jueves, 27 de junio de 2013

ULTRA TRAIL AMANECER COMEGHINGÓN

Continuando con los desafíos fijados para este año y como parte del proceso de entrenamiento para mi participación en la CCC sobre 100 km a disputarse en ocasión del Ultra Trail del Mont Blanc a fines del mes de agosto, el pasado sábado disputé los 60 km del UTACCH (Ultra Trail Amanecer ComeChingón) en la zona de Yacanto de Calamuchita, Córdoba. En la ocasión, viajamos en dos autos junto a Pablo Lapaz, Ruben Beledo, Víctor Trillas, Alejandro “Highlander” Scuoteguazza, Carlos Douglas Hernández y Sebastián Paulós, saliendo desde Montevideo a las 20 horas del jueves 20.
En una anterior crónica, ya conté que el amigo “Berni” Frau -cuando lo consulté sobre mi plan de entrenamientos para la CCC, me dijo: “lo que no te mata, te fortalece”. Es cierto, pero también es cierto que en esta oportunidad, el fortalecimiento tiene que venir por el “llamado de atención” sobre las condiciones en las que corrí, a efectos de mejorar sostenidamente en estos dos meses que me quedan de entrenamientos.

“Solo aquel que participe de esta experiencia, sabrá lo que se siente andar por tierras de comechingones”, dice el banner de la carrera. Por su parte, en su particular estilo, Les Luthiers cantan:
“Somos comechingones,
muy renombrados,
joyas, collares, mantas,
vendemos en el mercado
y a los que no nos compran
nos los comemos asados”.

No encontré de estos "comechingones" (que en realidad no se comían asados a sus enemigos o "no clientes"), aunque en el momento de la largada, apareció un personaje caracterizado como tal, a caballo y con una antorcha, abriendo el paso de los corredores. Fue una nota pintoresca en la fría madrugada cordobesa.

En el año 2011 corrí la Half Mision en San Javier y Yacanto, subiendo al Cerro Champaquí –casi al otro lado de la sierra-, y también participé en un par de oportunidades del “Desafío al Valle del Río Pinto” sobre 86 Km en MTB, con largada y llegada en La Cumbre, así que puedo considerar que conozco algunos lugares de las sierras y valles cordobeses. En esta oportunidad, Daniel Estefanía –responsable de la Organización- había enviado comentarios muy elogiosos sobre el circuito y sus paisajes, así que nos preparamos para disfrutar a pleno de este contacto con la naturaleza y con tantos amigos. Resultó precioso, agreste, duro, pero… no lo tomen a mal, me quedo con el norte donde corrimos el Raid de los Andes, o con los bosques del sur por donde corremos La Misión o El Cruce Columbia. Ya sé, me dirán que no son cosas comparables, pero puestos a elegir, prefiero esos otros recorridos. Posiblemente esté influyendo en esta opinión, el resultado de la carrera que comentaré más adelante, pero incluso mirando las fotos que tomé, confirmo mi punto de vista sobre el tema.

El viaje y la previa

Prácticamente no dormimos durante esa larga madrugada por tierras argentinas. Recién entre las 5.00 y las 6.00 pude dormir un poco atrás en el auto, en tanto Douglas retomaba la conducción de su auto, ya que me tocó manejar entre Victoria (ER) y Bell Ville (Córdoba). Llegamos a nuestro destino en Yacanto de Calamuchita –las cabañas Altos del Bosque- alrededor de las 9.00 de la mañana, y después de instalarnos fuimos hasta la Posada y Camping El Durazno donde estaba la base de la carrera. Cumplimos con los trámites correspondiéndome el No. 923, almorzamos allí y al retorno, cuando estábamos comprando cosas en un supermercado para la cena y el desayuno, recibí la llamada de Berni Frau anunciándome que había llegado y que estaba almorzando frente a la plaza. En tanto Pablo y los demás se fueron a descansar, con Douglas llevamos a Berni a retirar su kit y retornamos a las cabañas.

Después de una siesta, disfrutamos unos buenos mates y preparamos las cosas para la carrera del día siguiente, ya que largábamos a las 6.00 AM. Cenamos pastas (cena de corredores…) y alrededor de las 21.30 ya estábamos yendo a descansar.

