Veterano atleta de Artigas en el Everest
Así se titula la noticia
publicada por El País el domingo 5 de noviembre, y la verdad es que me
sorprendió, no por lo de “veterano” -lo soy, no hay lugar a dudas, y con mucho
orgullo- sino por el hecho de que haya sido noticia. Según me han señalado,
sería el primer artiguense en llegar al Campamento Base del Everest, y eso es
un motivo de particular satisfacción, pues en cierta forma me permite destacar
la motivación que allí me llevó: honrar la memoria de mis padres y de mi
hermana Estela.
Los posteriores ecos en medios de
prensa, también me han sorprendido gratamente, pues en definitiva lo que hago
-o intento hacer- me genera una particular satisfacción. Me considero
afortunado de poder desarrollar estas actividades, sin mayores dificultades
desde el punto de vista físico, y si ello es motivo de divulgación e interés
para otras personas, el mimo para el alma cobra una particular dimensión.
“Uno mismo, ese es el gran asunto del viaje. Uno mismo, y nada más. O
poco más. Hay pretextos, ocasiones, cantidad de justificaciones, ciertamente,
pero, de hecho, nos ponemos en marcha movidos solamente por el deseo de partir
a nuestro propio encuentro con la intención, muy hipotética, de volver a
encontrarnos, cuando no de encontrarnos” (Teoría del Viaje, Michel Onfray)
“El Paraíso es un mito, pero
Nepal es real”
Así reza una frase muy conocida
entre los montañistas, que resume mucho de lo que se puede vivir en esa zona
del mundo, para mí desconocida hasta esta experiencia. Hacia allí viajamos en
un grupo de 9 uruguayos el pasado 22.10.2017, integrado por Alejandra Isabella,
Andrés Silva, Dardo Parentini, David Vega, Gustavo Gorni, Jorge Xavier, Juan
Olascoaga, Mabel Paiva y Sebastián Paulos. En el destino, nos esperaba Martín
Olascoaga, el organizador de la propuesta junto a Pamela -quienes conforman
DestinOriente-, y los guías nepalíes Krishna Rai, Purna y Assan. Además, nos
acompañaron nuestros cuatro porteadores: Lakpha, Rupkaji, Milan y Prabin, unos
verdaderos fenómenos que nos ayudaron con la carga de los sobres de dormir y
algunas otras cosas, como forma de aliviarnos en algo el peso de nuestras
mochilas.
Mis compañeros de viaje me
pidieron una breve referencia a cada uno, tema complejo si los hay pues se
mezclan cuestiones objetivas y subjetivas, que además se hacen públicas y que
pueden merecer diferentes juicios. Prefiero la interpretación de cada lector, a
partir de mis reflexiones, pero -como me gusta correr riesgos y en definitiva
me hago cargo- aquí van algunas breves reflexiones (en orden alfabético, por el
nombre, así evitamos interpretaciones), a las que le agregué comentarios sobre
nosotros aportados por Martín (que llegaron en el momento justo).
- Alejandra: sin la parte femenina del equipo esto no hubiese sido
lo mismo. Cargó su mochila durante todo el recorrido incluso luego de alguna
torcedura y luego de eternas subidas siempre fuerte, elegante y con una sonrisa
para seguir adelante. La dulzura, hecha persona. Una hermana que todos
quisiéramos tener. Muestra una sensibilidad muy maternal para captar estados de
ánimo y apoyar a quienes lo necesitan. Nuestra amistad nació en un momento
justo.




- Jorge: flor de tipo, el mejor del grupo… Ah!, no , soy yo.
Perdón, esta reflexión no va… Bueno, para no quedar “rengo” aprovecho los
comentarios de Martín, que conmigo fueron muy generosos: Más conocido como
"Jota": Uno de los principales impulsores para que el equipo se
largue a realizar esta "locura". Con una personalidad única, lleno de
energía y capaz de soltar un chiste en el momento menos esperado de una subida
eterna. El narrador del equipo, siempre con block en mano y cada mañana listo
para arengar al equipo.



