacia "arriba", para ingresar a los últimos 700 metros y alcanzar la meta en un tiempo neto total de 4:16:24 para los 42.7 km que me marcó el GPS (6:01/km). Obviamente, lo considero un tiempo muy razonable, dentro de lo definido como un "buen resultado" en la previa.

En esos últimos metros, pude dedicarle nuevamente la carrera a mis hermanas "de sangre" Estela y "de la vida" Raquel (vean el video en el siguiente enlace: Dedicatoria final), que me inspiraron durante todo el recorrido, en el registro con mi cámara GoPro que pude realizar, para desplegar enseguida la bandera uruguaya y atravesar la línea de meta. Aquí tienen el enlace al momento de completar el recorrido: Llegada a la meta

Fue mi carrera No. 36 de 42 kilómetros o más, y sigo contando.
A la llegada, nos colgaron la preciosa medalla, recibimos una capa de supervivencia (aluminio) para protegernos del frío, una bolsa de recuperación (Gatorade, agua, manzana, barra de energizante, cereales), y una preciosa capa a la salida, para posteriormente dirigirme a la parada del Metro y volver al hotel. Es tanta la gente que se agolpa, que le había dicho a Gonza que no me fuera a esperar, pues con seguridad no nos íbamos a encontrar.
A la llegada al hotel, encontré al Flaco Javier y a Mauricio, que habían marcado 4:00:00 y 4:00:04 -corrieron toda la carrera juntos-, y después de un baño reparador, fuimos a almorzar alguna cosa. A la noche y después de intercambiar novedades con los amigos, con Gonza cruzamos al Madison Square Garden a ver un partido de la NBA (New York Knicks contra los Charlotte Hornetts), y tuvimos el privilegio de asistir al tanto No. 20.000 de Carmelo Anthony. 


Y sigue contando. En esa oportunidad, enfocaron a varios corredores entre el público que lucían orgullosos sus medallas, además de uno que aún estaba con la ropa con la que había corrido y el poncho recibido a la llegada... El espectáculo -más allá del propio partido-, ya vale la pena. Para que disfruten de la presentación previa de los New York Knicks, presionen el enlace al video que grabé: Presentación equipo New York Knicks

¿Qué más aportar? Ocupé la posición 20.542 entre los 50.564 "finishers" (percentil 40), y la posición 1671 en mi categoría entre 3757 (percentil 44). El promedio de tiempo de todos los finishers fue 4:34:45, en tanto el tiempo del ganador -Kipsang- fue el peor de los últimos 25 años, lo cual es demostrativo de las condiciones en las cuales corrimos. Entre los 29 uruguayos registrados, ocupé la posición 14. El amigo "Caroteno" Chabalgoity -a quien nunca encontré- registró un excelente tiempo de 4:08:05 lo cual es un motivo más de satisfacción. Carina Outerelo se mandó un excelente tiempo de 3:59:57 -creo que la ví pasar cuando tomamos la Fifth Av.-, en tanto Carlitos "Corredor Libre" Perdomo marcó 4:17:42. Guille Winkler -compañero de Cantero Entrenamientos- fue el mejor uruguayo "por lejos", con un envidiable tiempo de 3:06:31.

"New York, New York,
I want to wake up
In that city that doesn't sleeps
And find I'm a number one, top of the list,
King of the hill
A number one"


No puedo dejar de reconocer que nuevamente "sufrí" la dureza de una carrera sobre la "distancia reina". Es que casi puedo decir que había olvidado lo que significan más de 42 kilómetros sobre calle, con un golpeteo permanente sobre piernas, músculos y articulaciones, bastante más acostumbrado al ultra trail de montaña.

Al día siguiente, fuimos con Gonza al paseo hasta la Estatua de la Libertad, donde encontramos un montón de corredores que lucían orgullosos sus medallas. Y yo que sentía un poquito de pudor con llevarla en el bolsillo... A partir de allí, me la colgué y recibí numerosas felicitaciones por la calle.


Todos los finishers recibimos una carta de la presidenta de los New York Road Runners, que arranca diciendo: "Unstoppable. Amazing. Indomitable. Together. You Got Your New York On in grand style". Además, nos informaba que se había registrado el finisher No. 1.000.000 en toda la historia de esta maratón, además de la participación de un basquetbolista de la NBA, de la tenista -¡no la vi!!!- Caroline Wozniacki (marcó un envidiable registro de 3hs 30min) y del CEO de Tata Consultancy Services (patrocinador de la maratón) Natarajan "Chandra" Chandrasekaran. El ganador entre los hombres fue el keniata Wilson Kipsang y entre las mujeres la también keniata Mary Keitany. En broma le decía a Mauricio que había "secado" a Mutai, al sacarse una foto con él el día del desfile...

Sigo pensando que esta vida me resulta algo cruel... ¡Estar al lado de Kipsang y Mutai, y no de Caroline Wozniacki!!! No es justo. Adivinen quién es quién, y comparen:

Para terminar, permítanme reproducir el texto que luce en la preciosa revista que nos entregaron cuando retiramos el kit:

"There is something about New York that trascends time and place. It's that little bit of individuality. Of dreamer. Of audacitiy. Of road-less-traveled. It isn't just a city, NYC is a place inside us all. This year for the first-ever TCS New York City Marathon, we're inviting the world to get their amazing on. To get their passionate on. To get their unstoppable on. To get their New York on."

En una traducción no muy literal, vendría a ser algo así como:

"Hay algo acerca de Nueva York que trasciende el tiempo y el lugar. Es esa pequeña parte de individualidad. De soñador. De audacia. De caminos poco transitados. No es solo una ciudad, Nueva York es un lugar en el interior de todos nosotros. Este año -por primera vez TCS New York City Marathon-, estamos invitando al mundo a conseguir lo que parece increíble. Para obtener lo más anhelado. Para sentirse imparables. Para hacer "su" Nueva York."

Extrañas sensaciones quedan después de una experiencia como la vivida. Uno se siente absolutamente pleno, lleno de satisfacción y orgullo, con una cierta cuota de "superioridad" mal entendida, como diciendo "yo lo hice" (si, con mucho de "pedantería" y sensaciones algo mezquinas, por qué no reconocerlo). Ni que hablar cuando siente la enorme motivación de quienes lo rodean -mis hijos Maite y Gonza, Adriana, Vivi, mis hermanos, sobrinos, sobrinos-nietos, amigos, compañeros de todos los dias-, que nos empujan en estas aventuras y que están pendientes de cada paso y cada latido. Pero a la vez no puedo dejar de reconocer que también queda una sensación de pequeñez ante la lucha que personas como mis queridas Estela y Raquel libran día a día. Esas sí que son guerreras que le dan sentido a todo lo que hacen. Durante el recorrido, encontré muchas camisetas con la leyenda "Imagine a world withour cancer", y crucé a muchos corredores con condiciones físicas disminuidas, que estaban cumpliendo con el recorrido pese a sus notorias dificultades.


Después de una experiencia como la que viví, cuesta mucho identificar nuevos desafíos. Pero en mi caso, ya lo tengo definido desde el momento en que quedé fuera del sorteo del UTMB: Gore-Tex Transalpine Run, 260 Kmts. en 9 etapas atravesando Alemania, Austria e Italia, en la última semana de agosto de 2015, junto a Pablo Lapaz.

¿Cómo no sentirme afortunado?



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