A las 4.30 sonó el despertador así que rápidamente desayunamos y nos preparamos para la carrera. El debut en la distancia y disciplina de Sebita, fue motivo de algunos consejos sobre la marcha. Un poco antes de las 5.30 ya estábamos en El Durazno, siendo de los primeros en llegar, cuando recién estaba culminando la instalación del arco de largada, en una madrugada que se presentaba muy fría. En esas circunstancias, las decisiones sobre el equipo juegan un rol fundamental, pues es habitual salir muy abrigado para combatir el frío, pero empezar a sudar en cuanto se entra en calor, lo que nos lleva a detenernos y “aligerarnos” de ropa.


La carrera

Largué con la camiseta “segunda piel” (y no “primera” como la denominan, ya que esta es la mía, la natural) que me dieron en El Cruce Columbia, una campera Columbia con capucha y la remera de la carrera, sintiendo algo de frío sobre todo en las manos, pese a los guantes que llevaba, pero ya a los 2 km había entrado en calor. Toda la primera parte de la carrera se hace en subida hasta alcanzar –a los 30 km- la cima del Cerro Agustín a 2300 msnm. Las primeras dos horas de carrera fueron en la oscuridad de la noche, hasta que los rayos del sol empezaron a iluminar las sierras, dándole un colorido y brillo particularmente encantador. Con seguridad, la carrera tiene muy bien definido su nombre “Amanecer Comechingón”.

Al principio, avanzamos por caminos de tierra en una leve subida, hasta que llegamos al primer puesto de abastecimientos en el Km 10, donde recibimos agua, frutas, cereales y maníes en abundancia. A partir de allí, continuamos por senderos de campo con trillos marcados, hasta que alcanzamos una vieja construcción bastante derruida, tipo tapera, con centenarios muros de piedras al estilo de los que se hacían para delimitar las propiedades y construir corrales. En ese momento, decidí parar y sacarme la campera, ya que estaba sudando bastante. Un poco más adelante – allá por el Km 23- llegamos al segundo puesto de abastecimiento donde se hacía el primer control de paso con límite de tiempo. Debíamos llegar allí como máximo a las 10.30 y lo alcancé a las 10.13 junto al competidor No. 919 después de un leve trote en subida alentado por algunos corredores de los 42 Km que ya nos habían alcanzado pese a que largaron una hora después, así que me mantenía en carrera.


En ese puesto, nuevamente recibimos abundante fruta y me tomé un par de tazas de mate cocido para ingerir líquidos calientes. Repuse el agua de la mochila de hidratación y continué mi camino en subida por trillos de pasto y tramos con mucha piedra, casi siempre subiendo pero con algunas bajadas que ya me hacían sufrir los pies. En un par de cruces de arroyos, resbalé sobre piedras y me mojé los pies, así que tenía que mantenerme en permanente movimiento para evitar el frío. La mañana se presentaba algo nublada, razón por la cual el sol no llegaba a calentar.

 

Allá por los 26 Km crucé a Pablo Lapaz y Rubito Beledo que volvían juntos, con muy buen ritmo. Al llegar al Km 28, luego de una leve bajada, encontramos un arroyo con piedras grandes que permitían cruzar, aunque la organización había colocado una cuerda para que no corriéramos mayores riesgos. Llegando a la mitad del recorrido, resbalé y me caí de costado al agua. Se me cayó uno de los bastones, y me mojé todo el costado y brazo derecho. En ese momento, un corredor que estaba reponiendo agua al inicio del cruce, me dice “Jorge, ¿qué hacés?”. Era Víctor Trillas, quien no me había visto ni yo a él. Pensé que ya había marcado el punto de retorno en la cima del cerro (Km 30), pero en realidad no lo había hecho sino que “venía fundido”. Me señaló que me estaba esperando y me anticipó su decisión de abandonar, diciendo que no estaba preparado para este nivel de exigencia y que se había quedado “sin piernas”. “Te espero a la vuelta”, fue más o menos su reflexión. Obviamente, insistí en que solamente nos faltaban 2 Km en subida para iniciar el retorno, que no tenía sentido abandonar en esas condiciones y que debíamos llegar a la cima para poder marcar el tiempo dentro del límite definido por la Organización (las 13.00 horas). Avanzamos lentamente, con Víctor pidiéndome para descansar un poco y yo insistiendo en seguir subiendo para descansar arriba. Encontramos a Marcela Pensa (la Profe catamarqueña, gran atleta) en el camino, con quien conversamos brevemente después de saludarnos. Enseguida, cruzamos a Douglas Hernández que bajaba, quien nos dijo que nos faltaban poco más de 300 metros para alcanzar la cima.