DestinOriente y el equipo nepalí
Pame, Martín, Krishna, Purna, Asan, Prakbhin, Milan, Rukpha, Lakpha, son el equipo uruguayo, chileno y nepalí. Con todos ellos, podemos decir que conformamos una enorme familia. Es más, mi peluche fue bautizado "Purna"


Ya en el largo viaje –nos llevó
36 horas entre vuelos y esperas en aeropuertos-, me sentí un poco “aislado”
pues pese a que éramos 9, en cada tramo me tocó viajar bastante lejos del resto
de los compañeros. Relato un par de anécdotas en la escala en Estambul. Un
grupo de niños búlgaros de un equipo de clavadistas, jugaban a las cartas en el
piso bajo la atenta mirada de su entrenador, y ninguno de ellos tenía celular…
La otra: conseguimos agua caliente para el mate en una pequeña cafetería del
aeropuerto Ataturk, gracias a nuestra condición de uruguayos, pues el encargado
identificó a Fernando Muslera (el arquero de la selección), jugador desde hace
años del Galatasaray de Turquía.
Simplemente decidimos hacerlo
Tom Hanks, interpretando al Comandante
Jim Lovell en la película Apolo XIII (que relata la fallida misión lunar), en
una conversación con su esposa -alcoholizado después de una cena donde
rememoran la experiencia con sus compañeros-, recuerda la llegada del hombre a
la Luna (Armstrong y Aldrin) en 1969, señalando “no fue un milagro; simplemente
decidimos hacerlo”.
No puedo plantearlo como
paralelismo con esa hazaña para la humanidad, pero para cada uno de los
integrantes del “Equipo Uruguay 2017 – Everest Base Camp Trek” tuvo una cierta
motivación, que en lo más íntimo puede considerarse similar (salvando las
distancias). No somos “montañeros” habituales, aunque es indudable que nos
atrapan los desafíos y nos apasionan las actividades de trail y aventura. Hace
unos 10 meses, a partir de la previa experiencia con Jean Paul Beauvois,
Alejandro Chabalgoity, Martín Zanabria, Paola Nande y yo en el Cordón del Plata
(Mendoza), en los intercambios con Juan
Olascoaga surgió la posibilidad de pedirle a su hijo Martín -que conoce
muchísimo de la zona y está la mayor parte del tiempo entre Nepal e India- que
armara una propuesta para corredores de trail a efectos de hacer el ascenso al
Campamento Base del Everest. “Decidimos hacerlo”, dijo Tom Hanks, con mucho más
intuición y corazón que razón, y en este desafío nos juntamos personas que
compartimos la pasión por los deportes de aventura, de diferentes edades (desde
los 24 –Sebita- hasta los 57 años –yo-), profesiones, intereses y motivaciones,
pero todos inspirados por el enorme sueño de poder conquistar una gran meta.
Para varios de nosotros, significó postergar algunas decisiones trascendentes e
invertir un monto de dinero interesante, pero también fue “el tren que muy
posiblemente pasara una sola vez”.
Nos
fuimos sumando, y el grupo se conformó. ¿Por qué Nepal? Es la meca del
montañismo, y allí está la cordillera del Himalaya -con su mítico Everest, o
mejor, Jomolugma como la conocen los nepalíes, el techo del mundo con sus 8.848
msnm-, en la frontera con China y muy cerca de India, y sus “hermanos” Lhotse,
Nuptse y Ama Dablam. Aunque no se requiere un entrenamiento específico ni de
alto rendimiento, los buenos hábitos de salud y la práctica constante del
ejercicio, fueron una ayuda fundamental para acceder al campamento base sin
mayores problemas.
El
recuerdo de la tragedia vivida en 1996 en el Everest, excelentemente relatado
en la película, estuvo presente en muchas de las conversaciones familiares,
preocupaciones compartidas, explicaciones minuciosas y planificaciones
detalladas. Nada quedó librado al azar, gracias al excelente asesoramiento y
organización de Martín y Pamela. Por las dudas, me acompañó (como siempre) mi
peluche de la suerte que traje del Mont Blanc, y que estoy convencido que es
una ardilla. Hasta nombre tiene ahora, pues fue bautizada en esta experiencia.
Continúa en una próxima entrega...
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