Finalmente, con una subida final en los últimos 200 metros muy dura, casi perpendicular (bueno, está bien, no tanto… ) marcamos el punto de retorno a las 12.30 horas, donde –además del encargado del registro- estaban algunos corredores descansando y alimentándose. Fue el momento para hacer lo mismo, además de cambiarme de ropa ya que seguía mojado. Además, como estaba sintiendo frío, me puse el buzo polar.


Iniciamos la bajada con Víctor detrás de Marcela, quien prácticamente no se había detenido en la cima. Mi compañero mostraba una notoria mejoría en su físico y su ánimo, al extremo de que se fue adelante y pudimos trotar en algunos tramos, bajando por un terreno bastante pedregoso. Ya en ese momento empecé a sentir molestias en los dedos de los pies, que me habían sufrir bastante.



Alcanzamos y superamos a Marcela, pero siempre la mantuvimos relativamente cerca. El largo camino generalmente en bajada pero por un recorrido distinto, nos llevó nuevamente hasta el puesto de hidratación que habíamos encontrado en el km 23 de la ida, donde nuevamente tomé un par de tazas de mate cocido y comí algunas naranjas. Continuamos por trillos en general con pasto, con varios cruces de arroyos donde nuevamente estuve a punto de caerme. Mala elección del calzado para este tipo de recorridos. Llegamos a un monte de pinos con muchos troncos caídos allá por los 40 Km, que nos hacían sufrir bastante al tener que pasar por encima o por debajo (¡como para agacharnos estábamos!). Finalmente salimos de ese tramo y llegamos a caminos de tierra y piedras, para encontrar el último puesto de hidratación a falta de unos 8 Km. Nos detuvimos un ratito para alimentarnos y descansar. Cuando le pregunté a un fotógrafo por los corredores que aún faltaban pasar, me dijo que serían unos 20. ¿Tantos?, pregunté. No, posiblemente unos 16 contándolos a ustedes (también estaba Marcela Pensa). Víctor se quedó un poco más tranquilo al saber que no éramos quienes cerrábamos la lista (me cuesta decir “los últimos”).

Sufriendo bastante, seguimos bajando por caminos muy duros, que de recordarlos ya me provocan dolores en los pies. En los últimos 500 metros, ya llegando a El Durazno, nuevamente Marcela nos alcanzó y empezamos a trotar a ritmo sostenido para llegar a la meta. Su grupo la estaba esperando para entregarle la bandera y acompañarla en el tramo final, ante lo cual le hice señas a Víctor para “frenarnos” un poco y permitirle llegar en medio del aplauso de sus compañeros, ingresando nosotros detrás en un total de 12 h 15 min., ocupando la posición 103 entre 113 que completaron la distancia, y séptimo en la categoría “Senior Plus” (¡qué feo que suena eso de “senior plus”!). Nos fundimos en un abrazo de mutuo agradecimiento y posteriormente felicitamos a Marcela, para sacarnos las fotos que testimonian el terrible esfuerzo realizado. Nuestros compañeros ya habían llegado y nos estaban esperando, saboreando unas cervezas.


Recibimos una botella de Powerade y una medalla recordatoria, y enseguida decidimos comer el plato de pastas con el que la organización esperaba a los corredores. Después de un rato de descanso, ingresamos a la carpa donde se hacía la entrega de premios, para enterarnos que Rubito Beledo había alcanzado el quinto lugar en su categoría (un segundo antes que Pablo…), siendo catalogado como “bestia de la montaña” junto a los demás premiados por Daniel Estefanía, el organizador de la prueba.

Como ya deslicé a través del comentario, se verificaron muy buenos desempeños de los demás compañeros de viaje, superando incluso sus expectativas en el caso de “Highlander” Scuoteguazza. El gran Berni Frau fue primero en su categoría en los 42 Km en tanto Sebita –en su debut- marcó un excelente tiempo de 7 h 11 min. en la misma distancia, ocupando la posición 62 entre más de 90 competidores. ¿Quién lo para al “monstruito” que con apenas 19 años ya debutó en estas disciplinas? Y aprendiendo de grandes atletas como Berni Frau y Pablito Lapaz…


Después de la entrega de premios, nos retiramos a las cabañas y el baño con agua caliente fue “monumental”. Al día siguiente, partimos a las 9.00 tomando un camino distinto al de la ida –hacia el norte- por Villa General Belgrano, Alta Gracia y de ahí saliendo a la autopista Córdoba – Rosario. Paramos en un par de puestos en el camino para comprar algunos recuerdos y tomar fotos. Después de un muy largo viaje, llegamos a Montevideo a las 23.30 horas. Cansados, con algunos dolores musculares como consecuencia lógica del esfuerzo de la carrera, y con muchos aprendizajes en lo personal. De los aciertos se aprende, pero mucho más se aprende de los errores, así que tomé nota y espero corregirlos para el próximo desafío en la CCC del Mont Blanc.


Entre esos aprendizajes, identifico: el descanso previo (no se puede correr con tan poco margen después de un viaje donde prácticamente no dormí, aunque en la noche si haya podido descansar), cuidar la hidratación (creo que mi decisión de no juntar agua en los arroyos, me llevó a ingerir muy poco líquido al extremo que oriné una sola vez durante las más de 12 horas que me llevó la carrera), elegir mejor el calzado (no puedo correr con zapatillas tan duras, que me destrozan los pies y me afectan las piernas), y debo intensificar el entrenamiento de fuerzas a nivel de piernas fundamentalmente.


Me quedan siete semanas de entrenamiento para el Mont Blanc, así que tomé debida nota de esos errores y me puse en campaña para superarlos. Si no me ven por alguna carrera del campeonato de 10 Km de la Agrupación de Atletas del Uruguay, será porque prioricé el entrenamiento.

A estos compañeros de aventuras, un enorme ¡gracias! por todo el aguante.  Resultó un privilegio poder compartir este nuevo desafío, disfrutando a pleno de la naturaleza y de los amigos. Obviamente, este agradecimiento es extensivo a Berni Frau, Jorge Javier Aguirre, Marcelo Fabián Villagra, Pedrito Grillo, Neris Miguel Besón, Marcela Pensa, Gustavo Tosco (el cordobés solidario, que corrió en apoyo al Banco de Alimentos), en fin... tanta gente, que se hace difícil no olvidar a alguno (que sabrá disculpar, con seguridad). A Ricky Ferrero ("Sandman"), un saludo "virtual" ya que finalmente no nos encontramos con lo que se perdió la yerba mate uruguaya que le llevé. Es que Ricky corrió los 28 Km, ya que viene de hacer su tercer desierto de la serie "4 desiertos" (en esta ocasión, el de Gobi en China).

Nos vemos, en la ruta.

jueves, 20 de junio de 2013

AMANECER COMECHINGON - 63K en Córdoba

Hacia El Durazno, Villa Yacanto de Calamuchita, en las sierras de Córdoba, partimos este jueves: Pablo Lapaz, Ruben Beledo, Víctor Trillas, Alejandro Scuoteguazza, Douglas Hernández, Sebastián Paulós y yo. Prometo crónica y fotos.

"Somos comechingones, muy renombrados, joyas, collares, mantas, vendemos en el mercado y a los que no nos compran nos los comemos asados", cantan Les Luthiers.

Cuenta Wikipedia:
Los comechingones se autodenominaban como hênîa -al norte- y kâmîare -al sur-, (los dos grupos principales) subdivididos en aproximadamente una decena de parcialidades. El apelativo «comechingón» parece ser la deformación de una palabra peyorativa que les daba la etnia salavinón -o sanavirona- que hacia el siglo XV, procedente del interfluvio río Dulce-río Salado (actual Provincia de Santiago del Estero), invadía los territorios ancestrales de los henîa-kamiare. Los sanavirones los llamaban «kamichingan», que en idioma salavirón parece haber significado 'vizcacha' o 'habitante de cuevas', esto debido al tipo de vivienda semisubterránea de los henia-kamiare.

Sin embargo según la crónica del conquistador español Jerónimo de Vivar, escrita en 1558, el apodo les fue dado directamente por los españoles al escuchar el grito de guerra de los henîa: «¡Kom-chingôn!», según Bibar este grito se traduciría por «muerte-a-ellos» (a los invasores). Es probable que los sanavirones "entendieran" y "tradujeran" con mofa tal clamor de guerra de sus enemigos con la palabra «kámichingan».

¡Hasta la vuelta!





domingo, 16 de junio de 2013

Campeonato 10 K de la AAU - Sauce (Canelones)

Con la organización del equipo Sauce BBC, en la mañana de hoy se disputó una nueva fecha del Campeonato de 10K de la Agrupación de Atletas del Uruguay. Después de una jornada bastante fría ayer sábado, hoy amaneció un poquito más cálido, con un sol que empezaba a asomarse. Por esa razón, decidí concurrir sin la calza larga que había preparado como parte del equipo, y sin la camiseta manga larga por debajo. En la foto, estamos con el compañero Milton Ferreira y el inefable Daniel "Dulce de Leche" Aguiar.
Me tocó ir a buscar a Ramón Parodi hasta la Terminal Tres Cruces, compañero de los Atletas del Sur, que vino desde Piriápolis. A las 8.40 salimos rumbo a Sauce, para llegar poco después de las 9.00, bastante temprano ya que la carrera largaba a las 11.00. Pudimos estacionar sin dificultades y prepararnos para la competencia, además de sacar fotos y conversar con un buen número de amigos que se dieron cita. También es cierto que se notó la ausencia de algunos que fueron a correr la 30a. Maratona de Porto Alegre, que se disputaba hoy. 
 Entre los presentes, estuvieron los compañeros de trabajo en el BCU, Diego Indarte, Fernando Zimet y Jorge Georgieff (un "veterano" de estas lides). Aprovecho ya para felicitar a Diego y Fernando, que están mostrando notorios avances en sus desempeños, marcando un tiempo neto de 52'57" y 51'02" respectivamente, en tanto Jorge marcó 56'15". El otro compañero presente, Ariel Imken, marcó un tiempo neto de 48'34".
 A la hora de la largada de los mayores -11:24 (se demoró un poco)- ya la temperatura estaba bastante agradable. Salimos a buen ritmo, pese al mal estado de las calles de Sauce, haciendo muchas cuadras casi en zigzag, hasta que a los 3K ingresamos al precioso parque de la ciudad. El microclima en el lugar es interesante, con algo de humedad en una zona con mucha vegetación y con caminos de tierra. Completé la 1a. vuelta en un tiempo de 23'50", y llegando al K6 nuevamente me sentí un poquito mareado, así que decidí aflojar un poco el ritmo. En el puesto de hidratación me pude recuperar.
Finalmente, con un tiempo neto total de 48'39" completé el recorrido, lo que da un promedio de 4'52"/k, igual al que vengo marcando en las últimas fechas del campeonato. Completé mi carrera de pedestrismo No. 251, con un total de 434 kmts en este año 2013, y 3958 kmts desde aquel ya lejano agosto de 2006 cuando corrí mi primera carrera (la Reebok).

Este fue el último entrenamiento exigente para los 63K del Amanecer Comechingón que me esperan en Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba, el próximo sábado. Nos vemos, en la ruta.

martes, 11 de junio de 2013

"GANO CON MI TENIS, NO CON LA MENTE". Entrevista a Rafa Nadal, El País (Madrid, 10.06.13), que todo atleta que se precie, debería leer.


Rafael Nadal (Manacor, Mallorca, 1986) se despide de Pau Gasol en un salón del hotel en el que coinciden en París. Es el primer día tras la culminación de una odisea: volver a ganar Roland Garros, por octava vez, su 12º grande, después de siete meses de baja por una lesión en la rodilla izquierda. En los ojos cansados queda aún la huella de la celebración. Sus manos se mueven rápido, acompañando con gestos sus frases.

Pregunta. ¿Qué se siente cuando un contrario le lleva al límite, como Novak Djokovic en semifinales?

Respuesta. Lo único que siento es que hay que aguantar un poco más. Esa es mi única sensación. “Resiste un poco más, que no sabes hasta dónde va a resistir el otro tampoco. Estoy muy mal, pero a lo mejor el otro también está al límite. Intenta forzarle un poco más para ver si terminas ganando”. Ese esfuerzo extra siempre merece la pena, ganes o pierdas. Es un tema de satisfacción personal al volver al vestuario. No tiene precio. Son sensaciones muy complicadas de explicar.

P. Se niega a perder...

R. No es negarme a perder, es negarme a tirar la toalla. Me niego a tirar la toalla. Eso es lo que me hace feliz cuando termina todo: saber que yo he hecho todo lo que he podido, y que si he perdido, he perdido.

P. A veces habla usted del sufrimiento como un amigo, igual que Djokovic…

R. Creo que él también es un gran luchador y un gran sufridor.

P. Pero la mayoría, lógicamente, prefiere sufrir lo menos posible. ¿Dónde nace la diferencia?

R. De la ilusión por lo que haces, de la pasión por lo que haces. De vivir todo lo que haces con pasión. De todo lo que te ha costado llegar hasta ahí, que te hace que no quieras rendirte porque sabes lo que te ha costado llegar. Es un sufrimiento físico, es un sufrimiento mental. Verdad… pero al fin y al cabo estás jugando en una central de Roland Garros, tu sueño desde pequeño, estás viviendo un partido que sabes que es especial, que sabes que pase lo que pase será uno de los partidos del año, por lo que significa. ¿Es un sufrimiento? Sí, pero también es un regalo y una alegría poder estar ahí en ese momento. Me niego a tirar la toalla. Es lo que me hace feliz cuando termina el partido”

P. Antes, para sentirse competitivo, necesitaba entrenarse y jugar mucho. Conquistar Roland Garros con solo ocho torneos en un año demuestra que ya no. ¿Ese resultado reivindica su calidad técnica por encima de su mentalidad y su fuerza física?

R. Es una evolución lógica de la carrera. Cuando uno se hace mayor, tiene las cosas más automatizadas, el juego más hecho, no necesita tanta preparación. Sinceramente, lo del tema mental y físico claro que es fantástico tenerlo a nivel de valores, y de cara a vender esa idea también es muy positivo. Creo que mental y físicamente es verdad que he sido un jugador esforzado, que siempre he intentado superarme. Aparte de la lucha y la entrega, ese valor, como la ilusión por mejorar, es un valor mental muy importante… pero no se puede conseguir lo que he conseguido sin todo lo demás, sin tener un gran drive, un gran revés o un gran control de pelota. A veces nos olvidamos de resaltar esas cosas porque se resalta lo demás.

P. No se puede ganar sin raqueta, ¿no?

R. La fuerza mental y la fuerza física te ayudan en un momento dado del partido, pero para ganar el cómputo global de los partidos lo ganas con el tenis y no con la mente. Partidos con la mente los puedes ganar como el otro día en semis contra Djokovic, pero para ganarlo con la mente tienes que llegar a la situación límite, y a esa situación límite tienes que llegar tenísticamente. Es una combinación de todo. El tenis es lo que me hace llegar hasta donde he llegado y la fuerza mental es lo que me ha hecho conseguir ese extra de cosas que no habría conseguido [sin ella]. Vivo todo lo que hago con pasión. Por todo lo que me ha costado llegar hasta aquí"

P. ¿Que no se aprecie su técnica es por un problema de estética, por no tener un revés a una mano como el de Federer?

R. Si les pregunta a mis rivales creo que le dirán que tenísticamente tengo muchas cosas especiales. Quizás siempre se ha resaltado más la fuerza mental porque he jugado muchísimos partidos largos, de cinco horas, en los que he remontado, muy igualados hasta el final. Este tipo de partidos son los más recordados, es lógico, y mi estilo de juego, de lucha, de entrega, ha favorecido que este tipo de partidos haya ido de la mano con mi carrera. Un Federer, por su forma de jugar, más a tres tiros, no ha tenido esos partidos tan largos en su carrera. Técnicamente, no hay ninguna duda de que es mejor que yo, pero evidentemente yo también soy mejor que la gran mayoría. Si no, no habría podido estar aquí.

P. “El deporte sin metas es una estupidez”, ha dicho usted.

R. Son cosas que siempre he pensado y vivido así. Hay que ser realistas: jugar al tenis sin un objetivo… vale. Le doy con una raqueta y paso por encima de la red una pelota. ¿Qué significado tiene? Muy poco. En sí es estúpido. Los deportes en general son estúpidos si uno no los lleva al máximo. Lo máximo es jugar con un objetivo, con una pasión, con una ilusión. Lo he pensado toda la vida. Cuando voy a jugar al golf intento hacerlo lo mejor posible. La gente se equivoca muchas veces. Dice: “Lo que le encanta es ganar”. A mí lo que me encanta es la competición, el esfuerzo, la concentración de intentar hacerlo lo mejor posible. Evidentemente, me gusta ganar, pero lo que me llena es tener la sensación de hacerlo lo mejor que puedo. Si no, no le veo el sentido al tema. Si no, aceptemos que vamos a reírnos y hagamos otra cosa.

P. ¿Cómo le sienta que sus propios compañeros en el vestuario le vean como un ídolo? En Madrid, habló con Horacio Zeballos, le deseó suerte, y él reaccionó alborozado: “¡Me bendijo el papa!”.

R. No me lo imagino. Sinceramente, me siento cercano a cualquier jugador, especialmente a los que hablan español, porque la relación es más sencilla. No creo que ellos me vean como tal. No lo sé. Yo me siento una persona cercana y creo que me ven así. Los deportes en general son estúpidos si uno no los lleva al máximo”

P. Ahora vuelve a Wimbledon [desde el 24 de junio], de donde salió lesionado en 2012.

R. El año pasado fui a Wimbledon sin estar bien, estando lesionado, jugué infiltrado. Intenté hacer el esfuerzo por todo lo que significa ese torneo para mí. No pudo ser. Forcé. Todo lo que quise intentar ahí era demasiado límite. No me afectó negativamente en todo lo que iba a pasar después. Cuando llegue este año, el simple hecho de estar ahí es una gran noticia. Es un torneo precioso, que me encanta. Aunque no llegue bien preparado, el simple hecho de estar ahí me llena.

P. Le limpia la cabeza.

R. Me llena, me gusta la sensación de pisar la hierba, de jugar en aquellas pistas, que es una sensación diferente. Para mí, sea cual sea el resultado, siempre vale la pena. ¿Llego peor preparado que otras veces? [por primera vez no jugará sobre hierba antes del torneo] Sí, pero siempre todo se resume en lo mismo: llegar sano, bien físicamente, porque mentalmente creo que voy a llegar bien. Luego, si consigo tener la suerte de pasar algunos partidos, quizás entonces el hecho de no haber jugado un torneo antes se convierta en algo positivo por todo lo que significa de frescura mental. Ahí, todos los partidos son muy difíciles, es el torneo con más incertidumbre del año. La confianza de haber ganado aquí me da ese extra que te puede permitir jugar bien ahí.

P. ¿El Nadal de 2008, que solo le permitió cuatro juegos a Federer en la final de París, es mejor que el de 2013?

R. ¿Tenísticamente hablando? Puede ser. Hay momentos y momentos. El de 2008 tenía cosas que no tiene el de 2013 y el de 2013 tiene cosas que no tenía el de 2008. Si hablamos de puro Roland Garros, quizás sea el mejor que he jugado en mi carrera. Lo que hay que analizar es la globalidad. En 2008 estaba en un lugar en el que hoy por resultados probablemente sigo estando. Son cosas que están en el pasado. Voy mirando hacia adelante.

P. ¿Cuál es el mejor consejo que le dieron durante su baja?

R. Cuando he estado parado he tenido la suerte de tener la familia alrededor, que es muy importante. También a mi equipo, que me ha ayudado a seguir trabajando con la ilusión y la mentalidad necesaria para no perder la forma. He tenido amigos y patrocinadores que han seguido confiando en mí. Eso ha sido una fuente de confianza muy importante.

P. Ha pedido que se haga público el número exacto de controles que se le hace a cada tenista. ¿Le ha molestado que durante su baja hubiera quien pudiera entender que estaba desaparecido?

R. No me gusta cuando sale un jugador y dice: “Me controlan demasiado poco”. Muy fácil quedar bien de esta manera. O decir, me controlan demasiado. [Quiero que sea] Me controlan esto. Tantas veces. Que se haga público. Así no creas la duda, ni esa sensación de que uno queda muy bien porque dice que le controlan demasiado poco y otro queda muy mal por decir que le controlan demasiado. Lo lógico sería que todo fuera público, y así no hay ninguna pregunta sobre estas cosas. ¿Desaparecido? No he estado desaparecido en ningún caso, todo el mundo que me ha querido encontrar ha sabido dónde encontrarme, en mi casa y trabajando cada día.

sábado, 8 de junio de 2013

HALF MISION - Serra Fina (Minas Gerais)

Confirmado. Nos vamos a la Half Mision -80 Km- en Serra Fina, Passa Quatro (Minas Gerais), junto a Paola Nande, Wilson Guillén, Alejandro Chabalogoity, Martín Zanabria, Douglas Hernández y Elbio Carrasco.